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lunes, junio 9, 2025
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El profundo sentido de renuncia y la espiritualidad de “Solamente una vez”, el clásico bolero que habla de “otro” amor

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Hay que decirlo: “Solamente un vez” no es una canción romántica. El histórico bolero fue escrito por el compositor mexicano Agustín Lara para el productor y actor José Mojica, un destacado exponente del cine de oro y amigo cercano del compositor, cuando este le reveló que se alejaría del mundillo del espectáculo para dedicar su vida a la religión. Había tomado la decisión de ingresar a un convento franciscano, en Perú y aceptó que le compusiera una canción.

La historia comienza el día en que Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, más conocido como Agustín Lara, se sentó con su amigo a tomar un aperitivo en un restaurante de Buenos Aires, cuando el famoso cantante y actor José Mojica le compartió una noticia que lo dejó sin aliento.

Fue el propio Fray José de Guadalupe Mojica quien contó la anécdota detrás de la famosa canción a Pedro Vargas, hasta entonces mayormente desconocida, en una entrevista grabada en Lima durante el año 1969.

“Yo estaba haciendo una película que se llamaba Melodías de América y la música de la película la hacía Agustín Lara. Y uno de esos días en que uno se pone de confidente con el otro, le dije:

-Agustín, esta es mi última película.

-¿Qué estás diciendo?

– Sí, cuando termine esta película he decidido ingresar a un convento.

– ¡No me digas! Lo que estás diciendo es una locura.

– Cálmate, ya lo tengo bien pensado desde hace 20 años. Ya está decidido.

– ¡Ay, pero que golpe me das, tan tremendo! Pues yo quisiera ayudarte en algo, ¿en qué puedo ayudarte?

– Con tu buena voluntad de siempre, sigue siendo mi amigo, no me vas a perder, sino que vamos a permanecer siempre unidos. Yo procuraré rezar por ti, y tú sigue componiendo para el mundo tus bellas melodías.

Esto último le dio una buena idea a Lara, que le comentó a su amigo: “Te voy a componer una canción para que la cantes en esta película, y será tu última canción”.

De esa manera, Mojica contó a su amigo y compositor el proceso de conversión, el llamado de Dios a su corazón. Al escuchar esto, Lara se sintió conmovido, quería hacer algo especial para despedir a su amigo de la vida mundana y darle la bienvenida a la vida espiritual, y así nació la inspiración detrás de “Solamente una vez”, sin dudas, uno de los boleros más recordados de todos los tiempos, aunque no habla justamente de un amor romántico, sino de un profundo sentido de renuncia y entrega espiritual.

“Al otro día, como a las once de la mañana [Agustín Lara] llegó con un papel en la mano. Se había quedado toda la noche componiendo la canción”, sigue el relato de Mojica. “Me dijo: ‘Pepe, te traje la canción que te prometí’. ‘¡Ay, tan pronto!’, le dije yo. Me preguntó si la quería oír y le dije que si, que con mucho gusto”.

“Entonces puso su papel en el piano y empezó a tocar una melodía bellísima. Con esa voz que tenía, tan dulce, empezó a cantar aquella canción que tu recordarás, con tanta emoción”, repasaba el artista.

“Solamente una vez, amé en la vida / solamente una vez, y nada más / Solamente una vez, en mi huerto brilló la esperanza / La esperanza que alumbra el camino de mi soledad/ Una vez nada más, se entrega el alma / Con la dulce y total renunciación / Y cuando ese milagro realiza el prodigio de amarse / Hay campanas de fiesta que cantan en el corazón”, entonó Lara aquellos versos dedicados a su amigo.

Fue así que durante su estadía en Buenos Aires, Lara compuso uno de los boleros fundamentales dedicado a uno de los grandes cantantes líricos de México, que entonces había anunciado su decisión de retirarse al mundo religioso. Lo estrenó la cantante de Veracruz Ana María González, conocida como “La voz luminosa de México”, en un programa de Radio Belgrano, durante el mes de junio en 1941. Desde entonces, la canción ha sido interpretada por diversos artistas de diferentes épocas, como Luis Miguel, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Julio Iglesias, Roberto Carlos, ​ Los Panchos, Sarita Montiel, Andrea Bocelli, Chucho Valdés, Plácido Domingo, José Carreras, Nat King Cole y hasta Elvis Presley.

