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martes, junio 3, 2025
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Es puertorriqueño, no le gusta Bad Bunny y dirige la tienda de música latina más antigua de Nueva York: solo gana US$20

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A sus 92 años, Miguel “Mike” Amadeo se levanta temprano todos los días para ir a trabajar, tal como lo hace desde hace más de cinco décadas. Este puertorriqueño, que llegó a Estados Unidos a fines de 1940, es el encargado de mantener viva una leyenda: Casa Amadeo, la tienda de música latina más antigua de Nueva York.

De Puerto Rico al Bronx: la historia de Miguel “Mike” Amadeo, encargado de Casa Amadeo

Miguel Ángel Amadeo llegó a Nueva York desde Bayamón, Puerto Rico, en 1947, cuando tenía 13 años. Cruzó el océano acompañado por su madre, Vicenta, con quien vivía tras la ausencia de su padre, el reconocido compositor boricua Alberto “Titi” Amadeo. Fue de él de quien heredó su pasión por la música.

La Gran Manzana pronto se transformó en su hogar y le dio un nuevo nombre: “Mike”, apodo que le pusieron los profesores de la escuela a quienes les costaba pronunciar su nombre.

Desde su infancia, Amadeo demostró una inclinación natural hacia la música. A los 14 años recibió una guitarra como regalo de Navidad y nunca la soltó. “Ya escribía canciones y poemas, así que una vez que tuve la guitarra, empecé a cantar”, relató en una entrevista con 1010winsnoticias.

Comenzó a tocar bares y restaurantes, mientras que en 1955 se incorporó a Alegre Records, una discográfica especializada en música latina. Poco después sus canciones ya sonaban en la radio.

Sin una formación académica ni conocimientos de partituras, desarrolló una carrera prolífica que lo llevaría a componer para estrellas latinas como Celia Cruz, Willie Colón, Danny Rivera, así como también a trabajar con figuras icónicas como Tito Puente.

La compra de una tienda musical con historia, emblema de El Bronx

La historia de Casa Amadeo no comenzó con Mike. El local, que funciona en el 786 de Prospect Avenue, fue fundado en 1941 por Victoria Hernández, hermana del reconocido compositor Rafael Hernández. En ese entonces recibió el nombre de Casa Hernández.

En 1969 la mujer decidió vender el negocio y Amadeo, que buscaba un nuevo rumbo profesional, hizo una oferta que ella aceptó. Desde entonces, el boricua abre la tienda seis días por semana. “Así es como durante más de 50 años estuve en esta esquina”, le contó Amadeo a Spectrum Noticias NY1.

La tienda sobrevivió décadas difíciles. “Cuando el Bronx ardió en los años 70, toda esta manzana fue derribada. Todos los edificios, todo se fue”, recordó el compositor, que aclaró que lo único que se mantuvo en pie fue su local. “Esta tienda seguía aquí. Nunca me fui”, explicó.

Durante esa época, la inseguridad lo obligó a proteger el negocio con sus propios medios. Pasó noches enteras en el local, sin luz ni calefacción, junto a los guardias de seguridad que él mismo contrató, para evitar saqueos. “Nos quedamos allí toda la noche porque la gente empezó a entrar rompiendo ventanas”, recordó.

Casa Amadeo, un lugar de culto para la comunidad latina de Nueva York: “Es como un museo”

Con el tiempo, Casa Amadeo se transformó en un sitio de culto, un espacio donde los amantes del vinilo pueden descubrir tesoros. “A mí que me gusta la música en vinilo, su formato original, me siento muy orgulloso de esta tienda que representa El Bronx”, aseguró Mike.

En su local se respira la historia de generaciones de músicos latinos. Allí se venden discos en vinilo, CDs, instrumentos, pañuelos con la bandera de Puerto Rico y hasta juegos de dominó.

No ingresan grandes cantidades de dinero. Según explicó, en días buenos, la caja puede sumar apenas 20 dólares. No obstante, Mike abre las puertas del local con religiosidad. Además, se niega a incorporar nuevas tecnologías. No acepta tarjetas de crédito, no usa computadoras y tiene el inventario memorizado en su cabeza: “Esto es como un museo ahora mismo”.

Tampoco le interesa incorporar a su catálogo los nuevos ritmos o artistas latinos, como Bad Bunny. “Odio el reguetón. No es nada personal, pero creo en la forma”, le dijo a El País.

Miguel Ángel Amadeo es un miembro reconocido y respetado por la comunidad: la calle frente al local lleva su nombre y, desde 2001, Casa Amadeo figura en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

Su tienda es su lugar en el mundo. “Mientras viva, lo voy a pasar aquí. Esto es lo que me hace seguir adelante”, concluyó.

