Hincha! ritual show: un compendio de buenas intenciones que se identifica poco con el fervor del fútbol

Hincha! Ritual Show. Creación, escenografía y dirección: Pichón Baldinu. Performers: María Julia Astigueta, Fabricio Blanco, Cristian Díaz, Lucía Harismendy, Sebastián Iglesias Real, Pedro Maurizi, Solsire Pinto, Nahuel Quimey, Carla Ester Rimola, Julián Rubino, Victoria Seguí y Mateo Torino. Dirección musical: Gabriel Santamaria. Coreografías: Pichón Baldinu y Rosario Asencio. Iluminación: Julián Gómez y Christian Gadea Vestuario: La Polilla Imagen. Sala: Polo Cultural y Deportivo Saldías (San Pedro de Jujuy 4). Funciones: diariamente hasta el 31 de este mes, a las 20. Duración: 70 minutos. Nuestra opinión: regular.
A escasos metros del barrio Padre Mugica y del Shopping Alcorta, camino al Aeroparque, sobre la calle Salguero al fondo, se ubica el Polo Cultural y Deportivo Saldías. Ese multiespacio de recitales y exposiciones fue elegido por Pichón Baldinu, cocreador de La Organización Negra, De la Guarda y Ojalá, para su nuevo espectáculo Hincha!, ritual show, que quiebra los esquemas espaciales con actores y performers que vuelan por el aire, bailan, hacen percusión y se sumergen en burbujas colgantes que simulan ser gigantescas pelotas de fútbol a la vez que despliegan banderas a modo de simulacro, de revivir la adrenalina que se vive en una cancha de fútbol.
Baldinu, su director y creador, es líder en coreografías de altura, con performers -él mismo lo fue- sujetados con arneses, hacen revivir al público la mítica fantasía del hombre capaz de volar, mientras se mueve a un ritmo frenético o es bombardeado por chorros de agua, como ocurrió en su inigualable espectáculo Hombre vertiente (Cultural Recoleta, 2011).
El origen de hacer un teatro que conmueva, que haga partícipe al espectador casi junto con los intérpretes y le sacuda la modorra de ser un simple observador, Baldinu y su equipo lo heredó de cuando allá por el inicio de los 80, en el Festival Latinoamericano de Córdoba, vieron el espectáculo Accions, por los catalanes de La Fura dels Baus.
Con Hincha! ritual show Baldinu se propuso un homenaje a los queridos jugadores de la Selección Argentina, no sólo en el último mundial ganado en Qatar, 2022, también a las anteriores Copas del Mundo que obtuvo la Argentina, en 1978 y 1986. El resultado es un show que se convierte en un gran juego de artificio, con música estridente y bombos que retumban al ritmo del baile de sus protagonistas -imitando a las barras que ingresan a los estadios-; banderas que se despliegan fervorosamente por las dos tribunas que circundan el espacio escénico, camisetas y performers que simulan una puja entre fanáticos e intérpretes que juegan como en un pelotero un partido con una pelota gigante, pero no consiguen despertar el entusiasmo y el fervor típico de cancha a los que observan.
El mayor contagio de adrenalina en el público se produce en aquellas escenas en las que los performers realizan sus bailes acrobáticos, mientras vuelan por el aire atados a sus arneses. Con escenas que tributan a otros shows, como La tirolesa Obelisco, Período Villa Villa, o Doma, el show es un compendio de buenas intenciones, en el que poco o nada se puede identificar con el hincha de fútbol.
Una escena olvidable es la del niño que intenta jugar con una pelota, que se termina transformando en un robot, mientras el público espera la típica y clásica habilidad de saber puntear una pelota, concretar un certero cabezazo o arremeter con un golazo al arco. Con coreografías carentes de mayores juegos de piernas, que es lo que requiere el fútbol; banderas que se despliegan en las tribunas como en la cancha pero que aquí tapan al público por un tiempo exageradamente extenso y la proyección de imágenes no muy claras de los tres mundiales que le dieron sus estrellas a la Argentina, el show redunda en algo frustrante.
El espectáculo careció de esa vitalidad, esa adrenalina que corre por la sangre del hincha que queda afónico gritando a favor de su equipo. En ningún momento el público tuvo la posibilidad de gritar esa mítica palabra que lo resume todo para el hincha: ¡Gol!
