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domingo, agosto 3, 2025
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Estaban de viaje y, cuando emprendían el regreso, apareció en la puerta de su casa: “Lo que supimos sobre su pasado fue devastador”

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Luego de una estancia de tres años en Bali, Indonesia, estaban ultimando los detalles para el regreso de su país natal cuando sus planes se vieron frustrados. Ocurrió una noche cuando una fuerte tormenta azotó el pueblo donde habían vivido y dejó, como resultado, a alguien que pedía ayuda en la puerta de su casa.

Nunca supieron cómo, pero una pequeña perra de pelaje negro había llegado tambaleándose hasta el lugar donde sentía que podría refugiarse. Aunque Golan Shoshan y su novia se habían topado con muchos animales en situación de calle durante su viaje, la cachorrita negra de ojos enormes, a la que llamaron Luna, les causó una sensación diferente.

Lo rescató en un parque y el ave forjó un vínculo especial con alguien inesperado: “Fue imposible ignorarlo”

“Luna nos encontró. No fuimos a buscarla”, declaró Golan a un medio local. “Y, aunque en ese momento no lo dijimos, ambos tuvimos una corazonada muy fuerte respecto de ella”. Luego de llevarla al interior de la casa, secarla y acomodarla en un lugar cálido para que pudiera comer y descansar, comenzaron a averiguar en el pueblo si alguien tenía información sobre ella.

Y lo que descubrieron los dejó devastados: unos vecinos la habían abandonado días atrás y, desde entonces, la perra vagaba por el área confundida y sin entender lo que estaba pasando.

La pareja nunca había tenido convivido con un perro. Tampoco había previsto sumar un animal a sus planes de viaje, pero la idea de dejarla atrás simplemente les partía el corazón. Por eso, en cuanto confirmaron que había sido abandonada, subieron a Luna a la moto que usaban para trasladarse y la llevaron al veterinario para un chequeo completo. El médico calculó que tendría entre tenía entre 8 y 12 meses y que pesaba unos 4 kilos.

Afortunadamente, Luna estaba lo suficientemente sana como para viajar. De modo que la pareja comenzó con los preparativos de inmediato. Habían decidido que regresaría con ellos a Israel. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el viaje sería muy complicado y retrasaría su mudanza al menos un mes, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para que Luna volviera a casa con ellos.

Después de un mes de esperar los resultados de sus exámenes de sangre, de ponerse al día con las vacunas y papeles, y de juntar una importante cantidad de dinero para que la transportaran hasta el destino final, Luna estaba lista para emprender el viaje de su vida.

“Fue difícil traerla de vuelta desde Indonesia a nuestra casa en Tel Aviv, Israel, sobre todo porque ambos países no tienen relaciones diplomáticas”, explicó Golan. “Además, según nos informaron, debido a la rabia, no está permitido sacar animales de Bali en avión debido a la rabia”.

Entonces, la pareja ideó un plan. Encontraron a alguien que llevara a Luna de Bali a Yakarta, Indonesia. Ese viaje duraría unas 24 horas. Luego, la perra volaría para reunirse con ellos en Bangkok, Tailandia. El viaje fue estresante para Luna, quien resultó estar aterrorizada por los viajes en coche y avión, pero valió la pena una vez que regresó a los brazos de sus padres en Tailandia.

“Se portó muy bien durante el vuelo de 12 horas”, dijo Golan. “Jugamos con ella todo el día para asegurarnos de que durmiera bien”. Luna disfrutó de la siesta en el regazo de sus padres durante el vuelo, feliz de finalmente tener una familia que la ama, pero nada fue más emocionante que cuando finalmente llegó a casa.

“Una vez que llegó a casa, ¡estaba más feliz que nunca!”, dijo Golan. “Le dimos mucho cariño y se sintió a gusto”.

Han pasado algunos meses desde la llegada de Luna, y la dulce cachorrita está prosperando en su nuevo hogar. Todavía está trabajando en su miedo a las personas, probablemente debido a su complicado pasado, pero cada día se siente más segura y cómoda. Golan y su novia no planeaban adoptar una mascota pronto, y no tenían ni idea de que traerían a casa un recuerdo vivo de su tiempo en Bali. Pero ahora que tienen a Luna, no lo cambiarían por nada. Su único deseo es que otras personas puedan experimentar el mismo vínculo amoroso.

“La gente debería salvar a los animales de la calle, que viven sin comida, sin hogar y con miedo a todo”, dijo Golan. “Hay tantos perros callejeros adorables y cariñosos que necesitan adopción”.

