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lunes, mayo 19, 2025
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Rodríguez Larreta hizo pie en las elecciones porteñas: cuarto lugar y ocho puntos para “volver a empezar”

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Todo corrió de acuerdo a lo esperado en las oficinas de Movimiento para el Desarrollo (MAD), el think tank que fundó Horacio Rodríguez Larreta en agosto del año pasado para comenzar a dejar atrás el gusto amargo de las últimas elecciones: “Volvamos Buenos Aires”, la lista que lidera, con poco más de 8 puntos, se ubicó en el cuarto lugar de las elecciones legislativas de la Ciudad, detrás de Pro y logró tres bancas en la Legislatura.

“Cumplimos porque volvimos”, festejó, sobrio, el exjefe porteño cuando caía la noche en el búnker de Palermo. Fueron más de 125.000 votos, el caudal que esperaban para ratificar la vigencia de Rodríguez Larreta en las urnas y comenzar a cimentar su candidatura para 2027, tal como anunció en el debate con los otros 16 candidatos, semanas atrás.

Por eso, no hubo una explosión de euforia cuando se conocieron los primeros resultados, que serían similares a la foto final; tampoco la sensación de un resultado “corto”. A lo largo de la tarde-noche, el clima fue siempre el mismo, de calma y optimismo, que solo se romperían cerca de las 18 con la llegada de Rodríguez Larreta, envuelto por su equipo en un mar de aplausos y silbidos, al igual que la senadora Guadalupe Tagliaferri, segunda en la lista, y el legislador porteño, Emanuel Ferrario, que cerraba el tridente con chanches.

Los tres ingresarán a la Legislatura. Cuando estaban escrutadas más del 97% de las urnas, distintas voces que estaban con la calculadora en la mano así lo confirmaban. De esa manera, en el parlamento porteño, el espacio conserva las dos bancas propias que puso en juego y sumaría una más, según las cuentas que manejaban sobre el cierre del escrutinio.

Pero más importante fue ratificar que el dos veces jefe de Gobierno, que bajo el paraguas de Juntos por el Cambio llegó a cosechar más del 55% en las urnas, todavía conserva un piso de votos propios luego del golpe que le asestó Patricia Bullrich en la interna camino a las presidenciales. Es una plataforma sobre la que trabajar de cara al 2027.

“Hay que saltar, hay que saltar, es con Horacio en la ciudad”, se coreaba mientras se esperaba que el aludido bajara del segundo piso de la casa para ofrecer su primera declaración de la noche, cuando el escrutinio ya no podía deparar sorpresas.

“La gestión de Jorge Macri es mala”, sentenció. “No se trabaja lo que la ciudad necesita, la inseguridad, obras cero, la limpieza, eso es lo que me fueron reclamando en cada barrio de la ciudad y para eso volvimos”, describió.

“Fui anotando, uno por uno, en mi cuadernito”, dijo, mientras cortaba el aire en tercios con su mano derecha. “Esta preocupación, donde fui confirmando lo que yo ya sentía y lo que todos vemos: que la ciudad está mal”, insistió. “La ciudad no es lo que era. En cada uno de los barrios me lo fueron diciendo: suciedad, mugre, el famoso olor a pis”, añadió, desatando una ola de risas entre las más de 150 personas que lo escuchaban. “Y sí, hay olor a pis, ¡hay olor a pis!“, respondió, insistiendo el slogan que logró insertar con éxito en la campaña.

Estuvo flanqueado por Tagliaferri y Ferrario, pero también por el exalcalde Jorge Telerman y Graciela Ocaña, de Confianza Pública, con quien cerró lista. Abajo del escenario, lo seguía la mirada sonriente de del exministro de Cultura Pablo Avelluto y el exdiputado Daniel Andrés Lipovetzky, entre otros.

“Estamos muy contentos con el resultado. Creemos que esto es un apoyo de los vecinos y las vecinas de la ciudad a nuestra campaña. Una campaña que estuvo todo el tiempo hablando de los temas de la ciudad, los temas locales, los problemas que veíamos y las propuestas que teníamos”, dijo a LA NACION, Emanuel Ferrario, que destacó dos aspectos de la elección.

“El primero es que el 85% de los porteños le dijo que no a la gestión de Jorge Macri. Que no está contento con la gestión, y que generó un montón de problemas que no teníamos. Y por otro lado, creo que tenemos todos una responsabilidad, que es entender la baja participación que hubo. Y creo que ese es un mensaje claro para toda la política. La política tiene que hacerse cargo de eso y trabajar con más responsabilidad, con más compromiso, más horas”, afirmó.

La decisión de volver al ruedo luego del duro golpe que le asestó Bullrich se tomó tras un período de retraimiento, de “lectura y estudio”, luego de mucha “reflexión” y del dictado de clases en diversas partes del mundo sobre la “gestión”, según relato en algunas entrevistas.

La campaña se puso en marcha desde las oficinas en donde recibieron los resultados, en la zona más exclusiva de Palermo. Fue “sin encuestas y austera”, según remarcaron laderos del exjefe porteño, y con el viejo libreto: sin estridencias ni achaques directos, apegado a la gestión.

“Se rencontró con el verdadero Horacio”, aseguraban en MAD, donde consideran que los “cambios profundos” solo llegan con políticas que se extiendan en el tiempo y, por lo tanto, con sustento en el acuerdo. “Es su esencia, no la va a cambiar por una derrota”, explicaban.

