Cuánto costaría un auto nuevo en la Argentina si se le quitara todo el peso de los impuestos
Desde el 1° de abril, y como consecuencia de la Resolución 04/2025 dispuesta por la Secretaría de Industria y Comercio, las terminales automotrices están obligadas a informar el precio de los vehículos nuevos sin la incidencia del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ni de los demás tributos nacionales indirectos. Además, estos valores deben exhibirse acompañados de la leyenda “precio sin impuestos nacionales”.
La disposición permite a los consumidores conocer con mayor claridad qué proporción del precio final corresponde, en realidad, a la carga tributaria nacional.
En la Argentina, los vehículos tributan impuestos en las tres jurisdicciones: nacional, provincial y municipal. César Litvin, abogado tributarista y socio CEO del estudio Lisicki, Litvin & Abelovich, elaboró un informe en el que detalla la incidencia de cada uno de esos gravámenes sobre el precio final.
Una automotriz confirmó la llegada de un nuevo SUV a la Argentina
Entre los tributos nacionales, se destaca el IVA, con una alícuota del 21% sobre la compra de vehículos nuevos. A eso se suman el Impuesto a las Ganancias (cuya carga estimada representa un 4,5% del precio antes de impuestos), las contribuciones patronales y ART (8,2%), el impuesto a las participaciones societarias (0,36%) y los aranceles de importación, que aportan un 6,37%, dado que buena parte de los autos fabricados en el país incluyen componentes del exterior.
A nivel provincial, el impuesto a los Ingresos Brutos implica una incidencia estimada del 5,54%, mientras que el impuesto de sellos suma un 2,6% adicional. En cuanto a los tributos municipales, la mayoría de las jurisdicciones aplican una tasa sobre la venta que, según Litvin, produce “una triple o cuádruple imposición sobre el mismo bien”, con una carga aproximada del 2,08% del precio de venta.
Qué muestra el desglose en los precios
Cabe destacar que la medida oficial únicamente obliga a reflejar los precios sin IVA ni impuestos internos nacionales. Estos últimos, tras la modificación aplicada a comienzos de año, solo alcanzan a los vehículos con precios superiores a los $75 millones, con una alícuota del 18% que, según el tributarista, se traduce en una tasa efectiva del 21,95%.
El resto de los tributos —provinciales y municipales— no están contemplados en esta normativa.
A principios de abril, Toyota fue la primera terminal en publicar oficialmente los precios con y sin impuestos. El modelo más económico de la marca, el Yaris, se ofrece a $22.648.000 en su versión base, mientras que sin impuestos nacionales el precio se reduce a $18.717.355. La diferencia representa un 17%. En el caso del Corolla, la versión 2.0 XLI CVT figura a $31.087.000 con impuestos y a $25.691.735 sin ellos.
Ford, por su parte, muestra que en el caso de la Ranger XL, considerada un vehículo de trabajo y con una carga impositiva distinta, tiene un precio de $42.124.000 con impuestos y de $38.121.266 sin IVA, una reducción del 9,5%.
En el caso del Territory SEL, el precio informado es de $41.740.300 con impuestos y de $34.496.115 sin la carga impositiva, una diferencia cercana al 17%.
Según consta en los fundamentos de la resolución publicada en el Boletín Oficial, el objetivo de la medida es “brindar mayor información y simplificada sobre los procesos productivos en relación con el consumidor”, así como “eliminar trabas y obstáculos al comercio”.
Además, se habilita a las automotrices a publicar los precios también en dólares estadounidenses, aunque en una tipografía de menor relevancia que la utilizada para la moneda nacional.
Desde el 1° de abril, y como consecuencia de la Resolución 04/2025 dispuesta por la Secretaría de Industria y Comercio, las terminales automotrices están obligadas a informar el precio de los vehículos nuevos sin la incidencia del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ni de los demás tributos nacionales indirectos. Además, estos valores deben exhibirse acompañados de la leyenda “precio sin impuestos nacionales”.
La disposición permite a los consumidores conocer con mayor claridad qué proporción del precio final corresponde, en realidad, a la carga tributaria nacional.
En la Argentina, los vehículos tributan impuestos en las tres jurisdicciones: nacional, provincial y municipal. César Litvin, abogado tributarista y socio CEO del estudio Lisicki, Litvin & Abelovich, elaboró un informe en el que detalla la incidencia de cada uno de esos gravámenes sobre el precio final.
Una automotriz confirmó la llegada de un nuevo SUV a la Argentina
Entre los tributos nacionales, se destaca el IVA, con una alícuota del 21% sobre la compra de vehículos nuevos. A eso se suman el Impuesto a las Ganancias (cuya carga estimada representa un 4,5% del precio antes de impuestos), las contribuciones patronales y ART (8,2%), el impuesto a las participaciones societarias (0,36%) y los aranceles de importación, que aportan un 6,37%, dado que buena parte de los autos fabricados en el país incluyen componentes del exterior.
A nivel provincial, el impuesto a los Ingresos Brutos implica una incidencia estimada del 5,54%, mientras que el impuesto de sellos suma un 2,6% adicional. En cuanto a los tributos municipales, la mayoría de las jurisdicciones aplican una tasa sobre la venta que, según Litvin, produce “una triple o cuádruple imposición sobre el mismo bien”, con una carga aproximada del 2,08% del precio de venta.
Qué muestra el desglose en los precios
Cabe destacar que la medida oficial únicamente obliga a reflejar los precios sin IVA ni impuestos internos nacionales. Estos últimos, tras la modificación aplicada a comienzos de año, solo alcanzan a los vehículos con precios superiores a los $75 millones, con una alícuota del 18% que, según el tributarista, se traduce en una tasa efectiva del 21,95%.
El resto de los tributos —provinciales y municipales— no están contemplados en esta normativa.
A principios de abril, Toyota fue la primera terminal en publicar oficialmente los precios con y sin impuestos. El modelo más económico de la marca, el Yaris, se ofrece a $22.648.000 en su versión base, mientras que sin impuestos nacionales el precio se reduce a $18.717.355. La diferencia representa un 17%. En el caso del Corolla, la versión 2.0 XLI CVT figura a $31.087.000 con impuestos y a $25.691.735 sin ellos.
Ford, por su parte, muestra que en el caso de la Ranger XL, considerada un vehículo de trabajo y con una carga impositiva distinta, tiene un precio de $42.124.000 con impuestos y de $38.121.266 sin IVA, una reducción del 9,5%.
En el caso del Territory SEL, el precio informado es de $41.740.300 con impuestos y de $34.496.115 sin la carga impositiva, una diferencia cercana al 17%.
Según consta en los fundamentos de la resolución publicada en el Boletín Oficial, el objetivo de la medida es “brindar mayor información y simplificada sobre los procesos productivos en relación con el consumidor”, así como “eliminar trabas y obstáculos al comercio”.
Además, se habilita a las automotrices a publicar los precios también en dólares estadounidenses, aunque en una tipografía de menor relevancia que la utilizada para la moneda nacional.
Una nueva resolución obliga a las automotrices a detallar el precio de los vehículos sin impuestos nacionales; qué revela el desglose impositivo y cuánto representa cada tributo en el valor final en algunos modelos LA NACION