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martes, mayo 6, 2025
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Educación: solo el 45% de los chicos argentinos de tercer grado logran comprender textos

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Menos de la mitad de los alumnos argentinos de tercer grado alcanza la habilidad lectora esperable para ese nivel y uno de cada 10 chicos no sabe leer. Así lo revelaron los resultados de las pruebas Aprender Alfabetización 2024, que volvió a implementar la administración de Javier Milei en este nivel educativo el año pasado y difundieron hoy. Apenas el 45% de los estudiantes alcanzó el grado de alfabetización esperado al finalizar el primer ciclo de la escuela primaria.

Dentro de este grupo: el 26,4% comprendió textos complejos de forma literal, inferencial y reflexiva (lo que en esta evaluación definieron como nivel cuatro) y el 18,7% logró, además, realizar inferencias complejas (nivel cinco).

En tanto, un 24,5% de los alumnos se encuentra en proceso de lograr las habilidades lectoras necesarias: este segmento que integra el nivel tres comprende textos complejos identificando información explícita, pero se está iniciando en la lectura inferencial y reflexiva.

El 30,4% se halla “significativamente rezagado”. De ellos, un 18,8% alcanzó el nivel dos, por lo que lograron comprender textos simples de forma mayormente literal; un 8,3% se está iniciando en la lectura de textos simples (nivel uno) y el 3,3% lee palabras con apoyo de imágenes y se está iniciando en la lectura de enunciados breves. Decidieron llamar a este último grupo: lectores incipientes. Incorporaron así a aquellos que no fueron puntuados porque respondieron menos del 50% de los ítems.

El operativo nacional evidenció las brechas persistentes por nivel socioeconómico y, tipo de gestión. Solo el 39% de los estudiantes de escuelas estatales alcanza el nivel lector esperado, frente al 62,4% en los establecimientos privados. Uno de cada tres estudiantes de instituciones públicas se encuentran rezagados (no alcanzan el nivel tres), mientras que en el sector privado, esa proporción es la mitad. Entre los segmentos de menores recursos, el 44% de los estudiantes está rezagado, tres veces más que en los sectores más favorecidos (12,6%).

Esta prueba muestral se tomó el 20 de noviembre del año pasado en 4178 escuelas seleccionadas aleatoriamente en todo el país a 91042 estudiantes de tercer grado.

La evaluación nace de la mano del Plan de Alfabetización que impulsa esta gestión. Con el objetivo de caracterizar las habilidades lectoras de los estudiantes, optaron por definir seis niveles de desempeño que agrupan estudiantes con habilidad lectora similar, diferenciándose en como solían presentarse estas evaluaciones, que marcaban quienes llegaron al nivel satisfactorio y quienes quedaron debajo.

Es por eso que no solo se evaluó comprensión lectora de textos largos, como sucedió en 2016 –año en que se realizó el anterior operativo en este nivel–, sino que sumaron la de textos medios y cortos, y lectura de enunciados breves y de palabras con soporte de imagen.

“Fue una evaluación muy conversada y dialogada con expertos. Hubo un trabajo de diseño sumamente importante. Más allá de que siempre se evaluó en Aprender el área de Lengua, buscábamos que en este caso esté focalizado en la alfabetización y las capacidades de lecturas”, dijo María Cortelezzi, subsecretaria de Información y Evaluación Educativa de la Secretaría de Educación de la Nación, encabezada por Carlos Torrendell. Presentó el informe preliminar acompañada por Magdalena Benvenuto, ⁠directora nacional de Evaluación, Información y Estadística educativa y Florencia Sourrouille, ⁠directora nacional de Análisis Estratégico de Datos y Difusión de la Información Educativa durante el Congreso Nacional de Alfabetización para Supervisores.

Además de trazar un diagnóstico, señalaron como otro de los objetivos de estas pruebas que sean una línea de base para el seguimiento y evaluación de los avances en el marco del Plan Nacional de Alfabetización. De todos modos, las provincias ya presentaron este tipo de programas antes de conocer estos resultados, y no está contemplado que los ajusten. Una vez más establecieron un nuevo punto de referencia para comparaciones futuras ya que por el cambio de metodología no es comparable con las pruebas Aprender 2016, que fue la última vez que se tomaron en tercer grado, bajo la gestión presidencial de Mauricio Macri.

