“Luque prohibió el ingreso de los médicos que iban a evaluar a Maradona”, el duro testimonio de un testigo

En una nueva audiencia del juicio donde se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de Diego Armando Maradona, declaró el médico Fernando Villarejo, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos, donde a principios de noviembre de 2020, el astro fue operado de un hematoma subdural en la cabeza. Su testimonio complicó al neurocirujano Leopoldo Luque, uno de los imputados juzgados por el delito de homicidio simple con dolo eventual.
“Luque prohibió el ingreso de los médicos que iban a evaluar a Maradona: el doctor Mario Schiter y una psiquiatra que habían contactado las hijas y llegaron hasta la clínica. Es algo extraño y extemporáneo que sucediera”, sostuvo el testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro, integrado por los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach.
Según, el facultativo, Schiter y la psiquiatra “iban a evaluar para ver si, después, iban a trasladar a Maradona a un instituto de rehabilitación para una persona con los problemas de Diego. Que tenía, además de rehabilitación motora, también tenía [una problemática] neurológica” y de abstinencia.
La declaración testimonial había comenzado con el recuerdo que tenía Villarejo al traslado de Maradona a la Clínica Olivos para ser operado del hematoma.
“Sabíamos que Maradona estaba internado en otra institución [el sanatorio Ipensa de La Plata] y, como se había sentido cómodo en otra internación en la Clínica Olivos, nos contactaron. Hablamos con Luque, que era el médico de cabecera de Maradona”, dijo Villarejo.
Ante preguntas de Cosme Iribarren, uno de los fiscales generales adjuntos de San Isidro a cargo de la acusación pública, el testigo hizo referencia a si el astro estaba para ser sometido a una intervención quirúrgica por el hematoma.
“El médico de cabecera de Maradona, que justamente es neurocirujano, sabe si un hematoma subdural se tiene que operar o no. El médico de cabecera conoce al paciente y sabe qué necesita”, explicó el facultativo.
Después agregó: “Nos parecía que el hematoma subdural no era tan categórico, pero como su médico de cabecera la pedía [por la operación]. [El hematoma] Daba la impresión de que no era agudo y llevaba más de diez días. El hematoma subdural, cuando es agudo, es muy blanco y cuando es subagudo se ve gris y después negro. No es de buena práctica someter a un paciente a una cirugía sin los estudios prequirúrgicos. Se hizo porque todos sabíamos quién era el paciente. Lo decidió su médico de cabecera. Nosotros sugerimos que se le hiciera un electrocardiograma y un análisis de sangre. Con personas como Maradona, eso puede pasar, pero debería ser al contrario”.
Para Villarejo “no hubiese cambiado nada si la operación se hacía el día siguiente a la mañana y hacerle antes los estudios. La operación es rápida, unos 30 a 40 minutos y, en 24 a 48 horas, [al paciente] se lo puede externar del servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)“.
Sobre el estado de salud de Diego, el testigo dijo: “Estaba sin foco neurológico, tampoco lo tenía previo a la operación. Es decir, no tenía ningún signo visible de que el hematoma subdural lo hubiese afectado. El que dice que lo había afectado es su médico de cabecera, Luque”.
Después, el médico habló de Maradona como paciente. “No era fácil. Al día siguiente de que lo operaron, el 4 de noviembre, ya se quería ir. Yo lo vi todos los días que estuvo ahí. Era un paciente muy complejo, no se dejaba revisar. Era complejo por el distanciamiento social, por la pandemia. El resto de los pacientes en la UCI estaban por Covid. Luque y la doctora [Agustina] Cosachov [la psiquiatra que también está acusada de homicidio simple con dolo eventual] entraban permanentemente en la habitación. El resto, cuando entrábamos, teníamos que dejar el [teléfono] celular”.
El doctor Villarejo recordó una reunión que se hizo 48 horas después de la operación de la que participaron él, el director de la Clínica Olivos, Diego Dimitroff, Luque, Cosachov y las hijas de Maradona.
“Nos explicaron el porqué lo habían internado en La Plata y que tenía que ver con un cuadro de una persona compleja que no se podía manejar. ‘El verdadero problema que tenemos es que es inmanejable desde lo conductual’, nos dijo Luque. Yo dije que no estaba de acuerdo, pero Luque y Cosachov nos pidieron sedar al paciente en un proceso de desintoxicación. Sugerí que no era el sitio y cuáles eran las complicaciones de sedar a un paciente. Me dijeron que iban a aceptar los riesgos y por eso lo escribí en la historia clínica. Después comenzamos el proceso de sedación”, afirmó el testigo.
Para Villarejo “las hijas delegaban en los médicos de cabecera lo que era mejor para su papá, no intervinieron mucho en esa reunión. Creo que confiaban en ellos”.
Y, después, fue contundente: “Nosotros no recomendábamos que se quedara en la Clínica Olivos. Sugeríamos que fuera un centro de rehabilitación, pero el médico de cabecera se negaba. Yo entendí que era el médico de cabecera el que sugería la internación domiciliaria y que a familia acompañaba. Pero cuando leí la historia clínica, Cosachov escribió que era la familia la que pedía la internación domiciliaria y que los médicos acompañaban. Para mí, los médicos decidían y la familia acompañaba”.
Al ser interpelado por una de las defensas sobre las irregularidades durante la internación, contó que por tratarse de Maradona dejaban ingresar personas de más a la UCI. “Me declaro culpable. Era un desparpajo. Estaba cualquiera. Yo era un peón en ese tablero”, se lamentó.
