Luisana Lopilato, íntima. “Me hubiera gustado decirme: ‘Tranquila. Tené paciencia. Todo va a llegar’”

S i no hubiera ido a tal lugar, si no hubiera hecho tal programa, si hubiera optado por hacer otra cosa… Una se pregunta eso todo el tiempo. Pasa eso, ¿viste?”, dice Luisana Lopilato (37) casi sin buscar respuesta. Sentada en un sillón de estilo en una habitación del Alvear Palace de Recoleta, la actriz de ojazos atentos y de sonrisa conquistadora bien podría hacer ahora un listado de todas esas decisiones que marcaron su vida: las laborales, que la llevaron a transformarse de modelo publicitaria infantil a una de las actrices de la televisión más reconocidas en la Argentina y en el mundo [Chiquititas, Rebelde Way, Casados con hijos… y más]; y también las decisiones del corazón, esas llenas de magia y azar y que la llevaron, en 2008, a comprar una entrada en el Gran Rex para ver el show de Michael Bublé.
Con el reconocido cantante, Luisana iba a vivir una historia de amor que superaría la ficción de cualquier telenovela, serie, obra de teatro o película guionada para el éxito en tiempos de plataformas: después de un noviazgo de tres años, se casaron en 2011, y siguiendo las razones del corazón, la actriz se mudó al país donde nació su amor, Canadá, y donde llegaron sus cuatro hijos: Noah (11), Elías (9), Vida (6) y Cielo (2). Desde Burnaby, una ciudad ubicada a 12 kilómetros de Vancouver, Luisana y Mike –que este año están cumpliendo catorce años juntos– van tejiendo las decisiones de su cuidadísima vida privada, las actividades de sus hijos y los compromisos profesionales de cada uno. “Mi familia viene conmigo a todos lados”, aclara a ¡HOLA! Argentina ella, a pocos días de haber aterrizado en Buenos Aires para la presentación de Mensaje en una botella, la película que la tiene como protagonista y que estrenó el 1° de mayo. En el film, que es una mezcla de ciencia ficción, comedia, amor y emoción, Luisana interpreta a una sommelier que descubre un método para mandarse mensajes a sí misma para tomar decisiones diferentes en el pasado y, así, modificar su presente.
–Si pudieras, ¿qué mensaje te mandarías a vos misma al pasado?
–Me hubiera gustado decirme: “Tranquila. Tené paciencia. Todo va a llegar”. A veces estás tan metido en las cosas de la vida cotidiana y en tus responsabilidades que postergás lo más lindo e importante, como compartir en el presente tiempo con las para empezar a filmar Pepita, la Pistolera, una película sobre la vida de la criminal Margarita Di Tullio dirigida por Lucía Puenzo. Estoy muy entusiasmada: no sólo porque haré un papel distinto; además, seré productora ejecutiva [a través de su productora Life is One], una decisión que responde a la búsqueda de nuevos desafíos, a caminos de transformación.
–¿Volverías atrás para modificar algo?
–¡Nada! Los años pasan y, al igual que le sucede a todo el mundo, vas ganando experiencia: todo lo que viví me ha puesto en otro lugar. No soy la misma mujer que era a los 14 años. Tengo 37 años, un marido y cuatro hijos. Todo lo que viví y todas las decisiones que tomé definieron lo que soy hoy. Maduré; mi vida cambió, cambiaron mis prioridades, cambié yo…
S i no hubiera ido a tal lugar, si no hubiera hecho tal programa, si hubiera optado por hacer otra cosa… Una se pregunta eso todo el tiempo. Pasa eso, ¿viste?”, dice Luisana Lopilato (37) casi sin buscar respuesta. Sentada en un sillón de estilo en una habitación del Alvear Palace de Recoleta, la actriz de ojazos atentos y de sonrisa conquistadora bien podría hacer ahora un listado de todas esas decisiones que marcaron su vida: las laborales, que la llevaron a transformarse de modelo publicitaria infantil a una de las actrices de la televisión más reconocidas en la Argentina y en el mundo [Chiquititas, Rebelde Way, Casados con hijos… y más]; y también las decisiones del corazón, esas llenas de magia y azar y que la llevaron, en 2008, a comprar una entrada en el Gran Rex para ver el show de Michael Bublé.
Con el reconocido cantante, Luisana iba a vivir una historia de amor que superaría la ficción de cualquier telenovela, serie, obra de teatro o película guionada para el éxito en tiempos de plataformas: después de un noviazgo de tres años, se casaron en 2011, y siguiendo las razones del corazón, la actriz se mudó al país donde nació su amor, Canadá, y donde llegaron sus cuatro hijos: Noah (11), Elías (9), Vida (6) y Cielo (2). Desde Burnaby, una ciudad ubicada a 12 kilómetros de Vancouver, Luisana y Mike –que este año están cumpliendo catorce años juntos– van tejiendo las decisiones de su cuidadísima vida privada, las actividades de sus hijos y los compromisos profesionales de cada uno. “Mi familia viene conmigo a todos lados”, aclara a ¡HOLA! Argentina ella, a pocos días de haber aterrizado en Buenos Aires para la presentación de Mensaje en una botella, la película que la tiene como protagonista y que estrenó el 1° de mayo. En el film, que es una mezcla de ciencia ficción, comedia, amor y emoción, Luisana interpreta a una sommelier que descubre un método para mandarse mensajes a sí misma para tomar decisiones diferentes en el pasado y, así, modificar su presente.
–Si pudieras, ¿qué mensaje te mandarías a vos misma al pasado?
–Me hubiera gustado decirme: “Tranquila. Tené paciencia. Todo va a llegar”. A veces estás tan metido en las cosas de la vida cotidiana y en tus responsabilidades que postergás lo más lindo e importante, como compartir en el presente tiempo con las para empezar a filmar Pepita, la Pistolera, una película sobre la vida de la criminal Margarita Di Tullio dirigida por Lucía Puenzo. Estoy muy entusiasmada: no sólo porque haré un papel distinto; además, seré productora ejecutiva [a través de su productora Life is One], una decisión que responde a la búsqueda de nuevos desafíos, a caminos de transformación.
–¿Volverías atrás para modificar algo?
–¡Nada! Los años pasan y, al igual que le sucede a todo el mundo, vas ganando experiencia: todo lo que viví me ha puesto en otro lugar. No soy la misma mujer que era a los 14 años. Tengo 37 años, un marido y cuatro hijos. Todo lo que viví y todas las decisiones que tomé definieron lo que soy hoy. Maduré; mi vida cambió, cambiaron mis prioridades, cambié yo…
A poco de llegar a Buenos Aires desde Canadá, donde vive junto con su marido, el cantante Michael Bublé, y sus cuatro hijos, la actriz conversó con ¡HOLA! Argentina LA NACION