Bajo el radar, Kicillof alista un frente electoral ante la hipótesis de una ruptura definitiva con Cristina

El peronismo bonaerense construye por estos días su propio botón rojo. Mientras que el kirchnerismo le hace difícil al gobernador Axel Kicillof la definición del cronograma electoral, con marchas y contramarchas en la Legislatura provincial, en el entorno del mandatario avanzan en el armado de un frente que, ante la hipótesis de una ruptura definitiva con Cristina Kirchner, le permitiría al kicillofismo enfrentarla en las urnas.
Según pudo saber LA NACION, el dispositivo que se diseña en los principales despachos del gobierno bonaerense en La Plata consiste en dotar al gobernador de una estructura jurídico-electoral que le permita “no quedar como rehén del PJ de Máximo y Cristina” en el crucial momento de cierre de las candidaturas. “No lo estamos haciendo ahora, pero es una posibilidad”, reconoció un estrecho colaborador de Kicillof.
El Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la organización que nuclea al kicillofismo desde este año, congrega a diversas fuerzas políticas, sindicatos y grupos sociales que serían una base para el armado electoral. Por caso, en ese espacio se encuentran el Frente Grande, que a nivel nacional preside el intendente de Ensenada, Mario Secco, y otros partidos como Unidad Popular, de Claudio Lozano, y el Partido Solidario, de Carlos Heller.
En una jornada de intenso debate político y democrático, la Asamblea del Frente Grande de la provincia de Buenos Aires votó, por más del 70% de sus congresales, constituir la Alianza con los partidos políticos que integren el espacio del @MOVIMIENTODAF que conduce @Kicillofok. pic.twitter.com/tmw76j9bq7
— Frente Grande PBA (@FGBuenosAires) April 27, 2025
Incluso, el Frente Grande votó este fin de semana en su asamblea -con aval del 70% de los representantes- “constituir la alianza con los partidos que integren el espacio del MDF”. Para que no quedaran dudas sobre su alineamiento, la fuerza que lidera Secco -y que fundaron en la década del ´90 Carlos “Chacho” Alvarez y Fernando “Pino” Solanas- definió al gobernador Kicillof como “una referencia clave para el presente y el futuro de nuestro pueblo”.
Son todas fuerzas políticas que ya integran Unión por la Patria (UP) a nivel nacional y provincial, junto a otros partidos como el PC, y que en los últimos meses se fueron reuniendo en torno a Kicillof porque no se reconocían bajo la conducción de La Cámpora, con Máximo Kirchner, o del Frente Renovador, de Sergio Massa. Otro ejemplo es la CTA Autónoma, cuyos integrantes, más que peronistas, son parte de la izquierda popular.
La lapicera de Cristina
Kicillof y su entorno temen que, llegado el límite del calendario para anotar candidatos provinciales -el sábado 9 de agosto-, se imponga la lapicera de Cristina y Máximo Kirchner, que controlan la junta electoral del PJ bonaerense con mayoría de representantes propios, y dejen afuera a dirigentes que apuntalan el proyecto de Kicillof de cara a 2027. Entre ellos se encuentran el propio Secco y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi.
Las fricciones entre el kirchnerismo y estos dos intendentes, que supieron ser parte del riñón del Frente para la Victoria -la alianza original que alumbró Néstor Kirchner en 2003- están a la orden del día. En los últimos días, Secco avaló la ausencia de un concejal que le hizo perder una votación clave a La Cámpora en el Concejo Deliberante de Brandsen, mientras que Ferraresi mandó a retirar de la vía pública de su distrito unos carteles con el rostro de Cristina.
El dirigente que lleva la carga del armado kicillofista es el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco. Considerado como la mano derecha de Kicillof tanto en la gestión como en su intento por armar un proyecto nacional, Bianco sostiene que el MDF es un movimiento provincial que no debe ser catalogado como “La Cámpora de Axel”. De esa forma, pondera un estilo de conducción política que se despega de la agrupación maximista.
Incluso, Bianco suele destacar que el axelismo está abierto a sectores políticos no peronistas, como es el caso de los “radicales populares”. Y menciona sus diálogos con Ricardo Alfonsín, el exembajador en España que ahora busca presentarse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Alfonsín encabeza una alianza de los partidos FORJA, Libres del Sur y Socialistas en el Frente Amplio por la Democracia.
Si el Plan B de Kicillof tuviera que activarse, para presentar un frente electoral distinto del kirchnerismo, Alfonsín podría ser invitado a “confluir” con el axelismo, deslizaron fuentes partidarias. Consultadas sobre la posibilidad de integrar una alianza electoral por afuera del PJ y de UP, aclararon: “No lo estamos haciendo ahora, pero es una posibilidad”. Eso sí, afirmaron que “la prioridad sigue siendo la unidad del peronismo”.
