Eliminados y más: los números que exponen lo peor de Boca y River en el Mundial de Clubes

El Mundial de Clubes es historia para Boca y River. La despedida de ambos, frustrados por no poder pasar la etapa de grupos, tiene varias lecturas. Pero la más lapidaria es la que exponen las estadísticas.
De seis partidos jugados apenas uno terminó en triunfo argentino. Fue el del debut de River, que terminó 3 a 1 contra el Urawa Red Diamonds, campeón de la Liga de Campeones de la AFC en 2022. Luego, se enhebraron tres empates (el 2 a 2 y el 1 a 1 de Boca ante Benfica y Auckland City, respectivamente) y dos derrotas (el 1-2 del Xeneize frente a Bayern Munich y el 0-2 del Millonario frente a Inter). En resumen: 6 puntos sobre 18 posibles.
El final de ambos viajó de Nashville a Seattle en 24 horas y pasó del papelón al bochorno. De una igualdad inaceptable de Boca ante un rival semiamateur a una derrota lógica del Millonario ante el subcampeón de la Champions League, que terminó con dos expulsados y un Marcos Acuña descontrolado tras el pitazo final, persiguiendo a Denzel Dumfries para increparlo, y los hinchas arrojándole los palos de las banderas rojiblancas como lanzas al neerlandés, que huyó corriendo al vestuario.
¡TERMINÓ TODO MUY MAL!
Finalizado el partido, Acuña salió a correr a Dumfries en un final escandaloso en Seattle. #MundialDeClubesEnDSPORTS #FIFACWC pic.twitter.com/JMoErQl7vq
— DSPORTS (@DSports) June 26, 2025
La ilusión duró poco
La aventura comenzó con expectativas y promesas. Tanto Boca como River llegaron al torneo con ilusión, con planteles reforzados y con discursos que hablaban de competitividad. Pero la realidad, una vez más, fue implacable.
Boca debutó con un auspicioso empate 2 a 2 frente al Benfica, en un partido en el que estuvo en ventaja 2 a 0 y no lo pudo cerrar. El segundo partido lo enfrentó al Bayern Munich, y si bien los dirigidos por Miguel Russo mostraron algo más de actitud y estuvieron a la altura (inolvidable golazo de Miguel Merentiel mediante), cayeron 2 a 1 con claridad.
¡GOOOL DE BOCA! ¡¡MERENTIEL ANOTÓ EL 1-1 ANTE BAYERN MUNICH EN MIAMI!!
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— SportsCenter (@SC_ESPN) June 21, 2025
El cierre del grupo fue tan insólito como deprimente: Boca empató 1 a 1 con Auckland City, un equipo con jugadores semiamateurs, algunos de los cuales se entrenan después de sus trabajos formales (de hecho, el autor del tanto del conjunto neocelandés lo hizo Christian Gray, cuyo principal empleo es el de maestro de escuela). En ese partido, Boca lanzó 82 centros y sólo fueron efectivos 21. Un dato brutal que condensa el desconcierto ofensivo de un equipo sin ideas ni variantes.
River, por su parte, tuvo un arranque algo más esperanzador. En su primer encuentro superó a Urawa Red Diamonds 3 a 1, con buenas actuaciones individuales y un dominio general del juego. Pero esa victoria fue la excepción en un torneo que rápidamente lo devolvería a la realidad. De hecho, no pudo volver a ganar, ni a convertir.
En el segundo partido no pasó del 0 a 0 contra Monterrey, en un encuentro donde el arquero Esteban Andrada fue la figura. A la tercera fecha llegó como puntero del Grupo E. Sin embargo, la goleada del conjunto mexicano frente a su par japonés (4 a 0) obligó al Millonario a superar a Inter para seguir en competencia. Finalmente, el equipo de Gallardo sufrió una derrota merecida por 2 a 0 frente al conjunto liderado por de Lautaro Martínez, que cerraba la clasificación con la naturalidad de quien está acostumbrado a competir al máximo nivel.
Pero más allá del resultado adverso, River dejó una imagen preocupante y deslucida. Lucas Martínez Quarta fue expulsado por una infracción como último hombre, y sobre el final Gonzalo Montiel vio la roja por protestar airadamente. El cierre fue un bochorno: Acuña corriendo a Dumfries para increparlo, un tumulto generalizado y empujones, gestos y hasta amenazas cruzadas. Con el plus de la agresión de los hinchas a los jugadores de Inter.
Las estadísticas del torneo son una radiografía de la frustración. Boca no pudo ganar en ninguna de sus tres presentaciones, en todas recibió goles (cinco en total) y sumó dos unidades de nueve posibles, mientras que River cosechó 4 unidades (un triunfo, un empate y una derrota), pero en dos encuentros no pudo convertir.
Para colmo, ambos le dieron la espalda al Fair Play. Mientras que a Boca le mostraron dos tarjetas rojas (Nicolás Figal y Ander Herrera, frente a Benfica) y 4 amarillas, River recibió 9 amarillas y 3 rojas (Kevin Castaño frente a Monterrey y Lucas Martínez Quarta y Gonzalo Montiel ante Inter). En esa tabl están entre los primeros lugares, lo cual es un demérito grande. El equipo de Gallardo llegó a -19 y los conducidos por Miguel Russo a -10.
El sinsabor de ambos expone un presente frustrante: Boca y River viajaron con la idea de hacer historia, y la historia terminó escribiéndolos como protagonistas de una decepción compartida.
