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viernes, mayo 16, 2025
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Jorge Porcel, de su pasión por el canto y sus amores prohibidos a la depresión que sufrió tras la muerte de Alberto Olmedo

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Se llamaba Jorge Raúl Porcel de Peralta y de chico soñaba con ser deportista o abogado. Pero fue uno de los grandes comediantes de nuestro país y formó una dupla inolvidable junto a Alberto Olmedo, con quien protagonizó programas de televisión, películas y obras de teatro que quedaron en nuestra historia y que todavía se ven en algún canal de cable a pesar de que el humor ya no es el mismo de hace cincuenta años. Los dos nombres están tan unidos en nuestra memoria colectiva que resulta difícil pensar en el uno sin el otro.

Jorge Porcel nació el 7 de septiembre de 1936 en un hogar humilde de Avellaneda, con una mamá ama de casa y un papá taxista. Amante de la música y con una notable voz de barítono, amaba juntarse con los amigos del barrio y cantar tangos y boleros en el patio; los vecinos hacían silencio para escucharlo y aplaudirlo. Esa pasión hizo que Juan Carlos Mareco le prestara especial atención en un restaurante de Barracas una noche cualquiera de 1956 y lo recomendara en un programa de radio, La revista dislocada. Dicen que Mareco escribió en una servilleta: “Yo, Juan Carlos Mareco, digo que Porcel va a triunfar”, estampó su firma y le dijo que volvieran a hablar en quince años. No se equivocó. Ese fue el puntapié inicial de una carrera de casi cincuenta años que terminó con su muerte, el 16 de mayo de 2006. Muchos de los latiguillos que Porcel repetía todavía se recuerdan y también se usan: “¡Son años!“, ”¿No es fino?” o “¿Qué hacé, Tri Tri?“.

Rápidamente, Porcel dio que hablar gracias a su picardía natural y su capacidad de improvisación. Aunque hizo algunos programas de radio como Gente de hoy, en 1979, y Porcel más dos, en el ’84, su gran romance fue con la televisión. En 1961, La revista dislocada debutó en Canal 13 y su histrionismo y don natural le abrieron las puertas del mundo del espectáculo. En 1964 ya tenía su propio programa, Los sueños del Gordo Porcel, en Canal 11, y un año después hizo Operación Ja Ja, de los hermanos Gerardo y Hugo Sofovich. Fue en ese programa que conoció a Alberto Olmedo y la acertada intuición de los Sofovich los animó a formar una dupla exitosa.

Porcel hizo La matraca, El botón, Domingos de teatro cómico, El chaleco, Polémica en el bar, Fresco y Batata, Porcelandia, Garrafa, Desnudas, el ciclo infantil El tío Porcel, Porcel para todos, Luz cámara acción, Operación Porcel, ¿Lo viste a Porcel?, El circo más gordo del mundo, Las gatitas y los ratones de Porcel, Club de hombres, A la cama con Porcel, Cartón lleno, La Tota y la Porota, Polémica en el bar y La peluquería de Don Mateo, entre otros grandes éxitos.

Su debut en el cine fue en 1962 con Disloque en Mar del Plata, pero su primer protagónico fue dos años más tarde, con El gordo Villanueva. Sin embargo, fue de la mano de Olmedo que logró su gran popularidad, siempre con trabajos de tono picaresco. La simbiosis de ambos fue tan fuerte que parecía imposible que uno hiciera algo sin el otro.

Protagonizó decenas de películas, entre ellas Disloque en el presidio, Villa Cariño, Coche cama alojamiento, Villa Cariño está que arde, El bulín, Los caballeros de la cama redonda, Hoy le toca a mi mujer, Los doctores las prefieren desnudas, Hay que romper la rutina, El gordo de América, Los hombres solo piensan en eso, El gordo catástrofe, Fotógrafo de señoras, Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo, Custodio de señoras, Expertos en pinchazos, Te rompo el rating, Las mujeres son cosa de guapos, Los fierecillos indomables, Los extraterrestres, Los reyes del sablazo, Mirame la palomita, Los colimbas se divierten, Rambito y Rambón primera misión, Atracción peculiar y El profesor punk. Durante algunos años estuvo retirado hasta que reapareció con una pequeña participación en la película de Brian De Palma, junto a Al Pacino, Carlito’s Way, en 1993, y luego en Corona contraataca, no exhibida en cines.

