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sábado, julio 12, 2025
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El Pumita Martínez, reconocido en Nueva York: su convenio con Turki y la pelea con “Bam” Rodriguez

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Al bonaerense Fernando Pumita Martínez, único campeón mundial argentino de estos momentos, comienzan a rendirle pleitesía propia de un boxeador importante. ¿Quienes? Los popes de la gran industria pugilística que le otorgaron tal graduación luego su afiatamiento como el mejor exponente en los 52,163 kg y tras el primer acuerdo suntuoso con el jeque árabe Turki Alalshik para unificar el título mundial supermosca (AMB-CMB) con el estadounidense Jesse Bam Rodriguez, en una importantísima cartelera internacional que se llevará a cabo el 22 de noviembre próximo en Riad, Arabia Saudita.

Martinez, de 33 años y 34 peleas, con 28 victorias (11 KO) y 6 derrotas, consolidó su reputación de deportista de alta jerarquía tras sus dos victorias en Tokio ante el excuádruple campeón japones Kazuto Ioka, un púgil notable con tantas o más cualidades que Rodriguez, su futuro adversario.

Todo esto abrió una gran polémica con respecto a los méritos reales y los resultados positivos de los atletas argentinos en las disciplinas individuales. ¿Es Martínez el deportista nacional más valioso en este tipo de competencias? El alto nivel de sus adversarios, los escenarios difíciles en donde ganó y su actual reputación lo posicionan para reclamar tal distinción.

Ayer, por primera, vez recibió un trato deferencial de la prensa extranjera en el Hall Central del Hotel Internacional de Nueva York. Respaldado más que nunca por la empresa norteamericana (Premier Boxing Champions) que preside el enigmático millonario Al Haymon; rodeado por campeones líderes como el estadounidense David Benavidez, junto a Turki y su gente de negocios.

Será invitado VIP -por la noche- al estadio Louis Armstrong, de Queens, para presenciar el combate por el mundial liviano CMB entre el local Shakur Stevenson y el mexicano William Zepeda. Asistirá también como deportista destacado al estadio MetLife de Nueva Jersey para la final del Mundial de Clubes de Fútbol entre PSG y Chelsea, el domingo próximo. La empresa DAZN, que emitirá su combate con Rodriguez, lo agasajará en su palco especial.

No le inquietó compartir la conferencia con otros campeones más populares que él. Tampoco a su equipo, de Chino Maidana Promotions: Rodrigo Calabrese, su entrenador, y Roberto Pileta Gomez, asesor. No reveló pormenores del pomposo contrato firmado para esta ocasión, cuyos números forcejean entre las seis y siete cifras. Sintió orgullo en verse reflejado equitativamente en el póster de la velada en la que David Benavidez defenderá su corona semipesado interina del CMB ante el inglés Anthony Yarde; allí, además, los norteamericanos Brian Norman y Devin Haney combatirán por el cetro welter OMB.

El match Martínez vs. Rodriguez tuvo su primer round en Nueva York; más allá de la impertinencia de los organizadores, que desestiman la inmediata pelea de Rodriguez por otra porción de su corona frente al sudafricano Phumelela Cafu, titular OMB, el sábado próximo en Texas. ¿Y si todo se derrumba?

Martínez sigue asumiendo presiones, cada vez más intensas y las resuelve como corresponde. Los creativos del marketing quieren modificar su verdadera imágen: la de un pibe humilde de la Boca que soñó con comprarle la casa su “vieja” por la imagen de un hombre seguro, indemne y decidido a ser el mejor del mundo. Y ambas posturas mantienen su lógica. Es meritorio, como también lo será protagonizar este tipo de combates, imprescindibles para las comparaciones históricas del boxeo nacional y necesarias desde la extinción del último clásico multitudinario: Brian Castaño vs. Jermell Charlo (2021-2022). Equiparar estas expectativas se convertirá, también, en una inquietante misión adicional.