El Mundial de Clubes es historia para Boca y River. La despedida de ambos, frustrados por no poder pasar la etapa de grupos, tiene varias lecturas. Pero la más lapidaria es la que exponen las estadísticas.
De seis partidos jugados apenas uno terminó en triunfo argentino. Fue el del debut de River, que terminó 3 a 1 contra el Urawa Red Diamonds, campeón de la Liga de Campeones de la AFC en 2022. Luego, se enhebraron tres empates (el 2 a 2 y el 1 a 1 de Boca ante Benfica y Auckland City, respectivamente) y dos derrotas (el 1-2 del Xeneize frente a Bayern Munich y el 0-2 del Millonario frente a Inter). En resumen: 6 puntos sobre 18 posibles.
El final de ambos viajó de Nashville a Seattle en 24 horas y pasó del papelón al bochorno. De una igualdad inaceptable de Boca ante un rival semiamateur a una derrota lógica del Millonario ante el subcampeón de la Champions League, que terminó con dos expulsados y un Marcos Acuña descontrolado tras el pitazo final, persiguiendo a Denzel Dumfries para increparlo, y los hinchas arrojándole los palos de las banderas rojiblancas como lanzas al neerlandés, que huyó corriendo al vestuario.
¡TERMINÓ TODO MUY MAL!
Finalizado el partido, Acuña salió a correr a Dumfries en un final escandaloso en Seattle. #MundialDeClubesEnDSPORTS #FIFACWC pic.twitter.com/JMoErQl7vq
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La ilusión duró poco
La aventura comenzó con expectativas y promesas. Tanto Boca como River llegaron al torneo con ilusión, con planteles reforzados y con discursos que hablaban de competitividad. Pero la realidad, una vez más, fue implacable.
Boca debutó con un auspicioso empate 2 a 2 frente al Benfica, en un partido en el que estuvo en ventaja 2 a 0 y no lo pudo cerrar. El segundo partido lo enfrentó al Bayern Munich, y si bien los dirigidos por Miguel Russo mostraron algo más de actitud y estuvieron a la altura (inolvidable golazo de Miguel Merentiel mediante), cayeron 2 a 1 con claridad.
¡GOOOL DE BOCA! ¡¡MERENTIEL ANOTÓ EL 1-1 ANTE BAYERN MUNICH EN MIAMI!!
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El cierre del grupo fue tan insólito como deprimente: Boca empató 1 a 1 con Auckland City, un equipo con jugadores semiamateurs, algunos de los cuales se entrenan después de sus trabajos formales (de hecho, el autor del tanto del conjunto neocelandés lo hizo Christian Gray, cuyo principal empleo es el de maestro de escuela). En ese partido, Boca lanzó 82 centros y sólo fueron efectivos 21. Un dato brutal que condensa el desconcierto ofensivo de un equipo sin ideas ni variantes.
River, por su parte, tuvo un arranque algo más esperanzador. En su primer encuentro superó a Urawa Red Diamonds 3 a 1, con buenas actuaciones individuales y un dominio general del juego. Pero esa victoria fue la excepción en un torneo que rápidamente lo devolvería a la realidad. De hecho, no pudo volver a ganar, ni a convertir.
En el segundo partido no pasó del 0 a 0 contra Monterrey, en un encuentro donde el arquero Esteban Andrada fue la figura. A la tercera fecha llegó como puntero del Grupo E. Sin embargo, la goleada del conjunto mexicano frente a su par japonés (4 a 0) obligó al Millonario a superar a Inter para seguir en competencia. Finalmente, el equipo de Gallardo sufrió una derrota merecida por 2 a 0 frente al conjunto liderado por de Lautaro Martínez, que cerraba la clasificación con la naturalidad de quien está acostumbrado a competir al máximo nivel.
Pero más allá del resultado adverso, River dejó una imagen preocupante y deslucida. Lucas Martínez Quarta fue expulsado por una infracción como último hombre, y sobre el final Gonzalo Montiel vio la roja por protestar airadamente. El cierre fue un bochorno: Acuña corriendo a Dumfries para increparlo, un tumulto generalizado y empujones, gestos y hasta amenazas cruzadas. Con el plus de la agresión de los hinchas a los jugadores de Inter.
Las estadísticas del torneo son una radiografía de la frustración. Boca no pudo ganar en ninguna de sus tres presentaciones, en todas recibió goles (cinco en total) y sumó dos unidades de nueve posibles, mientras que River cosechó 4 unidades (un triunfo, un empate y una derrota), pero en dos encuentros no pudo convertir.
Para colmo, ambos le dieron la espalda al Fair Play. Mientras que a Boca le mostraron dos tarjetas rojas (Nicolás Figal y Ander Herrera, frente a Benfica) y 4 amarillas, River recibió 9 amarillas y 3 rojas (Kevin Castaño frente a Monterrey y Lucas Martínez Quarta y Gonzalo Montiel ante Inter). En esa tabl están entre los primeros lugares, lo cual es un demérito grande. El equipo de Gallardo llegó a -19 y los conducidos por Miguel Russo a -10.
El sinsabor de ambos expone un presente frustrante: Boca y River viajaron con la idea de hacer historia, y la historia terminó escribiéndolos como protagonistas de una decepción compartida.
Los dos viajaron con el objetivo de avanzar a octavos de final y no pasaron la etapa de grupos LA NACION