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domingo, julio 13, 2025
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Número caliente: el Gobierno espera que la inflación de junio siga por debajo del 2%

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El Gobierno espera que la inflación de junio siga por debajo del 2%. No es un dato menor luego de una semana cargada de extrema tensión por el enfrentamiento entre la Casa Rosada y los gobernadores, que sacudió en el Congreso Nacional a la joya de la gestión de Javier Milei: el superávit fiscal.

Cerca del despacho presidencial confían en que el índice de precios al consumidor (IPC) que el Indec dará a conocer mañana a las 16 no superará ese techo simbólico. De hecho, en algunos pasillos estatales contaron a LA NACION que el indicador podría incluso estar más cerca del 1,5% que marcó mayo, aunque levemente por encima de ese número. No sería un dato desdeñable para el oficialismo: en junio del año pasado, la variación había sido de 4,6%, mientras que en 2023 -con el kirchnerismo- se había registrado un 6%.

Sin embargo, algunos analistas que siguen de cerca el número de inflación estiman que, en el Gran Buenos Aires (GBA), la variación de los precios puede haber sido similar a la registrada en la Ciudad: 2,1%. Aquel terreno es ahora el principal bastión a tomar por La Libertad Avanza en los próximos comicios.

“Somos cautos siempre con ese número”, dijeron a este medio en el Ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo, sin dar más detalles sobre lo que revelará el instituto estadístico dentro de unas horas. “Va a ser más bajo que el de CABA seguro”, confió, en tanto, una fuente en la Casa Rosada. Otro importante funcionario confirmó luego que se esperaba que el indicador siguiera por debajo de la variación del 2%.

El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que publica el Banco Central (BCRA), en el que se congregan las opiniones de economistas privados y entidades financieras, estimó en junio pasado una inflación de entre 1,8% y 1,9% para ese mismo mes, aunque podría incluso ser un poco inferior a esa variación. Esa misma encuesta mostró que, según los consultores, el piso de mayo (1,5%) no se romperá durante lo que queda el año. El mejor mes, en ese sentido, volvería a ser noviembre próximo (proyectan para entonces también un 1,5%). El mercado prevé que el año terminará con un aumento de precios acumulado de alrededor del 27%.

El Gobierno es más optimista. En el avance de presupuesto –el proyecto final se presentará el 15 de septiembre-, el Poder Ejecutivo pronosticó que este año terminará con un tipo de cambio oficial promedio en torno de los $1229, un crecimiento del PBI de 5,5% y una inflación de 22,7%. Son cinco puntos menos de lo que estimó el mercado para el cierre del año. Vale recordar que Alberto Fernández y Cristina Kirchner cerraron su mandato en 2023 con una inflación de 211,4%, la más alta en tres décadas.

Elecciones, reservas y precios

Si la joya económica de la gestión presidencial es el superávit fiscal logrado sin miramientos desde el primer mes de gestión libertaria, la obsesión en Casa Rosada hoy -y de cara a las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires y de octubre en la Nación- es doblegar lo más rápido posible los precios.

De hecho, son varios los economistas que explican que la decisión de no acumular reservas internacionales en el Banco Central (BCRA) en medio de la cosecha gruesa –no comprar dentro de la banda de flotación del dólar- se explica fundamentalmente entendiendo esa prioridad política. “¿A quién le importan las reservas a la hora de votar?”, se tituló uno de los últimos informes del Ieral.

“Con el lanzamiento del programa del 11 de abril [el Programa de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional] se puso en evidencia la resistencia oficial a emitir pesos, aun con contrapartida de dólares, pese a efectos colaterales como el endurecimiento de las condiciones crediticias y, por esa vía, algún freno adicional en el nivel de actividad”, escribió Jorge Vasconcelos.

“Recuperar reservas propias del BCRA y lograr bajas adicionales del riesgo país pasó a ser un flanco débil del programa y ahora se evalúa el alcance que pueda tener la captura de divisas a través de la emisión de deuda en pesos. Con el riesgo país en torno a los 680 puntos, los contornos de la economía de cara a 2026 y 2027 seguirán planteando interrogantes, pero, desde el punto de vista oficial, lo que vale es que la inflación de mayo haya marcado el 1,5% mensual y en junio pueda ubicarse en torno al 2%, pensando en el resultado de las elecciones”, evaluó el economista en uno de sus últimos reportes.

Luego mencionó el “pragmatismo” oficial. De hecho, el Tesoro –no el BCRA- retocó aquel programa y comenzó a comprar dólares dentro de la banda cambiaria: se estima que sumó más de US$500 millones.

