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jueves, mayo 15, 2025
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Tres claves para evitar la hinchazón al comer, según una médica experta en salud digestiva

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La hinchazón abdominal después de comer es una molestia muy frecuente. A algunas personas les pasa incluso cuando ingieren pequeñas porciones o alimentos livianos. Sin embargo, la médica especialista en salud digestiva Ana Montes plantea que, en muchos casos, el problema no está en los ingredientes del plato, sino en el modo en que nos sentamos a comer.

En uno de sus contenidos en redes sociales, Montes compartió tres consejos clave que, según afirma, le sirvieron a cientos de pacientes para mejorar sus digestiones y evitar esa incómoda sensación de estar “hinchados como un globo” después de comer.

1) La digestión empieza antes de tragar

El primer punto que destaca la médica es la importancia de la masticación. Puede sonar obvio, pero muchas veces se pasa por alto. “La digestión empieza en la boca”, señala. Y tiene razón: la saliva contiene enzimas que comienzan a descomponer los carbohidratos incluso antes de que los alimentos lleguen al estómago.

Si comemos apurados, sin masticar bien o mientras bebemos líquidos, esas enzimas se diluyen o no llegan a actuar. El resultado: trozos grandes de comida que el intestino no logra procesar correctamente, lo que genera fermentación, gases e inflamación.

Montes recomienda tomarse el tiempo necesario para masticar bien cada bocado. Cuando lo hacemos de forma consciente, el cuerpo digiere mejor y, además, no hace falta acompañar con agua, ya que la propia saliva cumple la función de lubricar.+

2) No tomar líquidos durante la comida

El segundo consejo de la experta apunta directamente a una costumbre muy arraigada: tomar agua o gaseosas mientras se come. Según explica, esto también interfiere en la digestión porque diluye las enzimas presentes en la saliva, dificultando el proceso digestivo desde el principio.

Por eso, aconseja evitar el consumo de líquidos durante las comidas principales y, en todo caso, hidratarse entre comidas.

3) Respirar antes de empezar

El tercer consejo puede sonar extraño, pero tiene fundamentos fisiológicos. La doctora propone hacer una pausa consciente antes de sentarse a la mesa. Respirar profundo cinco veces es suficiente para activar el sistema nervioso parasimpático, responsable de las funciones de descanso y digestión.

Cuando estamos estresados, el cuerpo entra en “modo alerta”, lo que prioriza la acción y no la digestión. Comemos tensos, sin prestar atención, y esto también repercute en cómo digerimos. Con una pequeña pausa de respiración profunda, el cuerpo recibe la señal de que puede relajarse y enfocarse en procesar los alimentos.

Comer no es solo lo que comemos

Estos tres hábitos —masticar bien, evitar líquidos al comer y respirar antes de comenzar— parecen simples, pero pueden marcar una gran diferencia. Montes insiste en que no siempre hay que culpar al menú: a veces, el problema está en la forma en que nos sentamos a la mesa.

Comer es un acto fisiológico, sí, pero también es un momento para estar presentes, conectados con lo que estamos haciendo. Volver a lo básico puede ser el primer paso para sentirnos mejor por dentro.

La hinchazón abdominal después de comer es una molestia muy frecuente. A algunas personas les pasa incluso cuando ingieren pequeñas porciones o alimentos livianos. Sin embargo, la médica especialista en salud digestiva Ana Montes plantea que, en muchos casos, el problema no está en los ingredientes del plato, sino en el modo en que nos sentamos a comer.

En uno de sus contenidos en redes sociales, Montes compartió tres consejos clave que, según afirma, le sirvieron a cientos de pacientes para mejorar sus digestiones y evitar esa incómoda sensación de estar “hinchados como un globo” después de comer.

1) La digestión empieza antes de tragar

El primer punto que destaca la médica es la importancia de la masticación. Puede sonar obvio, pero muchas veces se pasa por alto. “La digestión empieza en la boca”, señala. Y tiene razón: la saliva contiene enzimas que comienzan a descomponer los carbohidratos incluso antes de que los alimentos lleguen al estómago.

Si comemos apurados, sin masticar bien o mientras bebemos líquidos, esas enzimas se diluyen o no llegan a actuar. El resultado: trozos grandes de comida que el intestino no logra procesar correctamente, lo que genera fermentación, gases e inflamación.

Montes recomienda tomarse el tiempo necesario para masticar bien cada bocado. Cuando lo hacemos de forma consciente, el cuerpo digiere mejor y, además, no hace falta acompañar con agua, ya que la propia saliva cumple la función de lubricar.+

2) No tomar líquidos durante la comida

El segundo consejo de la experta apunta directamente a una costumbre muy arraigada: tomar agua o gaseosas mientras se come. Según explica, esto también interfiere en la digestión porque diluye las enzimas presentes en la saliva, dificultando el proceso digestivo desde el principio.

Por eso, aconseja evitar el consumo de líquidos durante las comidas principales y, en todo caso, hidratarse entre comidas.

3) Respirar antes de empezar

El tercer consejo puede sonar extraño, pero tiene fundamentos fisiológicos. La doctora propone hacer una pausa consciente antes de sentarse a la mesa. Respirar profundo cinco veces es suficiente para activar el sistema nervioso parasimpático, responsable de las funciones de descanso y digestión.

Cuando estamos estresados, el cuerpo entra en “modo alerta”, lo que prioriza la acción y no la digestión. Comemos tensos, sin prestar atención, y esto también repercute en cómo digerimos. Con una pequeña pausa de respiración profunda, el cuerpo recibe la señal de que puede relajarse y enfocarse en procesar los alimentos.

Comer no es solo lo que comemos

Estos tres hábitos —masticar bien, evitar líquidos al comer y respirar antes de comenzar— parecen simples, pero pueden marcar una gran diferencia. Montes insiste en que no siempre hay que culpar al menú: a veces, el problema está en la forma en que nos sentamos a la mesa.

Comer es un acto fisiológico, sí, pero también es un momento para estar presentes, conectados con lo que estamos haciendo. Volver a lo básico puede ser el primer paso para sentirnos mejor por dentro.

 La médica Ana Montes explica que muchas veces no es lo que comemos lo que nos inflama, sino cómo lo hacemos; estos hábitos sencillos pueden cambiar el rumbo de la digestión  LA NACION