No obstante, otros dirigentes enrolados en el kicillofismo advirtieron que “si llegado el plazo no presentas tu propio frente, estás liquidado”. Con la misma lógica agregaron: “Es una forma de preservarte, que no implica que no sigas discutiendo la unidad”, reconocieron a este diario en un municipio del conurbano que no comulga con el kirchnerismo. En otras terminales del peronismo contrapusieron: “Son días donde todos operan para hacer terrorismo”.
Pese a que avanza con su armado, Kicillof presenta algunas debilidades electorales: la primera es que no puede ser candidato este año, salvo que sea testimonial, lo que lo obligaría a armar una grilla de postulantes propios para enfrentar, por caso, a Cristina Kirchner o a Sergio Massa, además de los candidatos que presentarán los libertarios de Javier Milei. Por eso fueron mencionados algunos de sus ministros o intendentes para jugarse en esa patriada.
Pero la mayoría de ellos aseguran no estar pensando en candidaturas. “No, estoy sumado al gabinete de Axel, llevando mi experiencia primero como intendente, después como ministro a nivel nacional, ahora como ministro en la provincia, y tratando de aportar, sí, a la discusión del peronismo, porque no se arregla con un service menor”, dijo Gabriel Katopodis -quien fue señalado como posible candidato en la primera sección electoral- en declaraciones a FM Milenium.
Entonces, las miradas se dirigen hacia la vicegobernadora Verónica Magario, socia directa del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien se encuentra en una situación incómoda a causa de una investigación judicial. ¿Enfrentaría Magario a Cristina Kirchner en la tercera sección en un escenario de confrontación abierta entre kirchneristas y kicillofistas? Difícil imaginar esa contienda tras la reunión ya no tan secreta que mantuvo con la expresidenta.
En UP tampoco equiparan la eventual independización de Kicillof con el golpe sobre la mesa que dio Massa en 2013 al armar el Frente Renovador para enfrentar y derrotar a los candidatos del kirchnerismo -en aquel momento con Martín Insaurralde a la cabeza- en las elecciones legislativas bonaerenses. El gobernador deslizó, en más de una oportunidad, que le gustaría ser considerado como Massa en el tratamiento que le da Cristina Kirchner.
Sin embargo, eso no sucede y Kicillof ni siquiera tiene acceso a la expresidenta para tratar de saldar las diferencias cara a cara. “Un mes atrás, Axel le pidió a Cristina hablar con ella y su respuesta fue que los temas electorales de la provincia se hablaban con Máximo. Por eso arrancaron las reuniones”, dijo un integrante de la mesa chica kicillofista, que levanta la guardia ante lo que, advierte, serán “las maldades por venir”.
El peronismo bonaerense construye por estos días su propio botón rojo. Mientras que el kirchnerismo le hace difícil al gobernador Axel Kicillof la definición del cronograma electoral, con marchas y contramarchas en la Legislatura provincial, en el entorno del mandatario avanzan en el armado de un frente que, ante la hipótesis de una ruptura definitiva con Cristina Kirchner, le permitiría al kicillofismo enfrentarla en las urnas.
Según pudo saber LA NACION, el dispositivo que se diseña en los principales despachos del gobierno bonaerense en La Plata consiste en dotar al gobernador de una estructura jurídico-electoral que le permita “no quedar como rehén del PJ de Máximo y Cristina” en el crucial momento de cierre de las candidaturas. “No lo estamos haciendo ahora, pero es una posibilidad”, reconoció un estrecho colaborador de Kicillof.
El Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la organización que nuclea al kicillofismo desde este año, congrega a diversas fuerzas políticas, sindicatos y grupos sociales que serían una base para el armado electoral. Por caso, en ese espacio se encuentran el Frente Grande, que a nivel nacional preside el intendente de Ensenada, Mario Secco, y otros partidos como Unidad Popular, de Claudio Lozano, y el Partido Solidario, de Carlos Heller.
En una jornada de intenso debate político y democrático, la Asamblea del Frente Grande de la provincia de Buenos Aires votó, por más del 70% de sus congresales, constituir la Alianza con los partidos políticos que integren el espacio del @MOVIMIENTODAF que conduce @Kicillofok. pic.twitter.com/tmw76j9bq7
— Frente Grande PBA (@FGBuenosAires) April 27, 2025
Incluso, el Frente Grande votó este fin de semana en su asamblea -con aval del 70% de los representantes- “constituir la alianza con los partidos que integren el espacio del MDF”. Para que no quedaran dudas sobre su alineamiento, la fuerza que lidera Secco -y que fundaron en la década del ´90 Carlos “Chacho” Alvarez y Fernando “Pino” Solanas- definió al gobernador Kicillof como “una referencia clave para el presente y el futuro de nuestro pueblo”.
Son todas fuerzas políticas que ya integran Unión por la Patria (UP) a nivel nacional y provincial, junto a otros partidos como el PC, y que en los últimos meses se fueron reuniendo en torno a Kicillof porque no se reconocían bajo la conducción de La Cámpora, con Máximo Kirchner, o del Frente Renovador, de Sergio Massa. Otro ejemplo es la CTA Autónoma, cuyos integrantes, más que peronistas, son parte de la izquierda popular.
