El nieto futbolista de Alberto Olmedo que juega en Estados Unidos, conoce a Messi y sueña con la MLS, River y el Barcelona
MIAMI.- (Enviado especial). Vive en Miami Beach, a pocos metros de la playa, sobre la famosa avenida Collins. Su casa está en una zona donde conviven turistas, locales de ropa y grandes cadenas de hoteles. Es una de las más concurridas de la ciudad. Allí nació, creció y se entrena casi todos los días. Tiene 16 años, se llama Tiago Alvarado Olmedo, y lleva un apellido que en la Argentina tiene un peso simbólico enorme: es el nieto de Alberto Olmedo, el inolvidable capocómico rosarino. Aunque cada tanto viaja al país para visitar a sus parientes, su vida está hecha en la Florida, donde está acostumbrado a moverse entre dos culturas. Su mamá es argentina y su papá, Felipe Alvarado, es un arquitecto colombiano. Por eso habla español con naturalidad y con esa tonada latina tan típica de Miami. Es hijo de Sabrina Olmedo, actriz y residente desde hace más de dos décadas en Estados Unidos. Pero él eligió otro camino. No siguió los pasos de su mamá ni de su abuelo, ambos vinculados al mundo del espectáculo. Su escenario, en cambio, no es un set de televisión ni un teatro: es una cancha de fútbol.
Tiago es parte del Latin United, un club que forma parte del proyecto AFA Internacional y que compite en la UPSL (United Premier Soccer League), una liga semiprofesional que está tres escalones por debajo de la MLS, detrás de la USL Championship y la USL League One. Su equipo se entrena en Pembroke Pines, a unos 45 minutos del centro de Miami, y reúne a chicos latinos -en su mayoría argentinos-, aunque también hay jugadores locales. Todos sueñan con dar el salto al fútbol universitario o profesional. Tiago, pese a su corta edad, ya tuvo la oportunidad de disputar algunos partidos en la Primera y dejó muy buenas sensaciones. “Juego de mediocampista, por banda. Mis referentes son Messi y Xavi”, dice. Su ídolo, claro, es el 10. “Toda la vida seguí al Barcelona. Ahora también me gusta por Lamine Yamal, pero Messi fue el primero”, explica.
Aunque no se crio en la Argentina, su vínculo con la tierra de su mamá y su abuelo. Tiene familiares en Rosario y en Capital Federal, y cada vez que hay vacaciones, aprovecha para viajar. En este momento hay receso escolar en Estados Unidos, y lo está aprovechando para pasar unas semanas allá. Lo hizo también en estos días: justo después de dar esta entrevista, se subió a un avión rumbo a Buenos Aires, donde lo esperaba su mamá. Sabrina, hija del Negro y de la exvedette Tita Russ, es licenciada en publicidad, pero trascendió en el ambiente artístico como actriz, comediante y guionista. Durante años alternó entre la televisión y el teatro. Finalmente, en Miami encontró su lugar, formó una familia, y dio vida a Tiago, su único hijo, de quien es su fan n°. 1.
Tiago es tímido pero simpático. Habla con calma, pensando bien cada palabra, aunque cuando se toca el tema de su abuelo, sus respuestas son aún más cuidadosas. “No se habla mucho de él, pero sé que es famoso en Argentina”, comenta. Reconoce que fue una figura importante, que marcó a generaciones y que todavía hoy los argentinos lo recuerdan con cariño. Sin embargo, no lo vivió. Lo conoce a través de la televisión, las redes y algunos relatos familiares. Ha visto varios videos en YouTube y conoce al personaje de Capitán Piluso, pero no mucho más. “Se me hace que era chistoso”, resume. En su cabeza hay otros pensamientos: goles, partidos y el deseo de triunfar en el fútbol.
Tiago, el nieto futbolista de Alberto Olmedo
Alberto Olmedo falleció el 5 de marzo de 1988. Tiago nació el 6 de noviembre de 2008, dos décadas después. No llegaron a conocerse, pero el vínculo está. Forma parte de sus raíces. En Rosario, ciudad natal del humorista, los hinchas de Central lo veneran al Negro como a los grandes ídolos de la institución. No era un fanático del fútbol ni solía ir a la cancha, pero era muy fanático del club. Y esa identificación alcanzó para que los canallas lo pusieran en el mismo altar que a otros personajes ilustres como el Che Guevara, Roberto Fontanarrosa o Fito Páez. A 7.000 kilómetros de Miami, Olmedo sigue presente en la cultura popular del club, en banderas, grafitis y homenajes de todo tipo.