Un llamado del cielo

Hasta entonces, Mojica tenía una carrera artística próspera y a sus 46 años ya había brillado en Hollywood y rodado 14 películas en México. Sin embargo, la muerte de su madre lo había llevado a una depresión que lo hizo considerar la idea de convertirse en religioso. El acercamiento de toda su vida, por medio de su madre, al catolicismo y su participación en la película La cruz y la espada, donde tuvo contacto con la vida monástica, se le presentaron como un llamado para cambiar drásticamente el rumbo de su vida y consagrarse a Dios por medio de la orden franciscana.

Él mismo Mojica, en alguna ocasión, declaró que la decisión también había sido influida por una aparición de Teresita de Jesús, quien le encomendó seguir los pasos de la religión. Así las cosas, inició un alejamiento paulatino de los escenarios, el cine, y se deshizo de todas sus pertenencias.

Poco después se lo pudo ver en el film argentino Melodías de América, cuando interpretó la canción que le había dedicado su amigo, aunque la decisión de renunciar la carrera artística para dedicarse a la vida monástica ya estaba tomada. Fue la última canción que cantó Mojica, antes de retirarse y convertirse en fraile.

Inmediatamente se alejó de la vida mundana para ingresar a la orden de los frailes menores, en la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú. El 19 de marzo de 1942 tomó el hábito y luego se trasladó al monasterio de San Antonio de la Recoleta, donde culminó con su ordenación como sacerdote a cargo del arzobispo de Lima, cardenal Juan Gualberto Guevara, el 13 de julio de 1947. Adoptó el nombre de Fray José de Guadalupe Mojica.

Cómo sacerdote, estuvo a cargo de la Promoción Vocacional Franciscana y construyó el Convento de Santa María de Guadalupe en Tiabaya, Arequipa (Perú). También se dedicó a llevar el Evangelio a los medios de comunicación y filmó las películas Al pórtico de la gloria y Seguiré tus pasos.

Hacia 1952, publicó el libro Yo, pecador, donde narra la historia de su vida y habla de su conversión a la vida religiosa. El libro sirvió de argumento para la película que lleva el mismo título, en la cual participó también, y cuyo principal protagonista fue el actor Pedro Geraldo. Murió en 1974 después de una grave hepatitis y su cuerpo fue enterrado en las catacumbas del convento.

Hay que decirlo: “Solamente un vez” no es una canción romántica. El histórico bolero fue escrito por el compositor mexicano Agustín Lara para el productor y actor José Mojica, un destacado exponente del cine de oro y amigo cercano del compositor, cuando este le reveló que se alejaría del mundillo del espectáculo para dedicar su vida a la religión. Había tomado la decisión de ingresar a un convento franciscano, en Perú y aceptó que le compusiera una canción.

La historia comienza el día en que Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, más conocido como Agustín Lara, se sentó con su amigo a tomar un aperitivo en un restaurante de Buenos Aires, cuando el famoso cantante y actor José Mojica le compartió una noticia que lo dejó sin aliento.

Fue el propio Fray José de Guadalupe Mojica quien contó la anécdota detrás de la famosa canción a Pedro Vargas, hasta entonces mayormente desconocida, en una entrevista grabada en Lima durante el año 1969.

“Yo estaba haciendo una película que se llamaba Melodías de América y la música de la película la hacía Agustín Lara. Y uno de esos días en que uno se pone de confidente con el otro, le dije:

-Agustín, esta es mi última película.

-¿Qué estás diciendo?

– Sí, cuando termine esta película he decidido ingresar a un convento.

– ¡No me digas! Lo que estás diciendo es una locura.

– Cálmate, ya lo tengo bien pensado desde hace 20 años. Ya está decidido.

– ¡Ay, pero que golpe me das, tan tremendo! Pues yo quisiera ayudarte en algo, ¿en qué puedo ayudarte?

– Con tu buena voluntad de siempre, sigue siendo mi amigo, no me vas a perder, sino que vamos a permanecer siempre unidos. Yo procuraré rezar por ti, y tú sigue componiendo para el mundo tus bellas melodías.

Esto último le dio una buena idea a Lara, que le comentó a su amigo: “Te voy a componer una canción para que la cantes en esta película, y será tu última canción”.

De esa manera, Mojica contó a su amigo y compositor el proceso de conversión, el llamado de Dios a su corazón. Al escuchar esto, Lara se sintió conmovido, quería hacer algo especial para despedir a su amigo de la vida mundana y darle la bienvenida a la vida espiritual, y así nació la inspiración detrás de “Solamente una vez”, sin dudas, uno de los boleros más recordados de todos los tiempos, aunque no habla justamente de un amor romántico, sino de un profundo sentido de renuncia y entrega espiritual.

