Entrevista a Paloma García Ovejero: ser mujer en el Vaticano, el cónclave que viene y cómo era trabajar con un “workaholic” como Francisco

ROMA.- Entre las miles de personas que viajaron a Roma para despedir al papa Francisco y asistir a su solemne funeral, estuvo Paloma García Ovejero, la periodista española que en julio de 2016 saltó a la fama al convertirse en la primera mujer en ocupar el cargo de vocera papal.
En una entrevista con LA NACION, García Ovejero destacó el legado del pontífice argentino, aunque no ocultó que sus tres años de trabajo en el Vaticano —una institución históricamente dominada por hombres— no fueron fáciles. Su renuncia, presentada junto con la de su jefe, el estadounidense Greg Burke, el 31 de diciembre de 2018, fue interpretada en su momento como un verdadero terremoto en el ámbito de la comunicación vaticana y un revés para el propio Francisco.
Tras haberse desempeñado como corresponsal de la radio Cope en Londres y Bruselas, García Ovejero es hoy jefa de prensa internacional de Mary’s Meals, una organización que brinda alimentación diaria a millones de niños en algunas de las comunidades más pobres del mundo.
-Usted ha sido la primera mujer en la historia, vocera de un papa. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Quizás fui ingenua, quizás estaba en shock cuando me nombraron para el cargo, pero yo jamás fui consciente de que el factor mujer fuera noticia. Mi jefe, Greg Burke, me avisó esa misma mañana, poco antes de que a las 12 se hiciera público el nombramiento: ‘Prepárate porque el titular vas a ser tú‘, me dijo. Obviamente lo último que yo podía imaginarme en la vida era que iba convertirme en vocera del papa Francisco, pero nunca pensé que ser mujer fuera a ser la noticia. Quizás porque tengo la suerte de venir de un entorno, de una familia, de una universidad, de un trabajo donde nunca me he sentido ni privilegiada ni discriminada por el hecho de ser mujer.
-Aunque con Francisco han empezado a cambiar las cosas, el Vaticano es un lugar donde las mujeres por lo general han brillado por su ausencia y donde hasta hace poco los cargos que desempeñaban eran casi siempre muy menores…
-Por supuesto que falta mucho por hacer, pero no solo en la Iglesia, también fuera de la Iglesia. No veo muchas mujeres en los puestos de poder políticos, mediáticos o económicos, no veo muchas mujeres en el Ibex35. Me parece muy injusto exigirle a la Iglesia una revolución que la sociedad todavía no ha hecho. Se trata de una revolución que, por supuesto, se tiene que hacer, pero considero hipócrita que se le pida sólo a la Iglesia hacerla. Me gustaría mucho ver cómo son los consejos de administración de las empresas y medios de comunicación que critican a la Iglesia, cuántas mujeres tienen…
-¿Pero usted notó cierta misoginia en el Vaticano?
-Si no hubiera sido por el papa Francisco, en vez de tres años yo hubiera durado tres días en el Vaticano…
-¿Por qué dimitió?
-Mi trabajo era extremadamente difícil. Yo lo di todo: mi tiempo, mi energía, mi capacidad… Todo, lo mucho o poco que pudiera aportar lo entregué, no me lo guardé nada. Pero después de casi tres años trabajando 24 horas, siete días a la semana, estaba agotada, estaba esaurita, una palabra italiana que creo que lo describe mejor. Ya no me salía nada, no me quedaba nada. Mi trabajo requería un altísimo nivel, porque el papa es un jefe de Estado, líder espiritual y vicario de Cristo en la tierra. Y a todo eso se añade que Francisco era un estajanovista, un workaholic, y había que trabajar a un ritmo muy fuerte, a un ritmo agotador, para poder seguirle el paso. Yo lo di todo. Y cuando llegó el momento, decidí que era mejor irme y dejar paso a otros. Pero no me arrepiento ni un momento de esos tres años.
– ¿Y se arrepiente de haber dimitido del cargo?
-Tampoco. No me arrepiento de ninguna de las dos cosas.
-Además de haber sido vocera del papa, usted es periodista, cubrió el cónclave en el que Jorge Bergoglio fue elegido pontífice, ¿qué perfil le gustaría que tuviera el próximo papa? ¿Piensa que el elegido será un candidato de continuidad con el pontificado de Francisco o un candidato de ruptura?
