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lunes, abril 28, 2025
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Independiente depende de sus fuerzas, pero el empate deja secuelas para el futuro

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El equipo más goleador del torneo y el menos vencido del campeonato se midieron en Avellaneda, pero la pulseada no tuvo un ganador. Con estilos opuestos, con argumentos diferentes, con modelos de juegos que están en veredas enfrentadas, Independiente y Riestra desplegaron en la cancha múltiples recursos, aunque no lograron romper la paridad y quedaron a mano: fue empate 0 a 0.

El Rojo mantiene intacta la aspiración de ganar la zona: tres puntos lo separan del puntero Rosario Central, con el que se medirá el fin de semana en la última jornada; el miércoles, visitará a Atlético Tucumán, partido de la 14ª fecha, que se suspendió por la lluvia. Riestra logró el objetivo de clasificarse para los playoffs.

Un inicio entre accidentado y frenético, con situaciones de riesgo frente a los dos arcos. Apenas diez segundos y un choque entre el capitán Milton Céliz y Diego Tarzia, que se llevó la peor parte con un corte en la boca. Después del incidente, diez minutos en donde las situaciones de peligro rondaron los dos arcos.

Riestra apenas recibió siete goles en 15 partidos, pero su arquero es además una de las piezas con las que el equipo que conduce el pergaminense Gustavo Benítez diseña las acciones de riesgo: lejos de adormecer la pelota, Ignacio Arce juega rápido con lanzamientos para los atacantes. A veces, también arriesga –un error al trasladar la pelota fuera del área derivó en gol de Instituto– y en una de sus primeras intervenciones –también fuera de su dominio– despejó el balón, que rebotó en Gabriel Ávalos; la mano del delantero devolvió la calma al guardavalla, que un puñado de minutos más tarde dejó su mejor sello: jugó sin demora y propició la combinación entre Brian Sánchez y Pedro Ramírez, que rompió por izquierda y tras enganchar ante Millán, tuvo un mano a mano con Rodrigo Rey; el remate explotó en el pecho del arquero y en el rebote, Céliz –de frente al arco– no tuvo puntería.

Riestra, que entró a la cancha con la clasificación a los playoffs asegurada, enseñó que es un equipo duro: intensidad física y orden táctico son el sello de su campaña. Y no rehúye a cometer infracciones después de una jugada de pelota detenida a favor que se convierte en una posible acción de peligro para el rival en el contraataque. Así se ganó la tarjeta amarilla Sánchez, antes de la media hora de partido.

Independiente pasó de la pasividad y el estudio, a aceptar esa dinámica de ida y vuelta: las asociaciones por la banda derecha entre el chileno Felipe Loyola y el juvenil Lautaro Millán se combinaron con el protagonismo de Luciano Cabral, el titiritero que se viste de rojo y con sus pinceladas y gambetas agita a los hinchas.

El resumen del empate de Independiente y Riestra

Millán despertó a Independiente: desbordó y Jonatan Goitía, en la desesperación por despejar, a punto estuvo de convertir en su propia valla. El Rojo en una ráfaga armó con pelota parada y con una jugada colectiva dos oportunidades: Pablo Galdames lanzo un tiro libre y Sebastián Valdéz, en soledad y tras desmarcarse de Nicolás Sansotre, cabeceó desviado; Arce cortó un centro rasante de Álvaro Ángulo y el colombiano, desde fuera del área probó y Facundo Miño se interpuso en el camino cuando la pelota tenía destino de red. El contagio de los futbolistas encendió a los hinchas, el estadio era una caldera y con sus argumentos los dos equipos dispusieron de situaciones para convertir.

El manejo de la pelota de Independiente hizo más notorio que el juego físico de Riestra, que dejó de pulsear por el control de la pelota y se agazapó para contraatacar. Goitía embistió a Galdames –luego se retiraría con una molestia en el isquiotibial de la pierna derecha– y el uruguayo Antony Alonso estrelló la pelota en el poste, aunque marcaron posición adelantada.

