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miércoles, julio 16, 2025
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Exportaciones: las oportunidades están, hay que crear el contexto para aprovecharlas

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En el seminario de la Fundación Producir Conservando, realizado la semana pasada, se destacó que la estrategia de desarrollo planteada por el PEN [Poder Ejecutivo Nacional], basada en crecimiento del comercio exterior, encuentra un escenario internacional favorable en la demanda mundial de alimentos y biocombustibles proyectada para la próxima década por los organismos especializados (USDA, FAO-OCDE).

Tal como lo detallaron Gustavo Oliverio y Gustavo López, el consumo mundial de los principales granos (maíz, trigo y soja) para el ciclo 2034/35 se incrementará en unos 250 millones de toneladas, a los que se agregarán unos 40 millones de toneladas de aceite y harinas de soja.

Por otra parte, el consumo mundial de carnes crecerá unos 37 millones de toneladas, lideradas por la de aves que se proyecta que crecerá 21 millones, mientras que la de bovinos crecerá unos 6 millones. Dichos aumentos darán lugar al crecimiento de las importaciones mundiales, brindando grandes oportunidades para el aumento de las exportaciones de los principales productos que exporta la Argentina.

Momento crítico: los números que revelan la urgencia de la charla de la Mesa de Enlace con Javier Milei

Similares apreciaciones caben para el comercio mundial de biocombustibles. En ambos casos, los precios corrientes en dólares proyectados para las exportaciones mundiales registrarán una leve tendencia positiva durante el próximo decenio.

Teniendo en cuenta estas interesantes oportunidades proyectadas para la demanda mundial de alimentos y biocombustibles, la Argentina puede aumentar sustancialmente el valor de sus exportaciones agroindustriales mediante diversas alternativas que, si se crean las condiciones institucionales, macroeconómicas y comerciales necesarias -que estuvieron ausentes en las décadas previas-, permitirán superar los valores tendenciales asignados a la Argentina en las proyecciones de los organismos internacionales y crecer en forma sostenida.

La Argentina puede aumentar el valor de las exportaciones agroindustriales en más de 20.000 millones de dólares en una década, con diversas opciones: i) aumentos de productividad mediante la incorporación de innovaciones que están disponibles y han permitido que Brasil registre tasas anuales de aumento de la productividad de más del doble que Argentina; ii) mediante la expansión de la frontera agropecuaria en áreas que aún se pueden incorporar con modelos sostenibles; iii) el agregado de valor local a la producción de los granos para la exportación de carnes o lácteos (en forma similar a lo que realizan Australia, Brasil o EE.UU.), o bien con alternativas de transformación de los granos y derivados con mayores inversiones para la producción de “biojet”, de altísimo valor unitario y una gran demanda potencial en el futuro próximo; iv) las estrategias de agregado de valor mediante diversas alternativas de diferenciación de productos (calidad, sostenibilidad, atributos tales como productos orgánicos o Halal) y las respectivas certificaciones y marcas, que están implementando actualmente países exitosos en su comercio exterior como Australia, Chile, Malasia y Nueva Zelanda, que han logrado precios promedios de sus exportaciones agrícolas que son sustancialmente mayores a los de Argentina.

Definición

Si bien las oportunidades existentes son muy alentadoras, el escenario internacional también plantea importantes desafíos, en virtud de las incertidumbres que están creando las políticas comerciales del Presidente Trump, los problemas geopolíticos y bélicos, el cambio climático y los cambios en los patrones de consumo.

Estas incertidumbres implican que la Argentina debe definir una estrategia de inserción internacional que esté basada en la competitividad, en la inteligencia de mercados y una alta capacidad de respuesta a los cambios de escenarios.

Al respecto, la revisión de las políticas de los países exitosos muestra que han definido explícitamente sus estrategias de inserción internacional, contemplando los aspectos específicos de las demandas de los principales mercados, en base a una estrecha coordinación entre las instituciones públicas responsables de la producción, el comercio, las relaciones exteriores, la ciencia y tecnología y las finanzas con las entidades privadas de las respectivas cadenas de valor, que a su vez cuentan con importantes recursos económicos garantizados por leyes, y que tienen una activa participación en la promoción del comercio exterior y en las actividades de innovación.

Es decir que es necesario lograr un acuerdo político interinstitucional para definir una estrategia de crecimiento de la producción y el comercio exterior agroindustrial de manera coordinada con el sector privado, basado en el fortalecimiento de las entidades públicas y privadas especializadas y en la creación del entorno económico-comercial para invertir y mejorar la competitividad de la agroindustria argentina, sin discriminaciones frente a otros sectores.

“Me ata de manos”: la Justicia reactivó los embargos contra Lácteos Vidal y complica a la pyme

Estas condiciones institucionales y de contexto deben crearse en el futuro próximo, para constituir el punto de partida del diseño e implementación de la estrategia de inserción internacional, que contemple una activa agenda de negociaciones de acuerdos de libre comercio y otros acuerdos de inversiones con los países relevantes (con los que aún no tenemos acuerdos comerciales), así como una agenda proactiva público-privada de promoción de exportaciones, que permitan mejorar el acceso y el posicionamiento de la producción argentina en los principales mercados internacionales. Las oportunidades están; hay que crear el contexto para aprovecharlas eficientemente, coordinando las actividades públicas y privadas.

