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sábado, julio 5, 2025
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Noelia Pompa: su decisión de irse en pleno éxito, sus experiencias paranormales y por qué le dijo “no” a Gasalla

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Poco queda de aquella Noelia Pompa que ganó dos veces Bailando por un sueño. En estos años, la bailarina se fue a vivir al exterior, estudió interpretación y se ganó el cariño del público europeo tanto en la pantalla como en los escenarios. “Convertirme en artista era algo que soñé toda mi vida, pero que veía inalcanzable”, dice mientras asegura haber recibido muchos “no” a lo largo del camino debido a su condición física.

El formato de baile conducido por Marcelo Tinelli le dio la popularidad que tanto esperaba. Sin embargo, y muy lejos de lo que creía, esa exposición comenzó a agobiarla. “Me pasaba que salía a la calle y me conocía todo el santo mundo. Quería ir como cualquiera por la vida y no podía realmente. Entonces ahí surgió como una contradicción muy grande”, confiesa quien en 2016 decidió hacer las valijas e ir a probar suerte a España.

Noelia Pompa: su decisión de irse en pleno éxito, sus experiencias paranormales y por qué le dijo que no a Gasalla

Hoy, ocho años después, Pompa regresó al país, aunque planea seguir trabajando del otro lado del océano en el futuro. Además, allí quedó su novio con quien mantiene una relación desde 2017. “David es una persona en la cual confío muchísimo. No tiene redes ni mira tele; es todo lo contrario al mundo que yo tengo”, revela enamorada.

-Se cumplieron muchos sueños en el camino…

-Más de los que creo que soñé y me emociona. Ahora que estoy más grande me di cuenta de que hay que parar un poquito y disfrutar porque si no después pasan cosas re copadas, pero no te enterás. Ahora estoy como en ese plan, yendo como más tranqui.

-¿Qué te emociona cuando recordás todo lo vivido?

-Mi vida cambió a partir de que conocí la pasión que tengo: el teatro, el actuar. Conformarme como artista era algo que soñé toda mi vida, pero que veía inalcanzable. Lo veía imposible por los “no” permanentes de una sociedad que ahora está cambiando, pero en ese momento era mucho más difícil.

-Ese llamado de Marcelo Tinelli para el Bailando… te cambió la vida, pero lo lograste por la energía que pusiste vos…

-Bueno, ahora mirando para atrás me doy cuenta que estaba como escrito porque había muchísimas cosas que las soñé y las fantaseaba. Iba en el tren Sarmiento desde Merlo a Capital y miraba los carteles y decía: “Yo quiero estar ahí”. O soñaba con ser modelo aunque después decía: “No, con 1,20 no entrás en los estándares, Noelia” [risas]. Yo tenía ese deseo realmente de estar, no solo ser protagonista sino que se me diera ese valor que yo sabía que tenía y que mucho de lo externo me decía “no”. Y bueno, también sé que fue muy fundamental mi madre. Si no hubiese estado ese motor… Bueno, mi padre también, pero obviamente ella es especial. De hecho, ella soñaba con ser actriz, pero nunca lo dice, está como ahí dormidito. Yo siempre le digo: “¿No será que yo estoy viviendo algo que vos deseaste?” Porque ella soñaba con eso y los padres no la dejaron. Era otra época, había más miedo y no la dejaron.

-Esa fama también te llevó a varios cambios personales…

-En estos años estuve investigando mucho sobre mis ancestros, muchas incógnitas que yo tengo en mi vida de por qué habré nacido así, de quién viene. Me fui a Italia, al pueblo de donde eran mis bisabuelos y lo encontré con un investigador. Era muy cerquita de Nápoles. Me fui sola, agarré mi bolso y me fui a recorrer. Cuando llegué, dije: “Yo acá ya estuve”. Sentí una cosa que a veces es inexplicable. Me puse a buscar mucho cómo fue su vida, de qué habían fallecido y la verdad es que fue emocionante para mí encontrar eso.

