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sábado, abril 26, 2025
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Las causas detrás de la “voltereta” del dólar

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Alguien en Casa Rosada le preguntó a Javier Milei sobre el retorno del dólar al precio que prácticamente tenía el mismo día de la unificación cambiaria, tras el levantamiento del cepo. La respuesta del libertario fue contundente: “Adentro de la banda no nos calienta en lo más mínimo”. Para el Presidente, tal volatilidad es parte de una normalidad que los argentinos –cree– perdieron hace muchas décadas y de una experiencia necesaria socialmente: “Hay que aprender a flotar”.

Cerca del equipo económico que acompaña a Luis Caputo en Washington en la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial coincidieron con que los movimientos de los últimos días no los conmueven. “El dólar flota”, reafirmaron.

“Hoy puede estar en medio de la banda; mañana, un poco más arriba y pasado mañana, un poco más abajo. Esto recién empieza. Hay que darle tiempo para que estacione. Así es la flotación dentro de la banda. Por eso, es absurdo llamarlo una devaluación. La prueba ya pasó: estuvo al mismo precio que el oficial. Y eso puede seguir pasando. En un esquema en el que no se está emitiendo pesos, puede ser que hoy valga $1200 y dentro de un mes cueste $1000”, dijeron. El programa, que será aún más estricto en lo fiscal (se recortará este año 0,3 puntos del PBI por encima de la meta fijada con el FMI en un plan con superávit primario que se mantiene desde el inicio de la gestión) y en lo monetario (llegan más series de Bopreal para aspirar pesos producto de stock de utilidades de las empresas aún encepadas), está hecho para una cotización de $911.

Nada es fácil en la Argentina y luego de la salida del cepo, sin el apocalipsis anticipado por el kirchnerismo, con un nuevo programa con el Fondo para recapitalizar al Banco Central (BCRA) –más dólares de los previstos– y una desaceleración de la inflación que se sostendría, surgen –al menos– dos interrogantes. El primero, vinculado con los objetivos comprometidos para hacer frente al pago de la deuda. El segundo, con otra de las obsesiones del Fondo: el respaldo político que tendrá el programa, sobre todo en un año en el que los argentinos serán convocados a las urnas.

Milei aseguró la semana pasada que sólo se comprarán reservas cuando se perfore el piso de la banda ($1000) a pesar de que existe una meta de acumulación de dólares a alcanzar en junio próximo con el FMI: son US$500 millones negativos netos para junio. Esto implica que deberán comprarse US$5100 millones en ese pedregoso camino que es la flotación (se tienen en cuenta desembolsos del Fondo, de otros organismos y el repo). A pesar de que el campo está liquidando más que la semana pasada –en los tres primeros días de esta, vendió poco más de US$474 millones–, las cerealeras creen que la verdadera liquidación llegará con otro precio del dólar. “Entre $1250/$1300 [los productores] van a vender bastante”, dicen en una de ellas, pese a que un valor arriba de los $1200 ya conformaría. A fin de junio, vale recordar (ya lo hizo el Presidente), volverán a subir las retenciones al campo. El tipo de cambio mayorista de referencia cerró la semana en $1174. El minorista promedio, en $1193. Se esperan además ingresos de dólares financieros tras la eliminación del cepo para inversiones.

En Casa Rosada explicaron que un esquema de flotación en una banda amplia protege de los shocks. “Ya no tenemos el problema de perder reservas”, aseguraron. Allí ratificaron que los dólares para los pagos de deuda de este año están firmes y estimaron que, en 2026, el riesgo país ya habrá descendido a niveles deseables –entre 400 y 500 puntos– para acceder al mercado.

En Economía sostuvieron que la meta de reservas de junio debe verse en un contexto de un plan integral en el que lo monetario y lo fiscal actuarán para proveer al Banco Central (BCRA) de las divisas. Sin embargo, afirmaron que el programa con el Fondo se terminó aprobando más tarde –culpan a la ley Guzmán– y que, en la previa –por el hermetismo oficial sobre el nuevo régimen cambiario y el “ruido opositor”– se perdieron más de US$2000 millones. “Obviamente, eso no estaba tenido en cuenta cuando cerramos el programa”, admitieron. “Si comprás en junio, julio o agosto, no cambia nada”, minimizaron desde EE.UU.

