Insumos estratégicos: advierten que la Argentina es, en promedio, más cara en dólares que Brasil, Uruguay, Paraguay y EE.UU.

CÓRDOBA.- La competitividad argentina, una vez más, es uno de los ejes del debate macroeconómico. Y no solo para los sectores industriales, sino también para el campo. Un relevamiento realizado por el Ieral, de la Fundación Mediterránea, muestra que la mayoría de los insumos de producción registran en el país precios un poco más altos en dólares que en Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos.
Los investigadores Franco Artusso y Tobías Lucero -que subrayan la distorsión que provocan impuestos provinciales y tasas municipales- también advierten que no hay que perder de vista que “el principal problema de la competitividad del sector agropecuario se encuentra por el lado de los ingresos y no de los costos”, porque los productores enfrentan retenciones que “reducen de forma directa el precio efectivo que reciben por sus productos”, lo que no pasa en los países con los que se realizó la comparación.
El 30 de este mes, según vienen confirmando funcionarios del gobierno nacional, terminará la rebaja de retenciones que rige desde fines de enero. La expectativa del sector era una prórroga, ya que los precios internacionales no mejoraron y los insumos están más caros.
El informe repasa también que los costos de insumos y equipos agropecuarios locales están “exacerbados por impuestos sobre ventas como Ingresos Brutos o tasas municipales sobre facturación de empresas, que otros países no aplican, y que al no reconocer como crédito el impuesto que las empresas pagan en sus compras van generando el pago de impuesto sobre impuesto, y un sobrecosto que se traslada a los precios de los bienes a medida que estos recorren la cadena de valor”.
Para los economistas, “avanzar en la sustitución de este tipo de tributación por impuestos más neutrales (caso del IVA) y en reformas en otras áreas puede ser muy importante para acortar brechas de precios con los países con los que compite la producción local”.
El relevamiento muestra que, salvo excepciones, “no hay grandes brechas entre los precios” que se pagan en la Argentina con relación al promedio de los otros cuatro países. Los fertilizantes son 3,3% promedio más caros a nivel local; los herbicidas, 7,8%; los fungicidas, 1,4% y los combustibles (gasoil grado 2), 11%.
La diferencia crece fuerte en transporte de cargas (flete granario por camión de 400 kilómetros), rubro en el que la Argentina es 23% más cara en promedio, con una tarifa de US$35,7 por tonelada/kilómetro y maquinaria agrícola, particularmente en tractores, con un gap de 27% (en cosechadoras la brecha ronda 10%).
Por caso, en fertilizantes la tonelada de sulfato amonio se paga unos US$450 a nivel local, solo por debajo de Estados Unidos y la de superfosfato triple (también a US$450) queda más barata que en Estados Unidos y Brasil. En fertilizantes, la tonelada de fosfato diamónico (DAP) cuesta US$870 en la Argentina, solo en Paraguay es más cara.
Los US$6 por litro del herbicida 2,4 D empatan con Paraguay y quedan únicamente por debajo de Estados Unidos; los US$8,50 del atrazina (90%) solo son superados en Estados Unidos y los US$5,4 del glifosato (54%) únicamente es más barato que en Brasil. Los fungicidas Pyraclostrobin (13,3%)-Poxiconazol (5%) se pagan US$23 el litro en el mercado local y solo lo superan los cerca de US$24 de Uruguay.
Incluyendo maquinaria, combustible y flete son 13 los productos relevados y la Argentina es más cara en el 85% de los casos con respecto a Brasil (en 11 de los 13 productos); en el 69% en relación a Paraguay (9 productos); en el 77% sobre Uruguay (10 productos); y en el 62% de los casos con respecto a Estados Unidos (8 productos).
Agregan que, como el Gobierno “ha logrado avances importantes en materia de estabilización macroeconómica y cambiaria, los desafíos de mediano plazo en términos de competitividad se trasladan al terreno microeconómico”.
Por lo que el foco debe estar en “mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y factores, reduciendo las distorsiones generadas por una trama de regulaciones, impuestos y regímenes laborales centralizados, diseñada en su momento para un tipo de organización económica —colectivista, burocrática e intervencionista— que no arrojó buenos resultados en términos de crecimiento y desarrollo”.
Los autores del relevamiento advierten que hay “ciertas limitaciones” en las conclusiones porque, por ejemplo, un fertilizante puede ser utilizado y costar lo mismo en dos mercados (Brasil y Argentina), pero ello no implica necesariamente que costará lo mismo fertilizar los cultivos dado que factores como la composición de los suelos y el clima de cada país influirán en las dosis efectivamente aplicadas.
