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sábado, julio 19, 2025
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El juego de los intendentes-candidatos: los testimoniales, la orden que bajó Cristina y una estrategia para blindarse en 2027

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Viernes por la mañana. Los altos mandos, a la espera de un sábado efervescente, están estresados porque se trabaron los acuerdos en algunos municipios, sobre todo de la tercera sección electoral. Faltan apenas poco más de 24 horas para el cierre de listas para la elección bonaerense del 7 de septiembre.

Durante la jornada sonaron los WhatsApp en Fuerza Patria, la nueva piel con la que competirá el peronismo. Era una difusión del intendente de Florencio Varela, Andrés Watson. Comunicaba que iba a postularse para el Concejo Deliberante de su ciudad, pero no solo eso. Mandó la lista armada con la distribución para cada vertiente del sello. “Se tiró de cabeza”, resumían. Después llegó otro mensaje, de Berisso. Fabián Cagliardi, el intendente, también aseguró que se alista para el concejo, pero fue más cauto: no pasó la nómina completa. “Decidí encabezar”, arrancaba el texto. Mario Secco (Ensenada) hará lo mismo.

Los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Juan José Mussi (Berazategui) se sumarían en las próximas horas, en el mismo sentido. No lo descarta Lucas Ghi (Morón). Todos integran el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la vertiente que responde a Axel Kicillof. Todos trabajaron, también, para que el gobernador desdoble la elección local de la nacional. Algo que intentó evitar, sin éxito, Cristina Kirchner hasta último momento.

Los intendentes están al acecho. Saben que en la elección en la provincia de Buenos Aires pueden hacer valer su peso, que muchas veces quedó diluido por el efecto arrastre de los candidatos nacionales que les imponían y que ahora se mostrarán recién en los comicios del 26 de octubre. La boleta tradicional de dos cuerpos, su cara estampada en el papel, la maquinaria para arrastrar votantes a las urnas que depende más que nada de su poder de fuego… todo los entusiasma. Están dispuestos a mostrarse en las discusiones internas con la premisa de que tienen la fuerza necesaria para ser candidatos y sumar voluntades a sus partidos en estos comicios, anclados en su territorialidad y en el conocimiento que tienen de parte de sus vecinos.

El fenómeno de los intendentes-candidatos se extiende por todo el suelo bonaerense y no es exclusiva del peronismo. Están los que piensan ser cabezas de lista para la Legislatura por sección o para los Concejos Deliberantes de sus municipios de forma testimonial, es decir, para sumar votos pero no asumir. Pero hay otros, más previsores ellos, que hasta piensan esto como una estrategia que mira hacia 2027, ante la posibilidad de que nunca se apruebe el proyecto que permita la re-reelección de los jefes comunales.

Los alcaldes que responden a Kicillof sueñan con este momento desde hace rato. Le sirvieron en su proceso independentista. Pero también condicionaron su apoyo a convencerlo de que había que separar los comicios provinciales de los nacionales. Lo lograron. El gobernador puso pie de plomo, resistió a los embates del kirchnerismo que se oponía e impulsó su calendario. “Más allá de lo logístico, lo pedían los intendentes”, alegaron en La Plata sobre este diseño electoral que será una prueba a cielo abierto y que tiene inquieto a Máximo Kirchner, desconfiado de cómo resultará.

Ahora, ese grupo está dispuesto a postularse. Les servirá, además de términos de poder, para intentar llevarle triunfos a Kicillof. La mayoría no asumirá. Pese a que el kirchnerismo está afuera de la movida, también sabe que hay un mantra superior: ganarle a Milei.

“Es una cuestión de potencia electoral, para apuntalar las listas dependiendo de la particularidad de cada distrito”, explicó a LA NACION una fuente del MDF sobre esta movida de los mandatarios locales.

La orden que bajó de Cristina Kirchner desde San José 1111 a los suyos, sin embargo, es la opuesta. “Ninguno de los intendentes que responden a Cristina van a ser testimoniales”, sintetizó a LA NACION una alta fuente del sector, que graficó: “Si ponen la cabeza, tienen que asumir”. Es decir: en el kirchnerismo no descartan impulsar a sus intendentes para candidatos a legisladores, pero deberán dejar las comunas.

En la primera sección, la de mayor número de votantes, Federico Achával apareció como candidato del peronismo para la Cámara de Diputados provincial. También el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini. Podrían ser relevados, sin embargo, por el ministro de Infraestructura provincial, Gabriel Katopodis.