Hincha! Ritual Show. Creación, escenografía y dirección: Pichón Baldinu. Performers: María Julia Astigueta, Fabricio Blanco, Cristian Díaz, Lucía Harismendy, Sebastián Iglesias Real, Pedro Maurizi, Solsire Pinto, Nahuel Quimey, Carla Ester Rimola, Julián Rubino, Victoria Seguí y Mateo Torino. Dirección musical: Gabriel Santamaria. Coreografías: Pichón Baldinu y Rosario Asencio. Iluminación: Julián Gómez y Christian Gadea Vestuario: La Polilla Imagen. Sala: Polo Cultural y Deportivo Saldías (San Pedro de Jujuy 4). Funciones: diariamente hasta el 31 de este mes, a las 20. Duración: 70 minutos. Nuestra opinión: regular.
A escasos metros del barrio Padre Mugica y del Shopping Alcorta, camino al Aeroparque, sobre la calle Salguero al fondo, se ubica el Polo Cultural y Deportivo Saldías. Ese multiespacio de recitales y exposiciones fue elegido por Pichón Baldinu, cocreador de La Organización Negra, De la Guarda y Ojalá, para su nuevo espectáculo Hincha!, ritual show, que quiebra los esquemas espaciales con actores y performers que vuelan por el aire, bailan, hacen percusión y se sumergen en burbujas colgantes que simulan ser gigantescas pelotas de fútbol a la vez que despliegan banderas a modo de simulacro, de revivir la adrenalina que se vive en una cancha de fútbol.
Baldinu, su director y creador, es líder en coreografías de altura, con performers -él mismo lo fue- sujetados con arneses, hacen revivir al público la mítica fantasía del hombre capaz de volar, mientras se mueve a un ritmo frenético o es bombardeado por chorros de agua, como ocurrió en su inigualable espectáculo Hombre vertiente (Cultural Recoleta, 2011).
El origen de hacer un teatro que conmueva, que haga partícipe al espectador casi junto con los intérpretes y le sacuda la modorra de ser un simple observador, Baldinu y su equipo lo heredó de cuando allá por el inicio de los 80, en el Festival Latinoamericano de Córdoba, vieron el espectáculo Accions, por los catalanes de La Fura dels Baus.
Con Hincha! ritual show Baldinu se propuso un homenaje a los queridos jugadores de la Selección Argentina, no sólo en el último mundial ganado en Qatar, 2022, también a las anteriores Copas del Mundo que obtuvo la Argentina, en 1978 y 1986. El resultado es un show que se convierte en un gran juego de artificio, con música estridente y bombos que retumban al ritmo del baile de sus protagonistas -imitando a las barras que ingresan a los estadios-; banderas que se despliegan fervorosamente por las dos tribunas que circundan el espacio escénico, camisetas y performers que simulan una puja entre fanáticos e intérpretes que juegan como en un pelotero un partido con una pelota gigante, pero no consiguen despertar el entusiasmo y el fervor típico de cancha a los que observan.
El mayor contagio de adrenalina en el público se produce en aquellas escenas en las que los performers realizan sus bailes acrobáticos, mientras vuelan por el aire atados a sus arneses. Con escenas que tributan a otros shows, como La tirolesa Obelisco, Período Villa Villa, o Doma, el show es un compendio de buenas intenciones, en el que poco o nada se puede identificar con el hincha de fútbol.
Una escena olvidable es la del niño que intenta jugar con una pelota, que se termina transformando en un robot, mientras el público espera la típica y clásica habilidad de saber puntear una pelota, concretar un certero cabezazo o arremeter con un golazo al arco. Con coreografías carentes de mayores juegos de piernas, que es lo que requiere el fútbol; banderas que se despliegan en las tribunas como en la cancha pero que aquí tapan al público por un tiempo exageradamente extenso y la proyección de imágenes no muy claras de los tres mundiales que le dieron sus estrellas a la Argentina, el show redunda en algo frustrante.
El espectáculo careció de esa vitalidad, esa adrenalina que corre por la sangre del hincha que queda afónico gritando a favor de su equipo. En ningún momento el público tuvo la posibilidad de gritar esa mítica palabra que lo resume todo para el hincha: ¡Gol!
El nuevo espectáculo del creador de De la Guarda resulta fiel a su estilo de teatro aéreo, pero no consigue despertar el entusiasmo la pasión de la cancha entre el público LA NACION