En la Casa Rosada creen que ganar las elecciones de medio término -como sucedió en la Ciudad de Buenos Aires-, con la domesticación bonaerense del Pro en una alianza que benefició a LLA, alineará al resto de la política (gobernadores rebeldes) y permitirá encarar las reformas estructurales prometidas al Fondo Monetario Internacional (FMI) para fin de año. Se buscará así superar los problemas de competitividad que tiene la economía argentina y que comienzan a cambiar la orientación de las encuestas: allí donde preocupaban los precios, ahora se pregunta por el crecimiento y el empleo.

En un importante banco comercial que opera en el país veían estupefactos los hechos de esta semana en la política argentina. “Hace un año la gente estaba preocupada por la inflación. Hoy miran crecimiento, pobreza y corrupción, y afuera preguntan por los marcos institucionales y la posibilidad de construir consensos”, dijo el economista jefe de la entidad financiera que, sin embargo, reconoció que el caso argentino sigue hoy el camino de los ejemplos “exitosos” de estabilización económica.

Fue un reconocimiento similar al que hizo al plan libertario el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por las siglas en inglés) esta semana cuando mencionó que la inflación anual cayó al 40% desde más del 270% un año atrás. Lo hizo en un documento cuya primera línea describió el programa que lleva adelante Milei como el “más ambicioso de la historia para un país emergente”. Un bálsamo luego del ruido que provocó el informe publicado semanas atrás por el JP Morgan –el banco más grande de EE.UU.- sobre la deuda en pesos en el mediano plazo, luego ampliado con otro trabajo “positivo” sobre bonos en dólares.

Sin embargo, ese documento del IIF fue anticipatorio. Entre los desafíos mencionados por los economistas de la asociación global que vinieron al país, hubo tres que parecieron materializarse durante esta semana: “Incertidumbre política, incluida la próxima elección”; “un consenso legislativo limitado”; y la posibilidad de que haya “demoras en los cambios estructurales” debido a la falta de apoyo político en el Congreso. Cerca de Milei no dudan: todo se solucionará cuando “la libertad arrase”.

El Gobierno espera que la inflación de junio siga por debajo del 2%. No es un dato menor luego de una semana cargada de extrema tensión por el enfrentamiento entre la Casa Rosada y los gobernadores, que sacudió en el Congreso Nacional a la joya de la gestión de Javier Milei: el superávit fiscal.

Cerca del despacho presidencial confían en que el índice de precios al consumidor (IPC) que el Indec dará a conocer mañana a las 16 no superará ese techo simbólico. De hecho, en algunos pasillos estatales contaron a LA NACION que el indicador podría incluso estar más cerca del 1,5% que marcó mayo, aunque levemente por encima de ese número. No sería un dato desdeñable para el oficialismo: en junio del año pasado, la variación había sido de 4,6%, mientras que en 2023 -con el kirchnerismo- se había registrado un 6%.

Sin embargo, algunos analistas que siguen de cerca el número de inflación estiman que, en el Gran Buenos Aires (GBA), la variación de los precios puede haber sido similar a la registrada en la Ciudad: 2,1%. Aquel terreno es ahora el principal bastión a tomar por La Libertad Avanza en los próximos comicios.

“Somos cautos siempre con ese número”, dijeron a este medio en el Ministerio de Economía, que conduce Luis Caputo, sin dar más detalles sobre lo que revelará el instituto estadístico dentro de unas horas. “Va a ser más bajo que el de CABA seguro”, confió, en tanto, una fuente en la Casa Rosada. Otro importante funcionario confirmó luego que se esperaba que el indicador siguiera por debajo de la variación del 2%.

El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que publica el Banco Central (BCRA), en el que se congregan las opiniones de economistas privados y entidades financieras, estimó en junio pasado una inflación de entre 1,8% y 1,9% para ese mismo mes, aunque podría incluso ser un poco inferior a esa variación. Esa misma encuesta mostró que, según los consultores, el piso de mayo (1,5%) no se romperá durante lo que queda el año. El mejor mes, en ese sentido, volvería a ser noviembre próximo (proyectan para entonces también un 1,5%). El mercado prevé que el año terminará con un aumento de precios acumulado de alrededor del 27%.