En caso de competir, se enfrentarían a otro intendente de la sección: Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, que a esta hora es el que encabezará para La Libertad Avanza (LLA) en la primera. Amigo de Milei desde la universidad, entró a las filas del partido oficialista nacional impulsado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, su actual jefa política. En las Fuerzas del Cielo reloaded con algunos de Pro, el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, que también -dicen- tiene algunas ambiciones ejecutivas, se quedaría con la candidatura por la quinta.

De vuelta en la primera, también ahí jugaría otro intendente: el tigrense Julio Zamora, representante de la vía del medio. De ese espacio, el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray -enemistado de lleno con La Cámpora-, sería la opción para la tercera sección electoral, el bastión clave del peronismo.

¿Y ahí qué va a hacer Fuerza Patria? ¿Sale a la cancha la vicegobernadora, Verónica Magario? Los axelistas insisten con que es una figura de consenso. Hablan de un acuerdo para que sea ella. En el kirchnerismo aclaran que no cerraron nada. ¿Y si fuera la intendenta Quilmes, la camporista Mayra Mendoza? ¿O la de Moreno, Mariel Fernández, del Movimiento Evita? Dicen que en las últimas horas había algún grado de consenso para que juegue finalmente Nicolás Mantegazza, también intendente, pero de San Vicente.

En el interior, los hermanos Passaglia, Manuel (el exintendente) y Santiago (el actual) hacen lo propio con el partido que crearon: Hechos. También con las intenciones de extender su gestión y aumentar injerencia en el sector más agrícola de la Provincia.

Una estrategia a futuro

Por estas horas, también una parte de los líderes territoriales evalúa que será poco probable que avance en la Legislatura bonaerense la re-reelección, por lo que se quedarían sin posibilidades de volver a postularse para las municipales de acá a dos años.

Según pudo reconstruir LA NACION con fuentes partidarias de distintos sectores que están al tanto de las negociaciones, y también con intendentes, parte de ellos están dispuestos a competir tanto en las legislativas provinciales como para los Concejos Deliberantes de sus ciudades, y a quedarse en los puestos que obtengan.

“Hay intendentes que no van a ir como testimoniales. Juegan y asumen, y dejan a su delfín político para que camine dos años el territorio y pueda asentarse para la elección de 2027, en la que ellos no pueden competir”, explicó a LA NACION una fuente bien activa en las discusiones del peronismo.

Conocedores de la rosca apelan a la cautela. “Todo se negocia hasta último segundo”, dicen.

Viernes por la mañana. Los altos mandos, a la espera de un sábado efervescente, están estresados porque se trabaron los acuerdos en algunos municipios, sobre todo de la tercera sección electoral. Faltan apenas poco más de 24 horas para el cierre de listas para la elección bonaerense del 7 de septiembre.

Durante la jornada sonaron los WhatsApp en Fuerza Patria, la nueva piel con la que competirá el peronismo. Era una difusión del intendente de Florencio Varela, Andrés Watson. Comunicaba que iba a postularse para el Concejo Deliberante de su ciudad, pero no solo eso. Mandó la lista armada con la distribución para cada vertiente del sello. “Se tiró de cabeza”, resumían. Después llegó otro mensaje, de Berisso. Fabián Cagliardi, el intendente, también aseguró que se alista para el concejo, pero fue más cauto: no pasó la nómina completa. “Decidí encabezar”, arrancaba el texto. Mario Secco (Ensenada) hará lo mismo.

Los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Juan José Mussi (Berazategui) se sumarían en las próximas horas, en el mismo sentido. No lo descarta Lucas Ghi (Morón). Todos integran el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), la vertiente que responde a Axel Kicillof. Todos trabajaron, también, para que el gobernador desdoble la elección local de la nacional. Algo que intentó evitar, sin éxito, Cristina Kirchner hasta último momento.

Los intendentes están al acecho. Saben que en la elección en la provincia de Buenos Aires pueden hacer valer su peso, que muchas veces quedó diluido por el efecto arrastre de los candidatos nacionales que les imponían y que ahora se mostrarán recién en los comicios del 26 de octubre. La boleta tradicional de dos cuerpos, su cara estampada en el papel, la maquinaria para arrastrar votantes a las urnas que depende más que nada de su poder de fuego… todo los entusiasma. Están dispuestos a mostrarse en las discusiones internas con la premisa de que tienen la fuerza necesaria para ser candidatos y sumar voluntades a sus partidos en estos comicios, anclados en su territorialidad y en el conocimiento que tienen de parte de sus vecinos.

