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miércoles, mayo 21, 2025
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Según Harvard: dormir menos de 5 horas por noche podría desencadenar Alzhéimer

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Descansar bien es importante a cualquier edad, no solo es un hábito recomendado para mantenerse lúcido y con energía sino que, según los profesionales, es una costumbre fundamental para mantenerse sano. No es casualidad que en el último tiempo se haya ampliado el campo de estudio de esta ciencia y haya nacido el área de la “medicina del sueño” así como también un aumento en la cantidad de clínicas y hospitales especializados en observar cómo la deprivación del sueño o el exceso pueden tener consecuencias fatales en el desarrollo de enfermedades en las personas.

“Este es un estadio fundamental para el mantenimiento del equilibrio, no sólo cerebral, sino del de todo el cuerpo. La homeostasis -capacidad que tienen los organismos para estar siempre estables internamente y responder a los estímulos externos- depende sí o sí de la calidad de sueño”, revela Daniel Cardinali (M.N. 34409) médico, investigador emérito del CONICET y profesor emérito de la UBA.

Consecuentemente, tras cientos de estudios e investigaciones en el tema y una priorización por parte de los especialistas en este tema, se desarrollaron pautas de “higiene del sueño” -nombre que se le da a un conjunto de prácticas que ayudan a cuidar la calidad del sueño y a prevenir desajustes en los horarios de descanso-. Entre las más recomendadas, la World Sleep Society menciona:

Establecer un horario regular para dormir y despertarseEvitar la ingestión excesiva de alcohol cuatro horas antes de acostarse y no fumarNo consumir alimentos pesados, picantes o azucarados en las horas previas a dormirEncontrar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación ventiladaBloquear todo tipo de ruido que distraiga y eliminar la mayor cantidad de luz posible.

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Un grupo de investigadores canadienses evidenció a través de un estudio que cuando las personas descansan correctamente, su cerebro se deshace de aquello que “no necesita”, como si fuese un método de reciclaje de desechos que ocurre en esa parte del cuerpo mientras se duerme. Sin embargo, lo más destacado de su observación fue que cuando no se duerme lo suficiente, se acumulan sustancias similares a placas que afectan al estado cognitivo y aumentan las probabilidades de tener demencia en la vejez.

El estudio, publicado en la revista Science Advances, hace énfasis en que la pérdida crónica de sueño envejece prematuramente las células inmunitarias del cerebro y puede provocar graves problemas cognitivos. “En el ámbito profesional ya se sabe que la falta de un sueño reparador está vinculado con el mantenimiento de procesos inflamatorios crónicos que son considerados como la base de todas las enfermedades crónicas y no transmisibles”, señala Cardinali.

En conversación con CTVNews, el Dr. Anrew Lim, investigador principal del estudio y profesor asociado de Neurología de la Universidad de Toronto, contó que los participantes que se despertaban mucho durante la noche o tenían un sueño fragmentado demostraban un rendimiento cognitivo deficiente en las pruebas.

Según las conclusiones del escrito, la falta de descanso no solo conduce a las personas a un envejecimiento prematuro, sino que también desencadena la activación anormal de las células inmunitarias del cerebro, que acostumbran activarse solamente para combatir patógenos y desechos celulares.

“Nosotros nos bañamos en horas diferentes del día, pero el cerebro lo hace durante la etapa del sueño lento. En ese momento nocturno, se da un proceso de flujo glinfático en el que una corriente atraviesa el tejido cerebral desde la parte arterial hasta la venosa para ir eliminando los desechos”, desarrolla Cardinali.

Sucesivamente, el doctor explica que en la actualidad hay mucho interés en este flujo porque, aparentemente, cuando se bloquea aumenta la acumulación de proteínas anormales como la Tau y la β-amiloide que son conocidas por producir enfermedades neurodegenerativas.

¿Daños irreversibles?

Según Lim, aquellos participantes del estudio que durmieron mejor demostraban tener células inmunitarias más jóvenes y menos activadas que los protegían contra los efectos negativos de la enfermedad de Alzheimer en la cognición.

Sin embargo, el estudio canadiense no es el único en comprobar esto, ya otras investigaciones habían detectado lo dañino que podía ser para la salud del cerebro no descansar bien.