CÓRDOBA.- La competitividad argentina, una vez más, es uno de los ejes del debate macroeconómico. Y no solo para los sectores industriales, sino también para el campo. Un relevamiento realizado por el Ieral, de la Fundación Mediterránea, muestra que la mayoría de los insumos de producción registran en el país precios un poco más altos en dólares que en Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos.
Los investigadores Franco Artusso y Tobías Lucero -que subrayan la distorsión que provocan impuestos provinciales y tasas municipales- también advierten que no hay que perder de vista que “el principal problema de la competitividad del sector agropecuario se encuentra por el lado de los ingresos y no de los costos”, porque los productores enfrentan retenciones que “reducen de forma directa el precio efectivo que reciben por sus productos”, lo que no pasa en los países con los que se realizó la comparación.
El 30 de este mes, según vienen confirmando funcionarios del gobierno nacional, terminará la rebaja de retenciones que rige desde fines de enero. La expectativa del sector era una prórroga, ya que los precios internacionales no mejoraron y los insumos están más caros.
El informe repasa también que los costos de insumos y equipos agropecuarios locales están “exacerbados por impuestos sobre ventas como Ingresos Brutos o tasas municipales sobre facturación de empresas, que otros países no aplican, y que al no reconocer como crédito el impuesto que las empresas pagan en sus compras van generando el pago de impuesto sobre impuesto, y un sobrecosto que se traslada a los precios de los bienes a medida que estos recorren la cadena de valor”.
Para los economistas, “avanzar en la sustitución de este tipo de tributación por impuestos más neutrales (caso del IVA) y en reformas en otras áreas puede ser muy importante para acortar brechas de precios con los países con los que compite la producción local”.
El relevamiento muestra que, salvo excepciones, “no hay grandes brechas entre los precios” que se pagan en la Argentina con relación al promedio de los otros cuatro países. Los fertilizantes son 3,3% promedio más caros a nivel local; los herbicidas, 7,8%; los fungicidas, 1,4% y los combustibles (gasoil grado 2), 11%.
La diferencia crece fuerte en transporte de cargas (flete granario por camión de 400 kilómetros), rubro en el que la Argentina es 23% más cara en promedio, con una tarifa de US$35,7 por tonelada/kilómetro y maquinaria agrícola, particularmente en tractores, con un gap de 27% (en cosechadoras la brecha ronda 10%).
Por caso, en fertilizantes la tonelada de sulfato amonio se paga unos US$450 a nivel local, solo por debajo de Estados Unidos y la de superfosfato triple (también a US$450) queda más barata que en Estados Unidos y Brasil. En fertilizantes, la tonelada de fosfato diamónico (DAP) cuesta US$870 en la Argentina, solo en Paraguay es más cara.
Los US$6 por litro del herbicida 2,4 D empatan con Paraguay y quedan únicamente por debajo de Estados Unidos; los US$8,50 del atrazina (90%) solo son superados en Estados Unidos y los US$5,4 del glifosato (54%) únicamente es más barato que en Brasil. Los fungicidas Pyraclostrobin (13,3%)-Poxiconazol (5%) se pagan US$23 el litro en el mercado local y solo lo superan los cerca de US$24 de Uruguay.
Incluyendo maquinaria, combustible y flete son 13 los productos relevados y la Argentina es más cara en el 85% de los casos con respecto a Brasil (en 11 de los 13 productos); en el 69% en relación a Paraguay (9 productos); en el 77% sobre Uruguay (10 productos); y en el 62% de los casos con respecto a Estados Unidos (8 productos).
Agregan que, como el Gobierno “ha logrado avances importantes en materia de estabilización macroeconómica y cambiaria, los desafíos de mediano plazo en términos de competitividad se trasladan al terreno microeconómico”.
Por lo que el foco debe estar en “mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y factores, reduciendo las distorsiones generadas por una trama de regulaciones, impuestos y regímenes laborales centralizados, diseñada en su momento para un tipo de organización económica —colectivista, burocrática e intervencionista— que no arrojó buenos resultados en términos de crecimiento y desarrollo”.
Los autores del relevamiento advierten que hay “ciertas limitaciones” en las conclusiones porque, por ejemplo, un fertilizante puede ser utilizado y costar lo mismo en dos mercados (Brasil y Argentina), pero ello no implica necesariamente que costará lo mismo fertilizar los cultivos dado que factores como la composición de los suelos y el clima de cada país influirán en las dosis efectivamente aplicadas.
De 13 productos comparados, las mayores brechas se dan en transporte de cargas (23%) y maquinaria agrícola (27%); el factor retenciones LA NACION