Empiezan los preparativos en la Casa Santa Marta para recibir a los cardenales del cónclave

CIUDAD DEL VATICANO.- Con el traslado del cuerpo del papa Francisco a la basílica de San Pedro comenzaron este miércoles también las operaciones de limpieza y acondicionamiento de la Casa Santa Marta para alojar a los cardenales que participarán del cónclave.
La residencia donde vivía Francisco, en latín Domus Sanctae Marthae, es, de hecho, el hospedaje vaticano que Juan Pablo II mandó reformar para ofrecer un alojamiento digno a los cardenales que llegaban a Roma para elegir un nuevo pontífice, ya que hasta entonces solían alojarse en pequeñas celdas incómodas y precarias durante esas ocasiones.
La orden para desalojar las habitaciones de quienes residen habitualmente en Santa Marta, no solo la llamada familia pontificia, sino también religiosos, prelados, embajadores y otros inquilinos ocasionales, ya se había dado el martes.
Este miércoles, con el traslado del cuerpo del Papa, que vivía en el segundo piso, en la habitación 201, las operaciones entraron en su fase activa. Se trata de desinfectar toda la residencia, instalar barreras en las ventanas para evitar cualquier contacto con el exterior, chequear la seguridad electrónica de cada habitación, y preparar todo lo necesario para una estancia forzada de prolongación incierta.
Los cardenales comerán en espacios comunes, podrán confesarse y tendrán momentos de oración, pero todo esto deberá suceder lejos de personas que no hayan prestado juramento de confidencialidad absoluta.
Además, las fuerzas de seguridad vaticanas vigilarán el recorrido que, al menos dos veces al día -por la mañana y por la tarde- los cardenales electores deberán hacer para recorrer los pocos cientos de metros que separan la Plaza de Santa Marta del “corazón” del Vaticano, atravesando la via delle Fondamenta y varios patios hasta llegar al patio de San Dámaso, desde donde se accede a la Capilla Sixtina.
Antes de la reestructuración ordenada por Juan Pablo II, que le dio su configuración actual, Santa Marta era históricamente un “lazareto” pontificio para enfermos de cólera: un pequeño hospital ubicado en las afueras de los palacios apostólicos cuando, a fines del siglo XIX, el Papa de entonces temía que la epidemia del “morbo asiático”, como se la llamaba, llegara a Roma.
En 1884, por voluntad de León XIII, el edificio de Santa Marta se convirtió en un “lazareto para acoger a las familias pontificias y a las de los barrios cercanos a San Pedro”, con una especie de ambulatorio y una iglesia dedicada precisamente a la seguidora de Jesús.
Según el relato del Evangelio, los tres hermanos, Marta, María y Lázaro (el amigo de Jesús que fue resucitado), alojaron muchas veces a Jesucristo en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, cuando el Maestro visitaba la Ciudad Santa. Y Marta, acorde las Escrituras, era la que más se ocupaba de los cuidados prácticos de la casa como anfitriona.
La casa de Santa Marta fue también refugio para muchos judíos durante los años de la persecución nazi-fascista y para representaciones diplomáticas de países en guerra con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
Finalmente, Juan Pablo II decidió transformarla en la “casa para el cónclave”, con obras de restauración que concluyeron en 1998, tras las cuales se convirtió, de hecho, en el hotel que es hoy.
Una anécdota histórica recuerda que, luego de ser elegido Papa en marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue personalmente a Santa Marta a abonar los gastos correspondientes a su estadía durante el cónclave.
Expectativa
No se espera que el cónclave para elegir al nuevo Papa comience antes del 6 de mayo. Los cardenales reunidos ahora en Roma decidirán la fecha tras prolongados debates.
Los cardenales mantienen varias reuniones esta semana para planificar el cónclave y tomar otras decisiones sobre la gestión de la Iglesia católica mientras los líderes mundiales y los fieles comunes lloran la muerte del pontífice.
Unos 135 cardenales pueden participar en el secreto cónclave, que podría prolongarse durante días antes de que el humo blanco que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina indique al mundo que se ha elegido un nuevo papa.