Libros

Las evaluaciones están compuestas por una prueba cognitiva de lectura y cuestionarios de contexto para estudiantes, docentes y directivos. De allí se desprende que hay un grupo que casi no tiene contacto con los libros fuera del colegio: una tercera parte de los estudiantes de tercer grado no lee en su tiempo libre y tampoco recibe lectura familiar.

Los datos reflejaron que la lectura no es la actividad más elegida por los estudiantes (como tampoco está generalizado que los padres les lean), y en este punto, las diferencias entre sectores de gestión son poco significativas. Se ubica recién en el séptimo lugar de las actividades que eligen en su tiempo libre. En primer lugar, en cambio, se encuentra mirar dibujitos, series o películas, luego jugar al aire libre con amigos y mirar videos cortos: Tiktoks o reels de Instagram.

En ese sentido, seis de cada diez chicos de tercer grado contestaron que tienen celular propio y entre quienes no lo tienen, la mitad usa el de sus padres.

Pese a que la alfabetización es una de las banderas de esta gestión y la distribución de materiales educativos forma parte de los objetivos del plan nacional, el año pasado suspendieron la compra nacional de libros escolares. Y este, según contestaron, se aprobó ayer la orden de compra y esperan que se distribuyan durante mayo, sería la primera vez que esta gestión lo haga.

De estos cuestionarios también se desprende información sobre el “ambiente alfabetizador”. En dos de cada tres escuelas declaran contar con bibliotecas en el aula. Y esta proporción es mayor en las escuelas de gestión estatal: el 76,2% de las aulas estatales tienen biblioteca, frente al 65,7% en el sector privado. Además, en el sector estatal, el uso de libros en clase (74,3%) y el préstamo domiciliario son más frecuentes, lo cual podría estar relacionado con una menor disponibilidad de libros en su hogar.

Menos de la mitad de los alumnos argentinos de tercer grado alcanza la habilidad lectora esperable para ese nivel y uno de cada 10 chicos no sabe leer. Así lo revelaron los resultados de las pruebas Aprender Alfabetización 2024, que volvió a implementar la administración de Javier Milei en este nivel educativo el año pasado y difundieron hoy. Apenas el 45% de los estudiantes alcanzó el grado de alfabetización esperado al finalizar el primer ciclo de la escuela primaria.

Dentro de este grupo: el 26,4% comprendió textos complejos de forma literal, inferencial y reflexiva (lo que en esta evaluación definieron como nivel cuatro) y el 18,7% logró, además, realizar inferencias complejas (nivel cinco).

En tanto, un 24,5% de los alumnos se encuentra en proceso de lograr las habilidades lectoras necesarias: este segmento que integra el nivel tres comprende textos complejos identificando información explícita, pero se está iniciando en la lectura inferencial y reflexiva.

El 30,4% se halla “significativamente rezagado”. De ellos, un 18,8% alcanzó el nivel dos, por lo que lograron comprender textos simples de forma mayormente literal; un 8,3% se está iniciando en la lectura de textos simples (nivel uno) y el 3,3% lee palabras con apoyo de imágenes y se está iniciando en la lectura de enunciados breves. Decidieron llamar a este último grupo: lectores incipientes. Incorporaron así a aquellos que no fueron puntuados porque respondieron menos del 50% de los ítems.

El operativo nacional evidenció las brechas persistentes por nivel socioeconómico y, tipo de gestión. Solo el 39% de los estudiantes de escuelas estatales alcanza el nivel lector esperado, frente al 62,4% en los establecimientos privados. Uno de cada tres estudiantes de instituciones públicas se encuentran rezagados (no alcanzan el nivel tres), mientras que en el sector privado, esa proporción es la mitad. Entre los segmentos de menores recursos, el 44% de los estudiantes está rezagado, tres veces más que en los sectores más favorecidos (12,6%).