En 2018 pisó por única vez el Gigante de Arroyito. “Entré al estadio. Creo que conocíamos a alguien ahí. Fue especial estar dentro de la cancha”, confiesa. No se acuerda de haber visto murales con la imagen de su abuelo, aunque sabe que existen. A esa visita se suma otra experiencia impactante: conocer a Messi. Fue gracias a un contacto entre Sabrina y la mamá del 10. “Vino un guardaespaldas, nos sacó de la tribuna y nos llevó a conocerlo. Estuvimos con él como media hora. Estaban todos: la esposa, los hijos, el papá, la mamá. No me salió ni una palabra, fue increíble”, relata. Subió una imagen a su Instagram y sus amigos no lo podían creer: “estaban todos en shock”.
Más allá del apellido y de las fotos con famosos, Tiago tiene claro que su futuro es con la pelota. No le interesa la actuación, ni el espectáculo, ni los flashes. “Nunca me dieron ganas de actuar”, afirma. Su vida, por ahora, transcurre entre la escuela y los entrenamientos. No tiene del todo claro qué carrera podría estudiar si no es fútbol, aunque sí sabe a lo que no se quiere dedicar: “Números, no, no soy muy bueno para eso. Construcción, quizás”, agrega, entre risas.
Tiago nació en Miami, se formó en canchas pequeñas y fue creciendo hasta jugar en campos de césped, de 11 contra 11. Su vínculo con el fútbol fue inmediato, aunque no tiene muy claro cómo empezó. “El primer recuerdo que tengo es jugando al fútbol”, aclara. En el futuro, el fútbol universitario aparece como una posibilidad concreta. “Acá los tratan muy bien a todos. Sería una buena oportunidad para mí”, asegura. Después, si todo sale bien, vendrá lo otro: el salto profesional.
Le encantaría competir en cualquier liga del mundo, aunque si tuviera que elegir, optaría por la liga española. “El sueño sería estar en el Barcelona. Pero tampoco estaría mal hacerlo acá, en la MLS, en River, o en cualquier club de la Argentina”. Es hincha del Barsa, pero tiene simpatía por River y sigue a Franco Mastantuono: “El gol de tiro libre a Boca fue un golazo. Espero que le vaya bien en el Madrid”. También mira partidos del Mundial de Clubes: estuvo en tres en Miami, incluyendo uno de Boca y uno de la Juventus. Le gusta ver “cómo los equipos chicos se enfrentan con los grandes”, y el color que se vive en las tribunas. A River lo vio “más o menos, sobre todo contra Inter”, por lo que espera que la próxima le vaya un poco mejor.
Aunque en Estados Unidos los deportes más populares son el básquet, el fútbol americano y el béisbol, el soccer va ganando terreno en esta ciudad. “Creo que en Miami hay uno de los intereses más grandes del país por el fútbol. Por la cantidad de latinos que hay, se vive con mucha pasión”, cuenta.
No se imagina todavía en un club en particular, pero sí tiene un objetivo claro: “Mi deseo es ser profesional, no tengo un equipo fijo donde me vea, pero sí tengo una meta”. Por ahora, disfruta del fútbol como espectador, especialmente de Lionel Messi, tanto en el Inter Miami como con los colores de la selección. “Argentina será siempre mi favorita. Si juega contra Estados Unidos, hincho por ella. Cuando sea el Mundial en 2026, espero ver al menos un partido”, se ilusiona.
Tiago aún tiene un largo trayecto por recorrer. Todavía está en etapa de formación, ganando experiencia y sumando herramientas, pero se lo nota enfocado, con los pies sobre la tierra y la mirada puesta en su objetivo. Quizás, dentro de algunos años, los diarios vuelvan a escribir sobre él. No como el nieto de Alberto Olmedo, sino como un nuevo argentino que empieza a dejar su huella en el fútbol.