La lapicera de Cristina
Kicillof y su entorno temen que, llegado el límite del calendario para anotar candidatos provinciales -el sábado 9 de agosto-, se imponga la lapicera de Cristina y Máximo Kirchner, que controlan la junta electoral del PJ bonaerense con mayoría de representantes propios, y dejen afuera a dirigentes que apuntalan el proyecto de Kicillof de cara a 2027. Entre ellos se encuentran el propio Secco y el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi.
Las fricciones entre el kirchnerismo y estos dos intendentes, que supieron ser parte del riñón del Frente para la Victoria -la alianza original que alumbró Néstor Kirchner en 2003- están a la orden del día. En los últimos días, Secco avaló la ausencia de un concejal que le hizo perder una votación clave a La Cámpora en el Concejo Deliberante de Brandsen, mientras que Ferraresi mandó a retirar de la vía pública de su distrito unos carteles con el rostro de Cristina.
El dirigente que lleva la carga del armado kicillofista es el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco. Considerado como la mano derecha de Kicillof tanto en la gestión como en su intento por armar un proyecto nacional, Bianco sostiene que el MDF es un movimiento provincial que no debe ser catalogado como “La Cámpora de Axel”. De esa forma, pondera un estilo de conducción política que se despega de la agrupación maximista.
Incluso, Bianco suele destacar que el axelismo está abierto a sectores políticos no peronistas, como es el caso de los “radicales populares”. Y menciona sus diálogos con Ricardo Alfonsín, el exembajador en España que ahora busca presentarse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Alfonsín encabeza una alianza de los partidos FORJA, Libres del Sur y Socialistas en el Frente Amplio por la Democracia.
Si el Plan B de Kicillof tuviera que activarse, para presentar un frente electoral distinto del kirchnerismo, Alfonsín podría ser invitado a “confluir” con el axelismo, deslizaron fuentes partidarias. Consultadas sobre la posibilidad de integrar una alianza electoral por afuera del PJ y de UP, aclararon: “No lo estamos haciendo ahora, pero es una posibilidad”. Eso sí, afirmaron que “la prioridad sigue siendo la unidad del peronismo”.
No obstante, otros dirigentes enrolados en el kicillofismo advirtieron que “si llegado el plazo no presentas tu propio frente, estás liquidado”. Con la misma lógica agregaron: “Es una forma de preservarte, que no implica que no sigas discutiendo la unidad”, reconocieron a este diario en un municipio del conurbano que no comulga con el kirchnerismo. En otras terminales del peronismo contrapusieron: “Son días donde todos operan para hacer terrorismo”.
Pese a que avanza con su armado, Kicillof presenta algunas debilidades electorales: la primera es que no puede ser candidato este año, salvo que sea testimonial, lo que lo obligaría a armar una grilla de postulantes propios para enfrentar, por caso, a Cristina Kirchner o a Sergio Massa, además de los candidatos que presentarán los libertarios de Javier Milei. Por eso fueron mencionados algunos de sus ministros o intendentes para jugarse en esa patriada.
Pero la mayoría de ellos aseguran no estar pensando en candidaturas. “No, estoy sumado al gabinete de Axel, llevando mi experiencia primero como intendente, después como ministro a nivel nacional, ahora como ministro en la provincia, y tratando de aportar, sí, a la discusión del peronismo, porque no se arregla con un service menor”, dijo Gabriel Katopodis -quien fue señalado como posible candidato en la primera sección electoral- en declaraciones a FM Milenium.
Entonces, las miradas se dirigen hacia la vicegobernadora Verónica Magario, socia directa del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, quien se encuentra en una situación incómoda a causa de una investigación judicial. ¿Enfrentaría Magario a Cristina Kirchner en la tercera sección en un escenario de confrontación abierta entre kirchneristas y kicillofistas? Difícil imaginar esa contienda tras la reunión ya no tan secreta que mantuvo con la expresidenta.
En UP tampoco equiparan la eventual independización de Kicillof con el golpe sobre la mesa que dio Massa en 2013 al armar el Frente Renovador para enfrentar y derrotar a los candidatos del kirchnerismo -en aquel momento con Martín Insaurralde a la cabeza- en las elecciones legislativas bonaerenses. El gobernador deslizó, en más de una oportunidad, que le gustaría ser considerado como Massa en el tratamiento que le da Cristina Kirchner.
Sin embargo, eso no sucede y Kicillof ni siquiera tiene acceso a la expresidenta para tratar de saldar las diferencias cara a cara. “Un mes atrás, Axel le pidió a Cristina hablar con ella y su respuesta fue que los temas electorales de la provincia se hablaban con Máximo. Por eso arrancaron las reuniones”, dijo un integrante de la mesa chica kicillofista, que levanta la guardia ante lo que, advierte, serán “las maldades por venir”.
Nuclea a la dirigencia que no comulga con el kirchnerismo ni el massismo; el plan B del gobernador es reunir a varios partidos políticos para darle forma a una alianza anti-libertaria LA NACION