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domingo, mayo 4, 2025
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El deslucido triunfo de Canelo Álvarez ante Scull que le permitió lograr la unificación del título de los supermedianos

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El jeque Turki Alalshik no tuvo tapujos al levantarse de la butaca del ring side oprimiendo su cabeza con ambas manos con signos de resignación y totalmente frustrado por lo que había ofrecido a su gente de Riad, Arabia Saudita: la peor pelea mundialista de Saul “Canelo” Alvarez y una oportunidad – increíblemente- desaprovechada por el cubano William Scull para convertirse en “verdugo” del boxeador más popular del planeta. Este fue el escenario en la madrugada del domingo la unificación del campeonato Mundial Supermediano (CMB – OMB -AMB – FIB).

Los estoicos espectadores dejaron muchos claros en el estadio “Venue Seasson”, con capacidad para 16.000 aficionados y con sólo 10.000 asistentes, ya que el match comenzó a las 6.30. Ellos escucharon en la mañana saudí un veredicto insípido que declaró vencedor a “Canelo” al cabo de doce rounds y poseedor de todos los cinturones en los 76.200 kg.

Los jurados fallaron en modo unánime: 119–109 (incomprensible), 115–113 y 116-112, coincidente esta última con LA NACION, que otorgó el 1°, 2°, 4°, 6°, 8°, 9°, 11° y 12° para “Canelo” mientras que el 3°, 5°, 7°, 10° pertenecieron al púgil caribeño, que subió al ring con la bandera argentina plegada junto a sus símbolos cubanos como tributo a sus casi cuatro años vividos aquí, donde nació su primogénito: Junior.

Más allá de los conceptos y apreciaciones sobre la puntuación, lo más importante fue la consecuencia directa que legó el combate: el anuncio oficial de la realización del desafío que todos esperan: “Canelo” ante el invicto estadounidense Terrence Crawford, invicto ganador de cuatro títulos mundiales en pesos diferentes con 41 victorias consecutivas (31 KO), el 12 de septiembre próximo en el estadio Allegiant de Las Vegas, con admisión para 60.000 espectadores.

La pelea fue pobre y de una llamativa inacción por el bailoteo impecable de piernas de Scull, pero carente de lanzamientos ofensivos mas allá de sus 11 centímetros de ventaja en altura y la inoperancia de “Canelo” para acortar distancias sin remate ofensivo. Sólo acertó con golpes al cuerpo que jamás inquietaron al cubano. Según el informe de Compubox –análisis por computadora de los impactos en combate- Álvarez lanzó solo 152 golpes en 36 minutos de competencia. Fue la cifra más baja rescatada de un ganador en peleas mundialistas de los últimos 40 años.

“Canelo” se mostró vació, lento e indeciso. Sin puntería y con disparos al cuerpo. Acrecentó su descenso paulatino expuesto en sus últimas cuatro peleas ante John Ryder, Jermell Charlo, Jaime Munguía y Edgar Berlanga.

No tuvo reproches ni presiones de un público que consumió su actuación como un entretenimiento o un espectáculo. En un escenario con historia: New York, Londres o Las Vegas, hubiese sido abucheado. Tras el veredicto de los jueces dijo: “No me gustó nada lo de hoy. Nada de nada; no quiero más este tipo de boxeadores ante mí que suben al ring a sobrevivir. Yo soy un campeón que me adapto a todo; a boxear a las 6 de la mañana, a venir con los árabes, pero no a “cazar” rivales que no ofrecen batalla. ¿La pelea con Crawford? Me place, la espero por que todos sabrán quién es el mejor. Llegó la hora”. Cerró su corto coloquio con su clásico: “ ¡ Viva México, cabrones!”.

A los 34 años consolidó un récord brillante de 63 victorias (39 KO), 2 reveses y dos empates y afianzó su contrato comercial con las empresas TKO y The Ring, de Turki y el norteamericano Dana White, el líder de las Artes Marciales Míxtas (MMA).

¿Y Scull? Tuvo todo para ganar y no supo hacerlo. Con un caminar de ring impecable y una disposición técnica riquísima no se comprometió a fondo en ningún momento para terminar con el mexicano en una de sus peores noches. Se conformó con muy poco. La defensa es un arte elogiable en este deporte, pero sin aciertos ofensivos es imposible ganar. Sólo hubo un artista en este oficio que pudo lograrlo por ser un elegido y un diferente a todos: Nicolino Locche.

El cubano perdió su invicto a los 32 años, pero pudo cumplir con sus sueños y sus objetivos económicos después de tanto esfuerzo, soledad y sufrimiento. Era su noche, pero dejó pasar el tren.

El anuncio: “ Canelo vs Crawford” tapó todas las sombras oscuras que dejó el debut de Saúl Alvarez en el país de los camellos, el desierto, el petróleo y las mezquitas. El 12 de septiembre venidero, en la semana de los festejos conmemorativos por la independencia mexicana, todo volverá a su naturaleza: a Las Vegas. Entre apuestas, cigarros, tragos, muchachas de la noche y miles de turistas. Resta saber si “Canelo” volverá algún día ser el campeón cautivante que en la última década sedujo al mundo del deporte. Hoy, resultaría imposible afirmarlo.

