Piden extraditar al presunto líder argentino de una red internacional de caza ilegal y tráfico de animales

La semana pasada solicitaron desde Bolivia la extradición del líder de una presunta organización criminal asociada al turismo de caza, Jorge Noya. Se trata de un argentino que se presenta a sí mismo como “cazador profesional” con más de 40 años de experiencia.
Hasta el 2024, su empresa, Caza & Safaris ofrecía una “caza asegurada” de distintos animales, muchos de ellos prohibidos en el país o en el mundo. Noya tiene hoy dos causas abiertas: una en la Argentina y otra en Bolivia.
La investigación la lleva la Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Sergio Mola, con intervención del Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora. En un inicio participó como juez federal subrogante Ernesto Kreplak y, ahora, pasó a manos del juez federal subrogante de Quilmes, Luis Armella.
La Justicia argentina le dictó prisión domiciliaria tras ser procesado, junto con seis personas más, por los delitos de asociación ilícita, provisión ilegal de armas de fuego, maltrato animal y depredación de fauna silvestre. En Bolivia, su causa está en la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente y Narcotráfico y está a cargo del fiscal ambiental Miguel González. Acusan a Noya como a su presunto socio, Federico Manuel Testa, de los delitos de biocidio, destrucción y deterioro del patrimonio natural.
El abogado Rodrigo Herrero, el exguardaparque y activista ambiental Marco Uzquiano y la representante del Colectivo Llanto del Jaguar, Lisa Corti denunciaron penalmente a Noya y a uno de sus presuntos colaboradores argentinos, Federico Testa. Apuntaron que Noya hizo más de 30 viajes, muchos de forma irregular, para cazar o llevar clientes a cazar yaguaretés en la selva boliviana.
En la Argentina, la justicia federal secuestró en agosto del año pasado 44 armas de fuego, 12 vehículos de automotor –otros 25 están embargados– y 7971 taxidermias, cuernos y pieles que hallaron en los tres cotos de caza y en los dos depósitos asociados a la empresa de Noya. También hallaron una serie de fotografías que exponían a Noya posando con distintos cadáveres de animales. Varios de ellos eran yaguaretés, que fueron catalogados en peligro de extinción en todo el mundo. Un punto clave fue que varios de los ejemplares hallados no eran argentinos.
Fuentes cercanas a la investigación plantearon que el cazador había diseñado un modus operandi en el que se atraían clientes, se conseguía el espécimen que se quería cazar, se rentaban armas y se gestionaba el envío del “trofeo” o animal taxidermizado. Presuntamente, operaban en la Argentina, en Bolivia y en Brasil. Al parecer, para el caso específico de la caza de yaguareté viajaban a la ciudad de Cáceres o a São Paulo en Brasil y de allí cruzaban a distintos puntos del este boliviano. Hace unas semanas, la revista Nómadas publicó un informe en el que afirma que el último viaje que el argentino hizo al país vecino fue entre el 14 y 26 de julio de 2024. Según detallan, Noya entró de manera ilegal.
La semana pasada, la querella de la causa boliviana, representada por el abogado Rodrigo Herrero, solicitó la extradición de Noya. “El motivo es que necesitamos que Noya se presente ante la justicia boliviana por la demanda que hicimos en su contra”, explicó Herrero, en diálogo con este medio. La decisión se tomó después de que la Policía Federal Argentina encontrara evidencia fotográfica en el celular del líder de Caza & Safaris en el que se muestra al lado de dos yaguaretés asesinados en Bolivia.
El abogado querellante aseguró que el fiscal González le manifestó su predisposición para acompañar esta solicitud. LA NACION contactó al fiscal para confirmarlo, sin embargo, al cierre de esta publicación, no recibió respuesta.
Desde la Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora explicaron que no han recibido ningún pedido de captura o extradición. Herrero aclaró que es un proceso largo. Los pasos a seguir serían que desde Bolivia se le solicite la extradición a la justicia federal argentina, que en el territorio implicaría un juicio.
“Es la primera vez que pasa algo así en la región. No conozco otro caso en el que, por biocidio o depredación, se haya pedido extradición”, resaltó el abogado boliviano, que cree que para el final del año se procesará la solicitud. “También pienso que se va a emitir un pedido para la privación de su libertad aquí en Bolivia”, añadió.
Un negocio millonario
Según fuentes cercanas a la investigación, el negocio de Noya y sus socios era redondo y millonario. El target de clientes era sobre todo internacional. En especial conseguían cazadores de Estados Unidos, España y algunos de Rusia.
Los captaban de distintas formas. A muchos de ellos los conocían en convenciones internacionales de caza como los que organiza el Safari Club International (SCI) en las Vegas y Tennessee, o la Feria Cinegética de Madrid. Con otros se conectaban a través de foros como Africa Hunting, redes sociales y su página de internet. Allí les presentaban los distintos paquetes que Caza & Safaris ofrecía. En su mayoría se ejecutaban en territorio argentino, aunque hay pruebas que indican que Noya hizo viajes internacionales con sus clientes, como lo presuntamente ocurrido en Bolivia.
Según información judicial, los clientes llegaban al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Un miembro de la empresa los pasaba a buscar y de ahí los derivaba a cualquiera de los tres cotos de caza argentinos asociados a Noya. Les ofrecían hospedaje, comida y un catálogo de animales para cazar. Si los animales no estaban en dichos cotos, viajaban afuera del país para buscar a esos ejemplares como los yaguaretés.