“Al otro día, como a las once de la mañana [Agustín Lara] llegó con un papel en la mano. Se había quedado toda la noche componiendo la canción”, sigue el relato de Mojica. “Me dijo: ‘Pepe, te traje la canción que te prometí’. ‘¡Ay, tan pronto!’, le dije yo. Me preguntó si la quería oír y le dije que si, que con mucho gusto”.

“Entonces puso su papel en el piano y empezó a tocar una melodía bellísima. Con esa voz que tenía, tan dulce, empezó a cantar aquella canción que tu recordarás, con tanta emoción”, repasaba el artista.

“Solamente una vez, amé en la vida / solamente una vez, y nada más / Solamente una vez, en mi huerto brilló la esperanza / La esperanza que alumbra el camino de mi soledad/ Una vez nada más, se entrega el alma / Con la dulce y total renunciación / Y cuando ese milagro realiza el prodigio de amarse / Hay campanas de fiesta que cantan en el corazón”, entonó Lara aquellos versos dedicados a su amigo.

Fue así que durante su estadía en Buenos Aires, Lara compuso uno de los boleros fundamentales dedicado a uno de los grandes cantantes líricos de México, que entonces había anunciado su decisión de retirarse al mundo religioso. Lo estrenó la cantante de Veracruz Ana María González, conocida como “La voz luminosa de México”, en un programa de Radio Belgrano, durante el mes de junio en 1941. Desde entonces, la canción ha sido interpretada por diversos artistas de diferentes épocas, como Luis Miguel, Lucho Gatica, Pedro Vargas, Julio Iglesias, Roberto Carlos, ​ Los Panchos, Sarita Montiel, Andrea Bocelli, Chucho Valdés, Plácido Domingo, José Carreras, Nat King Cole y hasta Elvis Presley.

Un llamado del cielo

Hasta entonces, Mojica tenía una carrera artística próspera y a sus 46 años ya había brillado en Hollywood y rodado 14 películas en México. Sin embargo, la muerte de su madre lo había llevado a una depresión que lo hizo considerar la idea de convertirse en religioso. El acercamiento de toda su vida, por medio de su madre, al catolicismo y su participación en la película La cruz y la espada, donde tuvo contacto con la vida monástica, se le presentaron como un llamado para cambiar drásticamente el rumbo de su vida y consagrarse a Dios por medio de la orden franciscana.

Él mismo Mojica, en alguna ocasión, declaró que la decisión también había sido influida por una aparición de Teresita de Jesús, quien le encomendó seguir los pasos de la religión. Así las cosas, inició un alejamiento paulatino de los escenarios, el cine, y se deshizo de todas sus pertenencias.

Poco después se lo pudo ver en el film argentino Melodías de América, cuando interpretó la canción que le había dedicado su amigo, aunque la decisión de renunciar la carrera artística para dedicarse a la vida monástica ya estaba tomada. Fue la última canción que cantó Mojica, antes de retirarse y convertirse en fraile.

Inmediatamente se alejó de la vida mundana para ingresar a la orden de los frailes menores, en la Provincia Franciscana de los XII Apóstoles del Perú. El 19 de marzo de 1942 tomó el hábito y luego se trasladó al monasterio de San Antonio de la Recoleta, donde culminó con su ordenación como sacerdote a cargo del arzobispo de Lima, cardenal Juan Gualberto Guevara, el 13 de julio de 1947. Adoptó el nombre de Fray José de Guadalupe Mojica.

Cómo sacerdote, estuvo a cargo de la Promoción Vocacional Franciscana y construyó el Convento de Santa María de Guadalupe en Tiabaya, Arequipa (Perú). También se dedicó a llevar el Evangelio a los medios de comunicación y filmó las películas Al pórtico de la gloria y Seguiré tus pasos.

Hacia 1952, publicó el libro Yo, pecador, donde narra la historia de su vida y habla de su conversión a la vida religiosa. El libro sirvió de argumento para la película que lleva el mismo título, en la cual participó también, y cuyo principal protagonista fue el actor Pedro Geraldo. Murió en 1974 después de una grave hepatitis y su cuerpo fue enterrado en las catacumbas del convento.

 Aunque es una de las canciones más queridas por los mexicanos, sus orígenes se remontan a la Buenos Aires de los años 40; la historia que recién se conoció décadas después  LA NACION