Mientras, ya hay especulaciones sobre quién debería suceder a Francisco, argentino y primer Papa no europeo en 1300 años.
No hay un claro favorito para suceder a Francisco, aunque las casas de apuestas británicas han señalado a Luis Antonio Tagle, un reformador de Filipinas, y a Pietro Parolin, de Italia, a la cabeza de los favoritos.
El cardenal sueco Anders Arborelius sugirió a sus compañeros electores que vuelvan a mirar más allá de Europa, donde las congregaciones católicas llevan años disminuyendo.
“Creo que sería muy natural elegir a alguien de África, Asia o, en cualquier caso, de aquellas partes del mundo donde la Iglesia está, de alguna manera, más viva, más dinámica y con más futuro”, dijo Arborelius al diario Corriere della Sera.
El cardenal surcoreano Lazarus You Heung-sik, que dirige la oficina del Vaticano para los sacerdotes, predijo un cónclave corto, pero reconoció que la transición está llena de incertidumbres.
“Veremos qué dice el Espíritu Santo”, dijo el miércoles. Cuando se le preguntó si el próximo papa podría venir de Asia, donde la Iglesia católica está creciendo, insistió: “para el Señor, no hay Este ni Oeste”.
El primer y único cardenal de Papúa Nueva Guinea, John Ribat, se preparaba el miércoles para partir hacia Roma para participar en la votación, complacido de representar a la pobre nación insular del Pacífico Sur de 12 millones de personas y más de 800 idiomas en un Colegio de Cardenales que Francisco diversificó enormemente durante 12 años.
“Lo importante es que… Papúa Nueva Guinea forma parte de la Iglesia, la Iglesia global. Y poder tener un representante de aquí para estar en el cónclave, es algo grande”, dijo Ribat a la Australian Broadcasting Corp. Añadió que esperaba que el próximo papa fuera alguien que pudiera liderar la Iglesia “de una manera que sea veraz y una a todos”.
Agencias ANSA y AP
CIUDAD DEL VATICANO.- Con el traslado del cuerpo del papa Francisco a la basílica de San Pedro comenzaron este miércoles también las operaciones de limpieza y acondicionamiento de la Casa Santa Marta para alojar a los cardenales que participarán del cónclave.
La residencia donde vivía Francisco, en latín Domus Sanctae Marthae, es, de hecho, el hospedaje vaticano que Juan Pablo II mandó reformar para ofrecer un alojamiento digno a los cardenales que llegaban a Roma para elegir un nuevo pontífice, ya que hasta entonces solían alojarse en pequeñas celdas incómodas y precarias durante esas ocasiones.
La orden para desalojar las habitaciones de quienes residen habitualmente en Santa Marta, no solo la llamada familia pontificia, sino también religiosos, prelados, embajadores y otros inquilinos ocasionales, ya se había dado el martes.
Este miércoles, con el traslado del cuerpo del Papa, que vivía en el segundo piso, en la habitación 201, las operaciones entraron en su fase activa. Se trata de desinfectar toda la residencia, instalar barreras en las ventanas para evitar cualquier contacto con el exterior, chequear la seguridad electrónica de cada habitación, y preparar todo lo necesario para una estancia forzada de prolongación incierta.
Los cardenales comerán en espacios comunes, podrán confesarse y tendrán momentos de oración, pero todo esto deberá suceder lejos de personas que no hayan prestado juramento de confidencialidad absoluta.
Además, las fuerzas de seguridad vaticanas vigilarán el recorrido que, al menos dos veces al día -por la mañana y por la tarde- los cardenales electores deberán hacer para recorrer los pocos cientos de metros que separan la Plaza de Santa Marta del “corazón” del Vaticano, atravesando la via delle Fondamenta y varios patios hasta llegar al patio de San Dámaso, desde donde se accede a la Capilla Sixtina.
Antes de la reestructuración ordenada por Juan Pablo II, que le dio su configuración actual, Santa Marta era históricamente un “lazareto” pontificio para enfermos de cólera: un pequeño hospital ubicado en las afueras de los palacios apostólicos cuando, a fines del siglo XIX, el Papa de entonces temía que la epidemia del “morbo asiático”, como se la llamaba, llegara a Roma.