MIAMI.- (Enviado especial). Vive en Miami Beach, a pocos metros de la playa, sobre la famosa avenida Collins. Su casa está en una zona donde conviven turistas, locales de ropa y grandes cadenas de hoteles. Es una de las más concurridas de la ciudad. Allí nació, creció y se entrena casi todos los días. Tiene 16 años, se llama Tiago Alvarado Olmedo, y lleva un apellido que en la Argentina tiene un peso simbólico enorme: es el nieto de Alberto Olmedo, el inolvidable capocómico rosarino. Aunque cada tanto viaja al país para visitar a sus parientes, su vida está hecha en la Florida, donde está acostumbrado a moverse entre dos culturas. Su mamá es argentina y su papá, Felipe Alvarado, es un arquitecto colombiano. Por eso habla español con naturalidad y con esa tonada latina tan típica de Miami. Es hijo de Sabrina Olmedo, actriz y residente desde hace más de dos décadas en Estados Unidos. Pero él eligió otro camino. No siguió los pasos de su mamá ni de su abuelo, ambos vinculados al mundo del espectáculo. Su escenario, en cambio, no es un set de televisión ni un teatro: es una cancha de fútbol.
Tiago es parte del Latin United, un club que forma parte del proyecto AFA Internacional y que compite en la UPSL (United Premier Soccer League), una liga semiprofesional que está tres escalones por debajo de la MLS, detrás de la USL Championship y la USL League One. Su equipo se entrena en Pembroke Pines, a unos 45 minutos del centro de Miami, y reúne a chicos latinos -en su mayoría argentinos-, aunque también hay jugadores locales. Todos sueñan con dar el salto al fútbol universitario o profesional. Tiago, pese a su corta edad, ya tuvo la oportunidad de disputar algunos partidos en la Primera y dejó muy buenas sensaciones. “Juego de mediocampista, por banda. Mis referentes son Messi y Xavi”, dice. Su ídolo, claro, es el 10. “Toda la vida seguí al Barcelona. Ahora también me gusta por Lamine Yamal, pero Messi fue el primero”, explica.
Aunque no se crio en la Argentina, su vínculo con la tierra de su mamá y su abuelo. Tiene familiares en Rosario y en Capital Federal, y cada vez que hay vacaciones, aprovecha para viajar. En este momento hay receso escolar en Estados Unidos, y lo está aprovechando para pasar unas semanas allá. Lo hizo también en estos días: justo después de dar esta entrevista, se subió a un avión rumbo a Buenos Aires, donde lo esperaba su mamá. Sabrina, hija del Negro y de la exvedette Tita Russ, es licenciada en publicidad, pero trascendió en el ambiente artístico como actriz, comediante y guionista. Durante años alternó entre la televisión y el teatro. Finalmente, en Miami encontró su lugar, formó una familia, y dio vida a Tiago, su único hijo, de quien es su fan n°. 1.
Tiago es tímido pero simpático. Habla con calma, pensando bien cada palabra, aunque cuando se toca el tema de su abuelo, sus respuestas son aún más cuidadosas. “No se habla mucho de él, pero sé que es famoso en Argentina”, comenta. Reconoce que fue una figura importante, que marcó a generaciones y que todavía hoy los argentinos lo recuerdan con cariño. Sin embargo, no lo vivió. Lo conoce a través de la televisión, las redes y algunos relatos familiares. Ha visto varios videos en YouTube y conoce al personaje de Capitán Piluso, pero no mucho más. “Se me hace que era chistoso”, resume. En su cabeza hay otros pensamientos: goles, partidos y el deseo de triunfar en el fútbol.
Tiago, el nieto futbolista de Alberto Olmedo
Alberto Olmedo falleció el 5 de marzo de 1988. Tiago nació el 6 de noviembre de 2008, dos décadas después. No llegaron a conocerse, pero el vínculo está. Forma parte de sus raíces. En Rosario, ciudad natal del humorista, los hinchas de Central lo veneran al Negro como a los grandes ídolos de la institución. No era un fanático del fútbol ni solía ir a la cancha, pero era muy fanático del club. Y esa identificación alcanzó para que los canallas lo pusieran en el mismo altar que a otros personajes ilustres como el Che Guevara, Roberto Fontanarrosa o Fito Páez. A 7.000 kilómetros de Miami, Olmedo sigue presente en la cultura popular del club, en banderas, grafitis y homenajes de todo tipo.