A sus 92 años, Miguel “Mike” Amadeo se levanta temprano todos los días para ir a trabajar, tal como lo hace desde hace más de cinco décadas. Este puertorriqueño, que llegó a Estados Unidos a fines de 1940, es el encargado de mantener viva una leyenda: Casa Amadeo, la tienda de música latina más antigua de Nueva York.

De Puerto Rico al Bronx: la historia de Miguel “Mike” Amadeo, encargado de Casa Amadeo

Miguel Ángel Amadeo llegó a Nueva York desde Bayamón, Puerto Rico, en 1947, cuando tenía 13 años. Cruzó el océano acompañado por su madre, Vicenta, con quien vivía tras la ausencia de su padre, el reconocido compositor boricua Alberto “Titi” Amadeo. Fue de él de quien heredó su pasión por la música.

La Gran Manzana pronto se transformó en su hogar y le dio un nuevo nombre: “Mike”, apodo que le pusieron los profesores de la escuela a quienes les costaba pronunciar su nombre.

Desde su infancia, Amadeo demostró una inclinación natural hacia la música. A los 14 años recibió una guitarra como regalo de Navidad y nunca la soltó. “Ya escribía canciones y poemas, así que una vez que tuve la guitarra, empecé a cantar”, relató en una entrevista con 1010winsnoticias.

Comenzó a tocar bares y restaurantes, mientras que en 1955 se incorporó a Alegre Records, una discográfica especializada en música latina. Poco después sus canciones ya sonaban en la radio.

Sin una formación académica ni conocimientos de partituras, desarrolló una carrera prolífica que lo llevaría a componer para estrellas latinas como Celia Cruz, Willie Colón, Danny Rivera, así como también a trabajar con figuras icónicas como Tito Puente.

La compra de una tienda musical con historia, emblema de El Bronx

La historia de Casa Amadeo no comenzó con Mike. El local, que funciona en el 786 de Prospect Avenue, fue fundado en 1941 por Victoria Hernández, hermana del reconocido compositor Rafael Hernández. En ese entonces recibió el nombre de Casa Hernández.

En 1969 la mujer decidió vender el negocio y Amadeo, que buscaba un nuevo rumbo profesional, hizo una oferta que ella aceptó. Desde entonces, el boricua abre la tienda seis días por semana. “Así es como durante más de 50 años estuve en esta esquina”, le contó Amadeo a Spectrum Noticias NY1.

La tienda sobrevivió décadas difíciles. “Cuando el Bronx ardió en los años 70, toda esta manzana fue derribada. Todos los edificios, todo se fue”, recordó el compositor, que aclaró que lo único que se mantuvo en pie fue su local. “Esta tienda seguía aquí. Nunca me fui”, explicó.

Durante esa época, la inseguridad lo obligó a proteger el negocio con sus propios medios. Pasó noches enteras en el local, sin luz ni calefacción, junto a los guardias de seguridad que él mismo contrató, para evitar saqueos. “Nos quedamos allí toda la noche porque la gente empezó a entrar rompiendo ventanas”, recordó.

Casa Amadeo, un lugar de culto para la comunidad latina de Nueva York: “Es como un museo”

Con el tiempo, Casa Amadeo se transformó en un sitio de culto, un espacio donde los amantes del vinilo pueden descubrir tesoros. “A mí que me gusta la música en vinilo, su formato original, me siento muy orgulloso de esta tienda que representa El Bronx”, aseguró Mike.

En su local se respira la historia de generaciones de músicos latinos. Allí se venden discos en vinilo, CDs, instrumentos, pañuelos con la bandera de Puerto Rico y hasta juegos de dominó.

No ingresan grandes cantidades de dinero. Según explicó, en días buenos, la caja puede sumar apenas 20 dólares. No obstante, Mike abre las puertas del local con religiosidad. Además, se niega a incorporar nuevas tecnologías. No acepta tarjetas de crédito, no usa computadoras y tiene el inventario memorizado en su cabeza: “Esto es como un museo ahora mismo”.

Tampoco le interesa incorporar a su catálogo los nuevos ritmos o artistas latinos, como Bad Bunny. “Odio el reguetón. No es nada personal, pero creo en la forma”, le dijo a El País.

Miguel Ángel Amadeo es un miembro reconocido y respetado por la comunidad: la calle frente al local lleva su nombre y, desde 2001, Casa Amadeo figura en el Registro Nacional de Lugares Históricos.

Su tienda es su lugar en el mundo. “Mientras viva, lo voy a pasar aquí. Esto es lo que me hace seguir adelante”, concluyó.

 Llegó a Nueva York a los 13, trabajó con leyendas como Celia Cruz y fundó una tienda icónica. No le gusta Bad Bunny, pero es clave en la música latina.  LA NACION