Detrás del rechazo entre Milei y Sánchez, Argentina y España trabajan en un plan de asociación estratégica

MADRID.- “Muerte al socialismo”, gritaba Javier Milei el fin de semana pasado desde el escenario del Madrid Economic Forum. Sentada en la primera fila, la plana mayor de la embajada argentina en España miraba sin emitir gesto alguno.
La diplomacia argentina trabaja desde hace más de un año para recomponer las relaciones con el gobierno de Pedro Sánchez, pero cada visita del Presidente a España es como un golpe de corriente para una relación bilateral que está en constante reconstrucción.
Más allá de las diferencias políticas entre sus presidentes, la embajada argentina negocia con la cancillería española un nuevo plan de asociación estratégica, una hoja de ruta diplomática para determinar objetivos para ambos países en distintos sectores, que incluyen desde el comercio internacional hasta temas de educación, entre muchos otros.
“Hay una agenda densa de temas, casi todos con posiciones comunes”, dijeron fuentes diplomáticas a LA NACION. Y remarcaron que este acuerdo elevaría el estatus de la relación con España, que lo definiría como un socio estratégico para la Argentina.
El último acuerdo había vencido en 2023 y, con la llegada del nuevo embajador, Wenceslao Bunge, la diplomacia argentina pretende hacer énfasis, sobre todo, en las relaciones comerciales con España. Ya sea para recibir inversiones de capitales españoles en Argentina o para abrir oportunidades a las empresas que quieran desembarcar en España, una puerta de entrada a la Unión Europea.
Las fuentes diplomáticas destacaron que, más allá de las diferencias políticas, existe “un diálogo permanente” con la cancillería de España. A pesar del entusiasmo argentino, todavía no hay fecha prevista para la firma del plan estratégico, que deberían suscribir el canciller, Gerardo Werthein, y el ministro de Asuntos Exteriores de España, Juan Manuel Albares.
LA NACION preguntó en la cancillería española por este acuerdo, pero prefirieron no hacer comentarios. “Las relaciones diplomáticas entre España y Argentina están dentro de la normalidad”, dijeron en la cancillería española. Y remarcaron que la situación no cambió pese a los ataques de Milei en el Madrid Economic Forum, cuando se refirió a Sánchez como “el bandido local”.
Desde la embajada argentina miran los números de comercio global con esperanzas: la relación entre ambos países supo mover 4500 millones de dólares en 2010, pero ese número cayó hasta 2500 millones en la actualidad, indicaron.
Fuentes del sector empresarial dijeron a LA NACION que ya hubo varias consultas en los últimos meses por privatizaciones y otras oportunidades de negocios en la Argentina, en sectores como la minería.
La irrupción de Milei en la Casa Rosada despierta interés entre los empresarios españoles, que esperaban la salida del cepo y, ahora, observan con atención el escenario electoral. Por eso, la última parada de Milei en Madrid incluyó una reunión con ejecutivos de algunas de las empresas más importantes de España, muchas de esas compañías con intereses en Argentina y otras con posibilidades de inversión, evaluaron las fuentes oficiales.
Quizás estas relaciones puedan explicar por qué el Presidente omitió atacar ayer a Sánchez en su discurso, justo cuando más se esperaban esas críticas entre sus seguidores locales, porque el líder socialista tambalea en el poder.
Una relación explosiva
“Cuando tenés una mujer corrupta, digamos, se ensucia, y sin embargo (Sánchez) tarda cinco días en pensárselo”, dijo Milei en mayo de 2024 en su primera visita a España, durante un acto partidario de VOX, la fuerza de ultraderecha opositora al gobierno socialista.
Fue el principio del fin para una relación entre los líderes que cargaba con tensiones desde la campaña electoral, cuando Sánchez hizo público su apoyo al candidato kirchnerista Sergio Massa.
La respuesta de Sánchez fue contundente: retiró inmediatamente a la embajadora española de Buenos Aires, lo que abrió una crisis diplomática sin precedentes entre dos países hermanados por la inmigración española y por sus lazos culturales.
Pasó un año, Milei visitó tres veces más España, pero siempre en viajes no oficiales. Nunca visitó a ningún funcionario del gobierno, pero tampoco al Rey Felipe VI, el jefe de Estado de España.
En cada uno de sus giras, Milei se refugió en sus dos líderes de confianza: su amigo, el jefe de VOX, Santiago Abascal, y la alcaldesa de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Se reunió con ambos en la última visita a Madrid, la semana pasada. Después de la pelea entre los presidentes, diplomáticos de ambos países dieron los primeros pasos para reconstruir la relación. El gobierno socialista movió primero cuando volvió a nombrar un nuevo embajador en Argentina en octubre.
Al mismo tiempo, se emitió un comunicado conjunto entre ambas cancillerías que daba por “normalizada” las relaciones entre los países. Meses después, Milei comenzó con el proceso para nombrar a Bunge, un empresario argentino que está afincado en Madrid desde hace ocho años.
El diálogo fluye entre funcionarios de segunda línea de ambos países, reconocieron de ambos lados a este diario, pero la relación parece irrecuperable desde la cúpula. “No queremos tener nada que ver con Sánchez y su gente. Pero la relación entre Argentina y España siempre será buena”, remarcó una alta fuente del Gobierno desde suelo español. Cerró la puerta a una reconciliación, pero recordó que “siempre hay un teléfono rojo”.