En una nueva audiencia del juicio donde se debaten las circunstancias que rodearon la muerte de Diego Armando Maradona, declaró el médico Fernando Villarejo, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos, donde a principios de noviembre de 2020, el astro fue operado de un hematoma subdural en la cabeza. Su testimonio complicó al neurocirujano Leopoldo Luque, uno de los imputados juzgados por el delito de homicidio simple con dolo eventual.
“Luque prohibió el ingreso de los médicos que iban a evaluar a Maradona: el doctor Mario Schiter y una psiquiatra que habían contactado las hijas y llegaron hasta la clínica. Es algo extraño y extemporáneo que sucediera”, sostuvo el testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de San Isidro, integrado por los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach.
Según, el facultativo, Schiter y la psiquiatra “iban a evaluar para ver si, después, iban a trasladar a Maradona a un instituto de rehabilitación para una persona con los problemas de Diego. Que tenía, además de rehabilitación motora, también tenía [una problemática] neurológica” y de abstinencia.
La declaración testimonial había comenzado con el recuerdo que tenía Villarejo al traslado de Maradona a la Clínica Olivos para ser operado del hematoma.
“Sabíamos que Maradona estaba internado en otra institución [el sanatorio Ipensa de La Plata] y, como se había sentido cómodo en otra internación en la Clínica Olivos, nos contactaron. Hablamos con Luque, que era el médico de cabecera de Maradona”, dijo Villarejo.
Ante preguntas de Cosme Iribarren, uno de los fiscales generales adjuntos de San Isidro a cargo de la acusación pública, el testigo hizo referencia a si el astro estaba para ser sometido a una intervención quirúrgica por el hematoma.
“El médico de cabecera de Maradona, que justamente es neurocirujano, sabe si un hematoma subdural se tiene que operar o no. El médico de cabecera conoce al paciente y sabe qué necesita”, explicó el facultativo.
Después agregó: “Nos parecía que el hematoma subdural no era tan categórico, pero como su médico de cabecera la pedía [por la operación]. [El hematoma] Daba la impresión de que no era agudo y llevaba más de diez días. El hematoma subdural, cuando es agudo, es muy blanco y cuando es subagudo se ve gris y después negro. No es de buena práctica someter a un paciente a una cirugía sin los estudios prequirúrgicos. Se hizo porque todos sabíamos quién era el paciente. Lo decidió su médico de cabecera. Nosotros sugerimos que se le hiciera un electrocardiograma y un análisis de sangre. Con personas como Maradona, eso puede pasar, pero debería ser al contrario”.
Para Villarejo “no hubiese cambiado nada si la operación se hacía el día siguiente a la mañana y hacerle antes los estudios. La operación es rápida, unos 30 a 40 minutos y, en 24 a 48 horas, [al paciente] se lo puede externar del servicio de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)“.
Sobre el estado de salud de Diego, el testigo dijo: “Estaba sin foco neurológico, tampoco lo tenía previo a la operación. Es decir, no tenía ningún signo visible de que el hematoma subdural lo hubiese afectado. El que dice que lo había afectado es su médico de cabecera, Luque”.
Después, el médico habló de Maradona como paciente. “No era fácil. Al día siguiente de que lo operaron, el 4 de noviembre, ya se quería ir. Yo lo vi todos los días que estuvo ahí. Era un paciente muy complejo, no se dejaba revisar. Era complejo por el distanciamiento social, por la pandemia. El resto de los pacientes en la UCI estaban por Covid. Luque y la doctora [Agustina] Cosachov [la psiquiatra que también está acusada de homicidio simple con dolo eventual] entraban permanentemente en la habitación. El resto, cuando entrábamos, teníamos que dejar el [teléfono] celular”.
El doctor Villarejo recordó una reunión que se hizo 48 horas después de la operación de la que participaron él, el director de la Clínica Olivos, Diego Dimitroff, Luque, Cosachov y las hijas de Maradona.
“Nos explicaron el porqué lo habían internado en La Plata y que tenía que ver con un cuadro de una persona compleja que no se podía manejar. ‘El verdadero problema que tenemos es que es inmanejable desde lo conductual’, nos dijo Luque. Yo dije que no estaba de acuerdo, pero Luque y Cosachov nos pidieron sedar al paciente en un proceso de desintoxicación. Sugerí que no era el sitio y cuáles eran las complicaciones de sedar a un paciente. Me dijeron que iban a aceptar los riesgos y por eso lo escribí en la historia clínica. Después comenzamos el proceso de sedación”, afirmó el testigo.
Para Villarejo “las hijas delegaban en los médicos de cabecera lo que era mejor para su papá, no intervinieron mucho en esa reunión. Creo que confiaban en ellos”.
Y, después, fue contundente: “Nosotros no recomendábamos que se quedara en la Clínica Olivos. Sugeríamos que fuera un centro de rehabilitación, pero el médico de cabecera se negaba. Yo entendí que era el médico de cabecera el que sugería la internación domiciliaria y que a familia acompañaba. Pero cuando leí la historia clínica, Cosachov escribió que era la familia la que pedía la internación domiciliaria y que los médicos acompañaban. Para mí, los médicos decidían y la familia acompañaba”.
Al ser interpelado por una de las defensas sobre las irregularidades durante la internación, contó que por tratarse de Maradona dejaban ingresar personas de más a la UCI. “Me declaro culpable. Era un desparpajo. Estaba cualquiera. Yo era un peón en ese tablero”, se lamentó.
Fernando Villarejo, jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos, declaró en el juicio por la muerte del astro LA NACION