Por ejemplo, en una investigación de la Escuela de Medicina de Harvard se estudió a más de 2.800 personas de 65 años o más que participaron en el Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento para poder observar la relación entre un autoinforme sobre las características del sueño en 2013 o 2014 que habían hecho y el desarrollo de demencia y/o muerte cinco años después. Entre los resultados se demostró que las personas que dormían menos de cinco horas por noche tenían el doble de probabilidades de desarrollar Alzheimer y de morir, en comparación con las que dormían de seis a ocho horas por noche.

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Un segundo estudio llegó a una conclusión similar. Investigadores europeos analizaron los datos de casi 8.000 participantes y encontraron que dormir seis horas o menos de manera constante a los 50, 60 y 70 años se asociaba con un aumento del 30% en el riesgo de demencia en comparación con una duración normal del sueño de siete horas.

No obstante, según señala el Dr. Andrew E. Budson, jefe de neurología cognitiva y conductual en el Sistema de Atención Médica para Veteranos de Boston, en una columna de opinión “no todo son malas noticias”: existe la posibilidad de reducir el riesgo de desarrollar demencia si se comienza a dormir lo suficiente. Como prueba de esto, el neurólogo cita un estudio hecho en conjunto por la Universidad de Toronto y Chicago en la que se examinó a personas que tenían un mayor riesgo genético de desarrollar Alzheimer. Tras seguir rigurosamente un plan de higiene del sueño para dormir mejor demostraron que se reducían sus probabilidades de desarrollar la enfermedad y el desarrollo de la patología del enredo en el cerebro, una sustancia que se acumula en la neuronas y provoca demencia.

Finalmente, el Dr. Cardinali resalta que otro factor relacionado a estos problemas es el estado de vigilia. “Tras la pandemia se ha verificado que no es tan claro que dependiendo de la edad uno tenga que dormir un cierto número de horas.

Por eso, el único elemento que se tiene que evaluar es la calidad de la vigilia: si es adecuada, la calidad del sueño también lo será”, dice. ¿Qué implica esto? Según el experto significa que una persona cuenta con una buena función cognitiva, un nivel de atención mantenido y no tiene somnolencia excesiva durante el día.

Descansar bien es importante a cualquier edad, no solo es un hábito recomendado para mantenerse lúcido y con energía sino que, según los profesionales, es una costumbre fundamental para mantenerse sano. No es casualidad que en el último tiempo se haya ampliado el campo de estudio de esta ciencia y haya nacido el área de la “medicina del sueño” así como también un aumento en la cantidad de clínicas y hospitales especializados en observar cómo la deprivación del sueño o el exceso pueden tener consecuencias fatales en el desarrollo de enfermedades en las personas.

“Este es un estadio fundamental para el mantenimiento del equilibrio, no sólo cerebral, sino del de todo el cuerpo. La homeostasis -capacidad que tienen los organismos para estar siempre estables internamente y responder a los estímulos externos- depende sí o sí de la calidad de sueño”, revela Daniel Cardinali (M.N. 34409) médico, investigador emérito del CONICET y profesor emérito de la UBA.

Consecuentemente, tras cientos de estudios e investigaciones en el tema y una priorización por parte de los especialistas en este tema, se desarrollaron pautas de “higiene del sueño” -nombre que se le da a un conjunto de prácticas que ayudan a cuidar la calidad del sueño y a prevenir desajustes en los horarios de descanso-. Entre las más recomendadas, la World Sleep Society menciona:

Establecer un horario regular para dormir y despertarseEvitar la ingestión excesiva de alcohol cuatro horas antes de acostarse y no fumarNo consumir alimentos pesados, picantes o azucarados en las horas previas a dormirEncontrar una configuración de temperatura de sueño cómoda y mantener la habitación ventiladaBloquear todo tipo de ruido que distraiga y eliminar la mayor cantidad de luz posible.

Las 3 vitaminas que son fundamentales para mantener los ojos sanos, según expertos

Un grupo de investigadores canadienses evidenció a través de un estudio que cuando las personas descansan correctamente, su cerebro se deshace de aquello que “no necesita”, como si fuese un método de reciclaje de desechos que ocurre en esa parte del cuerpo mientras se duerme. Sin embargo, lo más destacado de su observación fue que cuando no se duerme lo suficiente, se acumulan sustancias similares a placas que afectan al estado cognitivo y aumentan las probabilidades de tener demencia en la vejez.