-¿Cuándo empezó toda esa búsqueda?

-Cuando me fui del país. Yo pensé que me volvía al año, que era una experiencia y ya está. Después me extienden el contrato por dos años más y terminé quedándome. Cuando sos migrante empezás como a indagar para hacer tus papeles o lo que fuera y es todo escarbar, buscar información y para mí fue emocionante.

-¿Por qué crees que sentiste la necesidad de empezar a “escarbar” en tu pasado?

-Tuve una crisis muy importante con respecto a la religión. Yo fui bautizada y después empecé como a creer en otra cosa. Fue antes de irme que tuve esta crisis existencial (como le dicen) pero cuando estás en el mambo ese no lo podés descifrar muy bien. Yo creía que hasta era una depresión.

-O sea que había dos mundos en vos: uno donde estabas mal y triste y otro, donde estabas logrando lo que siempre quisiste…

-Sí, pero creo que está buenísimo que pasen las crisis. Es como cuando tenés un familiar que está muy mal o con depresión y le decís: “Levántate, levántate” y realmente no se puede. Y le pasa a muchísimas más personas de lo que imaginamos. De hecho, también se tapa mucho porque da vergüenza.

-¿Vos no podías levantarte?

-No, había algo que no me dejaba ser feliz a pesar de que todo era brillos y premios. Entonces empieza a haber en vos un quiebre y una búsqueda (por lo menos es lo que me pasó a mí) de algo más. No sé qué es tampoco porque cada uno va con sus creencias y me gusta mucho respetarlas y que respeten también lo que yo siento. A veces es como que no lo podés poner en palabras y hasta te sentís loco. Entonces empezás como a tapar y a hacer un montón de artilugios y cosas que no te dejan vivir tranquilo. Si bien hoy estoy más tranquila y más plantada, igual me falta. Sigo en el camino.

-En el medio de esta crisis, ganás el Bailando y te vas a vivir afuera… ¿Cómo fue para tu mamá que te vayas?

-Yo creo que ella lo pudo entender después. Al principio le costó un montonazo porque somos muy unidas, pero yo creo que necesitaba cortar el cordón. Hasta el día de hoy la cargo y le digo: “Cortemos el cordón” porque ella sigue diciendo que soy su bebé. Al irme sola hubo un montón de cosas que estuvieron buenísimas para mí y para ella también.

-¿Cómo fue ese primer tiempo viviendo en el exterior?

-Al principio estaba muy ocupada haciendo lo que me gustaba, pero me fui un poquito triste al tener que dejar la obra que estaba haciendo en ese momento. Sentía que me comporté mal con Flavio [Mendoza] y me fui muy mal; aparte de que anímicamente estaba mal. Pero bueno, él lo supo comprender y después me di cuenta que me hice muchísimo más problema de lo que debía porque yo soy culposa. De hecho, es algo que estoy trabajando porque siempre me pasa que dejo de disfrutar lo que me pasa por el runrún y esa cosa de los demás y el afuera. Estoy aprendiendo muchísimo más a cuidar mi casita interior.

-¿Sentís que Flavio Mendoza no supo entender en ese momento por qué te ibas?

-No, y yo tampoco tuve las agallas de sentarlo y decirle cómo eran las cosas. Se lo dije luego desde allá, pero hubiese estado genial haberlo hecho antes. También me pasó ahora que falleció Gasalla. Él me llamó para hacer una obra y me hubiese gustado haber trabajado con él porque en todos lados donde estuve me han tocado maestros grosos. Donde estoy siempre tengo como una luz que me guía y me va llevando. Por ejemplo, irme de viaje sola era un pánico que yo tenía y era un sueño también. Y en todos lados me han cuidado. Viste cuando te aparecen como ángeles, gente que me cuidó sin saber quién era. A veces me pasan cosas raras que no las puedo transmitir porque no es para todo el mundo, entonces me las guardo.

