
Durante siglos, el tarot fue una práctica reservada a unos pocos. Reyes, emperadores y figuras de poder acudían a sus lectores en busca de predicciones que les ayudaran a tomar decisiones.
Esta herramienta, con raíces que se remontan al antiguo Egipto –y al simbolismo esotérico y la tradición hermética–, ha sido históricamente interpretada como una vía para acceder a lo que no está a simple vista.
¿Qué significa que una persona siempre camine mirando al piso, según la psicología?
Pero, ¿qué sucede cuando dejamos de consultar el tarot como si fuera un oráculo externo, y comenzamos a usarlo como un espejo para despertar una percepción más amplia y transformadora de nuestra propia realidad?
Allí es donde entra en escena el tarot cuántico, una práctica contemporánea que no busca predecir el futuro, sino activar la conciencia del presente.
Su diferencial es profundo: no se basa en una lectura lineal del tiempo, sino en una comprensión cuántica del campo de información que cada persona emite desde su estado vibracional actual.
¿El resultado? Una expansión interna que permite ver las decisiones y los desafíos desde un lugar más consciente, menos reactivo y más creativo.
Gabriela Píccoli, conferencista y activista cuántica, lleva años investigando cómo los símbolos pueden operar como llaves para acceder a niveles más profundos de percepción y posibilidades.
“Empecé a estudiar tarot por curiosidad, porque me sorprendía que personas que no me conocían pudieran detectar patrones, preocupaciones y hasta describir aspectos profundos de mis hijos. Me maravillaba cómo lo invisible se hacía presente a través de lo simbólico”, recuerda Píccoli. “Pero también noté que la interpretación no era neutra: dependía del sistema de creencias de quien leía. Algunas sesiones me dejaban con miedo, necesidad de controlar. Otras me abrían, me expandían. Y ahí me hice la gran pregunta: ¿cómo puede ser que el mismo símbolo despierte emociones tan distintas?”.
Ese fue el punto de quiebre. Gabriela comenzó a estudiar física cuántica, a interiorizarse en conceptos como la superposición cuántica, el desdoblamiento del tiempo y las implicancias que tiene para la conciencia habitar una mirada restrictiva o una mirada expansiva.
“Si leemos el presente desde el pasado del ego, inevitablemente vamos a encontrar miedo, urgencia o necesidad de control. Pero si lo hacemos desde la conciencia, se abre una percepción completamente diferente. Ahí ya no preguntamos qué va a pasar, sino desde qué lugar estamos eligiendo hoy”.
¿Cuándo conviene lavarse los dientes? Qué dicen los especialistas y por qué el orden importa
El tarot cuántico es una forma de lectura que no busca certezas externas, sino abrir el campo de percepción del consultante. Parte del principio de que el tiempo no es lineal –como tradicionalmente lo concebimos–, sino que pasado, presente y futuro coexisten en un mismo punto, y que esa curvatura del tiempo permite acceder a nuevas posibilidades desde el presente, si cambiamos el modo en que lo habitamos.
“El tarot cuántico no predice, edita la percepción”, dice Píccoli. “No buscamos decirte qué va a pasar. La clave está en observar tu presente, tu frecuencia actual, y desde ahí ver qué caminos se abren si se amplían las posibilidades de percepción”.
Desdoblamiento del tiempo
Esta idea no solo tiene raíces filosóficas y espirituales, sino también científicas. Desde el enfoque del físico francés Jean Paul Garnier Malet, conocido por su teoría del desdoblamiento del tiempo, estar presente y atento a cada instante puede abrir futuros alternativos, y hasta modificar el presente mismo, porque al intervenir sobre un punto preciso del tiempo, también estamos afectando su estructura.
Garnier ha invitado a la reflexión a las tarotistas pidiendo que abandonen el enfoque meramente predictivo y comiencen a trabajar de manera consciente desde una mirada más expansiva. Según explica, en un tiempo tan veloz y flexible como el actual, ya no tiene sentido hacer pronósticos cerrados. Las realidades están menos estancadas que antes y son profundamente influenciables por la forma en que las pensamos, sentimos y observamos.
Desde esta perspectiva, el tarot cobra una nueva potencia: si la lectura se enfoca en el estado energético presente del consultante, en cómo está vibrando en relación a una situación específica, entonces la experiencia se vuelve transformadora.“El tarot cuántico no predice, edita la percepción”, dice Píccoli. “No buscamos decirte qué va a pasar. La clave está en observar tu presente, tu frecuencia actual y, desde ahí, ver qué caminos se abren si se amplían las posibilidades de percepción”.
En tiempos en los que todo parece acelerarse, el tarot cuántico propone algo radical: detenerse, mirar distinto, recordar que nuestra conciencia puede cambiar la forma en la que experimentamos la realidad. No se trata de prever lo que va a venir, sino de transformar cómo estamos eligiendo mirar lo que ya está frente a nosotros.
