Una negociación de Mercedes con Max Verstappen desatará un dilema para Toto Wolff: ¿quién le deja la butaca?

De negar que existieran contactos, a insistir con la posibilidad de quitarse una espina que resultó, con el paso de los años, una herida dolorosa. La Fórmula 1 completó la mitad del calendario y las escuderías y los pilotos desandan un tiempo de análisis, con proyección a 2026.
El próximo año, el Gran Circo ofrecerá una revolución de motores y numerosos retoques técnicos que afectarán al chasis. Un escenario que abrirá un nuevo ciclo y descubrir qué equipo se posiciona con ventaja es un juego que recién se develará en la pista, con los entrenamientos que se desarrollarán en tres tandas y en dos circuitos: del 26 al 30 de enero, en Barcelona; Bahréin recibirá a los autos en febrero entre el 11 y 13 de febrero, para cerrar una semana más tarde, con otros dos días de ensayos.
Mercedes se perfila para retomar el liderazgo, ese que perdió en 2022 entre los constructores a manos de Red Bull Racing y McLaren, y el jefe de las Flechas de Plata, Toto Wolff, apunta a provocar un impacto en el mercado de pases. Max Verstappen es el piloto que el austríaco no logró amarrar en el pasado y ahora se convierte en un objetivo, aunque sumar al neerlandés desatará un dilema: o no renueva el contrato con George Russell, o desvincula al joven Andrea Kimi Antonelli.
Doce años atrás, antes de que MadMax fuera anunciado con 16 años como piloto junior de Red Bull, Wolff y Jos Verstappen –padre de Max- tuvieron un puñado de reuniones para que el joven talento se sumara a Mercedes. Pero las Flechas de Plata tenían en ese momento con contrato de largo aliento a Lewis Hamilton y a Nico Rosberg, quienes dominaron en la F.1 entre 2014 y 2021, y la escudería no tenía una academia de pilotos, lo que hacía inviable ofrecerle un asiento en el corto plazo.
“Hablé con Jos y con Huub Rothengatter –representante de Jos- en las oficinas de Brackley cuando Max corría en karting en 2013, antes de que se sumara a la Fórmula 3. También Jos y Max me visitaron en mi casa en Viena, y pasamos varias horas discutiendo el futuro. ¿Si me arrepiento de haberlo perdido? Seguramente, pero no era una opción en ese momento: teníamos a Nico y a Lewis, estábamos muy contentos con ellos, y cuando Nico se fue [tras el título de 2016], Valtteri Bottas era la opción. Max ni siquiera estaba disponible”, relata Wolff, sobre aquella negociación que no tenía destino, pero a la que no deseaba rehusarse.
En Spielberg y en Silverstone, los dos últimos circuitos que visitó la F.1, Verstappen se encargó de quitarle validez a los múltiples trascendidos sobre un acercamiento de Jos y de Marko Vermuelen –su agente- con Mercedes, aunque las críticas constantes por el rendimiento del RB21 resaltan el inconformismo del neerlandés. Los 69 puntos que lo separan con Oscar Piastri (McLaren), puntero del campeonato, asoman indescontables, aunque resta medio calendario. Y MadMax no lo ocultó: “No pienso en el Mundial, pero mucha gente se inventa cosas”, la respuesta a la que apela para escapar de la trampa de si las posibilidades se desvanecieron.
Una cláusula contractual podría ser la llave para abrir la ventana –se activaría si no está entre los tres primeros del campeonato cuando el Gran Circo ingrese al receso, tras las carreras en Spa-Francorchamps y Hungaroring-, aunque el asesor de Red Bull Racing, Helmut Marko, desestima que no se consume el contrato que liga al tetracampeón con el equipo hasta 2028. “Como todos los mejores pilotos, hay cláusulas de salida que se fundamentan en el rendimiento, pero ahora no hay absolutamente ninguna razón para que este contrato no se cumpla”, afirmó Marko.
Turn 3 strikes again 🎳#F1 #AustrianGP pic.twitter.com/JNey5vTA6F
— Formula 1 (@F1) June 29, 2025
Los 18 puntos de distancia entre Verstappen y Russell, cuarto en el Mundial de Pilotos, alimentan las hipótesis y, además, el morbo. Porque si el británico supera la línea de MadMax, el neerlandés estaría en condiciones de activar la cláusula y Russell podría ser el afectado. La relación áspera entre los pilotos y sin contrato para 2026, sería el principal candidato a dejar Mercedes.
