
En los meses más fríos, la acción parece estar bajo tierra y puertas adentro, en las cocinas. Es ahí donde el invierno produce un estallido de color, sabores, calidez y nutrición si respetamos la estación.
Los vegetales que crecieron bajo tierra, como las batatas violetas o las remolachas intensas, las flores verdes y blancas de los coles, los frutos naranjas de las calabazas y zapallos, el morado casi rebelde del repollo son más que colores: son señales de los nutrientes que nos ofrece la naturaleza. Cada uno de estos tonos indica un beneficio específico: antioxidantes, vitamina C, betacarotenos, fibra y minerales esenciales para reforzar el sistema inmunológico y mantener la piel nutrida ante el viento, el frío y la calefacción, tres factores con presencia en esta época.
Otro ingrediente que no debe faltar en la cocina en invierno son los frutos secos que, al estar recién cosechados, tienen toda su textura y sabor intactos. En el hemisferio sur, principalmente en nuestro país, la cosecha de frutos secos como la nuez pecán, la nuez, la almendra y la avellana ocurren en otoño, justo a tiempo para aprovecharlos en los meses fríos. Son ricos en ácidos grasos esenciales, vitamina E, magnesio y proteínas, nutrientes clave para fortalecer el sistema inmunológico, mantener la energía y proteger la piel. Incorporarlos en sopas, panes, guisos o simplemente como snacks es una manera natural y deliciosa de nutrirse con lo que la temporada ofrece en su mejor momento. Además, aportan calorías, tan necesarias para llevarse mejor con el frío.
La clave de la cocina que promuevo es aprovechar lo que cada estación nos da en su plenitud, sin generar descartes y hacerlo para que nadie quede excluido. El invierno nos regala ingredientes intensos, ideales para sopas, guisos y preparaciones que nos calientan el cuerpo y aportan ese toque de confort, haciéndonos sentir abrigados y protegidos. Honrar la estacionalidad nos ayuda a cocinar de forma más sustentable, de regeneración, y le damos a nuestro cuerpo lo que la naturaleza nos preparó.
Si de platos reconfortantes hablamos, no hay mejor aliado que una sopa calentita. Es un menú simple, pero poderoso, que permite aprovechar cada parte del vegetal y concentrar los nutrientes en el caldo. Propongo que las sopas sean de bajas calorías. Una sopa llena de crema reconforta, pero no hace bien a largo plazo.
En días fríos, la nuez pecán cobra protagonismo como un ingrediente versátil y lleno de beneficios. No solo aporta un sabor delicado y una textura crocante a las preparaciones, sino que también es una excelente fuente de grasas saludables, proteínas y antioxidantes.
Desde un simple puñado para acompañar un desayuno hasta una crema untuosa para sopas o salsas, la nuez pecán nos demuestra que es mucho más que un fruto seco. Tiene energía de la buena para enfrentar el invierno.
Paté de pecanes y lentejas
Procesar 1 taza de lentejas cocidas (escurridas y enjuagadas), 1 taza de nueces pecán tostadas, 2 dientes de ajo, 1 limón, 2 cdas. de aceite de nuez, sal y pimienta. Transferir la pasta a un molde y llevar a enfriar por al menos 1 hora. Desmoldar y cubrir con perejil picado y más nueces tostadas.
Pan de nuez pecán
Ingredientes
Harina de nuez pecán, 2 tazas
Harina de almendras, 1 taza
Almidón de maíz, ½ taza
Polvo de hornear sin gluten, 1 cdta.
Bicarbonato de sodio, ½ cdta.
Sal, ½ cdta.
Huevos, 4
Aceite de nuez, ¼ taza (reemplazar por oliva si no tienen)
Miel, ¼ taza
Leche de almendras, 1 taza
Nuez pecán picada, ½ taza
Preparación
Precalentar el horno a 180°C. Enmantecar ligeramente un molde para pan y forrarlo con papel antiadherente o con hoja de banano. En un bol grande, mezclar las harinas, el almidón, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal.
En otro bol, batir los huevos con el aceite, la miel y la leche hasta que estén bien mezclados.
Agrega los ingredientes húmedos a los ingredientes secos y mezcla hasta que estén completamente incorporados. Incorporar las nueces pecán picadas a la masa.
Colocar la masa en el molde preparado y alisar la parte superior con una espátula.
Hornear durante 45-50 minutos o hasta que, al insertar un palito en el centro, salga limpio.
Dejar enfriar en el molde durante 10 minutos antes de transferir el pan a una rejilla para que se enfríe completamente.
La nuez pecán no solo aporta un sabor delicado y una textura crocante a las preparaciones, sino que también es una excelente fuente de grasas saludables, proteínas y antioxidantes.