-Le voy a dar una exclusiva, una breaking news: el próximo Papa será católico y su eje será la doctrina de la Iglesia. Bromas aparte, creo que hay procesos que ya son irreversibles. Está claro que al papa Francisco le ha faltado tiempo para terminar esos procesos de cambio. Para concluir esas reformas serán necesarios tres o cuatro pontificados. Lo que ha hecho Francisco es abrir una puerta, y esa puerta ya no se puede cerrar. Es como esas puertas de emergencia que, una vez abiertas, ya no se pueden cerrar desde fuera: así son los procesos de reforma que ha puesto en marcha Francisco.
-En su opinión, ¿cuál es el cambio más importante que ha introducido Bergoglio?
-Lo más importante que ha hecho ha sido recordar a los católicos y al resto del mundo la alegría del Evangelio, lo bonito que es ser católico. Francisco nos ha recordado que ser católico no es tener cara de pepinillo en vinagre, como decía él, ser católico no es ser un amargado. Ser católico es tener la alegría de Cristo resucitado en tu corazón, tener la certeza de que hay uno que te ama incondicionalmente tal y como eres y sin pedirte nada a cambio.
-Las quinielas de los vaticanistas dan como gran favorito para suceder a Francisco al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano. Usted que le ha conocido, ¿qué piensa de él?
-Yo del cardenal Parolin solo puedo hablar maravillas; solo puedo hablar de él con admiración y gratitud. Es un grande, ha sido un gran servidor de Francisco en el silencio, en un segundo plano.
-Usted estuvo en 2016 en el viaje del Papa a Filipinas, en el que muchos vaticanistas tuvimos la impresión de que Francisco señalaba al cardenal Luis Antonio Tagle como su sucesor. ¿Podría ser el próximo papa asiático? Según muchos, es el otro gran favorito…
-El cardenal Tagle es un pastor magnífico. Yo no podré olvidar jamás la misa que Francisco y el cardenal Tagle oficiaron en Manila y a la que asistieron siete millones de personas, nunca olvidaré a todos los filipinos en las calles gritando “Lolo kiko, Lolo kiko”, que significa “abuelo Francisco”. Tagle es un gran pastor y el papa Francisco supo verlo. Pero desde entonces han pasado casi 10 años y han llegado caras nuevas al cónclave. Además, el Espíritu Santo se ríe de los planes humanos.
-¿Cuáles son los grandes desafíos de la Iglesia, los temas que en su opinión estarán centrando las congregaciones generales, las reuniones pre-cónclave?
-Las congregaciones generales son fundamentales. De las congregaciones generales del anterior cónclave Bergoglio salió convertido en gran candidato, y de estas congregaciones generales saldrá el retrato del papa que ahora necesita la Iglesia. Yo creo que uno de los temas centrales ahora mismo es el de la universalidad. Ser católico significa ser universal, y el papa Francisco así se lo ha recordado a la curia romana y al resto de curias. En mi opinión ese es uno de los procesos más fácilmente reversibles, así que es necesario aclarar si queremos una Iglesia más europea, cuando en Europa la fe está casi muerta, o una Iglesia de periferias. Yo ahora viajo mucho a África y a países muy pobres como Haití o Yemen, donde la fe está viva y donde todavía no se les ha olvidado la alegría del Evangelio.
-Francisco ha sido el papa que más entrevistas ha concedido en la historia reciente. Como experta en comunicación, ¿cree que el próximo papa debería reducir las entrevistas a medios de comunicación?
-Greg Burke (el que fuera director de la oficina de prensa del Vaticano) decía que hablarle a Francisco de comunicación era como pretender explicarle a Maradona cómo se juega al fútbol. El papa Francisco era el mayor experto en comunicación que ha habido en el Vaticano. Ha hecho la comunicación que a él le ha dado la gana y además le ha dejado a su sucesor la libertad absoluta de hacer, deshacer, copiar o cambiar las cosas, porque Francisco jamás ha escrito sobre piedra que era lo que había que hacer. Y esa es la herencia más valiosa que un papa puede recibir: la ausencia de ataduras. Pero lo que también hay que tener en cuenta es que el mundo ha cambiado totalmente en los últimos 25 años, y el sistema de comunicación del Vaticano, no. Esa es una tarea que tiene pendiente el próximo papa.