En teatro debutó en 1967 con Maipísimo y siguió con Minifaldas, Las 40 primaveras, Buenos Aires 2001, Escándalo en el Maipo, El Maipo en Luna Nueva, El Maipazo del año, Gran despiplume en el Maipo, El despiplume sigue andando, Maipo Superstar, La Revista de Oro, En el Astros, las estrellas, El Maipo de gala, La revista nunca vista, No rompan las olas, La revista de las súper estrellas, Seguimos rompiendo las olas, El loquero en la revista, Prohibida, ¿No es fino? y Hay fiesta en el conventillo. Se pudrió todo, en 1990, marcó su última temporada en Mar del Plata. Trabajó con todos los grandes de esa época: Don Pelele, Rafael Carret, Adolfo García Grau, Hugo del Carril, Osvaldo Pacheco, Juan Carlos Altavista, Jorge Luz, José Marrone, Juan Carlos Calabró, Alfredo Barbieri, Tristán, Mario Sapag y claro, con Susana Giménez y Moria Casán.

Un talento poco conocido

La música fue una faceta menos conocida de Porcel, pero por la que tenía gran pasión y, siempre que podía, cantaba boleros en sus programas. Y hasta llegó a editar discos: en 1970, grabó su primer simple en el sello Music Hall, con las canciones “Buenos Aires Madrugada” y “Payaso Sin Amor”.

En 1976 grabó “Botoncitos de zarzuelas” junto a Fidel Pintos, García Grau, Carmen Morales y Olmedo. Y en 1980 editó Puro corazón, para el sello CBS; sobre este trabajo, Porcel dijo que fue un proyecto catártico que lo ayudó a mostrar sus talentos menos conocidos. Amaba tanto la música que en alguna entrevista llegó a decir que estaba pensando seriamente “en abandonar un poquito al actor cómico” para concentrarse en la música. Pero nunca lo hizo.

La muerte de su amigo

La trágica muerte de Alberto Olmedo torció también el destino de Porcel, que entró en una profunda depresión de la que nunca terminó de salir. Empezó a trabajar mucho menos, se sentía perdido en el set y en la vida. Necesitó cambiar de rumbo y en 1991 se mudó a Miami, en los Estados Unidos.

Allí presentó un show nocturno de variedades para adultos, A la cama con Porcel, que se vio por Telemundo. Unos años más tarde se convirtió al cristianismo evangélico y llegó a oficiar como pastor. Por ese entonces cuestionó todo su pasado, sus excesos y su lujuria. Abrió un restaurante de comida argentina e italiana y bajó el perfil hasta el fin de sus días. Ya tenía algunos problemas de salud que empeoraron con los años; intentó varias dietas y no logró bajar de peso, sufrió diabetes, le diagnosticaron Mal de Parkinson que, sumados a sus problemas de columna, lo obligaron a movilizarse en silla de ruedas.

Cuando murió, el 16 de mayo del 2006 y por una complicación derivada de una operación de vesícula, ya no tenía el restaurante y pasaba sus días escribiendo una serie de libros sobre el cristianismo evangélico. Tenía 69 años. Sus restos fueron velados en los Estados Unidos y luego trasladados a nuestro país para su inhumación en el cementerio de la Chacarita.

Los amores de Porcel

Estuvo casado durante más de 40 años con Olga Gómez, que lo acompañó hasta su muerte. Se conocieron a principios de 1950, cuando Porcel todavía no era popular. Se casaron en mayo de 1963 y 20 años más tarde adoptaron una nena de 3 años, María Sol.

Olga le perdonó mil infidelidades y siguió a su lado, inclusive cuando las revistas hablaban del romance de Porcel con Carmen Barbieri y luego con Luis Albinoni. Y hasta le perdonó que tuviera un hijo con otra mujer: Jorge Junior es fruto de una relación secreta que el actor tuvo con Norma de Mauricio.

Cuando empezó a salir con Carmen Barbieri, ella tenía 21 años y él, que ya era popular hacía rato, 40. Dicen que el romance nació una noche de verano de 1977, entretelones cuando ambos compartían cartel en El Maipo de gala. Porcel había sido compañero de Alfredo Barbieri, y conocía a Carmen desde que era una nena. Y cuentan que todo estalló cuando Alfredo supo del romance del cómico con su hija y hasta aseguran que una vez baleó el auto de Porcel en la puerta de su casa. Pero eso es una leyenda que alguna vez desmintió la mamá de Carmen. A pesar de no ser aceptada en el seno familiar, la relación continuó durante dos años y por mucho tiempo se vieron a escondidas.