Las protestas por la infracción no sancionada y un par de jugadas en las que el árbitro Pablo Echavarría sancionó, pero más tarde revirtió el fallo por las correctas apreciaciones de sus asistentes Gabriel Chade y Marcelo Bistocco, hizo que la tarea del juez se pusiera bajo la lupa. El pisotón de Miño a Cabral, una muestra más de la pésima tarea del árbitro, que completó su floja actuación con la expulsión de Cabral en el segundo tiempo por una idéntica acción.

Ser protagonista a través del control o serlo a partir de la resistencia requiere de concentración, aunque la primera alternativa además necesita de precisión para hacer circular el balón y movimientos para generar superioridad numérica. Independiente asumió el riesgo, porque el objetivo es ganar la zona para definir en su cancha en las instancias previas a la final. Con paciencia manejó la pelota y Cabral hizo gala de su pegada: tras pinchar la pelota, el palo le negó el festejo. El rebote no lo pudo capitalizar Ávalos, que en el esfuerzo sintió una molestia y fue reemplazado. El plantel empieza a sentir el esfuerzo de afrontar la Copa Sudamericana y el torneo, y ahora la agenda no ofrecerá descanso: incómodo en el plano internacional, donde marcha último, alimentar el sueño del título del Apertura impulsa al sacrificio.

Presionó el Rojo, posicionó a los laterales en campo rival y los zagueros se plantaron en el mediocampo, al extremo que Kevin Lomónaco defendió mano a mano con el delantero más adelantado del rival y hasta tuvo espacio para tomar la bandera en un par de ofensivas. Rodeó a Riestra, ensayó cambios para oxigenar el ataque, pero no logró quebrar al Malevo, que resistió defendiendo en su área, replicó en ofensiva con arrestos individuales y se abrazó al punto para engrosar su campaña que lo tendrá al final de la etapa regular entre los equipos que batallarán por el título.

El equipo más goleador del torneo y el menos vencido del campeonato se midieron en Avellaneda, pero la pulseada no tuvo un ganador. Con estilos opuestos, con argumentos diferentes, con modelos de juegos que están en veredas enfrentadas, Independiente y Riestra desplegaron en la cancha múltiples recursos, aunque no lograron romper la paridad y quedaron a mano: fue empate 0 a 0.

El Rojo mantiene intacta la aspiración de ganar la zona: tres puntos lo separan del puntero Rosario Central, con el que se medirá el fin de semana en la última jornada; el miércoles, visitará a Atlético Tucumán, partido de la 14ª fecha, que se suspendió por la lluvia. Riestra logró el objetivo de clasificarse para los playoffs.

Un inicio entre accidentado y frenético, con situaciones de riesgo frente a los dos arcos. Apenas diez segundos y un choque entre el capitán Milton Céliz y Diego Tarzia, que se llevó la peor parte con un corte en la boca. Después del incidente, diez minutos en donde las situaciones de peligro rondaron los dos arcos.

Riestra apenas recibió siete goles en 15 partidos, pero su arquero es además una de las piezas con las que el equipo que conduce el pergaminense Gustavo Benítez diseña las acciones de riesgo: lejos de adormecer la pelota, Ignacio Arce juega rápido con lanzamientos para los atacantes. A veces, también arriesga –un error al trasladar la pelota fuera del área derivó en gol de Instituto– y en una de sus primeras intervenciones –también fuera de su dominio– despejó el balón, que rebotó en Gabriel Ávalos; la mano del delantero devolvió la calma al guardavalla, que un puñado de minutos más tarde dejó su mejor sello: jugó sin demora y propició la combinación entre Brian Sánchez y Pedro Ramírez, que rompió por izquierda y tras enganchar ante Millán, tuvo un mano a mano con Rodrigo Rey; el remate explotó en el pecho del arquero y en el rebote, Céliz –de frente al arco– no tuvo puntería.