Al bonaerense Fernando Pumita Martínez, único campeón mundial argentino de estos momentos, comienzan a rendirle pleitesía propia de un boxeador importante. ¿Quienes? Los popes de la gran industria pugilística que le otorgaron tal graduación luego su afiatamiento como el mejor exponente en los 52,163 kg y tras el primer acuerdo suntuoso con el jeque árabe Turki Alalshik para unificar el título mundial supermosca (AMB-CMB) con el estadounidense Jesse Bam Rodriguez, en una importantísima cartelera internacional que se llevará a cabo el 22 de noviembre próximo en Riad, Arabia Saudita.

Martinez, de 33 años y 34 peleas, con 28 victorias (11 KO) y 6 derrotas, consolidó su reputación de deportista de alta jerarquía tras sus dos victorias en Tokio ante el excuádruple campeón japones Kazuto Ioka, un púgil notable con tantas o más cualidades que Rodriguez, su futuro adversario.

Todo esto abrió una gran polémica con respecto a los méritos reales y los resultados positivos de los atletas argentinos en las disciplinas individuales. ¿Es Martínez el deportista nacional más valioso en este tipo de competencias? El alto nivel de sus adversarios, los escenarios difíciles en donde ganó y su actual reputación lo posicionan para reclamar tal distinción.

Ayer, por primera, vez recibió un trato deferencial de la prensa extranjera en el Hall Central del Hotel Internacional de Nueva York. Respaldado más que nunca por la empresa norteamericana (Premier Boxing Champions) que preside el enigmático millonario Al Haymon; rodeado por campeones líderes como el estadounidense David Benavidez, junto a Turki y su gente de negocios.

Será invitado VIP -por la noche- al estadio Louis Armstrong, de Queens, para presenciar el combate por el mundial liviano CMB entre el local Shakur Stevenson y el mexicano William Zepeda. Asistirá también como deportista destacado al estadio MetLife de Nueva Jersey para la final del Mundial de Clubes de Fútbol entre PSG y Chelsea, el domingo próximo. La empresa DAZN, que emitirá su combate con Rodriguez, lo agasajará en su palco especial.

No le inquietó compartir la conferencia con otros campeones más populares que él. Tampoco a su equipo, de Chino Maidana Promotions: Rodrigo Calabrese, su entrenador, y Roberto Pileta Gomez, asesor. No reveló pormenores del pomposo contrato firmado para esta ocasión, cuyos números forcejean entre las seis y siete cifras. Sintió orgullo en verse reflejado equitativamente en el póster de la velada en la que David Benavidez defenderá su corona semipesado interina del CMB ante el inglés Anthony Yarde; allí, además, los norteamericanos Brian Norman y Devin Haney combatirán por el cetro welter OMB.

El match Martínez vs. Rodriguez tuvo su primer round en Nueva York; más allá de la impertinencia de los organizadores, que desestiman la inmediata pelea de Rodriguez por otra porción de su corona frente al sudafricano Phumelela Cafu, titular OMB, el sábado próximo en Texas. ¿Y si todo se derrumba?

Martínez sigue asumiendo presiones, cada vez más intensas y las resuelve como corresponde. Los creativos del marketing quieren modificar su verdadera imágen: la de un pibe humilde de la Boca que soñó con comprarle la casa su “vieja” por la imagen de un hombre seguro, indemne y decidido a ser el mejor del mundo. Y ambas posturas mantienen su lógica. Es meritorio, como también lo será protagonizar este tipo de combates, imprescindibles para las comparaciones históricas del boxeo nacional y necesarias desde la extinción del último clásico multitudinario: Brian Castaño vs. Jermell Charlo (2021-2022). Equiparar estas expectativas se convertirá, también, en una inquietante misión adicional.

 El boxeador de La Boca es reivindicado y dispara la pregunta: ¿es el deportista individual argentino más importante del momento?  LA NACION