La autora es especialista en terapias complementarias y de autoconocimiento
Durante siglos, el tarot fue una práctica reservada a unos pocos. Reyes, emperadores y figuras de poder acudían a sus lectores en busca de predicciones que les ayudaran a tomar decisiones.
Esta herramienta, con raíces que se remontan al antiguo Egipto –y al simbolismo esotérico y la tradición hermética–, ha sido históricamente interpretada como una vía para acceder a lo que no está a simple vista.
¿Qué significa que una persona siempre camine mirando al piso, según la psicología?
Pero, ¿qué sucede cuando dejamos de consultar el tarot como si fuera un oráculo externo, y comenzamos a usarlo como un espejo para despertar una percepción más amplia y transformadora de nuestra propia realidad?
Allí es donde entra en escena el tarot cuántico, una práctica contemporánea que no busca predecir el futuro, sino activar la conciencia del presente.
Su diferencial es profundo: no se basa en una lectura lineal del tiempo, sino en una comprensión cuántica del campo de información que cada persona emite desde su estado vibracional actual.
¿El resultado? Una expansión interna que permite ver las decisiones y los desafíos desde un lugar más consciente, menos reactivo y más creativo.
Gabriela Píccoli, conferencista y activista cuántica, lleva años investigando cómo los símbolos pueden operar como llaves para acceder a niveles más profundos de percepción y posibilidades.
“Empecé a estudiar tarot por curiosidad, porque me sorprendía que personas que no me conocían pudieran detectar patrones, preocupaciones y hasta describir aspectos profundos de mis hijos. Me maravillaba cómo lo invisible se hacía presente a través de lo simbólico”, recuerda Píccoli. “Pero también noté que la interpretación no era neutra: dependía del sistema de creencias de quien leía. Algunas sesiones me dejaban con miedo, necesidad de controlar. Otras me abrían, me expandían. Y ahí me hice la gran pregunta: ¿cómo puede ser que el mismo símbolo despierte emociones tan distintas?”.
Ese fue el punto de quiebre. Gabriela comenzó a estudiar física cuántica, a interiorizarse en conceptos como la superposición cuántica, el desdoblamiento del tiempo y las implicancias que tiene para la conciencia habitar una mirada restrictiva o una mirada expansiva.
“Si leemos el presente desde el pasado del ego, inevitablemente vamos a encontrar miedo, urgencia o necesidad de control. Pero si lo hacemos desde la conciencia, se abre una percepción completamente diferente. Ahí ya no preguntamos qué va a pasar, sino desde qué lugar estamos eligiendo hoy”.
¿Cuándo conviene lavarse los dientes? Qué dicen los especialistas y por qué el orden importa
El tarot cuántico es una forma de lectura que no busca certezas externas, sino abrir el campo de percepción del consultante. Parte del principio de que el tiempo no es lineal –como tradicionalmente lo concebimos–, sino que pasado, presente y futuro coexisten en un mismo punto, y que esa curvatura del tiempo permite acceder a nuevas posibilidades desde el presente, si cambiamos el modo en que lo habitamos.
“El tarot cuántico no predice, edita la percepción”, dice Píccoli. “No buscamos decirte qué va a pasar. La clave está en observar tu presente, tu frecuencia actual, y desde ahí ver qué caminos se abren si se amplían las posibilidades de percepción”.
Desdoblamiento del tiempo
Esta idea no solo tiene raíces filosóficas y espirituales, sino también científicas. Desde el enfoque del físico francés Jean Paul Garnier Malet, conocido por su teoría del desdoblamiento del tiempo, estar presente y atento a cada instante puede abrir futuros alternativos, y hasta modificar el presente mismo, porque al intervenir sobre un punto preciso del tiempo, también estamos afectando su estructura.
Garnier ha invitado a la reflexión a las tarotistas pidiendo que abandonen el enfoque meramente predictivo y comiencen a trabajar de manera consciente desde una mirada más expansiva. Según explica, en un tiempo tan veloz y flexible como el actual, ya no tiene sentido hacer pronósticos cerrados. Las realidades están menos estancadas que antes y son profundamente influenciables por la forma en que las pensamos, sentimos y observamos.
Desde esta perspectiva, el tarot cobra una nueva potencia: si la lectura se enfoca en el estado energético presente del consultante, en cómo está vibrando en relación a una situación específica, entonces la experiencia se vuelve transformadora.“El tarot cuántico no predice, edita la percepción”, dice Píccoli. “No buscamos decirte qué va a pasar. La clave está en observar tu presente, tu frecuencia actual y, desde ahí, ver qué caminos se abren si se amplían las posibilidades de percepción”.
En tiempos en los que todo parece acelerarse, el tarot cuántico propone algo radical: detenerse, mirar distinto, recordar que nuestra conciencia puede cambiar la forma en la que experimentamos la realidad. No se trata de prever lo que va a venir, sino de transformar cómo estamos eligiendo mirar lo que ya está frente a nosotros.
La autora es especialista en terapias complementarias y de autoconocimiento
Una nueva mirada sobre el tarot que combina sabiduría ancestral, física cuántica y entrenamiento de la conciencia LA NACION