Riestra, que entró a la cancha con la clasificación a los playoffs asegurada, enseñó que es un equipo duro: intensidad física y orden táctico son el sello de su campaña. Y no rehúye a cometer infracciones después de una jugada de pelota detenida a favor que se convierte en una posible acción de peligro para el rival en el contraataque. Así se ganó la tarjeta amarilla Sánchez, antes de la media hora de partido.

Independiente pasó de la pasividad y el estudio, a aceptar esa dinámica de ida y vuelta: las asociaciones por la banda derecha entre el chileno Felipe Loyola y el juvenil Lautaro Millán se combinaron con el protagonismo de Luciano Cabral, el titiritero que se viste de rojo y con sus pinceladas y gambetas agita a los hinchas.

El resumen del empate de Independiente y Riestra

Millán despertó a Independiente: desbordó y Jonatan Goitía, en la desesperación por despejar, a punto estuvo de convertir en su propia valla. El Rojo en una ráfaga armó con pelota parada y con una jugada colectiva dos oportunidades: Pablo Galdames lanzo un tiro libre y Sebastián Valdéz, en soledad y tras desmarcarse de Nicolás Sansotre, cabeceó desviado; Arce cortó un centro rasante de Álvaro Ángulo y el colombiano, desde fuera del área probó y Facundo Miño se interpuso en el camino cuando la pelota tenía destino de red. El contagio de los futbolistas encendió a los hinchas, el estadio era una caldera y con sus argumentos los dos equipos dispusieron de situaciones para convertir.

El manejo de la pelota de Independiente hizo más notorio que el juego físico de Riestra, que dejó de pulsear por el control de la pelota y se agazapó para contraatacar. Goitía embistió a Galdames –luego se retiraría con una molestia en el isquiotibial de la pierna derecha– y el uruguayo Antony Alonso estrelló la pelota en el poste, aunque marcaron posición adelantada.

Las protestas por la infracción no sancionada y un par de jugadas en las que el árbitro Pablo Echavarría sancionó, pero más tarde revirtió el fallo por las correctas apreciaciones de sus asistentes Gabriel Chade y Marcelo Bistocco, hizo que la tarea del juez se pusiera bajo la lupa. El pisotón de Miño a Cabral, una muestra más de la pésima tarea del árbitro, que completó su floja actuación con la expulsión de Cabral en el segundo tiempo por una idéntica acción.

Ser protagonista a través del control o serlo a partir de la resistencia requiere de concentración, aunque la primera alternativa además necesita de precisión para hacer circular el balón y movimientos para generar superioridad numérica. Independiente asumió el riesgo, porque el objetivo es ganar la zona para definir en su cancha en las instancias previas a la final. Con paciencia manejó la pelota y Cabral hizo gala de su pegada: tras pinchar la pelota, el palo le negó el festejo. El rebote no lo pudo capitalizar Ávalos, que en el esfuerzo sintió una molestia y fue reemplazado. El plantel empieza a sentir el esfuerzo de afrontar la Copa Sudamericana y el torneo, y ahora la agenda no ofrecerá descanso: incómodo en el plano internacional, donde marcha último, alimentar el sueño del título del Apertura impulsa al sacrificio.

Presionó el Rojo, posicionó a los laterales en campo rival y los zagueros se plantaron en el mediocampo, al extremo que Kevin Lomónaco defendió mano a mano con el delantero más adelantado del rival y hasta tuvo espacio para tomar la bandera en un par de ofensivas. Rodeó a Riestra, ensayó cambios para oxigenar el ataque, pero no logró quebrar al Malevo, que resistió defendiendo en su área, replicó en ofensiva con arrestos individuales y se abrazó al punto para engrosar su campaña que lo tendrá al final de la etapa regular entre los equipos que batallarán por el título.

 Igualó 0 a 0 con Riestra en Avellaneda, sufrió la expulsión de Cabral y las lesiones de Galdames y Ávalos; mal arbitraje de Echavarría  LA NACION