El estudio, publicado en la revista Science Advances, hace énfasis en que la pérdida crónica de sueño envejece prematuramente las células inmunitarias del cerebro y puede provocar graves problemas cognitivos. “En el ámbito profesional ya se sabe que la falta de un sueño reparador está vinculado con el mantenimiento de procesos inflamatorios crónicos que son considerados como la base de todas las enfermedades crónicas y no transmisibles”, señala Cardinali.

En conversación con CTVNews, el Dr. Anrew Lim, investigador principal del estudio y profesor asociado de Neurología de la Universidad de Toronto, contó que los participantes que se despertaban mucho durante la noche o tenían un sueño fragmentado demostraban un rendimiento cognitivo deficiente en las pruebas.

Según las conclusiones del escrito, la falta de descanso no solo conduce a las personas a un envejecimiento prematuro, sino que también desencadena la activación anormal de las células inmunitarias del cerebro, que acostumbran activarse solamente para combatir patógenos y desechos celulares.

“Nosotros nos bañamos en horas diferentes del día, pero el cerebro lo hace durante la etapa del sueño lento. En ese momento nocturno, se da un proceso de flujo glinfático en el que una corriente atraviesa el tejido cerebral desde la parte arterial hasta la venosa para ir eliminando los desechos”, desarrolla Cardinali.

Sucesivamente, el doctor explica que en la actualidad hay mucho interés en este flujo porque, aparentemente, cuando se bloquea aumenta la acumulación de proteínas anormales como la Tau y la β-amiloide que son conocidas por producir enfermedades neurodegenerativas.

¿Daños irreversibles?

Según Lim, aquellos participantes del estudio que durmieron mejor demostraban tener células inmunitarias más jóvenes y menos activadas que los protegían contra los efectos negativos de la enfermedad de Alzheimer en la cognición.

Sin embargo, el estudio canadiense no es el único en comprobar esto, ya otras investigaciones habían detectado lo dañino que podía ser para la salud del cerebro no descansar bien.

Por ejemplo, en una investigación de la Escuela de Medicina de Harvard se estudió a más de 2.800 personas de 65 años o más que participaron en el Estudio Nacional de Tendencias de Salud y Envejecimiento para poder observar la relación entre un autoinforme sobre las características del sueño en 2013 o 2014 que habían hecho y el desarrollo de demencia y/o muerte cinco años después. Entre los resultados se demostró que las personas que dormían menos de cinco horas por noche tenían el doble de probabilidades de desarrollar Alzheimer y de morir, en comparación con las que dormían de seis a ocho horas por noche.

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Un segundo estudio llegó a una conclusión similar. Investigadores europeos analizaron los datos de casi 8.000 participantes y encontraron que dormir seis horas o menos de manera constante a los 50, 60 y 70 años se asociaba con un aumento del 30% en el riesgo de demencia en comparación con una duración normal del sueño de siete horas.

No obstante, según señala el Dr. Andrew E. Budson, jefe de neurología cognitiva y conductual en el Sistema de Atención Médica para Veteranos de Boston, en una columna de opinión “no todo son malas noticias”: existe la posibilidad de reducir el riesgo de desarrollar demencia si se comienza a dormir lo suficiente. Como prueba de esto, el neurólogo cita un estudio hecho en conjunto por la Universidad de Toronto y Chicago en la que se examinó a personas que tenían un mayor riesgo genético de desarrollar Alzheimer. Tras seguir rigurosamente un plan de higiene del sueño para dormir mejor demostraron que se reducían sus probabilidades de desarrollar la enfermedad y el desarrollo de la patología del enredo en el cerebro, una sustancia que se acumula en la neuronas y provoca demencia.

Finalmente, el Dr. Cardinali resalta que otro factor relacionado a estos problemas es el estado de vigilia. “Tras la pandemia se ha verificado que no es tan claro que dependiendo de la edad uno tenga que dormir un cierto número de horas.

Por eso, el único elemento que se tiene que evaluar es la calidad de la vigilia: si es adecuada, la calidad del sueño también lo será”, dice. ¿Qué implica esto? Según el experto significa que una persona cuenta con una buena función cognitiva, un nivel de atención mantenido y no tiene somnolencia excesiva durante el día.

 En plena expansión de la medicina del sueño, investigaciones internacionales, entre ellos uno de la prestigiosa universidad de Harvard, evidencian que los malos hábitos de descanso deterioran el funcionamiento cognitivo  LA NACION