“Yo con ese hombre hubiese tenido hijos si no me hubiera dejado, porque volvió con su mujer; hubiera armado una familia con Porcel. Tenía todo lo que yo necesito para enamorarme: cantaba bien, era un gran músico, un buen escritor, un buen director, un excelente cómico. Me regalaba libros, hablábamos de pintura. Un hombre muy inteligente”, contó alguna vez Carmen Barbieri. Y reveló una intimidad: “Él no quería mostrar su cuerpo y la primera vez me pidió que vaya al baño para que él se desnude. Fue una cita rara y me enamoró más”.

La relación con Luisa Albinoni, en cambio, duró seis años. “Cuando empezamos nuestra relación yo no sabía que estaba en un segundo lugar, esa es la verdad. Porque el gordito me vendió un buen verso con moño y todo. Pensé que estaba separado, era muy jovencita, y después lo descubrí con el tiempo. Lo único que me había contado era que tenía un hijo con otra persona que no era su esposa y que estaba separado, y la verdad convivimos seis años y al principio no noté ninguna diferencia, sobre todo porque él salía, hacía shows afuera. Con los años entendí que los ‘afuera’ era su casa con su esposa. Pero para ese entonces yo ya estaba metida con patas, manos y todo. Estaba enamorada y lo acepté”, confesó la actriz hace algunos años. Fue una historia secreta durante muchos años, que se inició en 1981 y que solamente conocían algunos colegas. Y cada vez que puede, Albinoni lo defiende: “Dicen que era muy autoritario o que maltrataba a la gente, y yo no conocí ningún número uno que no tuviera autoridad. Yo creo que era autoridad, no era maltrato”.

Jorge Porcel nunca tuvo buena relación con su hijo Jorge. Siempre fue distante. Muchas veces Jorge Junior contó que su papá no se había hecho cargo de él, que no le pasaba cuota alimentaria y que apenas lo veía. En cambio, el actor tuvo buen vínculo con su hija adoptiva, María Sol, con quien convivía en Miami cuando llegó el final de sus días, también junto a su esposa Olga.

Se llamaba Jorge Raúl Porcel de Peralta y de chico soñaba con ser deportista o abogado. Pero fue uno de los grandes comediantes de nuestro país y formó una dupla inolvidable junto a Alberto Olmedo, con quien protagonizó programas de televisión, películas y obras de teatro que quedaron en nuestra historia y que todavía se ven en algún canal de cable a pesar de que el humor ya no es el mismo de hace cincuenta años. Los dos nombres están tan unidos en nuestra memoria colectiva que resulta difícil pensar en el uno sin el otro.

Jorge Porcel nació el 7 de septiembre de 1936 en un hogar humilde de Avellaneda, con una mamá ama de casa y un papá taxista. Amante de la música y con una notable voz de barítono, amaba juntarse con los amigos del barrio y cantar tangos y boleros en el patio; los vecinos hacían silencio para escucharlo y aplaudirlo. Esa pasión hizo que Juan Carlos Mareco le prestara especial atención en un restaurante de Barracas una noche cualquiera de 1956 y lo recomendara en un programa de radio, La revista dislocada. Dicen que Mareco escribió en una servilleta: “Yo, Juan Carlos Mareco, digo que Porcel va a triunfar”, estampó su firma y le dijo que volvieran a hablar en quince años. No se equivocó. Ese fue el puntapié inicial de una carrera de casi cincuenta años que terminó con su muerte, el 16 de mayo de 2006. Muchos de los latiguillos que Porcel repetía todavía se recuerdan y también se usan: “¡Son años!“, ”¿No es fino?” o “¿Qué hacé, Tri Tri?“.

Rápidamente, Porcel dio que hablar gracias a su picardía natural y su capacidad de improvisación. Aunque hizo algunos programas de radio como Gente de hoy, en 1979, y Porcel más dos, en el ’84, su gran romance fue con la televisión. En 1961, La revista dislocada debutó en Canal 13 y su histrionismo y don natural le abrieron las puertas del mundo del espectáculo. En 1964 ya tenía su propio programa, Los sueños del Gordo Porcel, en Canal 11, y un año después hizo Operación Ja Ja, de los hermanos Gerardo y Hugo Sofovich. Fue en ese programa que conoció a Alberto Olmedo y la acertada intuición de los Sofovich los animó a formar una dupla exitosa.