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Si tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com

Luego de una estancia de tres años en Bali, Indonesia, estaban ultimando los detalles para el regreso de su país natal cuando sus planes se vieron frustrados. Ocurrió una noche cuando una fuerte tormenta azotó el pueblo donde habían vivido y dejó, como resultado, a alguien que pedía ayuda en la puerta de su casa.

Nunca supieron cómo, pero una pequeña perra de pelaje negro había llegado tambaleándose hasta el lugar donde sentía que podría refugiarse. Aunque Golan Shoshan y su novia se habían topado con muchos animales en situación de calle durante su viaje, la cachorrita negra de ojos enormes, a la que llamaron Luna, les causó una sensación diferente.

Lo rescató en un parque y el ave forjó un vínculo especial con alguien inesperado: “Fue imposible ignorarlo”

“Luna nos encontró. No fuimos a buscarla”, declaró Golan a un medio local. “Y, aunque en ese momento no lo dijimos, ambos tuvimos una corazonada muy fuerte respecto de ella”. Luego de llevarla al interior de la casa, secarla y acomodarla en un lugar cálido para que pudiera comer y descansar, comenzaron a averiguar en el pueblo si alguien tenía información sobre ella.

Y lo que descubrieron los dejó devastados: unos vecinos la habían abandonado días atrás y, desde entonces, la perra vagaba por el área confundida y sin entender lo que estaba pasando.

La pareja nunca había tenido convivido con un perro. Tampoco había previsto sumar un animal a sus planes de viaje, pero la idea de dejarla atrás simplemente les partía el corazón. Por eso, en cuanto confirmaron que había sido abandonada, subieron a Luna a la moto que usaban para trasladarse y la llevaron al veterinario para un chequeo completo. El médico calculó que tendría entre tenía entre 8 y 12 meses y que pesaba unos 4 kilos.

Afortunadamente, Luna estaba lo suficientemente sana como para viajar. De modo que la pareja comenzó con los preparativos de inmediato. Habían decidido que regresaría con ellos a Israel. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el viaje sería muy complicado y retrasaría su mudanza al menos un mes, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para que Luna volviera a casa con ellos.

Después de un mes de esperar los resultados de sus exámenes de sangre, de ponerse al día con las vacunas y papeles, y de juntar una importante cantidad de dinero para que la transportaran hasta el destino final, Luna estaba lista para emprender el viaje de su vida.

“Fue difícil traerla de vuelta desde Indonesia a nuestra casa en Tel Aviv, Israel, sobre todo porque ambos países no tienen relaciones diplomáticas”, explicó Golan. “Además, según nos informaron, debido a la rabia, no está permitido sacar animales de Bali en avión debido a la rabia”.

Entonces, la pareja ideó un plan. Encontraron a alguien que llevara a Luna de Bali a Yakarta, Indonesia. Ese viaje duraría unas 24 horas. Luego, la perra volaría para reunirse con ellos en Bangkok, Tailandia. El viaje fue estresante para Luna, quien resultó estar aterrorizada por los viajes en coche y avión, pero valió la pena una vez que regresó a los brazos de sus padres en Tailandia.

“Se portó muy bien durante el vuelo de 12 horas”, dijo Golan. “Jugamos con ella todo el día para asegurarnos de que durmiera bien”. Luna disfrutó de la siesta en el regazo de sus padres durante el vuelo, feliz de finalmente tener una familia que la ama, pero nada fue más emocionante que cuando finalmente llegó a casa.

“Una vez que llegó a casa, ¡estaba más feliz que nunca!”, dijo Golan. “Le dimos mucho cariño y se sintió a gusto”.

Han pasado algunos meses desde la llegada de Luna, y la dulce cachorrita está prosperando en su nuevo hogar. Todavía está trabajando en su miedo a las personas, probablemente debido a su complicado pasado, pero cada día se siente más segura y cómoda. Golan y su novia no planeaban adoptar una mascota pronto, y no tenían ni idea de que traerían a casa un recuerdo vivo de su tiempo en Bali. Pero ahora que tienen a Luna, no lo cambiarían por nada. Su único deseo es que otras personas puedan experimentar el mismo vínculo amoroso.

“La gente debería salvar a los animales de la calle, que viven sin comida, sin hogar y con miedo a todo”, dijo Golan. “Hay tantos perros callejeros adorables y cariñosos que necesitan adopción”.