ROMA.- Entre las miles de personas que viajaron a Roma para despedir al papa Francisco y asistir a su solemne funeral, estuvo Paloma García Ovejero, la periodista española que en julio de 2016 saltó a la fama al convertirse en la primera mujer en ocupar el cargo de vocera papal.
En una entrevista con LA NACION, García Ovejero destacó el legado del pontífice argentino, aunque no ocultó que sus tres años de trabajo en el Vaticano —una institución históricamente dominada por hombres— no fueron fáciles. Su renuncia, presentada junto con la de su jefe, el estadounidense Greg Burke, el 31 de diciembre de 2018, fue interpretada en su momento como un verdadero terremoto en el ámbito de la comunicación vaticana y un revés para el propio Francisco.
Tras haberse desempeñado como corresponsal de la radio Cope en Londres y Bruselas, García Ovejero es hoy jefa de prensa internacional de Mary’s Meals, una organización que brinda alimentación diaria a millones de niños en algunas de las comunidades más pobres del mundo.
-Usted ha sido la primera mujer en la historia, vocera de un papa. ¿Cómo fue esa experiencia?
-Quizás fui ingenua, quizás estaba en shock cuando me nombraron para el cargo, pero yo jamás fui consciente de que el factor mujer fuera noticia. Mi jefe, Greg Burke, me avisó esa misma mañana, poco antes de que a las 12 se hiciera público el nombramiento: ‘Prepárate porque el titular vas a ser tú‘, me dijo. Obviamente lo último que yo podía imaginarme en la vida era que iba convertirme en vocera del papa Francisco, pero nunca pensé que ser mujer fuera a ser la noticia. Quizás porque tengo la suerte de venir de un entorno, de una familia, de una universidad, de un trabajo donde nunca me he sentido ni privilegiada ni discriminada por el hecho de ser mujer.
-Aunque con Francisco han empezado a cambiar las cosas, el Vaticano es un lugar donde las mujeres por lo general han brillado por su ausencia y donde hasta hace poco los cargos que desempeñaban eran casi siempre muy menores…
-Por supuesto que falta mucho por hacer, pero no solo en la Iglesia, también fuera de la Iglesia. No veo muchas mujeres en los puestos de poder políticos, mediáticos o económicos, no veo muchas mujeres en el Ibex35. Me parece muy injusto exigirle a la Iglesia una revolución que la sociedad todavía no ha hecho. Se trata de una revolución que, por supuesto, se tiene que hacer, pero considero hipócrita que se le pida sólo a la Iglesia hacerla. Me gustaría mucho ver cómo son los consejos de administración de las empresas y medios de comunicación que critican a la Iglesia, cuántas mujeres tienen…
-¿Pero usted notó cierta misoginia en el Vaticano?
-Si no hubiera sido por el papa Francisco, en vez de tres años yo hubiera durado tres días en el Vaticano…
-¿Por qué dimitió?
-Mi trabajo era extremadamente difícil. Yo lo di todo: mi tiempo, mi energía, mi capacidad… Todo, lo mucho o poco que pudiera aportar lo entregué, no me lo guardé nada. Pero después de casi tres años trabajando 24 horas, siete días a la semana, estaba agotada, estaba esaurita, una palabra italiana que creo que lo describe mejor. Ya no me salía nada, no me quedaba nada. Mi trabajo requería un altísimo nivel, porque el papa es un jefe de Estado, líder espiritual y vicario de Cristo en la tierra. Y a todo eso se añade que Francisco era un estajanovista, un workaholic, y había que trabajar a un ritmo muy fuerte, a un ritmo agotador, para poder seguirle el paso. Yo lo di todo. Y cuando llegó el momento, decidí que era mejor irme y dejar paso a otros. Pero no me arrepiento ni un momento de esos tres años.
– ¿Y se arrepiente de haber dimitido del cargo?
-Tampoco. No me arrepiento de ninguna de las dos cosas.
-Además de haber sido vocera del papa, usted es periodista, cubrió el cónclave en el que Jorge Bergoglio fue elegido pontífice, ¿qué perfil le gustaría que tuviera el próximo papa? ¿Piensa que el elegido será un candidato de continuidad con el pontificado de Francisco o un candidato de ruptura?
