Moody’s dice que podría ir mejorando “gradualmente” la calificación de riesgo de la Argentina, pero plantea una advertencia por el dólar

“Perspectiva positiva”. Así sintetiza la calificadora Moody’s, una de las grandes firmas de Wall Street, el escenario financiero local y la mirada de mediano plazo de la economía argentina, luego de la flexibilización del cepo cambiario.
“El ajuste parece más sostenible y robusto esta vez“, afirmó Jaime Reusche, vicepresidente y senior credit officer de Moody’s, en una presentación esta mañana en Buenos Aires, donde, además de elogiar la política fiscal del Gobierno y su avance en levantar las restricciones cambiarias, planteó advertencias por el balance externo.
“Hay equilibrio fiscal, el Banco Central (BCRA) está saneado y el tipo de cambio es más libre. La fase dos de esta etapa sería la eliminación de los controles de cambios para terminar de equilibrar la economía”, enumeró Reusche, y destacó que tras la apertura del cepo “la inflación no ha subido”.
En ese contexto, el analista de Moody’s, planteó que el país podría ir mejorando “gradualmente” su calificación de riesgo. De acuerdo con su escala, la deuda local tiene grado Caa3 con “perspectivas positivas” que podrían derivar en una mejora a lo largo de este año.
“Estaba en Ca y en enero aumentamos la calificación. El país no está lejos de llegar al investment grade. Pero la calificación todavía no mejora porque tenemos memoria”, planteó Reusche, para luego enumerar los sucesivos episodios de default o acuerdos frustrados con el FMI que condicionan la visión del mercado financiero y el mundo inversor sobre la economía argentina.
“Hay un impulso positivo, pero estamos siendo muy cautos. El cepo no se ha eliminado al 100% y hay restricciones que se van a ir eliminando gradualmente. Eso es prudente”, afirmó.
“A los economistas, escuchar que ‘Esta vez es diferente’ nos pone los nervios de punta”, afirmó Reusche, aunque destacó el “equilibrio fiscal” que sostiene el Gobierno como uno de sus principales activos.
“Las anclas son reales”, agregó el analista, para sumar luego el sector “exctractivo” (energía y minería) que, en su perspectiva, podría sumar US$45.000 millones anuales en exportaciones a partir de 2030.
Reusche también calificó de “saludable” la decisión del Gobierno de reforzar las reservas del Banco Central mediante un acuerdo con el FMI, al comparar la flexibilización del cepo en 2024 con el período 2016-2018, cuando el gobierno decidió conseguir divisas mediante endeudamiento en el mercado privado.
“Emitir un bono a 100 años es una maldición. Nunca nadie debe hacerlo”, planteó Reusche, al sumar al caso local los de países como Perú o México, y destacó que ahora el Gobierno “no se está arrojando al mercado de capitales”.
En ese contexto, el analista sostuvo que ve poco probable que el Gobierno busque emitir deuda este año en el mercado. “Falta poco. En enero veíamos que la percepción era favorable, pero nuevamente vemos bastante saludable el hecho de que nuestro escenario base contemplaba una salida a los mercados en el segundo semestre, pero ahora no es necesario, porque hay suficientes recursos”, dijo Reusche, quien agregó que el desembolso de US$12.000 millones del FMI, más otros giros de organismos internacionales dotaron de “pólvora” al Gobierno para sostener el esquema y “seguir avanzando”.
De todas maneras, ese camino incluye “riesgos”. En su diagnóstico, el vicepresidente de Moody’s afirmó que “el ajuste externo” no se hizo y advirtió por la estabilidad del dólar y las reservas.
“En 2021 había superavit externo, en 2022 se redujo, en 2023 hubo una catástrofe, ampliada por la sequía, y en 2024 se corrigió. Pero el año pasado se perdieron reservas. Eso nos dice que este superávit comercial no es lo único que se se necesita. Es indispensable pero no es la única piedra”, sintetizó Reusche, quien reiteró el énfasis por la “apreciación cambiaria”.
“Debemos tener cuidado con el ajuste externo. Se viene más demanda, a medida que la economía se recupere. La semana pasada estuve por trabajo en Aruba, un destino típicamente caro, y vi muchos argentinos. Algo nos dice que el tipo de cambio está atrasado, lo cual resta competitividad y genera demanda externa que puede generar presiones”, concluyó.