Porcel hizo La matraca, El botón, Domingos de teatro cómico, El chaleco, Polémica en el bar, Fresco y Batata, Porcelandia, Garrafa, Desnudas, el ciclo infantil El tío Porcel, Porcel para todos, Luz cámara acción, Operación Porcel, ¿Lo viste a Porcel?, El circo más gordo del mundo, Las gatitas y los ratones de Porcel, Club de hombres, A la cama con Porcel, Cartón lleno, La Tota y la Porota, Polémica en el bar y La peluquería de Don Mateo, entre otros grandes éxitos.

Su debut en el cine fue en 1962 con Disloque en Mar del Plata, pero su primer protagónico fue dos años más tarde, con El gordo Villanueva. Sin embargo, fue de la mano de Olmedo que logró su gran popularidad, siempre con trabajos de tono picaresco. La simbiosis de ambos fue tan fuerte que parecía imposible que uno hiciera algo sin el otro.

Protagonizó decenas de películas, entre ellas Disloque en el presidio, Villa Cariño, Coche cama alojamiento, Villa Cariño está que arde, El bulín, Los caballeros de la cama redonda, Hoy le toca a mi mujer, Los doctores las prefieren desnudas, Hay que romper la rutina, El gordo de América, Los hombres solo piensan en eso, El gordo catástrofe, Fotógrafo de señoras, Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo, Custodio de señoras, Expertos en pinchazos, Te rompo el rating, Las mujeres son cosa de guapos, Los fierecillos indomables, Los extraterrestres, Los reyes del sablazo, Mirame la palomita, Los colimbas se divierten, Rambito y Rambón primera misión, Atracción peculiar y El profesor punk. Durante algunos años estuvo retirado hasta que reapareció con una pequeña participación en la película de Brian De Palma, junto a Al Pacino, Carlito’s Way, en 1993, y luego en Corona contraataca, no exhibida en cines.

En teatro debutó en 1967 con Maipísimo y siguió con Minifaldas, Las 40 primaveras, Buenos Aires 2001, Escándalo en el Maipo, El Maipo en Luna Nueva, El Maipazo del año, Gran despiplume en el Maipo, El despiplume sigue andando, Maipo Superstar, La Revista de Oro, En el Astros, las estrellas, El Maipo de gala, La revista nunca vista, No rompan las olas, La revista de las súper estrellas, Seguimos rompiendo las olas, El loquero en la revista, Prohibida, ¿No es fino? y Hay fiesta en el conventillo. Se pudrió todo, en 1990, marcó su última temporada en Mar del Plata. Trabajó con todos los grandes de esa época: Don Pelele, Rafael Carret, Adolfo García Grau, Hugo del Carril, Osvaldo Pacheco, Juan Carlos Altavista, Jorge Luz, José Marrone, Juan Carlos Calabró, Alfredo Barbieri, Tristán, Mario Sapag y claro, con Susana Giménez y Moria Casán.

Un talento poco conocido

La música fue una faceta menos conocida de Porcel, pero por la que tenía gran pasión y, siempre que podía, cantaba boleros en sus programas. Y hasta llegó a editar discos: en 1970, grabó su primer simple en el sello Music Hall, con las canciones “Buenos Aires Madrugada” y “Payaso Sin Amor”.

En 1976 grabó “Botoncitos de zarzuelas” junto a Fidel Pintos, García Grau, Carmen Morales y Olmedo. Y en 1980 editó Puro corazón, para el sello CBS; sobre este trabajo, Porcel dijo que fue un proyecto catártico que lo ayudó a mostrar sus talentos menos conocidos. Amaba tanto la música que en alguna entrevista llegó a decir que estaba pensando seriamente “en abandonar un poquito al actor cómico” para concentrarse en la música. Pero nunca lo hizo.

La muerte de su amigo

La trágica muerte de Alberto Olmedo torció también el destino de Porcel, que entró en una profunda depresión de la que nunca terminó de salir. Empezó a trabajar mucho menos, se sentía perdido en el set y en la vida. Necesitó cambiar de rumbo y en 1991 se mudó a Miami, en los Estados Unidos.