“No tengo novedades, no tengo noticias, pero confío en Toto [Wolff] y espero seguir en Mercedes. No hablé con otros equipos. Cada equipo tiene dos asientos disponibles y es normal que se consideren las mejores hipótesis de futuro. No me siento ofendido y siempre estoy disponible para quien sea mi compañero de equipo”, resaltó el fin de semana Russell, que debutó en la F.1 en 2019, con Williams, donde hizo escuela durante tres temporadas a la espera de una butaca en Mercedes, donde fue compañero de Hamilton.
La figura de Verstappen detonaría un proyecto que Mercedes puso en marcha en 2017, cuando el británico ingresó al programa junior, mientras que Antonelli lo hizo en 2019 para competir bajo el paraguas de Brackley en karting. Wolff y Gwen Lagrue –asesor de desarrollo de jóvenes pilotos- llevaron escalonadamente a las dos espadas para unirlas esta temporada como la alineación en el equipo de F.1.
De quitar a Russell, que desanda su mejor año en la categoría, quedarían sepultados los nueve años de inversión y el joven talento Antonelli podría ser una próxima víctima de MadMax, arrollador frente a sus compañeros de garaje. Quitarle la butaca al italiano, de 18 años, reflejaría que la habilidad y la destreza que se destacó durante los últimos años fue una acción más de marketing que efectiva y de convicciones.
El presidente del consejo de administración del Grupo Mercedes-Benz, Ola Kallenius, lanzó un guiño a las charlas. “Los mejores pilotos quieren conducir los mejores autos. Nuestra tarea es reunir el mejor paquete posible, y con respecto a Max creo que estaría bien de plata…”, apuntó el sueco, que observa el valor agregado que implicaría sumar al neerlandés: quitarle a un rival a su máxima estrella, sellando la estampida que primero involucró al ingeniero Adrian Newey.
Pero la mirada en Brackley no es tan optimista: el nuevo reglamento es una oportunidad para enseñar el poderío y volver a marcar el pulso, aunque nadie desea que el eje de un ciclo ganador quede reducido al poder del piloto. Mientras que, si el motor no destaca -en el paddock igualmente lo ponen como referencia para 2026- el fracaso salpicaría a los ingenieros y Verstappen quedaría absuelto.
Mercedes agita una posible tormenta en Milton Keynes, aunque Verstappen puede convertirse en su propio problema.
De negar que existieran contactos, a insistir con la posibilidad de quitarse una espina que resultó, con el paso de los años, una herida dolorosa. La Fórmula 1 completó la mitad del calendario y las escuderías y los pilotos desandan un tiempo de análisis, con proyección a 2026.
El próximo año, el Gran Circo ofrecerá una revolución de motores y numerosos retoques técnicos que afectarán al chasis. Un escenario que abrirá un nuevo ciclo y descubrir qué equipo se posiciona con ventaja es un juego que recién se develará en la pista, con los entrenamientos que se desarrollarán en tres tandas y en dos circuitos: del 26 al 30 de enero, en Barcelona; Bahréin recibirá a los autos en febrero entre el 11 y 13 de febrero, para cerrar una semana más tarde, con otros dos días de ensayos.
Mercedes se perfila para retomar el liderazgo, ese que perdió en 2022 entre los constructores a manos de Red Bull Racing y McLaren, y el jefe de las Flechas de Plata, Toto Wolff, apunta a provocar un impacto en el mercado de pases. Max Verstappen es el piloto que el austríaco no logró amarrar en el pasado y ahora se convierte en un objetivo, aunque sumar al neerlandés desatará un dilema: o no renueva el contrato con George Russell, o desvincula al joven Andrea Kimi Antonelli.
Doce años atrás, antes de que MadMax fuera anunciado con 16 años como piloto junior de Red Bull, Wolff y Jos Verstappen –padre de Max- tuvieron un puñado de reuniones para que el joven talento se sumara a Mercedes. Pero las Flechas de Plata tenían en ese momento con contrato de largo aliento a Lewis Hamilton y a Nico Rosberg, quienes dominaron en la F.1 entre 2014 y 2021, y la escudería no tenía una academia de pilotos, lo que hacía inviable ofrecerle un asiento en el corto plazo.