¿La llegada del Punto Anker?

Algunos economistas cuestionaron esta semana que el BCRA decidiera “financiar al Tesoro” como en los viejos tiempos del kirchnerismo. Fue cuando se conoció que las utilidades de la entidad irían, en parte, a una cuenta del Tesoro para hacer frente al pago de deuda.

En el equipo económico retrucaron: no es financiar al Tesoro si ya no hay déficit fiscal. Cerca de Caputo hablan del llamado “Punto Anker”. Cuando el ministro y el titular del BCRA, Santiago Bausili, compartían la dirección de esa consultora previeron ese momento en el que los bancos dejarían de renovar toda la deuda del Tesoro por la necesidad de hacer frente a la mayor demanda de pesos por la reactivación del crédito en el sector privado. De hecho, por la falta de pesos, y tras la salida del cepo y la baja inicial del dólar, los bancos subieron sus tasas de plazos fijos para poder retener liquidez. Esta semana, en una licitación de la Secretaría de Finanzas, que conduce Pablo Quirno, se rolleó el 70% de la deuda que vencía.

En el video adjunto, comento la reciente medida del BCRA del miércoles, que ha generado cierta controversia. Me parece que en su conjunto es una decisión positiva, creativa y adecuada dadas las alternativas disponibles, si bien pueden presentarse algunos argumentos válidos en su… https://t.co/PUWMTXIS3H

— Alberto Ades 🇮🇱 (@adesalb) April 25, 2025

“Si la economía demanda más dinero, por mayor actividad económica, ingreso de capitales o baja de la inflación, cualquier expansión monetaria entre bandas se da por el Tesoro cancelando deudas, ya sean en pesos o en dólares. Es importante porque entre bandas el BCRA no puede aumentar la cantidad de dinero. Es decir, el Tesoro tiene la discrecionalidad, aunque no necesariamente lo haga, porque el programa ejerce un fuerte control monetario, al mismo tiempo que aspira pesos mediante un superávit fiscal de $1 billón por mes”, explicó el economista Federico Domínguez. “Este chico entiende siempre todo”, lo felicitó Caputo en X.

Este chico entiende siempre todo https://t.co/DxM0GpQA4A

— totocaputo (@LuisCaputoAR) April 25, 2025

El jueves, la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, dejó una frase ambigua que despertó a la oposición del letargo. “El país tendrá elecciones en octubre. Es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio (…) insto a la Argentina a mantener el rumbo”, dijo. El PJ conducido por Cristina Kirchner contestó en el acto y repudió la “intromisión electoral”. Un día después, Georgieva afirmó que le hablaba al Gobierno y no a los argentinos. “Muy a menudo, antes de las elecciones, los gobiernos debilitan su determinación de hacer reformas”, aludió al Plan Platita.

A las críticas del kirchnerismo, vale recordar que el Fondo no tiene buena reputación entre los argentinos y que un apoyo de Georgieva podría ser más bien un salvavidas del plomo para el propio Gobierno. “Le hace la campaña a Cristina”, bromeaban algunos en X. Según Casa Tres, el 49% de los argentinos dice que un acuerdo con el FMI perjudica al país. Más de la mitad de los argentinos (53%) tiene una imagen negativa del Fondo, de acuerdo al relevamiento de Mora Jozami.

No hay documento en el que el FMI deje de alentar la necesidad de respaldo político a los programas con los países miembro. Ya vieron derrumbarse, luego de las PASO de 2019 que ganó Alberto Fernández –para tomar un ejemplo reciente– todos los termómetros de la estabilidad. O sea, principalmente el valor del peso.

Pero, además, todas las reformas fundamentales –incluso la impositiva, que tendría cambios para el impuesto al cheque y retenciones, y un trabajo con los gobiernos por Ingresos Brutos– para mejorar la alicaída competitividad argentina en tiempos de mayor apertura comercial están fijadas para diciembre en el staff report del FMI, o sea, con la llegada de la nueva composición del Congreso. La sustentabilidad del programa de Milei ya empieza a mirarse a través del cristal de las elecciones de octubre.