-¿Cómo qué?

-Cosas que son raras para este plano. El otro día, por ejemplo, iba caminando y sentí como que se me desplegaban unas alas; como una protección. Fue una sensación muy linda y caminé tranquila porque tengo miedo cuando salgo a la calle… como tiene todo el país.

-Recién decías que Antonio Gasalla te llamó, ¿para qué proyecto fue? ¿Llegaste a hablar con él?

-No, me llamó un productor. Fue para hacer Más respeto que soy tu madre, el papel de hija que después hizo Noelia Marzol. Y la verdad que me hubiese gustado hacerlo. Y me hubiese gustado decirle a Flavio: “Che, Fla… me voy un ratito y después vuelvo”.

-¿Está todo bien ahora con él?

-Sí, de hecho el otro día lo vi en La Sirenita y estaba con su niño que está muy hermoso. Me gusta verlo en esa faceta, cumpliendo realmente un sueño porque él también habrá tenido un montón de “no” respecto a la paternidad y la verdad que se lo merece. Del ambiente es de las pocas personas que me quedó cariño. Una cosa es que te lleves bien, que trabajes bien, pero otra que te quede el cariño de alguien. Yo soy muy selectiva.

-¿Hubo mucha gente que se portó mal con vos?

-No, hubo cosas, pero creo que nada fue tan real; fue todo un poco para el show. Quiero dejar en claro que yo no tuve problemas con el alcohol; simplemente tomaba como toma cualquiera que va a una fiesta o sale socialmente. De todos modos, me di cuenta que ya me estaba haciendo mal, no solo a mi salud, a mi hígado, a mi acné, sino anímicamente. Muchas veces tapamos con comida, con trabajo, con tabaco, con drogas, con alcohol, con pornografía, con el celular, con internet… En este momento estoy queriendo descubrir a mi yo natural. Por ejemplo, ahora estoy tomando hongos adaptógenos que te ayudan con el estrés y estoy mejor anímicamente.

-¿Sentís que, en cierta forma, te fuiste porque necesitabas alejarte de tantos años de exposición?

-Sí, porque me pasaba que salía a la calle y me conocía todo el santo mundo. Cuando estás en un programa del nivel del Bailando… uno no es consciente. Me pasaba que quería ir como cualquiera por la vida y no podía realmente. Entonces ahí surgió como una contradicción muy grande. El haber podido estar allá [en referencia a España] en el anonimato y ver el impacto de mi trabajo en el público de afuera, ver si gustaba lo que yo hacía porque allá no tenían la data de acá, fue como empezar de cero. Me acuerdo que me habían contratado para un solo número y después terminé siendo la coequiper de la protagonista. También, trabajar en Alemania sin saber el idioma fue una gran experiencia o que me llamaran de Miami para el programa de Don Francisco. Me di cuenta que amo viajar, que no me puedo quedar en un lugar. Capaz que tenía que vivir esa experiencia de que algo me expulsara para orientarme. Si no quizá nunca hubiera sabido que podía volar tanto.

Volver

-Después de varios años afuera, volviste, ¿tenés ganas de quedarte?

-Me vine porque no tenía un contrato de trabajo. Estuve trabajando en un dinner show italiano hermoso en Madrid. Estaba bailando, haciendo un show ahí, pero de un día para otro cambiaron. En el departamento se me termina el contrato, así que me vine. Igual me gustaría mantenerme entre España y la Argentina, pero ya tengo ganas de ponerme en acción.

-¿Y qué te gustaría hacer?

-Me encantaría hacer MasterChef porque sé cocinar. Creo que sería una buena participante. Muchas veces me tentaron para Gran Hermano, pero no me animo. Sé que a la gente le encantaría saber cómo me subo al banquito para llegar a la alacena, pero a mí me gusta estar sola. Yo duermo hasta tarde, no sería muy redituable. También me gustaría hacer teatro de texto. Siempre se me relaciona con el reality, pero en España yo estudié interpretación. De hecho, allá estuve grabando una serie donde era una villana muy mala y fue un desafío muy grande. Hicimos dos temporadas y fue una experiencia muy linda.

