El Gran Premio de España: Red Bull quiso confundir a McLaren, pero desató los demonios de Verstappen

McLaren es el equipo a vencer, el modelo MCL39 es el auto que marca el pulso en la Fórmula 1 y los pilotos Oscar Piastri y Lando Norris protagonizan una batalla bajo las reglas de la escudería de Woking, que después de nueve fechas no impone favoritismo entre sus espadas. Para romper con el paradigma, Red Bull Racing (RBR) exploró en las estrategias en el Gran Premio de España, con el deseo de empujar a Max Verstappen hacia la victoria: confundir al rival se impuso como la táctica, aunque los movimientos terminaron por desorientar y extraer el costado más oscuro de MadMax.
Las últimas seis vueltas, después de que el Auto de Seguridad rehabilitó la pista, tras el despiste de Andrea Kimi Antonelli (Mercedes), provocaron los desbordes del neerlandés, que en desventaja mecánica al calzar neumáticos duros para desandar ese sprint perdió el control del auto, los papeles y recibió una penalización de 10 segundos que lo retrasaron hasta el décimo escalón del clasificador y, además, tres puntos en la licencia.
Terminó siendo una derrota del muro y un desatino del piloto, una doble frustración que tendrá que resultar un aprendizaje para el futuro: el Mundial de Constructores, aun con 15 grandes premios por delante, es una fantasía, con 218 puntos como brecha con McLaren y con Ferrari y Mercedes por delante de los coches de Milton Keynes; las 49 unidades que Piastri tomó de ventaja sobre Verstappen, un número que asusta para proyectar una quinta corona para el neerlandés.
Una carrera atípica se presentó desde la grilla en Barcelona, porque la baja de Lance Stroll (Aston Martin), por una lesión en la mano y la muñeca derecha –molestias que son producto de un accidente en bicicletas en 2023- obligó a retirar al auto del canadiense, que de someterse a una cirugía podría ausentarse del próximo gran premio, en su país. El foco en la largada se depositó sobre la puja entre los compañeros Piastri y Norris, rememorando el morbo del espectacular accidente que protagonizaron antes de la primera curva Lewis Hamilton y Nico Rosberg en 2016. Pero el australiano desactivó toda fábula y Verstappen hizo su parte al relegar a Norris al tercer puesto. La posición de MadMax aceleró a los ingenieros de RBR a trazar planes para acosar en la pista de Piastri.
Una ventana de tres segundos con el auto de adelante era el pronóstico para no sufrir con el aire sucio y así una rápida degradación de los neumáticos; la alta temperatura y un auto pesado, por la carga de combustible, otros factores que animaban a la gestión y reprimían los arrebatos. El primer round de los neumáticos lo ganó McLaren: en el séptimo giro, Norris recibió la orden de avanzar sobre Verstappen, una maniobra que el británico ejecutó seis vueltas más tarde con la ayuda del DRS sobre la recta. Los autos de Woking recuperaban el 1-2 y en Milton Keynes dispararon dos recambios de gomas en 29 vueltas, sobre las 66 que tenía el gran premio: repitieron con compuesto blando y luego optaron por los medios.
McLaren no se salió del libreto, aun conociendo de la brillantez de Hannah Schmitz -jefa de estrategias de RBR-, que con sus trucos logró victorias impensadas para sus pilotos: en Woking se aferraban al plan de dos paradas. La tercera detención Verstappen la desarrolló en el giro 48 y el neerlandés quedó a la cola de Norris, cuando el británico se detuvo en la vuelta 50.
El tren de rezagados frustró a MadMax, que quedó atrapado en la puja entre Liam Lawson (Racing Bulls) y Oliver Bearman (Haas) y lanzó un gesto con su mano al joven inglés, exFerrari. Parecía que no había caso, pero el incidente de Antonelli –segundo abandono en las últimas tres carreras- abrió una ventana e imprimió emoción al desenlace.
La confianza que impera en McLaren animó a ensayar con los mecánicos una doble parada, con Piastri y Norris, que calzaron gomas blandas para el sprint; Verstappen entró y el equipo colocó neumáticos duros, que demoran en tomar temperatura y tienen rendimiento de velocidad de casi un segundo menor a los blandos. La información que brinda Pirelli –proveedor de la F.1- marcaba que para la carrera el neerlandés disponía de cuatro juegos de gomas blandas –había empleado dos-, aunque solo uno era nuevo. “¿Qué son estas gomas?”, se quejó MadMax y desde el box respondieron que no tenían mejores, dando a entender que las restantes estaban dañadas. Fue el comienzo de la debacle.