“Hablé con Jos y con Huub Rothengatter –representante de Jos- en las oficinas de Brackley cuando Max corría en karting en 2013, antes de que se sumara a la Fórmula 3. También Jos y Max me visitaron en mi casa en Viena, y pasamos varias horas discutiendo el futuro. ¿Si me arrepiento de haberlo perdido? Seguramente, pero no era una opción en ese momento: teníamos a Nico y a Lewis, estábamos muy contentos con ellos, y cuando Nico se fue [tras el título de 2016], Valtteri Bottas era la opción. Max ni siquiera estaba disponible”, relata Wolff, sobre aquella negociación que no tenía destino, pero a la que no deseaba rehusarse.
En Spielberg y en Silverstone, los dos últimos circuitos que visitó la F.1, Verstappen se encargó de quitarle validez a los múltiples trascendidos sobre un acercamiento de Jos y de Marko Vermuelen –su agente- con Mercedes, aunque las críticas constantes por el rendimiento del RB21 resaltan el inconformismo del neerlandés. Los 69 puntos que lo separan con Oscar Piastri (McLaren), puntero del campeonato, asoman indescontables, aunque resta medio calendario. Y MadMax no lo ocultó: “No pienso en el Mundial, pero mucha gente se inventa cosas”, la respuesta a la que apela para escapar de la trampa de si las posibilidades se desvanecieron.
Una cláusula contractual podría ser la llave para abrir la ventana –se activaría si no está entre los tres primeros del campeonato cuando el Gran Circo ingrese al receso, tras las carreras en Spa-Francorchamps y Hungaroring-, aunque el asesor de Red Bull Racing, Helmut Marko, desestima que no se consume el contrato que liga al tetracampeón con el equipo hasta 2028. “Como todos los mejores pilotos, hay cláusulas de salida que se fundamentan en el rendimiento, pero ahora no hay absolutamente ninguna razón para que este contrato no se cumpla”, afirmó Marko.
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Los 18 puntos de distancia entre Verstappen y Russell, cuarto en el Mundial de Pilotos, alimentan las hipótesis y, además, el morbo. Porque si el británico supera la línea de MadMax, el neerlandés estaría en condiciones de activar la cláusula y Russell podría ser el afectado. La relación áspera entre los pilotos y sin contrato para 2026, sería el principal candidato a dejar Mercedes.
“No tengo novedades, no tengo noticias, pero confío en Toto [Wolff] y espero seguir en Mercedes. No hablé con otros equipos. Cada equipo tiene dos asientos disponibles y es normal que se consideren las mejores hipótesis de futuro. No me siento ofendido y siempre estoy disponible para quien sea mi compañero de equipo”, resaltó el fin de semana Russell, que debutó en la F.1 en 2019, con Williams, donde hizo escuela durante tres temporadas a la espera de una butaca en Mercedes, donde fue compañero de Hamilton.
La figura de Verstappen detonaría un proyecto que Mercedes puso en marcha en 2017, cuando el británico ingresó al programa junior, mientras que Antonelli lo hizo en 2019 para competir bajo el paraguas de Brackley en karting. Wolff y Gwen Lagrue –asesor de desarrollo de jóvenes pilotos- llevaron escalonadamente a las dos espadas para unirlas esta temporada como la alineación en el equipo de F.1.
De quitar a Russell, que desanda su mejor año en la categoría, quedarían sepultados los nueve años de inversión y el joven talento Antonelli podría ser una próxima víctima de MadMax, arrollador frente a sus compañeros de garaje. Quitarle la butaca al italiano, de 18 años, reflejaría que la habilidad y la destreza que se destacó durante los últimos años fue una acción más de marketing que efectiva y de convicciones.
El presidente del consejo de administración del Grupo Mercedes-Benz, Ola Kallenius, lanzó un guiño a las charlas. “Los mejores pilotos quieren conducir los mejores autos. Nuestra tarea es reunir el mejor paquete posible, y con respecto a Max creo que estaría bien de plata…”, apuntó el sueco, que observa el valor agregado que implicaría sumar al neerlandés: quitarle a un rival a su máxima estrella, sellando la estampida que primero involucró al ingeniero Adrian Newey.
Pero la mirada en Brackley no es tan optimista: el nuevo reglamento es una oportunidad para enseñar el poderío y volver a marcar el pulso, aunque nadie desea que el eje de un ciclo ganador quede reducido al poder del piloto. Mientras que, si el motor no destaca -en el paddock igualmente lo ponen como referencia para 2026- el fracaso salpicaría a los ingenieros y Verstappen quedaría absuelto.
Mercedes agita una posible tormenta en Milton Keynes, aunque Verstappen puede convertirse en su propio problema.
De acordar con el tetracampeón, el jefe de la escudería de Brackley tendrá que dejar sin butaca a Russell o a Kimi Antonelli LA NACION