Amor a la distancia

-¿El novio quedó en España?

-¡Sí, mi amor! Con David tenemos una relación a distancia ahora. No nos queda otra, aunque no tenemos mucho problema porque ya lo vivimos varias veces. Ya me he venido por seis meses o también cuando me fui de gira, pero mantenemos charla diaria y constante, y me doy cuenta de que es una persona que quiero en mi vida. Es muy importante porque estuvimos separados varias veces y siempre volvemos.

-¿Hace cuánto tiempo están juntos?

-Nos conocimos en 2017. Obviamente tuvimos cortes en el medio, pero es una persona en la cual confío muchísimo. También me pasa que tengo un dilema porque es una persona que no tiene redes ni mira tele; es todo lo contrario al mundo que yo tengo. Entonces él me contrasta en un montón de cosas y me enseña; como yo a él. Me parece muy loco estar en pareja con una persona que no tiene nada que ver con esto, pero nos apoyamos mucho.

-Cuántas cosas que pasaste hasta llegar a ser la mujer de hoy, ¿no?

-Sí, muchas. Muchas cosas lindas y también hubo momentos de navegar en las profundidades, pero eso me lo guardo para mí. Resguardo mucho mi privacidad. Antes me daba culpa porque creía que al trabajar en esto tenía que exponerme totalmente, pero ahora estoy entendiendo que no es así. Creo que se vienen cosas muy importantes, que hay más. Cosas que están dentro mío y se tienen que pulir, se tienen que despertar. Y creo que también es muy importante la contención de quienes te rodean y aconsejan. Yo pensé que la felicidad era estar de fiesta, el reírme todo el tiempo, y ahora me doy cuenta que la felicidad es estar en paz y tranquila.

Poco queda de aquella Noelia Pompa que ganó dos veces Bailando por un sueño. En estos años, la bailarina se fue a vivir al exterior, estudió interpretación y se ganó el cariño del público europeo tanto en la pantalla como en los escenarios. “Convertirme en artista era algo que soñé toda mi vida, pero que veía inalcanzable”, dice mientras asegura haber recibido muchos “no” a lo largo del camino debido a su condición física.

El formato de baile conducido por Marcelo Tinelli le dio la popularidad que tanto esperaba. Sin embargo, y muy lejos de lo que creía, esa exposición comenzó a agobiarla. “Me pasaba que salía a la calle y me conocía todo el santo mundo. Quería ir como cualquiera por la vida y no podía realmente. Entonces ahí surgió como una contradicción muy grande”, confiesa quien en 2016 decidió hacer las valijas e ir a probar suerte a España.

Noelia Pompa: su decisión de irse en pleno éxito, sus experiencias paranormales y por qué le dijo que no a Gasalla

Hoy, ocho años después, Pompa regresó al país, aunque planea seguir trabajando del otro lado del océano en el futuro. Además, allí quedó su novio con quien mantiene una relación desde 2017. “David es una persona en la cual confío muchísimo. No tiene redes ni mira tele; es todo lo contrario al mundo que yo tengo”, revela enamorada.

-Se cumplieron muchos sueños en el camino…

-Más de los que creo que soñé y me emociona. Ahora que estoy más grande me di cuenta de que hay que parar un poquito y disfrutar porque si no después pasan cosas re copadas, pero no te enterás. Ahora estoy como en ese plan, yendo como más tranqui.

-¿Qué te emociona cuando recordás todo lo vivido?

-Mi vida cambió a partir de que conocí la pasión que tengo: el teatro, el actuar. Conformarme como artista era algo que soñé toda mi vida, pero que veía inalcanzable. Lo veía imposible por los “no” permanentes de una sociedad que ahora está cambiando, pero en ese momento era mucho más difícil.