El autor es coordinador General del Grupo de Países Productores del Sur (GPS)

En el seminario de la Fundación Producir Conservando, realizado la semana pasada, se destacó que la estrategia de desarrollo planteada por el PEN [Poder Ejecutivo Nacional], basada en crecimiento del comercio exterior, encuentra un escenario internacional favorable en la demanda mundial de alimentos y biocombustibles proyectada para la próxima década por los organismos especializados (USDA, FAO-OCDE).

Tal como lo detallaron Gustavo Oliverio y Gustavo López, el consumo mundial de los principales granos (maíz, trigo y soja) para el ciclo 2034/35 se incrementará en unos 250 millones de toneladas, a los que se agregarán unos 40 millones de toneladas de aceite y harinas de soja.

Por otra parte, el consumo mundial de carnes crecerá unos 37 millones de toneladas, lideradas por la de aves que se proyecta que crecerá 21 millones, mientras que la de bovinos crecerá unos 6 millones. Dichos aumentos darán lugar al crecimiento de las importaciones mundiales, brindando grandes oportunidades para el aumento de las exportaciones de los principales productos que exporta la Argentina.

Momento crítico: los números que revelan la urgencia de la charla de la Mesa de Enlace con Javier Milei

Similares apreciaciones caben para el comercio mundial de biocombustibles. En ambos casos, los precios corrientes en dólares proyectados para las exportaciones mundiales registrarán una leve tendencia positiva durante el próximo decenio.

Teniendo en cuenta estas interesantes oportunidades proyectadas para la demanda mundial de alimentos y biocombustibles, la Argentina puede aumentar sustancialmente el valor de sus exportaciones agroindustriales mediante diversas alternativas que, si se crean las condiciones institucionales, macroeconómicas y comerciales necesarias -que estuvieron ausentes en las décadas previas-, permitirán superar los valores tendenciales asignados a la Argentina en las proyecciones de los organismos internacionales y crecer en forma sostenida.

La Argentina puede aumentar el valor de las exportaciones agroindustriales en más de 20.000 millones de dólares en una década, con diversas opciones: i) aumentos de productividad mediante la incorporación de innovaciones que están disponibles y han permitido que Brasil registre tasas anuales de aumento de la productividad de más del doble que Argentina; ii) mediante la expansión de la frontera agropecuaria en áreas que aún se pueden incorporar con modelos sostenibles; iii) el agregado de valor local a la producción de los granos para la exportación de carnes o lácteos (en forma similar a lo que realizan Australia, Brasil o EE.UU.), o bien con alternativas de transformación de los granos y derivados con mayores inversiones para la producción de “biojet”, de altísimo valor unitario y una gran demanda potencial en el futuro próximo; iv) las estrategias de agregado de valor mediante diversas alternativas de diferenciación de productos (calidad, sostenibilidad, atributos tales como productos orgánicos o Halal) y las respectivas certificaciones y marcas, que están implementando actualmente países exitosos en su comercio exterior como Australia, Chile, Malasia y Nueva Zelanda, que han logrado precios promedios de sus exportaciones agrícolas que son sustancialmente mayores a los de Argentina.

Definición

Si bien las oportunidades existentes son muy alentadoras, el escenario internacional también plantea importantes desafíos, en virtud de las incertidumbres que están creando las políticas comerciales del Presidente Trump, los problemas geopolíticos y bélicos, el cambio climático y los cambios en los patrones de consumo.

Estas incertidumbres implican que la Argentina debe definir una estrategia de inserción internacional que esté basada en la competitividad, en la inteligencia de mercados y una alta capacidad de respuesta a los cambios de escenarios.

Al respecto, la revisión de las políticas de los países exitosos muestra que han definido explícitamente sus estrategias de inserción internacional, contemplando los aspectos específicos de las demandas de los principales mercados, en base a una estrecha coordinación entre las instituciones públicas responsables de la producción, el comercio, las relaciones exteriores, la ciencia y tecnología y las finanzas con las entidades privadas de las respectivas cadenas de valor, que a su vez cuentan con importantes recursos económicos garantizados por leyes, y que tienen una activa participación en la promoción del comercio exterior y en las actividades de innovación.

Es decir que es necesario lograr un acuerdo político interinstitucional para definir una estrategia de crecimiento de la producción y el comercio exterior agroindustrial de manera coordinada con el sector privado, basado en el fortalecimiento de las entidades públicas y privadas especializadas y en la creación del entorno económico-comercial para invertir y mejorar la competitividad de la agroindustria argentina, sin discriminaciones frente a otros sectores.

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Estas condiciones institucionales y de contexto deben crearse en el futuro próximo, para constituir el punto de partida del diseño e implementación de la estrategia de inserción internacional, que contemple una activa agenda de negociaciones de acuerdos de libre comercio y otros acuerdos de inversiones con los países relevantes (con los que aún no tenemos acuerdos comerciales), así como una agenda proactiva público-privada de promoción de exportaciones, que permitan mejorar el acceso y el posicionamiento de la producción argentina en los principales mercados internacionales. Las oportunidades están; hay que crear el contexto para aprovecharlas eficientemente, coordinando las actividades públicas y privadas.

El autor es coordinador General del Grupo de Países Productores del Sur (GPS)

 Se espera un fuerte salto del consumo de productos del agro hacia 2034/2035 que plantea desafíos a la Argentina  LA NACION