El resumen del Gran Premio de España
Al entrar en la recta para relanzar, Verstappen pisó el piano y el auto casi se descontrola; Charles Leclerc (Ferrari) le arrebató el tercer puesto y George Russell (Mercedes) intentó también la superación. Un roce, la necesidad de tomar la escapatoria y salvar la posición al regresar por delante del británico pareció demostrar la fortaleza que caracteriza al neerlandés. El equipo pidió que cediera igualmente el puesto –los comisarios deportivos luego determinaron que no existían motivos para una sanción-, y aunque Verstappen no estuvo de acuerdo con la instrucción se corrió para dejarse adelantar.
Los demonios del pasado reaparecieron y la furia se desataría segundos después: cerró la marcha y chocó deliberadamente a Russell en la Curva 5, lo que provocó un castigo de 10 segundos.
“Prefiero hablar de la carrera que de un solo momento”, lanzó sobre el episodio en diálogo con Sky Sports. La sanción tuvo un plus: sumó tres puntos en la súperlicencia, acumula 11 y quedó a uno de recibir una carrera de suspensión. Los puntos se borran el 30 de junio, por lo que en Canadá y Austria el tetracampeón deberá ser cuidadoso para sostener la ilusión de pulsear por el título, algo que por sus palabras asoma complejo: “No sé si hay alguna, creo que somos demasiado lentos para luchar por el título. Quedó demostrado otra vez”, expuso.
Drama in the closing stages of the race! 😱
Max Verstappen drops to P10 following a 10-second penalty for causing a collision with George Russell #F1 #SpanishGP pic.twitter.com/anhkyJ92pk
— Formula 1 (@F1) June 1, 2025
Lejos de las polémicas y con un plan sin fisuras, McLaren festejó el triunfo de Piastri, que encadena ocho podios y en su tercer año en la F.1 teje con sus actuaciones el sueño de convertirse en campeón.
McLaren es el equipo a vencer, el modelo MCL39 es el auto que marca el pulso en la Fórmula 1 y los pilotos Oscar Piastri y Lando Norris protagonizan una batalla bajo las reglas de la escudería de Woking, que después de nueve fechas no impone favoritismo entre sus espadas. Para romper con el paradigma, Red Bull Racing (RBR) exploró en las estrategias en el Gran Premio de España, con el deseo de empujar a Max Verstappen hacia la victoria: confundir al rival se impuso como la táctica, aunque los movimientos terminaron por desorientar y extraer el costado más oscuro de MadMax.
Las últimas seis vueltas, después de que el Auto de Seguridad rehabilitó la pista, tras el despiste de Andrea Kimi Antonelli (Mercedes), provocaron los desbordes del neerlandés, que en desventaja mecánica al calzar neumáticos duros para desandar ese sprint perdió el control del auto, los papeles y recibió una penalización de 10 segundos que lo retrasaron hasta el décimo escalón del clasificador y, además, tres puntos en la licencia.
Terminó siendo una derrota del muro y un desatino del piloto, una doble frustración que tendrá que resultar un aprendizaje para el futuro: el Mundial de Constructores, aun con 15 grandes premios por delante, es una fantasía, con 218 puntos como brecha con McLaren y con Ferrari y Mercedes por delante de los coches de Milton Keynes; las 49 unidades que Piastri tomó de ventaja sobre Verstappen, un número que asusta para proyectar una quinta corona para el neerlandés.
Una carrera atípica se presentó desde la grilla en Barcelona, porque la baja de Lance Stroll (Aston Martin), por una lesión en la mano y la muñeca derecha –molestias que son producto de un accidente en bicicletas en 2023- obligó a retirar al auto del canadiense, que de someterse a una cirugía podría ausentarse del próximo gran premio, en su país. El foco en la largada se depositó sobre la puja entre los compañeros Piastri y Norris, rememorando el morbo del espectacular accidente que protagonizaron antes de la primera curva Lewis Hamilton y Nico Rosberg en 2016. Pero el australiano desactivó toda fábula y Verstappen hizo su parte al relegar a Norris al tercer puesto. La posición de MadMax aceleró a los ingenieros de RBR a trazar planes para acosar en la pista de Piastri.