En los meses más fríos, la acción parece estar bajo tierra y puertas adentro, en las cocinas. Es ahí donde el invierno produce un estallido de color, sabores, calidez y nutrición si respetamos la estación.
Los vegetales que crecieron bajo tierra, como las batatas violetas o las remolachas intensas, las flores verdes y blancas de los coles, los frutos naranjas de las calabazas y zapallos, el morado casi rebelde del repollo son más que colores: son señales de los nutrientes que nos ofrece la naturaleza. Cada uno de estos tonos indica un beneficio específico: antioxidantes, vitamina C, betacarotenos, fibra y minerales esenciales para reforzar el sistema inmunológico y mantener la piel nutrida ante el viento, el frío y la calefacción, tres factores con presencia en esta época.
Otro ingrediente que no debe faltar en la cocina en invierno son los frutos secos que, al estar recién cosechados, tienen toda su textura y sabor intactos. En el hemisferio sur, principalmente en nuestro país, la cosecha de frutos secos como la nuez pecán, la nuez, la almendra y la avellana ocurren en otoño, justo a tiempo para aprovecharlos en los meses fríos. Son ricos en ácidos grasos esenciales, vitamina E, magnesio y proteínas, nutrientes clave para fortalecer el sistema inmunológico, mantener la energía y proteger la piel. Incorporarlos en sopas, panes, guisos o simplemente como snacks es una manera natural y deliciosa de nutrirse con lo que la temporada ofrece en su mejor momento. Además, aportan calorías, tan necesarias para llevarse mejor con el frío.
La clave de la cocina que promuevo es aprovechar lo que cada estación nos da en su plenitud, sin generar descartes y hacerlo para que nadie quede excluido. El invierno nos regala ingredientes intensos, ideales para sopas, guisos y preparaciones que nos calientan el cuerpo y aportan ese toque de confort, haciéndonos sentir abrigados y protegidos. Honrar la estacionalidad nos ayuda a cocinar de forma más sustentable, de regeneración, y le damos a nuestro cuerpo lo que la naturaleza nos preparó.
Si de platos reconfortantes hablamos, no hay mejor aliado que una sopa calentita. Es un menú simple, pero poderoso, que permite aprovechar cada parte del vegetal y concentrar los nutrientes en el caldo. Propongo que las sopas sean de bajas calorías. Una sopa llena de crema reconforta, pero no hace bien a largo plazo.
En días fríos, la nuez pecán cobra protagonismo como un ingrediente versátil y lleno de beneficios. No solo aporta un sabor delicado y una textura crocante a las preparaciones, sino que también es una excelente fuente de grasas saludables, proteínas y antioxidantes.
Desde un simple puñado para acompañar un desayuno hasta una crema untuosa para sopas o salsas, la nuez pecán nos demuestra que es mucho más que un fruto seco. Tiene energía de la buena para enfrentar el invierno.
Paté de pecanes y lentejas
Procesar 1 taza de lentejas cocidas (escurridas y enjuagadas), 1 taza de nueces pecán tostadas, 2 dientes de ajo, 1 limón, 2 cdas. de aceite de nuez, sal y pimienta. Transferir la pasta a un molde y llevar a enfriar por al menos 1 hora. Desmoldar y cubrir con perejil picado y más nueces tostadas.
Pan de nuez pecán
Ingredientes
Harina de nuez pecán, 2 tazas
Harina de almendras, 1 taza
Almidón de maíz, ½ taza
Polvo de hornear sin gluten, 1 cdta.
Bicarbonato de sodio, ½ cdta.
Sal, ½ cdta.
Huevos, 4
Aceite de nuez, ¼ taza (reemplazar por oliva si no tienen)
Miel, ¼ taza
Leche de almendras, 1 taza
Nuez pecán picada, ½ taza
Preparación
Precalentar el horno a 180°C. Enmantecar ligeramente un molde para pan y forrarlo con papel antiadherente o con hoja de banano. En un bol grande, mezclar las harinas, el almidón, el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal.
En otro bol, batir los huevos con el aceite, la miel y la leche hasta que estén bien mezclados.
Agrega los ingredientes húmedos a los ingredientes secos y mezcla hasta que estén completamente incorporados. Incorporar las nueces pecán picadas a la masa.
Colocar la masa en el molde preparado y alisar la parte superior con una espátula.
Hornear durante 45-50 minutos o hasta que, al insertar un palito en el centro, salga limpio.
Dejar enfriar en el molde durante 10 minutos antes de transferir el pan a una rejilla para que se enfríe completamente.
La nuez pecán no solo aporta un sabor delicado y una textura crocante a las preparaciones, sino que también es una excelente fuente de grasas saludables, proteínas y antioxidantes.
En Argentina, tendemos a asociar los frutos secos con el verano y las fiestas de fin de año, cuando en realidad deberían ser parte esencial de nuestra alimentación invernal. LA NACION