En 2018 pisó por única vez el Gigante de Arroyito. “Entré al estadio. Creo que conocíamos a alguien ahí. Fue especial estar dentro de la cancha”, confiesa. No se acuerda de haber visto murales con la imagen de su abuelo, aunque sabe que existen. A esa visita se suma otra experiencia impactante: conocer a Messi. Fue gracias a un contacto entre Sabrina y la mamá del 10. “Vino un guardaespaldas, nos sacó de la tribuna y nos llevó a conocerlo. Estuvimos con él como media hora. Estaban todos: la esposa, los hijos, el papá, la mamá. No me salió ni una palabra, fue increíble”, relata. Subió una imagen a su Instagram y sus amigos no lo podían creer: “estaban todos en shock”.
Más allá del apellido y de las fotos con famosos, Tiago tiene claro que su futuro es con la pelota. No le interesa la actuación, ni el espectáculo, ni los flashes. “Nunca me dieron ganas de actuar”, afirma. Su vida, por ahora, transcurre entre la escuela y los entrenamientos. No tiene del todo claro qué carrera podría estudiar si no es fútbol, aunque sí sabe a lo que no se quiere dedicar: “Números, no, no soy muy bueno para eso. Construcción, quizás”, agrega, entre risas.
Tiago nació en Miami, se formó en canchas pequeñas y fue creciendo hasta jugar en campos de césped, de 11 contra 11. Su vínculo con el fútbol fue inmediato, aunque no tiene muy claro cómo empezó. “El primer recuerdo que tengo es jugando al fútbol”, aclara. En el futuro, el fútbol universitario aparece como una posibilidad concreta. “Acá los tratan muy bien a todos. Sería una buena oportunidad para mí”, asegura. Después, si todo sale bien, vendrá lo otro: el salto profesional.
Le encantaría competir en cualquier liga del mundo, aunque si tuviera que elegir, optaría por la liga española. “El sueño sería estar en el Barcelona. Pero tampoco estaría mal hacerlo acá, en la MLS, en River, o en cualquier club de la Argentina”. Es hincha del Barsa, pero tiene simpatía por River y sigue a Franco Mastantuono: “El gol de tiro libre a Boca fue un golazo. Espero que le vaya bien en el Madrid”. También mira partidos del Mundial de Clubes: estuvo en tres en Miami, incluyendo uno de Boca y uno de la Juventus. Le gusta ver “cómo los equipos chicos se enfrentan con los grandes”, y el color que se vive en las tribunas. A River lo vio “más o menos, sobre todo contra Inter”, por lo que espera que la próxima le vaya un poco mejor.
Aunque en Estados Unidos los deportes más populares son el básquet, el fútbol americano y el béisbol, el soccer va ganando terreno en esta ciudad. “Creo que en Miami hay uno de los intereses más grandes del país por el fútbol. Por la cantidad de latinos que hay, se vive con mucha pasión”, cuenta.
No se imagina todavía en un club en particular, pero sí tiene un objetivo claro: “Mi deseo es ser profesional, no tengo un equipo fijo donde me vea, pero sí tengo una meta”. Por ahora, disfruta del fútbol como espectador, especialmente de Lionel Messi, tanto en el Inter Miami como con los colores de la selección. “Argentina será siempre mi favorita. Si juega contra Estados Unidos, hincho por ella. Cuando sea el Mundial en 2026, espero ver al menos un partido”, se ilusiona.
Tiago aún tiene un largo trayecto por recorrer. Todavía está en etapa de formación, ganando experiencia y sumando herramientas, pero se lo nota enfocado, con los pies sobre la tierra y la mirada puesta en su objetivo. Quizás, dentro de algunos años, los diarios vuelvan a escribir sobre él. No como el nieto de Alberto Olmedo, sino como un nuevo argentino que empieza a dejar su huella en el fútbol.
Tiago es volante en el Latin United, club de la cuarta división de Miami que es parte del proyecto AFA Internacional; el legado de su abuelo y su foto con el astro LA NACION