Alguien en Casa Rosada le preguntó a Javier Milei sobre el retorno del dólar al precio que prácticamente tenía el mismo día de la unificación cambiaria, tras el levantamiento del cepo. La respuesta del libertario fue contundente: “Adentro de la banda no nos calienta en lo más mínimo”. Para el Presidente, tal volatilidad es parte de una normalidad que los argentinos –cree– perdieron hace muchas décadas y de una experiencia necesaria socialmente: “Hay que aprender a flotar”.

Cerca del equipo económico que acompaña a Luis Caputo en Washington en la asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial coincidieron con que los movimientos de los últimos días no los conmueven. “El dólar flota”, reafirmaron.

“Hoy puede estar en medio de la banda; mañana, un poco más arriba y pasado mañana, un poco más abajo. Esto recién empieza. Hay que darle tiempo para que estacione. Así es la flotación dentro de la banda. Por eso, es absurdo llamarlo una devaluación. La prueba ya pasó: estuvo al mismo precio que el oficial. Y eso puede seguir pasando. En un esquema en el que no se está emitiendo pesos, puede ser que hoy valga $1200 y dentro de un mes cueste $1000”, dijeron. El programa, que será aún más estricto en lo fiscal (se recortará este año 0,3 puntos del PBI por encima de la meta fijada con el FMI en un plan con superávit primario que se mantiene desde el inicio de la gestión) y en lo monetario (llegan más series de Bopreal para aspirar pesos producto de stock de utilidades de las empresas aún encepadas), está hecho para una cotización de $911.

Nada es fácil en la Argentina y luego de la salida del cepo, sin el apocalipsis anticipado por el kirchnerismo, con un nuevo programa con el Fondo para recapitalizar al Banco Central (BCRA) –más dólares de los previstos– y una desaceleración de la inflación que se sostendría, surgen –al menos– dos interrogantes. El primero, vinculado con los objetivos comprometidos para hacer frente al pago de la deuda. El segundo, con otra de las obsesiones del Fondo: el respaldo político que tendrá el programa, sobre todo en un año en el que los argentinos serán convocados a las urnas.

Milei aseguró la semana pasada que sólo se comprarán reservas cuando se perfore el piso de la banda ($1000) a pesar de que existe una meta de acumulación de dólares a alcanzar en junio próximo con el FMI: son US$500 millones negativos netos para junio. Esto implica que deberán comprarse US$5100 millones en ese pedregoso camino que es la flotación (se tienen en cuenta desembolsos del Fondo, de otros organismos y el repo). A pesar de que el campo está liquidando más que la semana pasada –en los tres primeros días de esta, vendió poco más de US$474 millones–, las cerealeras creen que la verdadera liquidación llegará con otro precio del dólar. “Entre $1250/$1300 [los productores] van a vender bastante”, dicen en una de ellas, pese a que un valor arriba de los $1200 ya conformaría. A fin de junio, vale recordar (ya lo hizo el Presidente), volverán a subir las retenciones al campo. El tipo de cambio mayorista de referencia cerró la semana en $1174. El minorista promedio, en $1193. Se esperan además ingresos de dólares financieros tras la eliminación del cepo para inversiones.

En Casa Rosada explicaron que un esquema de flotación en una banda amplia protege de los shocks. “Ya no tenemos el problema de perder reservas”, aseguraron. Allí ratificaron que los dólares para los pagos de deuda de este año están firmes y estimaron que, en 2026, el riesgo país ya habrá descendido a niveles deseables –entre 400 y 500 puntos– para acceder al mercado.

En Economía sostuvieron que la meta de reservas de junio debe verse en un contexto de un plan integral en el que lo monetario y lo fiscal actuarán para proveer al Banco Central (BCRA) de las divisas. Sin embargo, afirmaron que el programa con el Fondo se terminó aprobando más tarde –culpan a la ley Guzmán– y que, en la previa –por el hermetismo oficial sobre el nuevo régimen cambiario y el “ruido opositor”– se perdieron más de US$2000 millones. “Obviamente, eso no estaba tenido en cuenta cuando cerramos el programa”, admitieron. “Si comprás en junio, julio o agosto, no cambia nada”, minimizaron desde EE.UU.

¿La llegada del Punto Anker?

