Francisco Comesaña cayó ante Rune y quedó eliminado del Masters 1000 de Roma
Peleó hasta el último punto, jamás se entregó, pero terminó prevaleciendo la mayor jerarquía de su rival. Francisco Comesaña (63°) tuvo un destacado desempeño en el Foro Itálico y se despide con la frente alta: en un partido de alto vuelo cayó con el danés Holger Rune (22 años y 10° del mundo) por 3-6, 6-3 y 6-4 y quedó eliminado en la segunda ronda del Masters 1000 de Roma.
La de este viernes fue una jornada marcada por la decepción para el tenis argentinos, pues en las primeras horas quedaron eliminados Román Burruchaga (ante el ruso Karen Khachanov por 6-4, 5-7 y 6-1) y Sebastián Báez (ante el checo Vit Kopriva, 92° del mundo, por 3-6, 6-4 y 6-4).
Comesaña, de 24 años, tuvo un arranque demoledor. Su servicio le funcionó a la perfección: perdió apenas ¡cinco! de los 25 puntos que jugó con su saque. Su rival, noveno preclasificado del Masters 1000 de Roma, no dispuso siquiera de un break-point para quebrarle.
Sí lo hizo, en cambio, el tenista argentino. Ese break fue a la diferencia en el parcial, que tuvo un game eterno -el sexto, en el que el danés mantuvo su saque luego de batallar durante más de veinte minutos-, y que quedó en manos del nacido en Mar del Plata hace 24 años. Hubo puño apretado en dirección a su box y un gran tenis, sustentado en el servicio y en una menor cantidad de errores no forzados que su rival: apenas 10 contra los ¡24 de su rival!. En casi una hora de juego, Comesaña estaba 6-3 arriba.
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En el segundo parcial, Rune ajustó las clavijas. Dejó de errarle a la cancha y comenzó a percutir con el saque. Pese a su carácter volcánico, se permitió ensayar un festejo “a lo Topo Gigio” después de un buen punto en la red. Al tenista argentino, en cambio, dejó de funcionarle el primer saque. Incluso cometió su primera doble falta de todo el partido. Rune olió sangre y, perdido por perdido, aceleró. Apeló a los drops cuando Comesaña se quedaba en la base, lo llevó de una punta a la otra de la cancha y forzó más errores del marplatense que en el priemr parcial. El 6-3 del segundo set en favor del tenista escandinavo, entonces, fue consecuencia de su supremacía dentro de la cancha.
El partido, entonces, se fue al tercer set. Mantuvo el argentino y Rune se fue a su silla maldiciendo por un pique. El europeo nunca estuvo conforme con la cancha. Después de algún punto con resultado negativo masculló bronca, gesticuló, habló con su box. Mostró su ciclotimia y, salvo en algún pasaje del segundo set, no se lo vio cómodo con su juego. El argentino siguió a lo suyo: corrió cada pelota como la última. Varió ángulos, intentó que el danés no pudiera avanzar hacia la red con golpes fáciles. Buscó fastidiarlo.
¡ERA EL PUNTO DE TODOS LOS TIEMPOS… PERO SE FUE AFUERA! 😱
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Comesaña tuvo dos chances de break en el segundo juego del tercer set. y con un revés paralelo le quebró el servicio para ponese 2-0. Como siempre, el argentino mostró el puño apretado a los suyos. Si la historia del primer set se repetía en el tercero -un solo quiebre- el partido caería de su lado. Con saques de más de 200 kilómetros por hora, el argentino no le dio espacio a su contrincante para devolver con solvencia.
El escandinavo, sin embargo, se recuperó en los momentos importantes del juego y emparejó el quiebre. Una estadistica marca la tendencia del partido: Comesaña ganó la mayoría de los puntos desde la base. Su rival, desde la red. Así, el argentino debía evitar por todos los medios que el número 10 del mundo lo atacara.
Rune, nervioso con su saque, tuvo todo para mantenerlo y ponerse 2-2. Pero Comesaña forzó la máquina y con un drive cruzado consiguió otro break-point. Rune, para variar, lo salvó en la red. Una volea larga del danés volvió a darle otra chance de quiebre al argentino, la segunda en el game. Rune, resiliente, volvió a encontrar un tiro ganador. Más tarde confirmó su saque y quedó 2-2. Comesaña mantuvo su saque y pasó al frente 3-2. Lo mismo hizo el europeo: 3-3. El séptimo game le costó al argentino: dos errores consecutivos pusieron en ventaja al danés, que tuvo un break-point a su favor. Y lo concretó con otro fallo del argentino en la red: quedó 4-3 arriba, con su saque.
Nunca se entregó Comesaña, que arrinconó a Rune en el 4-5 y forzó un doble break point. Pero el danés mostró su mano mágica y zafó: el segundo con un drop exquisito. Tuvo su primer match point, pero Comesaña resistió. La segunda fue la vencida: un smash furibundo selló la suerte del argentino, que de todas maneras dejó una gran imagen frente a un tenista de enorme jerarquía como Rune, que tendrá como rival en la tercera ronda al francés Corentin Moutet.
