El volantazo de un abogado del ICE que no soportó los cambios en las políticas antiinmigración

El cambio de política migratoria impulsado por Donald Trump obligó a Adam Boyd, un abogado de 33 años, a dar un paso que no imaginaba: abandonar su cargo en el departamento legal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Según explicó, tomó la decisión de renunciar a su trabajo debido a una cuestión ”moral” frente a un sistema que, de acuerdo a su consideración, perdió su rumbo original.
Era abogado del ICE y renunció: las críticas a las medidas impulsadas por Trump
Según explicó Boyd en una entrevista con The Atlantic, desde que Trump regresó a la Casa Blanca y endureció sus medidas contra los inmigrantes de Estados Unidos, la agencia federal ya no se enfoca en amenazas reales a la seguridad nacional.
En cambio, aseguró que los esfuerzos de los agentes del ICE están dedicados a realizar la mayor cantidad posible de detenciones y deportaciones, para así cumplir con la meta del gobierno federal, de llegar a los 3000 arrestos diarios.
De esta manera, según explicó, el trabajo “se convirtió en una competencia para ver cuántas deportaciones se podían reportar a Stephen Miller para diciembre”, en referencia al principal asesor de inmigración de la Casa Blanca.
Durante los últimos meses que trabajó en el ICE, Boyd dijo que pudo ver cómo se desestimaban casos complejos para que los oficiales pudieran interceptar a los migrantes en los pasillos de los tribunales y someterlos a expulsiones aceleradas.
Estas prácticas, según denunció, no solo vulneraban derechos de los extranjeros, sino que servían para inflar las estadísticas de arrestos. “Aún necesitamos buenos abogados en el ICE, pero ahora nos centramos en las cifras por encima de todo”, remarcó
El desvío en el rumbo del ICE tras la llegada de Trump: “Nos centramos en las cifras”
Boyd relató que cuando se graduó en Derecho, trabajó para el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés). Entonces, proyectaba una carrera prolongada en el servicio público, pero ese camino se truncó ante lo que interpretó como un desvío del rumbo original del ICE.
Según precisó, esta agencia ya no se enfoca en identificar y detener peligros reales, sino en detener migrantes. “Hay narcotraficantes, amenazas a la seguridad nacional y violadores de derechos humanos en nuestro país que necesitan ser controlados. Pero ahora nos centramos en las cifras de arrestos”, afirmó. En ese sentido, insistió en el la misión del ICE “ya no consiste en proteger la patria de amenazas”.
Otra de las cuestiones que lo defraudó fue que muchos de los casos que representaba, con clientes con pedidos de asilo bien argumentados, probablemente serían enviados nuevamente ante los tribunales. Es que estos edificios judiciales se convirtieron en lugares comunes para que los oficiales arresten extranjeros.
Asimismo, contó que muchos de sus colegas comparten su misma frustración, pero que muchos continúan con sus trabajos a la espera de que “les condonen sus préstamos estudiantiles”. Una vez que esto ocurra, aseguró que también abandonarán de la agencia. “Yo tuve que tomar una decisión moral”, concluyó.
El cambio de política migratoria impulsado por Donald Trump obligó a Adam Boyd, un abogado de 33 años, a dar un paso que no imaginaba: abandonar su cargo en el departamento legal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Según explicó, tomó la decisión de renunciar a su trabajo debido a una cuestión ”moral” frente a un sistema que, de acuerdo a su consideración, perdió su rumbo original.
Era abogado del ICE y renunció: las críticas a las medidas impulsadas por Trump
Según explicó Boyd en una entrevista con The Atlantic, desde que Trump regresó a la Casa Blanca y endureció sus medidas contra los inmigrantes de Estados Unidos, la agencia federal ya no se enfoca en amenazas reales a la seguridad nacional.
En cambio, aseguró que los esfuerzos de los agentes del ICE están dedicados a realizar la mayor cantidad posible de detenciones y deportaciones, para así cumplir con la meta del gobierno federal, de llegar a los 3000 arrestos diarios.
De esta manera, según explicó, el trabajo “se convirtió en una competencia para ver cuántas deportaciones se podían reportar a Stephen Miller para diciembre”, en referencia al principal asesor de inmigración de la Casa Blanca.
Durante los últimos meses que trabajó en el ICE, Boyd dijo que pudo ver cómo se desestimaban casos complejos para que los oficiales pudieran interceptar a los migrantes en los pasillos de los tribunales y someterlos a expulsiones aceleradas.
Estas prácticas, según denunció, no solo vulneraban derechos de los extranjeros, sino que servían para inflar las estadísticas de arrestos. “Aún necesitamos buenos abogados en el ICE, pero ahora nos centramos en las cifras por encima de todo”, remarcó
El desvío en el rumbo del ICE tras la llegada de Trump: “Nos centramos en las cifras”
Boyd relató que cuando se graduó en Derecho, trabajó para el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés). Entonces, proyectaba una carrera prolongada en el servicio público, pero ese camino se truncó ante lo que interpretó como un desvío del rumbo original del ICE.
Según precisó, esta agencia ya no se enfoca en identificar y detener peligros reales, sino en detener migrantes. “Hay narcotraficantes, amenazas a la seguridad nacional y violadores de derechos humanos en nuestro país que necesitan ser controlados. Pero ahora nos centramos en las cifras de arrestos”, afirmó. En ese sentido, insistió en el la misión del ICE “ya no consiste en proteger la patria de amenazas”.
Otra de las cuestiones que lo defraudó fue que muchos de los casos que representaba, con clientes con pedidos de asilo bien argumentados, probablemente serían enviados nuevamente ante los tribunales. Es que estos edificios judiciales se convirtieron en lugares comunes para que los oficiales arresten extranjeros.
Asimismo, contó que muchos de sus colegas comparten su misma frustración, pero que muchos continúan con sus trabajos a la espera de que “les condonen sus préstamos estudiantiles”. Una vez que esto ocurra, aseguró que también abandonarán de la agencia. “Yo tuve que tomar una decisión moral”, concluyó.
Adam Boyd dejó su cargo como abogado del ICE tras la llegada de Trump, al considerar que la agencia perdió su rumbo bajo las nuevas políticas migratorias. LA NACION