El resumen de la pelea

El jeque Turki Alalshik no tuvo tapujos al levantarse de la butaca del ring side oprimiendo su cabeza con ambas manos con signos de resignación y totalmente frustrado por lo que había ofrecido a su gente de Riad, Arabia Saudita: la peor pelea mundialista de Saul “Canelo” Alvarez y una oportunidad – increíblemente- desaprovechada por el cubano William Scull para convertirse en “verdugo” del boxeador más popular del planeta. Este fue el escenario en la madrugada del domingo la unificación del campeonato Mundial Supermediano (CMB – OMB -AMB – FIB).

Los estoicos espectadores dejaron muchos claros en el estadio “Venue Seasson”, con capacidad para 16.000 aficionados y con sólo 10.000 asistentes, ya que el match comenzó a las 6.30. Ellos escucharon en la mañana saudí un veredicto insípido que declaró vencedor a “Canelo” al cabo de doce rounds y poseedor de todos los cinturones en los 76.200 kg.

Los jurados fallaron en modo unánime: 119–109 (incomprensible), 115–113 y 116-112, coincidente esta última con LA NACION, que otorgó el 1°, 2°, 4°, 6°, 8°, 9°, 11° y 12° para “Canelo” mientras que el 3°, 5°, 7°, 10° pertenecieron al púgil caribeño, que subió al ring con la bandera argentina plegada junto a sus símbolos cubanos como tributo a sus casi cuatro años vividos aquí, donde nació su primogénito: Junior.

Más allá de los conceptos y apreciaciones sobre la puntuación, lo más importante fue la consecuencia directa que legó el combate: el anuncio oficial de la realización del desafío que todos esperan: “Canelo” ante el invicto estadounidense Terrence Crawford, invicto ganador de cuatro títulos mundiales en pesos diferentes con 41 victorias consecutivas (31 KO), el 12 de septiembre próximo en el estadio Allegiant de Las Vegas, con admisión para 60.000 espectadores.

La pelea fue pobre y de una llamativa inacción por el bailoteo impecable de piernas de Scull, pero carente de lanzamientos ofensivos mas allá de sus 11 centímetros de ventaja en altura y la inoperancia de “Canelo” para acortar distancias sin remate ofensivo. Sólo acertó con golpes al cuerpo que jamás inquietaron al cubano. Según el informe de Compubox –análisis por computadora de los impactos en combate- Álvarez lanzó solo 152 golpes en 36 minutos de competencia. Fue la cifra más baja rescatada de un ganador en peleas mundialistas de los últimos 40 años.

“Canelo” se mostró vació, lento e indeciso. Sin puntería y con disparos al cuerpo. Acrecentó su descenso paulatino expuesto en sus últimas cuatro peleas ante John Ryder, Jermell Charlo, Jaime Munguía y Edgar Berlanga.

No tuvo reproches ni presiones de un público que consumió su actuación como un entretenimiento o un espectáculo. En un escenario con historia: New York, Londres o Las Vegas, hubiese sido abucheado. Tras el veredicto de los jueces dijo: “No me gustó nada lo de hoy. Nada de nada; no quiero más este tipo de boxeadores ante mí que suben al ring a sobrevivir. Yo soy un campeón que me adapto a todo; a boxear a las 6 de la mañana, a venir con los árabes, pero no a “cazar” rivales que no ofrecen batalla. ¿La pelea con Crawford? Me place, la espero por que todos sabrán quién es el mejor. Llegó la hora”. Cerró su corto coloquio con su clásico: “ ¡ Viva México, cabrones!”.

A los 34 años consolidó un récord brillante de 63 victorias (39 KO), 2 reveses y dos empates y afianzó su contrato comercial con las empresas TKO y The Ring, de Turki y el norteamericano Dana White, el líder de las Artes Marciales Míxtas (MMA).

¿Y Scull? Tuvo todo para ganar y no supo hacerlo. Con un caminar de ring impecable y una disposición técnica riquísima no se comprometió a fondo en ningún momento para terminar con el mexicano en una de sus peores noches. Se conformó con muy poco. La defensa es un arte elogiable en este deporte, pero sin aciertos ofensivos es imposible ganar. Sólo hubo un artista en este oficio que pudo lograrlo por ser un elegido y un diferente a todos: Nicolino Locche.

El cubano perdió su invicto a los 32 años, pero pudo cumplir con sus sueños y sus objetivos económicos después de tanto esfuerzo, soledad y sufrimiento. Era su noche, pero dejó pasar el tren.

El anuncio: “ Canelo vs Crawford” tapó todas las sombras oscuras que dejó el debut de Saúl Alvarez en el país de los camellos, el desierto, el petróleo y las mezquitas. El 12 de septiembre venidero, en la semana de los festejos conmemorativos por la independencia mexicana, todo volverá a su naturaleza: a Las Vegas. Entre apuestas, cigarros, tragos, muchachas de la noche y miles de turistas. Resta saber si “Canelo” volverá algún día ser el campeón cautivante que en la última década sedujo al mundo del deporte. Hoy, resultaría imposible afirmarlo.

El resumen de la pelea

 Derrotó por decisión unánime al cubano en Arabia Saudita; el mexicano protagonizará un combate en septiembre ante Crawford  LA NACION