-Le voy a dar una exclusiva, una breaking news: el próximo Papa será católico y su eje será la doctrina de la Iglesia. Bromas aparte, creo que hay procesos que ya son irreversibles. Está claro que al papa Francisco le ha faltado tiempo para terminar esos procesos de cambio. Para concluir esas reformas serán necesarios tres o cuatro pontificados. Lo que ha hecho Francisco es abrir una puerta, y esa puerta ya no se puede cerrar. Es como esas puertas de emergencia que, una vez abiertas, ya no se pueden cerrar desde fuera: así son los procesos de reforma que ha puesto en marcha Francisco.
-En su opinión, ¿cuál es el cambio más importante que ha introducido Bergoglio?
-Lo más importante que ha hecho ha sido recordar a los católicos y al resto del mundo la alegría del Evangelio, lo bonito que es ser católico. Francisco nos ha recordado que ser católico no es tener cara de pepinillo en vinagre, como decía él, ser católico no es ser un amargado. Ser católico es tener la alegría de Cristo resucitado en tu corazón, tener la certeza de que hay uno que te ama incondicionalmente tal y como eres y sin pedirte nada a cambio.
-Las quinielas de los vaticanistas dan como gran favorito para suceder a Francisco al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano. Usted que le ha conocido, ¿qué piensa de él?
-Yo del cardenal Parolin solo puedo hablar maravillas; solo puedo hablar de él con admiración y gratitud. Es un grande, ha sido un gran servidor de Francisco en el silencio, en un segundo plano.
-Usted estuvo en 2016 en el viaje del Papa a Filipinas, en el que muchos vaticanistas tuvimos la impresión de que Francisco señalaba al cardenal Luis Antonio Tagle como su sucesor. ¿Podría ser el próximo papa asiático? Según muchos, es el otro gran favorito…
-El cardenal Tagle es un pastor magnífico. Yo no podré olvidar jamás la misa que Francisco y el cardenal Tagle oficiaron en Manila y a la que asistieron siete millones de personas, nunca olvidaré a todos los filipinos en las calles gritando “Lolo kiko, Lolo kiko”, que significa “abuelo Francisco”. Tagle es un gran pastor y el papa Francisco supo verlo. Pero desde entonces han pasado casi 10 años y han llegado caras nuevas al cónclave. Además, el Espíritu Santo se ríe de los planes humanos.
-¿Cuáles son los grandes desafíos de la Iglesia, los temas que en su opinión estarán centrando las congregaciones generales, las reuniones pre-cónclave?
-Las congregaciones generales son fundamentales. De las congregaciones generales del anterior cónclave Bergoglio salió convertido en gran candidato, y de estas congregaciones generales saldrá el retrato del papa que ahora necesita la Iglesia. Yo creo que uno de los temas centrales ahora mismo es el de la universalidad. Ser católico significa ser universal, y el papa Francisco así se lo ha recordado a la curia romana y al resto de curias. En mi opinión ese es uno de los procesos más fácilmente reversibles, así que es necesario aclarar si queremos una Iglesia más europea, cuando en Europa la fe está casi muerta, o una Iglesia de periferias. Yo ahora viajo mucho a África y a países muy pobres como Haití o Yemen, donde la fe está viva y donde todavía no se les ha olvidado la alegría del Evangelio.
-Francisco ha sido el papa que más entrevistas ha concedido en la historia reciente. Como experta en comunicación, ¿cree que el próximo papa debería reducir las entrevistas a medios de comunicación?
-Greg Burke (el que fuera director de la oficina de prensa del Vaticano) decía que hablarle a Francisco de comunicación era como pretender explicarle a Maradona cómo se juega al fútbol. El papa Francisco era el mayor experto en comunicación que ha habido en el Vaticano. Ha hecho la comunicación que a él le ha dado la gana y además le ha dejado a su sucesor la libertad absoluta de hacer, deshacer, copiar o cambiar las cosas, porque Francisco jamás ha escrito sobre piedra que era lo que había que hacer. Y esa es la herencia más valiosa que un papa puede recibir: la ausencia de ataduras. Pero lo que también hay que tener en cuenta es que el mundo ha cambiado totalmente en los últimos 25 años, y el sistema de comunicación del Vaticano, no. Esa es una tarea que tiene pendiente el próximo papa.
La periodista española destacó el legado del sumo pontífice aunque no ocultó que su trabajo en la Santa Sede fue muy difícil LA NACION