MADRID.- “Muerte al socialismo”, gritaba Javier Milei el fin de semana pasado desde el escenario del Madrid Economic Forum. Sentada en la primera fila, la plana mayor de la embajada argentina en España miraba sin emitir gesto alguno.
La diplomacia argentina trabaja desde hace más de un año para recomponer las relaciones con el gobierno de Pedro Sánchez, pero cada visita del Presidente a España es como un golpe de corriente para una relación bilateral que está en constante reconstrucción.
Más allá de las diferencias políticas entre sus presidentes, la embajada argentina negocia con la cancillería española un nuevo plan de asociación estratégica, una hoja de ruta diplomática para determinar objetivos para ambos países en distintos sectores, que incluyen desde el comercio internacional hasta temas de educación, entre muchos otros.
“Hay una agenda densa de temas, casi todos con posiciones comunes”, dijeron fuentes diplomáticas a LA NACION. Y remarcaron que este acuerdo elevaría el estatus de la relación con España, que lo definiría como un socio estratégico para la Argentina.
El último acuerdo había vencido en 2023 y, con la llegada del nuevo embajador, Wenceslao Bunge, la diplomacia argentina pretende hacer énfasis, sobre todo, en las relaciones comerciales con España. Ya sea para recibir inversiones de capitales españoles en Argentina o para abrir oportunidades a las empresas que quieran desembarcar en España, una puerta de entrada a la Unión Europea.
Las fuentes diplomáticas destacaron que, más allá de las diferencias políticas, existe “un diálogo permanente” con la cancillería de España. A pesar del entusiasmo argentino, todavía no hay fecha prevista para la firma del plan estratégico, que deberían suscribir el canciller, Gerardo Werthein, y el ministro de Asuntos Exteriores de España, Juan Manuel Albares.
LA NACION preguntó en la cancillería española por este acuerdo, pero prefirieron no hacer comentarios. “Las relaciones diplomáticas entre España y Argentina están dentro de la normalidad”, dijeron en la cancillería española. Y remarcaron que la situación no cambió pese a los ataques de Milei en el Madrid Economic Forum, cuando se refirió a Sánchez como “el bandido local”.
Desde la embajada argentina miran los números de comercio global con esperanzas: la relación entre ambos países supo mover 4500 millones de dólares en 2010, pero ese número cayó hasta 2500 millones en la actualidad, indicaron.
Fuentes del sector empresarial dijeron a LA NACION que ya hubo varias consultas en los últimos meses por privatizaciones y otras oportunidades de negocios en la Argentina, en sectores como la minería.
La irrupción de Milei en la Casa Rosada despierta interés entre los empresarios españoles, que esperaban la salida del cepo y, ahora, observan con atención el escenario electoral. Por eso, la última parada de Milei en Madrid incluyó una reunión con ejecutivos de algunas de las empresas más importantes de España, muchas de esas compañías con intereses en Argentina y otras con posibilidades de inversión, evaluaron las fuentes oficiales.
Quizás estas relaciones puedan explicar por qué el Presidente omitió atacar ayer a Sánchez en su discurso, justo cuando más se esperaban esas críticas entre sus seguidores locales, porque el líder socialista tambalea en el poder.
Una relación explosiva
“Cuando tenés una mujer corrupta, digamos, se ensucia, y sin embargo (Sánchez) tarda cinco días en pensárselo”, dijo Milei en mayo de 2024 en su primera visita a España, durante un acto partidario de VOX, la fuerza de ultraderecha opositora al gobierno socialista.
Fue el principio del fin para una relación entre los líderes que cargaba con tensiones desde la campaña electoral, cuando Sánchez hizo público su apoyo al candidato kirchnerista Sergio Massa.
La respuesta de Sánchez fue contundente: retiró inmediatamente a la embajadora española de Buenos Aires, lo que abrió una crisis diplomática sin precedentes entre dos países hermanados por la inmigración española y por sus lazos culturales.
Pasó un año, Milei visitó tres veces más España, pero siempre en viajes no oficiales. Nunca visitó a ningún funcionario del gobierno, pero tampoco al Rey Felipe VI, el jefe de Estado de España.
En cada uno de sus giras, Milei se refugió en sus dos líderes de confianza: su amigo, el jefe de VOX, Santiago Abascal, y la alcaldesa de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Se reunió con ambos en la última visita a Madrid, la semana pasada. Después de la pelea entre los presidentes, diplomáticos de ambos países dieron los primeros pasos para reconstruir la relación. El gobierno socialista movió primero cuando volvió a nombrar un nuevo embajador en Argentina en octubre.
Al mismo tiempo, se emitió un comunicado conjunto entre ambas cancillerías que daba por “normalizada” las relaciones entre los países. Meses después, Milei comenzó con el proceso para nombrar a Bunge, un empresario argentino que está afincado en Madrid desde hace ocho años.
El diálogo fluye entre funcionarios de segunda línea de ambos países, reconocieron de ambos lados a este diario, pero la relación parece irrecuperable desde la cúpula. “No queremos tener nada que ver con Sánchez y su gente. Pero la relación entre Argentina y España siempre será buena”, remarcó una alta fuente del Gobierno desde suelo español. Cerró la puerta a una reconciliación, pero recordó que “siempre hay un teléfono rojo”.
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