Allí presentó un show nocturno de variedades para adultos, A la cama con Porcel, que se vio por Telemundo. Unos años más tarde se convirtió al cristianismo evangélico y llegó a oficiar como pastor. Por ese entonces cuestionó todo su pasado, sus excesos y su lujuria. Abrió un restaurante de comida argentina e italiana y bajó el perfil hasta el fin de sus días. Ya tenía algunos problemas de salud que empeoraron con los años; intentó varias dietas y no logró bajar de peso, sufrió diabetes, le diagnosticaron Mal de Parkinson que, sumados a sus problemas de columna, lo obligaron a movilizarse en silla de ruedas.

Cuando murió, el 16 de mayo del 2006 y por una complicación derivada de una operación de vesícula, ya no tenía el restaurante y pasaba sus días escribiendo una serie de libros sobre el cristianismo evangélico. Tenía 69 años. Sus restos fueron velados en los Estados Unidos y luego trasladados a nuestro país para su inhumación en el cementerio de la Chacarita.

Los amores de Porcel

Estuvo casado durante más de 40 años con Olga Gómez, que lo acompañó hasta su muerte. Se conocieron a principios de 1950, cuando Porcel todavía no era popular. Se casaron en mayo de 1963 y 20 años más tarde adoptaron una nena de 3 años, María Sol.

Olga le perdonó mil infidelidades y siguió a su lado, inclusive cuando las revistas hablaban del romance de Porcel con Carmen Barbieri y luego con Luis Albinoni. Y hasta le perdonó que tuviera un hijo con otra mujer: Jorge Junior es fruto de una relación secreta que el actor tuvo con Norma de Mauricio.

Cuando empezó a salir con Carmen Barbieri, ella tenía 21 años y él, que ya era popular hacía rato, 40. Dicen que el romance nació una noche de verano de 1977, entretelones cuando ambos compartían cartel en El Maipo de gala. Porcel había sido compañero de Alfredo Barbieri, y conocía a Carmen desde que era una nena. Y cuentan que todo estalló cuando Alfredo supo del romance del cómico con su hija y hasta aseguran que una vez baleó el auto de Porcel en la puerta de su casa. Pero eso es una leyenda que alguna vez desmintió la mamá de Carmen. A pesar de no ser aceptada en el seno familiar, la relación continuó durante dos años y por mucho tiempo se vieron a escondidas.

“Yo con ese hombre hubiese tenido hijos si no me hubiera dejado, porque volvió con su mujer; hubiera armado una familia con Porcel. Tenía todo lo que yo necesito para enamorarme: cantaba bien, era un gran músico, un buen escritor, un buen director, un excelente cómico. Me regalaba libros, hablábamos de pintura. Un hombre muy inteligente”, contó alguna vez Carmen Barbieri. Y reveló una intimidad: “Él no quería mostrar su cuerpo y la primera vez me pidió que vaya al baño para que él se desnude. Fue una cita rara y me enamoró más”.

La relación con Luisa Albinoni, en cambio, duró seis años. “Cuando empezamos nuestra relación yo no sabía que estaba en un segundo lugar, esa es la verdad. Porque el gordito me vendió un buen verso con moño y todo. Pensé que estaba separado, era muy jovencita, y después lo descubrí con el tiempo. Lo único que me había contado era que tenía un hijo con otra persona que no era su esposa y que estaba separado, y la verdad convivimos seis años y al principio no noté ninguna diferencia, sobre todo porque él salía, hacía shows afuera. Con los años entendí que los ‘afuera’ era su casa con su esposa. Pero para ese entonces yo ya estaba metida con patas, manos y todo. Estaba enamorada y lo acepté”, confesó la actriz hace algunos años. Fue una historia secreta durante muchos años, que se inició en 1981 y que solamente conocían algunos colegas. Y cada vez que puede, Albinoni lo defiende: “Dicen que era muy autoritario o que maltrataba a la gente, y yo no conocí ningún número uno que no tuviera autoridad. Yo creo que era autoridad, no era maltrato”.

Jorge Porcel nunca tuvo buena relación con su hijo Jorge. Siempre fue distante. Muchas veces Jorge Junior contó que su papá no se había hecho cargo de él, que no le pasaba cuota alimentaria y que apenas lo veía. En cambio, el actor tuvo buen vínculo con su hija adoptiva, María Sol, con quien convivía en Miami cuando llegó el final de sus días, también junto a su esposa Olga.

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