-Ese llamado de Marcelo Tinelli para el Bailando… te cambió la vida, pero lo lograste por la energía que pusiste vos…

-Bueno, ahora mirando para atrás me doy cuenta que estaba como escrito porque había muchísimas cosas que las soñé y las fantaseaba. Iba en el tren Sarmiento desde Merlo a Capital y miraba los carteles y decía: “Yo quiero estar ahí”. O soñaba con ser modelo aunque después decía: “No, con 1,20 no entrás en los estándares, Noelia” [risas]. Yo tenía ese deseo realmente de estar, no solo ser protagonista sino que se me diera ese valor que yo sabía que tenía y que mucho de lo externo me decía “no”. Y bueno, también sé que fue muy fundamental mi madre. Si no hubiese estado ese motor… Bueno, mi padre también, pero obviamente ella es especial. De hecho, ella soñaba con ser actriz, pero nunca lo dice, está como ahí dormidito. Yo siempre le digo: “¿No será que yo estoy viviendo algo que vos deseaste?” Porque ella soñaba con eso y los padres no la dejaron. Era otra época, había más miedo y no la dejaron.

-Esa fama también te llevó a varios cambios personales…

-En estos años estuve investigando mucho sobre mis ancestros, muchas incógnitas que yo tengo en mi vida de por qué habré nacido así, de quién viene. Me fui a Italia, al pueblo de donde eran mis bisabuelos y lo encontré con un investigador. Era muy cerquita de Nápoles. Me fui sola, agarré mi bolso y me fui a recorrer. Cuando llegué, dije: “Yo acá ya estuve”. Sentí una cosa que a veces es inexplicable. Me puse a buscar mucho cómo fue su vida, de qué habían fallecido y la verdad es que fue emocionante para mí encontrar eso.

-¿Cuándo empezó toda esa búsqueda?

-Cuando me fui del país. Yo pensé que me volvía al año, que era una experiencia y ya está. Después me extienden el contrato por dos años más y terminé quedándome. Cuando sos migrante empezás como a indagar para hacer tus papeles o lo que fuera y es todo escarbar, buscar información y para mí fue emocionante.

-¿Por qué crees que sentiste la necesidad de empezar a “escarbar” en tu pasado?

-Tuve una crisis muy importante con respecto a la religión. Yo fui bautizada y después empecé como a creer en otra cosa. Fue antes de irme que tuve esta crisis existencial (como le dicen) pero cuando estás en el mambo ese no lo podés descifrar muy bien. Yo creía que hasta era una depresión.

-O sea que había dos mundos en vos: uno donde estabas mal y triste y otro, donde estabas logrando lo que siempre quisiste…

-Sí, pero creo que está buenísimo que pasen las crisis. Es como cuando tenés un familiar que está muy mal o con depresión y le decís: “Levántate, levántate” y realmente no se puede. Y le pasa a muchísimas más personas de lo que imaginamos. De hecho, también se tapa mucho porque da vergüenza.

-¿Vos no podías levantarte?

-No, había algo que no me dejaba ser feliz a pesar de que todo era brillos y premios. Entonces empieza a haber en vos un quiebre y una búsqueda (por lo menos es lo que me pasó a mí) de algo más. No sé qué es tampoco porque cada uno va con sus creencias y me gusta mucho respetarlas y que respeten también lo que yo siento. A veces es como que no lo podés poner en palabras y hasta te sentís loco. Entonces empezás como a tapar y a hacer un montón de artilugios y cosas que no te dejan vivir tranquilo. Si bien hoy estoy más tranquila y más plantada, igual me falta. Sigo en el camino.

-En el medio de esta crisis, ganás el Bailando y te vas a vivir afuera… ¿Cómo fue para tu mamá que te vayas?