Una ventana de tres segundos con el auto de adelante era el pronóstico para no sufrir con el aire sucio y así una rápida degradación de los neumáticos; la alta temperatura y un auto pesado, por la carga de combustible, otros factores que animaban a la gestión y reprimían los arrebatos. El primer round de los neumáticos lo ganó McLaren: en el séptimo giro, Norris recibió la orden de avanzar sobre Verstappen, una maniobra que el británico ejecutó seis vueltas más tarde con la ayuda del DRS sobre la recta. Los autos de Woking recuperaban el 1-2 y en Milton Keynes dispararon dos recambios de gomas en 29 vueltas, sobre las 66 que tenía el gran premio: repitieron con compuesto blando y luego optaron por los medios.
McLaren no se salió del libreto, aun conociendo de la brillantez de Hannah Schmitz -jefa de estrategias de RBR-, que con sus trucos logró victorias impensadas para sus pilotos: en Woking se aferraban al plan de dos paradas. La tercera detención Verstappen la desarrolló en el giro 48 y el neerlandés quedó a la cola de Norris, cuando el británico se detuvo en la vuelta 50.
El tren de rezagados frustró a MadMax, que quedó atrapado en la puja entre Liam Lawson (Racing Bulls) y Oliver Bearman (Haas) y lanzó un gesto con su mano al joven inglés, exFerrari. Parecía que no había caso, pero el incidente de Antonelli –segundo abandono en las últimas tres carreras- abrió una ventana e imprimió emoción al desenlace.
La confianza que impera en McLaren animó a ensayar con los mecánicos una doble parada, con Piastri y Norris, que calzaron gomas blandas para el sprint; Verstappen entró y el equipo colocó neumáticos duros, que demoran en tomar temperatura y tienen rendimiento de velocidad de casi un segundo menor a los blandos. La información que brinda Pirelli –proveedor de la F.1- marcaba que para la carrera el neerlandés disponía de cuatro juegos de gomas blandas –había empleado dos-, aunque solo uno era nuevo. “¿Qué son estas gomas?”, se quejó MadMax y desde el box respondieron que no tenían mejores, dando a entender que las restantes estaban dañadas. Fue el comienzo de la debacle.
El resumen del Gran Premio de España
Al entrar en la recta para relanzar, Verstappen pisó el piano y el auto casi se descontrola; Charles Leclerc (Ferrari) le arrebató el tercer puesto y George Russell (Mercedes) intentó también la superación. Un roce, la necesidad de tomar la escapatoria y salvar la posición al regresar por delante del británico pareció demostrar la fortaleza que caracteriza al neerlandés. El equipo pidió que cediera igualmente el puesto –los comisarios deportivos luego determinaron que no existían motivos para una sanción-, y aunque Verstappen no estuvo de acuerdo con la instrucción se corrió para dejarse adelantar.
Los demonios del pasado reaparecieron y la furia se desataría segundos después: cerró la marcha y chocó deliberadamente a Russell en la Curva 5, lo que provocó un castigo de 10 segundos.
“Prefiero hablar de la carrera que de un solo momento”, lanzó sobre el episodio en diálogo con Sky Sports. La sanción tuvo un plus: sumó tres puntos en la súperlicencia, acumula 11 y quedó a uno de recibir una carrera de suspensión. Los puntos se borran el 30 de junio, por lo que en Canadá y Austria el tetracampeón deberá ser cuidadoso para sostener la ilusión de pulsear por el título, algo que por sus palabras asoma complejo: “No sé si hay alguna, creo que somos demasiado lentos para luchar por el título. Quedó demostrado otra vez”, expuso.
Drama in the closing stages of the race! 😱
Max Verstappen drops to P10 following a 10-second penalty for causing a collision with George Russell #F1 #SpanishGP pic.twitter.com/anhkyJ92pk
— Formula 1 (@F1) June 1, 2025
Lejos de las polémicas y con un plan sin fisuras, McLaren festejó el triunfo de Piastri, que encadena ocho podios y en su tercer año en la F.1 teje con sus actuaciones el sueño de convertirse en campeón.
Con la estrategia buscó empujar al error al rival, que igualmente selló un 1-2 con Piastri como ganador; el neerlandés perdió los estribos, penalizó con 10 segundos y terminó décimo LA NACION