Algunos economistas cuestionaron esta semana que el BCRA decidiera “financiar al Tesoro” como en los viejos tiempos del kirchnerismo. Fue cuando se conoció que las utilidades de la entidad irían, en parte, a una cuenta del Tesoro para hacer frente al pago de deuda.

En el equipo económico retrucaron: no es financiar al Tesoro si ya no hay déficit fiscal. Cerca de Caputo hablan del llamado “Punto Anker”. Cuando el ministro y el titular del BCRA, Santiago Bausili, compartían la dirección de esa consultora previeron ese momento en el que los bancos dejarían de renovar toda la deuda del Tesoro por la necesidad de hacer frente a la mayor demanda de pesos por la reactivación del crédito en el sector privado. De hecho, por la falta de pesos, y tras la salida del cepo y la baja inicial del dólar, los bancos subieron sus tasas de plazos fijos para poder retener liquidez. Esta semana, en una licitación de la Secretaría de Finanzas, que conduce Pablo Quirno, se rolleó el 70% de la deuda que vencía.

En el video adjunto, comento la reciente medida del BCRA del miércoles, que ha generado cierta controversia. Me parece que en su conjunto es una decisión positiva, creativa y adecuada dadas las alternativas disponibles, si bien pueden presentarse algunos argumentos válidos en su… https://t.co/PUWMTXIS3H

— Alberto Ades 🇮🇱 (@adesalb) April 25, 2025

“Si la economía demanda más dinero, por mayor actividad económica, ingreso de capitales o baja de la inflación, cualquier expansión monetaria entre bandas se da por el Tesoro cancelando deudas, ya sean en pesos o en dólares. Es importante porque entre bandas el BCRA no puede aumentar la cantidad de dinero. Es decir, el Tesoro tiene la discrecionalidad, aunque no necesariamente lo haga, porque el programa ejerce un fuerte control monetario, al mismo tiempo que aspira pesos mediante un superávit fiscal de $1 billón por mes”, explicó el economista Federico Domínguez. “Este chico entiende siempre todo”, lo felicitó Caputo en X.

Este chico entiende siempre todo https://t.co/DxM0GpQA4A

— totocaputo (@LuisCaputoAR) April 25, 2025

El jueves, la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, dejó una frase ambigua que despertó a la oposición del letargo. “El país tendrá elecciones en octubre. Es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio (…) insto a la Argentina a mantener el rumbo”, dijo. El PJ conducido por Cristina Kirchner contestó en el acto y repudió la “intromisión electoral”. Un día después, Georgieva afirmó que le hablaba al Gobierno y no a los argentinos. “Muy a menudo, antes de las elecciones, los gobiernos debilitan su determinación de hacer reformas”, aludió al Plan Platita.

A las críticas del kirchnerismo, vale recordar que el Fondo no tiene buena reputación entre los argentinos y que un apoyo de Georgieva podría ser más bien un salvavidas del plomo para el propio Gobierno. “Le hace la campaña a Cristina”, bromeaban algunos en X. Según Casa Tres, el 49% de los argentinos dice que un acuerdo con el FMI perjudica al país. Más de la mitad de los argentinos (53%) tiene una imagen negativa del Fondo, de acuerdo al relevamiento de Mora Jozami.

No hay documento en el que el FMI deje de alentar la necesidad de respaldo político a los programas con los países miembro. Ya vieron derrumbarse, luego de las PASO de 2019 que ganó Alberto Fernández –para tomar un ejemplo reciente– todos los termómetros de la estabilidad. O sea, principalmente el valor del peso.

Pero, además, todas las reformas fundamentales –incluso la impositiva, que tendría cambios para el impuesto al cheque y retenciones, y un trabajo con los gobiernos por Ingresos Brutos– para mejorar la alicaída competitividad argentina en tiempos de mayor apertura comercial están fijadas para diciembre en el staff report del FMI, o sea, con la llegada de la nueva composición del Congreso. La sustentabilidad del programa de Milei ya empieza a mirarse a través del cristal de las elecciones de octubre.

 El valor de la divisa volvió a ser casi el mismo del día de la salida del cepo; la polémica por una movida del BCRA y la apuesta de Georgieva  LA NACION