Vivió 117 años y antes de morir sorprendió con el secreto de su longevidad

Emma Morano fue mucho más que una mujer longeva: fue un testimonio viviente de los últimos 117 años de historia. Nacida en la región de Piamonte, Italia, el 29 de noviembre de 1899, atravesó dos guerras mundiales, cambios de papado, más de 90 gobiernos italianos y vio transformarse el mundo con avances tecnológicos impensados. Hasta su muerte en 2017, fue la última persona viva nacida en el siglo XIX.
Su historia no solo asombra por la cantidad de años vividos, sino también por la sabiduría con la que enfrentó la vida. Cuando los medios le preguntaron cuál era su secreto, respondió con convicción: mantenerse alejada de los hombres y seguir una dieta rigurosa.
El secreto de la longevidad de Emma Morano
Emma Morano tuvo una vida marcada por el dolor: perdió a su único hijo a los seis meses y fue víctima de un matrimonio abusivo. Obligada a casarse a los 26 años, relató que la amenaza de su futuro esposo fue tan explícita como aterradora: “Si no te conviene, te mato”. Ese vínculo terminó en 1938, y desde entonces, nunca más quiso compartir su vida con ningún hombre. “No quería ser dominada por nadie”, explicó. El único amor que reconoció fue un joven que murió en la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces, vivió sola y fiel a una rutina que consideraba su fórmula de vida: cada mañana comía tres huevos -dos de ellos crudos- como tratamiento contra la anemia que le diagnosticaron tras la guerra. Este hábito lo sostuvo durante 90 años. A eso sumaba una dosis diaria de grapa, una bebida alcohólica que ella misma preparaba con hierbas y uvas.
En sus últimos años redujo la ingesta a dos huevos diarios, pero nunca abandonó esa rutina. Además, destacaba la genética como un factor clave: su madre vivió hasta los 91 y varias de sus hermanas alcanzaron los 100 años.
Emma Morano no dejó recetas universales, pero sí una vida de convicciones fuertes, decisiones firmes y hábitos constantes.
Emma Morano fue mucho más que una mujer longeva: fue un testimonio viviente de los últimos 117 años de historia. Nacida en la región de Piamonte, Italia, el 29 de noviembre de 1899, atravesó dos guerras mundiales, cambios de papado, más de 90 gobiernos italianos y vio transformarse el mundo con avances tecnológicos impensados. Hasta su muerte en 2017, fue la última persona viva nacida en el siglo XIX.
Su historia no solo asombra por la cantidad de años vividos, sino también por la sabiduría con la que enfrentó la vida. Cuando los medios le preguntaron cuál era su secreto, respondió con convicción: mantenerse alejada de los hombres y seguir una dieta rigurosa.
El secreto de la longevidad de Emma Morano
Emma Morano tuvo una vida marcada por el dolor: perdió a su único hijo a los seis meses y fue víctima de un matrimonio abusivo. Obligada a casarse a los 26 años, relató que la amenaza de su futuro esposo fue tan explícita como aterradora: “Si no te conviene, te mato”. Ese vínculo terminó en 1938, y desde entonces, nunca más quiso compartir su vida con ningún hombre. “No quería ser dominada por nadie”, explicó. El único amor que reconoció fue un joven que murió en la Primera Guerra Mundial.
Desde entonces, vivió sola y fiel a una rutina que consideraba su fórmula de vida: cada mañana comía tres huevos -dos de ellos crudos- como tratamiento contra la anemia que le diagnosticaron tras la guerra. Este hábito lo sostuvo durante 90 años. A eso sumaba una dosis diaria de grapa, una bebida alcohólica que ella misma preparaba con hierbas y uvas.
En sus últimos años redujo la ingesta a dos huevos diarios, pero nunca abandonó esa rutina. Además, destacaba la genética como un factor clave: su madre vivió hasta los 91 y varias de sus hermanas alcanzaron los 100 años.
Emma Morano no dejó recetas universales, pero sí una vida de convicciones fuertes, decisiones firmes y hábitos constantes.
Emma Morano fue la última persona nacida en el siglo XIX. Antes de morir, contó qué hacía todos los días y cómo llegó a vivir 117 años. LA NACION