-Yo creo que ella lo pudo entender después. Al principio le costó un montonazo porque somos muy unidas, pero yo creo que necesitaba cortar el cordón. Hasta el día de hoy la cargo y le digo: “Cortemos el cordón” porque ella sigue diciendo que soy su bebé. Al irme sola hubo un montón de cosas que estuvieron buenísimas para mí y para ella también.

-¿Cómo fue ese primer tiempo viviendo en el exterior?

-Al principio estaba muy ocupada haciendo lo que me gustaba, pero me fui un poquito triste al tener que dejar la obra que estaba haciendo en ese momento. Sentía que me comporté mal con Flavio [Mendoza] y me fui muy mal; aparte de que anímicamente estaba mal. Pero bueno, él lo supo comprender y después me di cuenta que me hice muchísimo más problema de lo que debía porque yo soy culposa. De hecho, es algo que estoy trabajando porque siempre me pasa que dejo de disfrutar lo que me pasa por el runrún y esa cosa de los demás y el afuera. Estoy aprendiendo muchísimo más a cuidar mi casita interior.

-¿Sentís que Flavio Mendoza no supo entender en ese momento por qué te ibas?

-No, y yo tampoco tuve las agallas de sentarlo y decirle cómo eran las cosas. Se lo dije luego desde allá, pero hubiese estado genial haberlo hecho antes. También me pasó ahora que falleció Gasalla. Él me llamó para hacer una obra y me hubiese gustado haber trabajado con él porque en todos lados donde estuve me han tocado maestros grosos. Donde estoy siempre tengo como una luz que me guía y me va llevando. Por ejemplo, irme de viaje sola era un pánico que yo tenía y era un sueño también. Y en todos lados me han cuidado. Viste cuando te aparecen como ángeles, gente que me cuidó sin saber quién era. A veces me pasan cosas raras que no las puedo transmitir porque no es para todo el mundo, entonces me las guardo.

-¿Cómo qué?

-Cosas que son raras para este plano. El otro día, por ejemplo, iba caminando y sentí como que se me desplegaban unas alas; como una protección. Fue una sensación muy linda y caminé tranquila porque tengo miedo cuando salgo a la calle… como tiene todo el país.

-Recién decías que Antonio Gasalla te llamó, ¿para qué proyecto fue? ¿Llegaste a hablar con él?

-No, me llamó un productor. Fue para hacer Más respeto que soy tu madre, el papel de hija que después hizo Noelia Marzol. Y la verdad que me hubiese gustado hacerlo. Y me hubiese gustado decirle a Flavio: “Che, Fla… me voy un ratito y después vuelvo”.

-¿Está todo bien ahora con él?

-Sí, de hecho el otro día lo vi en La Sirenita y estaba con su niño que está muy hermoso. Me gusta verlo en esa faceta, cumpliendo realmente un sueño porque él también habrá tenido un montón de “no” respecto a la paternidad y la verdad que se lo merece. Del ambiente es de las pocas personas que me quedó cariño. Una cosa es que te lleves bien, que trabajes bien, pero otra que te quede el cariño de alguien. Yo soy muy selectiva.

-¿Hubo mucha gente que se portó mal con vos?

-No, hubo cosas, pero creo que nada fue tan real; fue todo un poco para el show. Quiero dejar en claro que yo no tuve problemas con el alcohol; simplemente tomaba como toma cualquiera que va a una fiesta o sale socialmente. De todos modos, me di cuenta que ya me estaba haciendo mal, no solo a mi salud, a mi hígado, a mi acné, sino anímicamente. Muchas veces tapamos con comida, con trabajo, con tabaco, con drogas, con alcohol, con pornografía, con el celular, con internet… En este momento estoy queriendo descubrir a mi yo natural. Por ejemplo, ahora estoy tomando hongos adaptógenos que te ayudan con el estrés y estoy mejor anímicamente.

-¿Sentís que, en cierta forma, te fuiste porque necesitabas alejarte de tantos años de exposición?