“Perspectiva positiva”. Así sintetiza la calificadora Moody’s, una de las grandes firmas de Wall Street, el escenario financiero local y la mirada de mediano plazo de la economía argentina, luego de la flexibilización del cepo cambiario.
“El ajuste parece más sostenible y robusto esta vez“, afirmó Jaime Reusche, vicepresidente y senior credit officer de Moody’s, en una presentación esta mañana en Buenos Aires, donde, además de elogiar la política fiscal del Gobierno y su avance en levantar las restricciones cambiarias, planteó advertencias por el balance externo.
“Hay equilibrio fiscal, el Banco Central (BCRA) está saneado y el tipo de cambio es más libre. La fase dos de esta etapa sería la eliminación de los controles de cambios para terminar de equilibrar la economía”, enumeró Reusche, y destacó que tras la apertura del cepo “la inflación no ha subido”.
En ese contexto, el analista de Moody’s, planteó que el país podría ir mejorando “gradualmente” su calificación de riesgo. De acuerdo con su escala, la deuda local tiene grado Caa3 con “perspectivas positivas” que podrían derivar en una mejora a lo largo de este año.
“Estaba en Ca y en enero aumentamos la calificación. El país no está lejos de llegar al investment grade. Pero la calificación todavía no mejora porque tenemos memoria”, planteó Reusche, para luego enumerar los sucesivos episodios de default o acuerdos frustrados con el FMI que condicionan la visión del mercado financiero y el mundo inversor sobre la economía argentina.
“Hay un impulso positivo, pero estamos siendo muy cautos. El cepo no se ha eliminado al 100% y hay restricciones que se van a ir eliminando gradualmente. Eso es prudente”, afirmó.
“A los economistas, escuchar que ‘Esta vez es diferente’ nos pone los nervios de punta”, afirmó Reusche, aunque destacó el “equilibrio fiscal” que sostiene el Gobierno como uno de sus principales activos.
“Las anclas son reales”, agregó el analista, para sumar luego el sector “exctractivo” (energía y minería) que, en su perspectiva, podría sumar US$45.000 millones anuales en exportaciones a partir de 2030.
Reusche también calificó de “saludable” la decisión del Gobierno de reforzar las reservas del Banco Central mediante un acuerdo con el FMI, al comparar la flexibilización del cepo en 2024 con el período 2016-2018, cuando el gobierno decidió conseguir divisas mediante endeudamiento en el mercado privado.
“Emitir un bono a 100 años es una maldición. Nunca nadie debe hacerlo”, planteó Reusche, al sumar al caso local los de países como Perú o México, y destacó que ahora el Gobierno “no se está arrojando al mercado de capitales”.
En ese contexto, el analista sostuvo que ve poco probable que el Gobierno busque emitir deuda este año en el mercado. “Falta poco. En enero veíamos que la percepción era favorable, pero nuevamente vemos bastante saludable el hecho de que nuestro escenario base contemplaba una salida a los mercados en el segundo semestre, pero ahora no es necesario, porque hay suficientes recursos”, dijo Reusche, quien agregó que el desembolso de US$12.000 millones del FMI, más otros giros de organismos internacionales dotaron de “pólvora” al Gobierno para sostener el esquema y “seguir avanzando”.
De todas maneras, ese camino incluye “riesgos”. En su diagnóstico, el vicepresidente de Moody’s afirmó que “el ajuste externo” no se hizo y advirtió por la estabilidad del dólar y las reservas.
“En 2021 había superavit externo, en 2022 se redujo, en 2023 hubo una catástrofe, ampliada por la sequía, y en 2024 se corrigió. Pero el año pasado se perdieron reservas. Eso nos dice que este superávit comercial no es lo único que se se necesita. Es indispensable pero no es la única piedra”, sintetizó Reusche, quien reiteró el énfasis por la “apreciación cambiaria”.
“Debemos tener cuidado con el ajuste externo. Se viene más demanda, a medida que la economía se recupere. La semana pasada estuve por trabajo en Aruba, un destino típicamente caro, y vi muchos argentinos. Algo nos dice que el tipo de cambio está atrasado, lo cual resta competitividad y genera demanda externa que puede generar presiones”, concluyó.
En un encuentro realizado esta mañana, Jaime Reusche, vicepresidente de la firma, destacó la política fiscal y sostuvo que el balance externo “es un riesgo” LA NACION