Esta prueba muestral se tomó el 20 de noviembre del año pasado en 4178 escuelas seleccionadas aleatoriamente en todo el país a 91042 estudiantes de tercer grado.

La evaluación nace de la mano del Plan de Alfabetización que impulsa esta gestión. Con el objetivo de caracterizar las habilidades lectoras de los estudiantes, optaron por definir seis niveles de desempeño que agrupan estudiantes con habilidad lectora similar, diferenciándose en como solían presentarse estas evaluaciones, que marcaban quienes llegaron al nivel satisfactorio y quienes quedaron debajo.

Es por eso que no solo se evaluó comprensión lectora de textos largos, como sucedió en 2016 –año en que se realizó el anterior operativo en este nivel–, sino que sumaron la de textos medios y cortos, y lectura de enunciados breves y de palabras con soporte de imagen.

“Fue una evaluación muy conversada y dialogada con expertos. Hubo un trabajo de diseño sumamente importante. Más allá de que siempre se evaluó en Aprender el área de Lengua, buscábamos que en este caso esté focalizado en la alfabetización y las capacidades de lecturas”, dijo María Cortelezzi, subsecretaria de Información y Evaluación Educativa de la Secretaría de Educación de la Nación, encabezada por Carlos Torrendell. Presentó el informe preliminar acompañada por Magdalena Benvenuto, ⁠directora nacional de Evaluación, Información y Estadística educativa y Florencia Sourrouille, ⁠directora nacional de Análisis Estratégico de Datos y Difusión de la Información Educativa durante el Congreso Nacional de Alfabetización para Supervisores.

Además de trazar un diagnóstico, señalaron como otro de los objetivos de estas pruebas que sean una línea de base para el seguimiento y evaluación de los avances en el marco del Plan Nacional de Alfabetización. De todos modos, las provincias ya presentaron este tipo de programas antes de conocer estos resultados, y no está contemplado que los ajusten. Una vez más establecieron un nuevo punto de referencia para comparaciones futuras ya que por el cambio de metodología no es comparable con las pruebas Aprender 2016, que fue la última vez que se tomaron en tercer grado, bajo la gestión presidencial de Mauricio Macri.

Libros

Las evaluaciones están compuestas por una prueba cognitiva de lectura y cuestionarios de contexto para estudiantes, docentes y directivos. De allí se desprende que hay un grupo que casi no tiene contacto con los libros fuera del colegio: una tercera parte de los estudiantes de tercer grado no lee en su tiempo libre y tampoco recibe lectura familiar.

Los datos reflejaron que la lectura no es la actividad más elegida por los estudiantes (como tampoco está generalizado que los padres les lean), y en este punto, las diferencias entre sectores de gestión son poco significativas. Se ubica recién en el séptimo lugar de las actividades que eligen en su tiempo libre. En primer lugar, en cambio, se encuentra mirar dibujitos, series o películas, luego jugar al aire libre con amigos y mirar videos cortos: Tiktoks o reels de Instagram.

En ese sentido, seis de cada diez chicos de tercer grado contestaron que tienen celular propio y entre quienes no lo tienen, la mitad usa el de sus padres.

Pese a que la alfabetización es una de las banderas de esta gestión y la distribución de materiales educativos forma parte de los objetivos del plan nacional, el año pasado suspendieron la compra nacional de libros escolares. Y este, según contestaron, se aprobó ayer la orden de compra y esperan que se distribuyan durante mayo, sería la primera vez que esta gestión lo haga.

De estos cuestionarios también se desprende información sobre el “ambiente alfabetizador”. En dos de cada tres escuelas declaran contar con bibliotecas en el aula. Y esta proporción es mayor en las escuelas de gestión estatal: el 76,2% de las aulas estatales tienen biblioteca, frente al 65,7% en el sector privado. Además, en el sector estatal, el uso de libros en clase (74,3%) y el préstamo domiciliario son más frecuentes, lo cual podría estar relacionado con una menor disponibilidad de libros en su hogar.

 Así se desprende de los resultados de las pruebas Aprender que se tomaron a más de 91.000 alumnos; los datos servirán para reforzar el plan nacional de alfabetización  LA NACION