Peleó hasta el último punto, jamás se entregó, pero terminó prevaleciendo la mayor jerarquía de su rival. Francisco Comesaña (63°) tuvo un destacado desempeño en el Foro Itálico y se despide con la frente alta: en un partido de alto vuelo cayó con el danés Holger Rune (22 años y 10° del mundo) por 3-6, 6-3 y 6-4 y quedó eliminado en la segunda ronda del Masters 1000 de Roma.
La de este viernes fue una jornada marcada por la decepción para el tenis argentinos, pues en las primeras horas quedaron eliminados Román Burruchaga (ante el ruso Karen Khachanov por 6-4, 5-7 y 6-1) y Sebastián Báez (ante el checo Vit Kopriva, 92° del mundo, por 3-6, 6-4 y 6-4).
Comesaña, de 24 años, tuvo un arranque demoledor. Su servicio le funcionó a la perfección: perdió apenas ¡cinco! de los 25 puntos que jugó con su saque. Su rival, noveno preclasificado del Masters 1000 de Roma, no dispuso siquiera de un break-point para quebrarle.
Sí lo hizo, en cambio, el tenista argentino. Ese break fue a la diferencia en el parcial, que tuvo un game eterno -el sexto, en el que el danés mantuvo su saque luego de batallar durante más de veinte minutos-, y que quedó en manos del nacido en Mar del Plata hace 24 años. Hubo puño apretado en dirección a su box y un gran tenis, sustentado en el servicio y en una menor cantidad de errores no forzados que su rival: apenas 10 contra los ¡24 de su rival!. En casi una hora de juego, Comesaña estaba 6-3 arriba.
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En el segundo parcial, Rune ajustó las clavijas. Dejó de errarle a la cancha y comenzó a percutir con el saque. Pese a su carácter volcánico, se permitió ensayar un festejo “a lo Topo Gigio” después de un buen punto en la red. Al tenista argentino, en cambio, dejó de funcionarle el primer saque. Incluso cometió su primera doble falta de todo el partido. Rune olió sangre y, perdido por perdido, aceleró. Apeló a los drops cuando Comesaña se quedaba en la base, lo llevó de una punta a la otra de la cancha y forzó más errores del marplatense que en el priemr parcial. El 6-3 del segundo set en favor del tenista escandinavo, entonces, fue consecuencia de su supremacía dentro de la cancha.
El partido, entonces, se fue al tercer set. Mantuvo el argentino y Rune se fue a su silla maldiciendo por un pique. El europeo nunca estuvo conforme con la cancha. Después de algún punto con resultado negativo masculló bronca, gesticuló, habló con su box. Mostró su ciclotimia y, salvo en algún pasaje del segundo set, no se lo vio cómodo con su juego. El argentino siguió a lo suyo: corrió cada pelota como la última. Varió ángulos, intentó que el danés no pudiera avanzar hacia la red con golpes fáciles. Buscó fastidiarlo.
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Comesaña tuvo dos chances de break en el segundo juego del tercer set. y con un revés paralelo le quebró el servicio para ponese 2-0. Como siempre, el argentino mostró el puño apretado a los suyos. Si la historia del primer set se repetía en el tercero -un solo quiebre- el partido caería de su lado. Con saques de más de 200 kilómetros por hora, el argentino no le dio espacio a su contrincante para devolver con solvencia.
El escandinavo, sin embargo, se recuperó en los momentos importantes del juego y emparejó el quiebre. Una estadistica marca la tendencia del partido: Comesaña ganó la mayoría de los puntos desde la base. Su rival, desde la red. Así, el argentino debía evitar por todos los medios que el número 10 del mundo lo atacara.
Rune, nervioso con su saque, tuvo todo para mantenerlo y ponerse 2-2. Pero Comesaña forzó la máquina y con un drive cruzado consiguió otro break-point. Rune, para variar, lo salvó en la red. Una volea larga del danés volvió a darle otra chance de quiebre al argentino, la segunda en el game. Rune, resiliente, volvió a encontrar un tiro ganador. Más tarde confirmó su saque y quedó 2-2. Comesaña mantuvo su saque y pasó al frente 3-2. Lo mismo hizo el europeo: 3-3. El séptimo game le costó al argentino: dos errores consecutivos pusieron en ventaja al danés, que tuvo un break-point a su favor. Y lo concretó con otro fallo del argentino en la red: quedó 4-3 arriba, con su saque.
Nunca se entregó Comesaña, que arrinconó a Rune en el 4-5 y forzó un doble break point. Pero el danés mostró su mano mágica y zafó: el segundo con un drop exquisito. Tuvo su primer match point, pero Comesaña resistió. La segunda fue la vencida: un smash furibundo selló la suerte del argentino, que de todas maneras dejó una gran imagen frente a un tenista de enorme jerarquía como Rune, que tendrá como rival en la tercera ronda al francés Corentin Moutet.
En un partido trepidante, el argentino dejó una excelente imagen ante el número 10 del mundo LA NACION