Todo corrió de acuerdo a lo esperado en las oficinas de Movimiento para el Desarrollo (MAD), el think tank que fundó Horacio Rodríguez Larreta en agosto del año pasado para comenzar a dejar atrás el gusto amargo de las últimas elecciones: “Volvamos Buenos Aires”, la lista que lidera, con poco más de 8 puntos, se ubicó en el cuarto lugar de las elecciones legislativas de la Ciudad, detrás de Pro y logró tres bancas en la Legislatura.

“Cumplimos porque volvimos”, festejó, sobrio, el exjefe porteño cuando caía la noche en el búnker de Palermo. Fueron más de 125.000 votos, el caudal que esperaban para ratificar la vigencia de Rodríguez Larreta en las urnas y comenzar a cimentar su candidatura para 2027, tal como anunció en el debate con los otros 16 candidatos, semanas atrás.

Por eso, no hubo una explosión de euforia cuando se conocieron los primeros resultados, que serían similares a la foto final; tampoco la sensación de un resultado “corto”. A lo largo de la tarde-noche, el clima fue siempre el mismo, de calma y optimismo, que solo se romperían cerca de las 18 con la llegada de Rodríguez Larreta, envuelto por su equipo en un mar de aplausos y silbidos, al igual que la senadora Guadalupe Tagliaferri, segunda en la lista, y el legislador porteño, Emanuel Ferrario, que cerraba el tridente con chanches.

Los tres ingresarán a la Legislatura. Cuando estaban escrutadas más del 97% de las urnas, distintas voces que estaban con la calculadora en la mano así lo confirmaban. De esa manera, en el parlamento porteño, el espacio conserva las dos bancas propias que puso en juego y sumaría una más, según las cuentas que manejaban sobre el cierre del escrutinio.

Pero más importante fue ratificar que el dos veces jefe de Gobierno, que bajo el paraguas de Juntos por el Cambio llegó a cosechar más del 55% en las urnas, todavía conserva un piso de votos propios luego del golpe que le asestó Patricia Bullrich en la interna camino a las presidenciales. Es una plataforma sobre la que trabajar de cara al 2027.

“Hay que saltar, hay que saltar, es con Horacio en la ciudad”, se coreaba mientras se esperaba que el aludido bajara del segundo piso de la casa para ofrecer su primera declaración de la noche, cuando el escrutinio ya no podía deparar sorpresas.

“La gestión de Jorge Macri es mala”, sentenció. “No se trabaja lo que la ciudad necesita, la inseguridad, obras cero, la limpieza, eso es lo que me fueron reclamando en cada barrio de la ciudad y para eso volvimos”, describió.

“Fui anotando, uno por uno, en mi cuadernito”, dijo, mientras cortaba el aire en tercios con su mano derecha. “Esta preocupación, donde fui confirmando lo que yo ya sentía y lo que todos vemos: que la ciudad está mal”, insistió. “La ciudad no es lo que era. En cada uno de los barrios me lo fueron diciendo: suciedad, mugre, el famoso olor a pis”, añadió, desatando una ola de risas entre las más de 150 personas que lo escuchaban. “Y sí, hay olor a pis, ¡hay olor a pis!“, respondió, insistiendo el slogan que logró insertar con éxito en la campaña.

Estuvo flanqueado por Tagliaferri y Ferrario, pero también por el exalcalde Jorge Telerman y Graciela Ocaña, de Confianza Pública, con quien cerró lista. Abajo del escenario, lo seguía la mirada sonriente de del exministro de Cultura Pablo Avelluto y el exdiputado Daniel Andrés Lipovetzky, entre otros.

“Estamos muy contentos con el resultado. Creemos que esto es un apoyo de los vecinos y las vecinas de la ciudad a nuestra campaña. Una campaña que estuvo todo el tiempo hablando de los temas de la ciudad, los temas locales, los problemas que veíamos y las propuestas que teníamos”, dijo a LA NACION, Emanuel Ferrario, que destacó dos aspectos de la elección.

“El primero es que el 85% de los porteños le dijo que no a la gestión de Jorge Macri. Que no está contento con la gestión, y que generó un montón de problemas que no teníamos. Y por otro lado, creo que tenemos todos una responsabilidad, que es entender la baja participación que hubo. Y creo que ese es un mensaje claro para toda la política. La política tiene que hacerse cargo de eso y trabajar con más responsabilidad, con más compromiso, más horas”, afirmó.

La decisión de volver al ruedo luego del duro golpe que le asestó Bullrich se tomó tras un período de retraimiento, de “lectura y estudio”, luego de mucha “reflexión” y del dictado de clases en diversas partes del mundo sobre la “gestión”, según relato en algunas entrevistas.

La campaña se puso en marcha desde las oficinas en donde recibieron los resultados, en la zona más exclusiva de Palermo. Fue “sin encuestas y austera”, según remarcaron laderos del exjefe porteño, y con el viejo libreto: sin estridencias ni achaques directos, apegado a la gestión.

“Se rencontró con el verdadero Horacio”, aseguraban en MAD, donde consideran que los “cambios profundos” solo llegan con políticas que se extiendan en el tiempo y, por lo tanto, con sustento en el acuerdo. “Es su esencia, no la va a cambiar por una derrota”, explicaban.

 El resultado se alineó con la expectativa que reinaba en el búnker de Palermo; ingresarán a la Legislatura él, Tagliaferri y Ferrario  LA NACION