La semana pasada solicitaron desde Bolivia la extradición del líder de una presunta organización criminal asociada al turismo de caza, Jorge Noya. Se trata de un argentino que se presenta a sí mismo como “cazador profesional” con más de 40 años de experiencia.
Hasta el 2024, su empresa, Caza & Safaris ofrecía una “caza asegurada” de distintos animales, muchos de ellos prohibidos en el país o en el mundo. Noya tiene hoy dos causas abiertas: una en la Argentina y otra en Bolivia.
La investigación la lleva la Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Sergio Mola, con intervención del Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora. En un inicio participó como juez federal subrogante Ernesto Kreplak y, ahora, pasó a manos del juez federal subrogante de Quilmes, Luis Armella.
La Justicia argentina le dictó prisión domiciliaria tras ser procesado, junto con seis personas más, por los delitos de asociación ilícita, provisión ilegal de armas de fuego, maltrato animal y depredación de fauna silvestre. En Bolivia, su causa está en la Fiscalía Especializada en Medio Ambiente y Narcotráfico y está a cargo del fiscal ambiental Miguel González. Acusan a Noya como a su presunto socio, Federico Manuel Testa, de los delitos de biocidio, destrucción y deterioro del patrimonio natural.
El abogado Rodrigo Herrero, el exguardaparque y activista ambiental Marco Uzquiano y la representante del Colectivo Llanto del Jaguar, Lisa Corti denunciaron penalmente a Noya y a uno de sus presuntos colaboradores argentinos, Federico Testa. Apuntaron que Noya hizo más de 30 viajes, muchos de forma irregular, para cazar o llevar clientes a cazar yaguaretés en la selva boliviana.
En la Argentina, la justicia federal secuestró en agosto del año pasado 44 armas de fuego, 12 vehículos de automotor –otros 25 están embargados– y 7971 taxidermias, cuernos y pieles que hallaron en los tres cotos de caza y en los dos depósitos asociados a la empresa de Noya. También hallaron una serie de fotografías que exponían a Noya posando con distintos cadáveres de animales. Varios de ellos eran yaguaretés, que fueron catalogados en peligro de extinción en todo el mundo. Un punto clave fue que varios de los ejemplares hallados no eran argentinos.
Fuentes cercanas a la investigación plantearon que el cazador había diseñado un modus operandi en el que se atraían clientes, se conseguía el espécimen que se quería cazar, se rentaban armas y se gestionaba el envío del “trofeo” o animal taxidermizado. Presuntamente, operaban en la Argentina, en Bolivia y en Brasil. Al parecer, para el caso específico de la caza de yaguareté viajaban a la ciudad de Cáceres o a São Paulo en Brasil y de allí cruzaban a distintos puntos del este boliviano. Hace unas semanas, la revista Nómadas publicó un informe en el que afirma que el último viaje que el argentino hizo al país vecino fue entre el 14 y 26 de julio de 2024. Según detallan, Noya entró de manera ilegal.
La semana pasada, la querella de la causa boliviana, representada por el abogado Rodrigo Herrero, solicitó la extradición de Noya. “El motivo es que necesitamos que Noya se presente ante la justicia boliviana por la demanda que hicimos en su contra”, explicó Herrero, en diálogo con este medio. La decisión se tomó después de que la Policía Federal Argentina encontrara evidencia fotográfica en el celular del líder de Caza & Safaris en el que se muestra al lado de dos yaguaretés asesinados en Bolivia.
El abogado querellante aseguró que el fiscal González le manifestó su predisposición para acompañar esta solicitud. LA NACION contactó al fiscal para confirmarlo, sin embargo, al cierre de esta publicación, no recibió respuesta.
Desde la Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora explicaron que no han recibido ningún pedido de captura o extradición. Herrero aclaró que es un proceso largo. Los pasos a seguir serían que desde Bolivia se le solicite la extradición a la justicia federal argentina, que en el territorio implicaría un juicio.
“Es la primera vez que pasa algo así en la región. No conozco otro caso en el que, por biocidio o depredación, se haya pedido extradición”, resaltó el abogado boliviano, que cree que para el final del año se procesará la solicitud. “También pienso que se va a emitir un pedido para la privación de su libertad aquí en Bolivia”, añadió.
Un negocio millonario
Según fuentes cercanas a la investigación, el negocio de Noya y sus socios era redondo y millonario. El target de clientes era sobre todo internacional. En especial conseguían cazadores de Estados Unidos, España y algunos de Rusia.
Los captaban de distintas formas. A muchos de ellos los conocían en convenciones internacionales de caza como los que organiza el Safari Club International (SCI) en las Vegas y Tennessee, o la Feria Cinegética de Madrid. Con otros se conectaban a través de foros como Africa Hunting, redes sociales y su página de internet. Allí les presentaban los distintos paquetes que Caza & Safaris ofrecía. En su mayoría se ejecutaban en territorio argentino, aunque hay pruebas que indican que Noya hizo viajes internacionales con sus clientes, como lo presuntamente ocurrido en Bolivia.
Según información judicial, los clientes llegaban al Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Un miembro de la empresa los pasaba a buscar y de ahí los derivaba a cualquiera de los tres cotos de caza argentinos asociados a Noya. Les ofrecían hospedaje, comida y un catálogo de animales para cazar. Si los animales no estaban en dichos cotos, viajaban afuera del país para buscar a esos ejemplares como los yaguaretés.
Desde Bolivia solicitaron la extradición de Jorge Noya para que se presente ante la Justicia por una denuncia penal en su contra; lo acusan de cazar varios yaguaretés en ese país LA NACION