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 Luego de una estancia de tres años en Bali, Indonesia, estaban ultimando los detalles para el regreso de su país natal cuando sus planes se vieron frustrados. Ocurrió una noche cuando una fuerte tormenta azotó el pueblo donde habían vivido y dejó, como resultado, a alguien que pedía ayuda en la puerta de su casa. Nunca supieron cómo, pero una pequeña perra de pelaje negro había llegado tambaleándose hasta el lugar donde sentía que podría refugiarse. Aunque Golan Shoshan y su novia se habían topado con muchos animales en situación de calle durante su viaje, la cachorrita negra de ojos enormes, a la que llamaron Luna, les causó una sensación diferente.Lo rescató en un parque y el ave forjó un vínculo especial con alguien inesperado: “Fue imposible ignorarlo”“Luna nos encontró. No fuimos a buscarla”, declaró Golan a un medio local. “Y, aunque en ese momento no lo dijimos, ambos tuvimos una corazonada muy fuerte respecto de ella”. Luego de llevarla al interior de la casa, secarla y acomodarla en un lugar cálido para que pudiera comer y descansar, comenzaron a averiguar en el pueblo si alguien tenía información sobre ella. Y lo que descubrieron los dejó devastados: unos vecinos la habían abandonado días atrás y, desde entonces, la perra vagaba por el área confundida y sin entender lo que estaba pasando. La pareja nunca había tenido convivido con un perro. Tampoco había previsto sumar un animal a sus planes de viaje, pero la idea de dejarla atrás simplemente les partía el corazón. Por eso, en cuanto confirmaron que había sido abandonada, subieron a Luna a la moto que usaban para trasladarse y la llevaron al veterinario para un chequeo completo. El médico calculó que tendría entre tenía entre 8 y 12 meses y que pesaba unos 4 kilos. Afortunadamente, Luna estaba lo suficientemente sana como para viajar. De modo que la pareja comenzó con los preparativos de inmediato. Habían decidido que regresaría con ellos a Israel. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que el viaje sería muy complicado y retrasaría su mudanza al menos un mes, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para que Luna volviera a casa con ellos.Después de un mes de esperar los resultados de sus exámenes de sangre, de ponerse al día con las vacunas y papeles, y de juntar una importante cantidad de dinero para que la transportaran hasta el destino final, Luna estaba lista para emprender el viaje de su vida.“Fue difícil traerla de vuelta desde Indonesia a nuestra casa en Tel Aviv, Israel, sobre todo porque ambos países no tienen relaciones diplomáticas”, explicó Golan. “Además, según nos informaron, debido a la rabia, no está permitido sacar animales de Bali en avión debido a la rabia”.Entonces, la pareja ideó un plan. Encontraron a alguien que llevara a Luna de Bali a Yakarta, Indonesia. Ese viaje duraría unas 24 horas. Luego, la perra volaría para reunirse con ellos en Bangkok, Tailandia. El viaje fue estresante para Luna, quien resultó estar aterrorizada por los viajes en coche y avión, pero valió la pena una vez que regresó a los brazos de sus padres en Tailandia. “Se portó muy bien durante el vuelo de 12 horas”, dijo Golan. “Jugamos con ella todo el día para asegurarnos de que durmiera bien”. Luna disfrutó de la siesta en el regazo de sus padres durante el vuelo, feliz de finalmente tener una familia que la ama, pero nada fue más emocionante que cuando finalmente llegó a casa.“Una vez que llegó a casa, ¡estaba más feliz que nunca!”, dijo Golan. “Le dimos mucho cariño y se sintió a gusto”.Han pasado algunos meses desde la llegada de Luna, y la dulce cachorrita está prosperando en su nuevo hogar. Todavía está trabajando en su miedo a las personas, probablemente debido a su complicado pasado, pero cada día se siente más segura y cómoda. Golan y su novia no planeaban adoptar una mascota pronto, y no tenían ni idea de que traerían a casa un recuerdo vivo de su tiempo en Bali. Pero ahora que tienen a Luna, no lo cambiarían por nada. Su único deseo es que otras personas puedan experimentar el mismo vínculo amoroso.“La gente debería salvar a los animales de la calle, que viven sin comida, sin hogar y con miedo a todo”, dijo Golan. “Hay tantos perros callejeros adorables y cariñosos que necesitan adopción”.Compartí una historiaSi tenés una historia de adopción, rescate, rehabilitación o ayudaste a algún animal en situación de riesgo y querés contar su historia, escribinos a bestiariolanacion@gmail.com  LA NACION