El fenómeno de los intendentes-candidatos se extiende por todo el suelo bonaerense y no es exclusiva del peronismo. Están los que piensan ser cabezas de lista para la Legislatura por sección o para los Concejos Deliberantes de sus municipios de forma testimonial, es decir, para sumar votos pero no asumir. Pero hay otros, más previsores ellos, que hasta piensan esto como una estrategia que mira hacia 2027, ante la posibilidad de que nunca se apruebe el proyecto que permita la re-reelección de los jefes comunales.

Los alcaldes que responden a Kicillof sueñan con este momento desde hace rato. Le sirvieron en su proceso independentista. Pero también condicionaron su apoyo a convencerlo de que había que separar los comicios provinciales de los nacionales. Lo lograron. El gobernador puso pie de plomo, resistió a los embates del kirchnerismo que se oponía e impulsó su calendario. “Más allá de lo logístico, lo pedían los intendentes”, alegaron en La Plata sobre este diseño electoral que será una prueba a cielo abierto y que tiene inquieto a Máximo Kirchner, desconfiado de cómo resultará.

Ahora, ese grupo está dispuesto a postularse. Les servirá, además de términos de poder, para intentar llevarle triunfos a Kicillof. La mayoría no asumirá. Pese a que el kirchnerismo está afuera de la movida, también sabe que hay un mantra superior: ganarle a Milei.

“Es una cuestión de potencia electoral, para apuntalar las listas dependiendo de la particularidad de cada distrito”, explicó a LA NACION una fuente del MDF sobre esta movida de los mandatarios locales.

La orden que bajó de Cristina Kirchner desde San José 1111 a los suyos, sin embargo, es la opuesta. “Ninguno de los intendentes que responden a Cristina van a ser testimoniales”, sintetizó a LA NACION una alta fuente del sector, que graficó: “Si ponen la cabeza, tienen que asumir”. Es decir: en el kirchnerismo no descartan impulsar a sus intendentes para candidatos a legisladores, pero deberán dejar las comunas.

En la primera sección, la de mayor número de votantes, Federico Achával apareció como candidato del peronismo para la Cámara de Diputados provincial. También el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini. Podrían ser relevados, sin embargo, por el ministro de Infraestructura provincial, Gabriel Katopodis.

En caso de competir, se enfrentarían a otro intendente de la sección: Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, que a esta hora es el que encabezará para La Libertad Avanza (LLA) en la primera. Amigo de Milei desde la universidad, entró a las filas del partido oficialista nacional impulsado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, su actual jefa política. En las Fuerzas del Cielo reloaded con algunos de Pro, el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, que también -dicen- tiene algunas ambiciones ejecutivas, se quedaría con la candidatura por la quinta.

De vuelta en la primera, también ahí jugaría otro intendente: el tigrense Julio Zamora, representante de la vía del medio. De ese espacio, el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray -enemistado de lleno con La Cámpora-, sería la opción para la tercera sección electoral, el bastión clave del peronismo.

¿Y ahí qué va a hacer Fuerza Patria? ¿Sale a la cancha la vicegobernadora, Verónica Magario? Los axelistas insisten con que es una figura de consenso. Hablan de un acuerdo para que sea ella. En el kirchnerismo aclaran que no cerraron nada. ¿Y si fuera la intendenta Quilmes, la camporista Mayra Mendoza? ¿O la de Moreno, Mariel Fernández, del Movimiento Evita? Dicen que en las últimas horas había algún grado de consenso para que juegue finalmente Nicolás Mantegazza, también intendente, pero de San Vicente.

En el interior, los hermanos Passaglia, Manuel (el exintendente) y Santiago (el actual) hacen lo propio con el partido que crearon: Hechos. También con las intenciones de extender su gestión y aumentar injerencia en el sector más agrícola de la Provincia.

Una estrategia a futuro

Por estas horas, también una parte de los líderes territoriales evalúa que será poco probable que avance en la Legislatura bonaerense la re-reelección, por lo que se quedarían sin posibilidades de volver a postularse para las municipales de acá a dos años.

Según pudo reconstruir LA NACION con fuentes partidarias de distintos sectores que están al tanto de las negociaciones, y también con intendentes, parte de ellos están dispuestos a competir tanto en las legislativas provinciales como para los Concejos Deliberantes de sus ciudades, y a quedarse en los puestos que obtengan.

“Hay intendentes que no van a ir como testimoniales. Juegan y asumen, y dejan a su delfín político para que camine dos años el territorio y pueda asentarse para la elección de 2027, en la que ellos no pueden competir”, explicó a LA NACION una fuente bien activa en las discusiones del peronismo.

Conocedores de la rosca apelan a la cautela. “Todo se negocia hasta último segundo”, dicen.

 Los jefes comunales del peronismo buscan hacer valer su peso y no quieren resignar poder para los comicios del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires  LA NACION