El Gobierno es más optimista. En el avance de presupuesto –el proyecto final se presentará el 15 de septiembre-, el Poder Ejecutivo pronosticó que este año terminará con un tipo de cambio oficial promedio en torno de los $1229, un crecimiento del PBI de 5,5% y una inflación de 22,7%. Son cinco puntos menos de lo que estimó el mercado para el cierre del año. Vale recordar que Alberto Fernández y Cristina Kirchner cerraron su mandato en 2023 con una inflación de 211,4%, la más alta en tres décadas.

Elecciones, reservas y precios

Si la joya económica de la gestión presidencial es el superávit fiscal logrado sin miramientos desde el primer mes de gestión libertaria, la obsesión en Casa Rosada hoy -y de cara a las elecciones de septiembre en la provincia de Buenos Aires y de octubre en la Nación- es doblegar lo más rápido posible los precios.

De hecho, son varios los economistas que explican que la decisión de no acumular reservas internacionales en el Banco Central (BCRA) en medio de la cosecha gruesa –no comprar dentro de la banda de flotación del dólar- se explica fundamentalmente entendiendo esa prioridad política. “¿A quién le importan las reservas a la hora de votar?”, se tituló uno de los últimos informes del Ieral.

“Con el lanzamiento del programa del 11 de abril [el Programa de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional] se puso en evidencia la resistencia oficial a emitir pesos, aun con contrapartida de dólares, pese a efectos colaterales como el endurecimiento de las condiciones crediticias y, por esa vía, algún freno adicional en el nivel de actividad”, escribió Jorge Vasconcelos.

“Recuperar reservas propias del BCRA y lograr bajas adicionales del riesgo país pasó a ser un flanco débil del programa y ahora se evalúa el alcance que pueda tener la captura de divisas a través de la emisión de deuda en pesos. Con el riesgo país en torno a los 680 puntos, los contornos de la economía de cara a 2026 y 2027 seguirán planteando interrogantes, pero, desde el punto de vista oficial, lo que vale es que la inflación de mayo haya marcado el 1,5% mensual y en junio pueda ubicarse en torno al 2%, pensando en el resultado de las elecciones”, evaluó el economista en uno de sus últimos reportes.

Luego mencionó el “pragmatismo” oficial. De hecho, el Tesoro –no el BCRA- retocó aquel programa y comenzó a comprar dólares dentro de la banda cambiaria: se estima que sumó más de US$500 millones.

En la Casa Rosada creen que ganar las elecciones de medio término -como sucedió en la Ciudad de Buenos Aires-, con la domesticación bonaerense del Pro en una alianza que benefició a LLA, alineará al resto de la política (gobernadores rebeldes) y permitirá encarar las reformas estructurales prometidas al Fondo Monetario Internacional (FMI) para fin de año. Se buscará así superar los problemas de competitividad que tiene la economía argentina y que comienzan a cambiar la orientación de las encuestas: allí donde preocupaban los precios, ahora se pregunta por el crecimiento y el empleo.

En un importante banco comercial que opera en el país veían estupefactos los hechos de esta semana en la política argentina. “Hace un año la gente estaba preocupada por la inflación. Hoy miran crecimiento, pobreza y corrupción, y afuera preguntan por los marcos institucionales y la posibilidad de construir consensos”, dijo el economista jefe de la entidad financiera que, sin embargo, reconoció que el caso argentino sigue hoy el camino de los ejemplos “exitosos” de estabilización económica.

Fue un reconocimiento similar al que hizo al plan libertario el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por las siglas en inglés) esta semana cuando mencionó que la inflación anual cayó al 40% desde más del 270% un año atrás. Lo hizo en un documento cuya primera línea describió el programa que lleva adelante Milei como el “más ambicioso de la historia para un país emergente”. Un bálsamo luego del ruido que provocó el informe publicado semanas atrás por el JP Morgan –el banco más grande de EE.UU.- sobre la deuda en pesos en el mediano plazo, luego ampliado con otro trabajo “positivo” sobre bonos en dólares.

Sin embargo, ese documento del IIF fue anticipatorio. Entre los desafíos mencionados por los economistas de la asociación global que vinieron al país, hubo tres que parecieron materializarse durante esta semana: “Incertidumbre política, incluida la próxima elección”; “un consenso legislativo limitado”; y la posibilidad de que haya “demoras en los cambios estructurales” debido a la falta de apoyo político en el Congreso. Cerca de Milei no dudan: todo se solucionará cuando “la libertad arrase”.

 El Indec dará a conocer el dato mañana; cautela en el Ministerio de Economía y optimismo en la Casa Rosada  LA NACION