En 1884, por voluntad de León XIII, el edificio de Santa Marta se convirtió en un “lazareto para acoger a las familias pontificias y a las de los barrios cercanos a San Pedro”, con una especie de ambulatorio y una iglesia dedicada precisamente a la seguidora de Jesús.
Según el relato del Evangelio, los tres hermanos, Marta, María y Lázaro (el amigo de Jesús que fue resucitado), alojaron muchas veces a Jesucristo en su casa de Betania, cerca de Jerusalén, cuando el Maestro visitaba la Ciudad Santa. Y Marta, acorde las Escrituras, era la que más se ocupaba de los cuidados prácticos de la casa como anfitriona.
La casa de Santa Marta fue también refugio para muchos judíos durante los años de la persecución nazi-fascista y para representaciones diplomáticas de países en guerra con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler.
Finalmente, Juan Pablo II decidió transformarla en la “casa para el cónclave”, con obras de restauración que concluyeron en 1998, tras las cuales se convirtió, de hecho, en el hotel que es hoy.
Una anécdota histórica recuerda que, luego de ser elegido Papa en marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue personalmente a Santa Marta a abonar los gastos correspondientes a su estadía durante el cónclave.
Expectativa
No se espera que el cónclave para elegir al nuevo Papa comience antes del 6 de mayo. Los cardenales reunidos ahora en Roma decidirán la fecha tras prolongados debates.
Los cardenales mantienen varias reuniones esta semana para planificar el cónclave y tomar otras decisiones sobre la gestión de la Iglesia católica mientras los líderes mundiales y los fieles comunes lloran la muerte del pontífice.
Unos 135 cardenales pueden participar en el secreto cónclave, que podría prolongarse durante días antes de que el humo blanco que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina indique al mundo que se ha elegido un nuevo papa.
Mientras, ya hay especulaciones sobre quién debería suceder a Francisco, argentino y primer Papa no europeo en 1300 años.
No hay un claro favorito para suceder a Francisco, aunque las casas de apuestas británicas han señalado a Luis Antonio Tagle, un reformador de Filipinas, y a Pietro Parolin, de Italia, a la cabeza de los favoritos.
El cardenal sueco Anders Arborelius sugirió a sus compañeros electores que vuelvan a mirar más allá de Europa, donde las congregaciones católicas llevan años disminuyendo.
“Creo que sería muy natural elegir a alguien de África, Asia o, en cualquier caso, de aquellas partes del mundo donde la Iglesia está, de alguna manera, más viva, más dinámica y con más futuro”, dijo Arborelius al diario Corriere della Sera.
El cardenal surcoreano Lazarus You Heung-sik, que dirige la oficina del Vaticano para los sacerdotes, predijo un cónclave corto, pero reconoció que la transición está llena de incertidumbres.
“Veremos qué dice el Espíritu Santo”, dijo el miércoles. Cuando se le preguntó si el próximo papa podría venir de Asia, donde la Iglesia católica está creciendo, insistió: “para el Señor, no hay Este ni Oeste”.
El primer y único cardenal de Papúa Nueva Guinea, John Ribat, se preparaba el miércoles para partir hacia Roma para participar en la votación, complacido de representar a la pobre nación insular del Pacífico Sur de 12 millones de personas y más de 800 idiomas en un Colegio de Cardenales que Francisco diversificó enormemente durante 12 años.
“Lo importante es que… Papúa Nueva Guinea forma parte de la Iglesia, la Iglesia global. Y poder tener un representante de aquí para estar en el cónclave, es algo grande”, dijo Ribat a la Australian Broadcasting Corp. Añadió que esperaba que el próximo papa fuera alguien que pudiera liderar la Iglesia “de una manera que sea veraz y una a todos”.
Agencias ANSA y AP
Alrededor de 250 prelados de todo el mundo participarán de la asamblea para elegir al nuevo Papa; solo 135 tienen derecho a votar LA NACION