
El jilguero dorado (Sicalis flaveola) es un diminuto ser de apenas 13 centímetros que esconde un mundo de colores y comportamientos fascinantes.
Se distribuye en toda la Argentina, menos en gran parte de la Patagonia. Otros nombres comunes son: jilguero amarillo y botoncito de oro.
El macho luce con orgullo una garganta, pecho y vientre de un amarillo intenso, y su frente se enciende de amarillo anaranjado.
Los ojos son color pardo, enmarcados por un pico grisáceo. Su dorso es amarillo verdoso salpicado de elegantes estrías pardas oscuras.
La especie presenta dimorfismo sexual. La hembra tiene su dorso gris delicado con un fino estriado pardo oscuro, mientras que su vientre, más claro, también muestra este sutil patrón. ¡Nada de amarillo para ella! Sus elegantes patas negras completan su atuendo.
Estos pequeños cantores suelen moverse en el suelo, en parejas o, curiosamente, un macho puede formar pequeñas “cortes” con varias hembras. A veces, se unen a otras aves como gorriones, mistos y tordos, en bandaditas mixtas, creando un concierto improvisado.
Maestros musicales
Los jilgueros dorados son verdaderos maestros musicales, y llenan el ambiente con sus trinos alegres y variados.
Su dieta son insectos que encuentran revoloteando o escondidos, pero su verdadera pasión son las semillas, especialmente de gramíneas.
Muchas veces se lo observa en los céspedes de las zonas urbanas
Cuando llega la primavera buscan la seguridad de los huecos de árboles o, con un toque de oportunismo, aprovechan los nidos abandonados de los horneros para hacer los suyos. Allí, con dedicación, construyen su propio refugio en forma de tacita, utilizando pajitas y revistiéndolo internamente con los materiales más suaves que encuentran.
Luego colocan cuatro o cinco huevos de un delicado color crema, salpicados de pequeñas manchitas castañas y grises distribuidas por toda su superficie.
Tras 13 días de paciente incubación, nacen los polluelos, que demandan el cuidado atento de ambos padres durante 14 días, hasta que finalmente emprenden sus propios vuelos hacia la independencia.
Hay bibliografía que refiere que sus nidos suelen estar parasitados por el tordo renegrido (Molothrus bonariensis).
¡Cuidado! A no confundir con el misto (Sicalis luteola), una especie que tiene un comportamiento muy similar al jilguero dorado, pero se puede diferenciar por el canto y por el plumaje. También tiene dimorfismo sexual. El macho, de dorso pardo, estriado, y cabeza con un marcado gris amarillento, no posee el “amarillo anaranjado” en la frente y es un poco más pequeño.
Por qué y cómo ayudar a la fauna silvestre que busca refugio y alimento en nuestros jardines
Lamentablemente, estas especies son cazadas en la naturaleza, privadas de su libertad y criadas en cautiverio.
Luego, son vendidas ilegalmente, en especial los machos, por su llamativo color y canto hermoso. ¡Disfrutemos de las aves en libertad!
El jilguero dorado (Sicalis flaveola) es un diminuto ser de apenas 13 centímetros que esconde un mundo de colores y comportamientos fascinantes.
Se distribuye en toda la Argentina, menos en gran parte de la Patagonia. Otros nombres comunes son: jilguero amarillo y botoncito de oro.
El macho luce con orgullo una garganta, pecho y vientre de un amarillo intenso, y su frente se enciende de amarillo anaranjado.
Los ojos son color pardo, enmarcados por un pico grisáceo. Su dorso es amarillo verdoso salpicado de elegantes estrías pardas oscuras.
La especie presenta dimorfismo sexual. La hembra tiene su dorso gris delicado con un fino estriado pardo oscuro, mientras que su vientre, más claro, también muestra este sutil patrón. ¡Nada de amarillo para ella! Sus elegantes patas negras completan su atuendo.
Estos pequeños cantores suelen moverse en el suelo, en parejas o, curiosamente, un macho puede formar pequeñas “cortes” con varias hembras. A veces, se unen a otras aves como gorriones, mistos y tordos, en bandaditas mixtas, creando un concierto improvisado.
Maestros musicales
Los jilgueros dorados son verdaderos maestros musicales, y llenan el ambiente con sus trinos alegres y variados.
Su dieta son insectos que encuentran revoloteando o escondidos, pero su verdadera pasión son las semillas, especialmente de gramíneas.
Muchas veces se lo observa en los céspedes de las zonas urbanas
Cuando llega la primavera buscan la seguridad de los huecos de árboles o, con un toque de oportunismo, aprovechan los nidos abandonados de los horneros para hacer los suyos. Allí, con dedicación, construyen su propio refugio en forma de tacita, utilizando pajitas y revistiéndolo internamente con los materiales más suaves que encuentran.
Luego colocan cuatro o cinco huevos de un delicado color crema, salpicados de pequeñas manchitas castañas y grises distribuidas por toda su superficie.
Tras 13 días de paciente incubación, nacen los polluelos, que demandan el cuidado atento de ambos padres durante 14 días, hasta que finalmente emprenden sus propios vuelos hacia la independencia.
Hay bibliografía que refiere que sus nidos suelen estar parasitados por el tordo renegrido (Molothrus bonariensis).
¡Cuidado! A no confundir con el misto (Sicalis luteola), una especie que tiene un comportamiento muy similar al jilguero dorado, pero se puede diferenciar por el canto y por el plumaje. También tiene dimorfismo sexual. El macho, de dorso pardo, estriado, y cabeza con un marcado gris amarillento, no posee el “amarillo anaranjado” en la frente y es un poco más pequeño.
Por qué y cómo ayudar a la fauna silvestre que busca refugio y alimento en nuestros jardines
Lamentablemente, estas especies son cazadas en la naturaleza, privadas de su libertad y criadas en cautiverio.
Luego, son vendidas ilegalmente, en especial los machos, por su llamativo color y canto hermoso. ¡Disfrutemos de las aves en libertad!
Con su plumaje amarillo y un canto que inunda campos y jardines, esta pequeña ave silvestre no solo se escucha: se recuerda. LA NACION