-Sí, porque me pasaba que salía a la calle y me conocía todo el santo mundo. Cuando estás en un programa del nivel del Bailando… uno no es consciente. Me pasaba que quería ir como cualquiera por la vida y no podía realmente. Entonces ahí surgió como una contradicción muy grande. El haber podido estar allá [en referencia a España] en el anonimato y ver el impacto de mi trabajo en el público de afuera, ver si gustaba lo que yo hacía porque allá no tenían la data de acá, fue como empezar de cero. Me acuerdo que me habían contratado para un solo número y después terminé siendo la coequiper de la protagonista. También, trabajar en Alemania sin saber el idioma fue una gran experiencia o que me llamaran de Miami para el programa de Don Francisco. Me di cuenta que amo viajar, que no me puedo quedar en un lugar. Capaz que tenía que vivir esa experiencia de que algo me expulsara para orientarme. Si no quizá nunca hubiera sabido que podía volar tanto.

Volver

-Después de varios años afuera, volviste, ¿tenés ganas de quedarte?

-Me vine porque no tenía un contrato de trabajo. Estuve trabajando en un dinner show italiano hermoso en Madrid. Estaba bailando, haciendo un show ahí, pero de un día para otro cambiaron. En el departamento se me termina el contrato, así que me vine. Igual me gustaría mantenerme entre España y la Argentina, pero ya tengo ganas de ponerme en acción.

-¿Y qué te gustaría hacer?

-Me encantaría hacer MasterChef porque sé cocinar. Creo que sería una buena participante. Muchas veces me tentaron para Gran Hermano, pero no me animo. Sé que a la gente le encantaría saber cómo me subo al banquito para llegar a la alacena, pero a mí me gusta estar sola. Yo duermo hasta tarde, no sería muy redituable. También me gustaría hacer teatro de texto. Siempre se me relaciona con el reality, pero en España yo estudié interpretación. De hecho, allá estuve grabando una serie donde era una villana muy mala y fue un desafío muy grande. Hicimos dos temporadas y fue una experiencia muy linda.

Amor a la distancia

-¿El novio quedó en España?

-¡Sí, mi amor! Con David tenemos una relación a distancia ahora. No nos queda otra, aunque no tenemos mucho problema porque ya lo vivimos varias veces. Ya me he venido por seis meses o también cuando me fui de gira, pero mantenemos charla diaria y constante, y me doy cuenta de que es una persona que quiero en mi vida. Es muy importante porque estuvimos separados varias veces y siempre volvemos.

-¿Hace cuánto tiempo están juntos?

-Nos conocimos en 2017. Obviamente tuvimos cortes en el medio, pero es una persona en la cual confío muchísimo. También me pasa que tengo un dilema porque es una persona que no tiene redes ni mira tele; es todo lo contrario al mundo que yo tengo. Entonces él me contrasta en un montón de cosas y me enseña; como yo a él. Me parece muy loco estar en pareja con una persona que no tiene nada que ver con esto, pero nos apoyamos mucho.

-Cuántas cosas que pasaste hasta llegar a ser la mujer de hoy, ¿no?

-Sí, muchas. Muchas cosas lindas y también hubo momentos de navegar en las profundidades, pero eso me lo guardo para mí. Resguardo mucho mi privacidad. Antes me daba culpa porque creía que al trabajar en esto tenía que exponerme totalmente, pero ahora estoy entendiendo que no es así. Creo que se vienen cosas muy importantes, que hay más. Cosas que están dentro mío y se tienen que pulir, se tienen que despertar. Y creo que también es muy importante la contención de quienes te rodean y aconsejan. Yo pensé que la felicidad era estar de fiesta, el reírme todo el tiempo, y ahora me doy cuenta que la felicidad es estar en paz y tranquila.

 Después de varios años radicada en España, la bicampeona de Bailando por un sueño volvió al país con muchas ganas de trabajar  LA NACION