Un fallo de la Justicia estadounidense favorece a los hermanos Menéndez y los acerca a la libertad condicional

Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes se encuentran en prisión desde hace más de 30 años por asesinar a sus padres, recibieron un alivio judicial este martes: la Justicia de los Estados Unidos modificó su sentencia y abrió una nueva oportunidad de que accedan a libertad condicional. El caso cobró popularidad en el último tiempo por una serie lanzada en Netflix.
A raíz del parricidio que estremeció a Estados Unidos en 1989, los hermanos fueron sentenciados a prisión perpetua sin derecho a libertad condicional, sin embargo, el juez Michael Jesic alteró la condena -de prisión perpetua a 50 años-, por lo que los imputados podrían introducir un pedido de libertad condicional. El fallo le permitirá a Lyle y a Erik continuar su cruzada legal ante una junta, mientras que una audiencia está prevista para el próximo mes.
Los Menéndez tuvieron una audiencia este martes a través de una videollamada desde la prisión de San Diego, donde se encuentran cumpliendo su condena. Lyle, de 57 años -el mayor de los dos-, expresó ante la corte: “Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas. Asumo toda la responsabilidad”. Erik, de 54, también dijo que es consciente de sus acciones y sumó: “Disparé cinco veces a mis padres, y fui por más munición. Le mentí a la policía, a mi familia. Lo siento mucho”.
El fiscal de Los Ángeles, Nathan Hochman, litiga contra su liberación bajo el argumento de que los hermanos no han hecho acto de contrición por el crimen, y de que no hay elementos legales que sustenten un nuevo juicio o un cambio en la sentencia.
Antes de la audiencia, familiares de los Menéndez pidieron al juez que los libere y sostuvieron que los hermanos no son las mismas personas que mataron al empresario musical de origen cubano José Menéndez y a su esposa Kitty en su lujosa mansión en Beverly Hills en 1989.
“Creemos que 35 años son suficientes. Nuestra familia los ha perdonado de forma universal. Ellos merecen una segunda oportunidad”, dijo Anamaria Baralt, prima de los hermanos, mientras que Diane Hernández, sobrina de Kitty Menéndez, manifestó: “Son seres humanos extraordinarios. No hay posibilidad alguna de que rompan la ley (si fuesen liberados). Su único deseo es hacer el bien”.
El fallo llevó las emociones afuera del juzgado .“Quiero agradecer al juez Jesic por ser justo”, dijo Baralt a la prensa y agregó: “Estoy tan feliz de que me puse rímel a prueba de agua porque he llorado todo el día, pero éstas son lágrimas de alegría”.
Además, el abogado de los hermanos, Mark Geragos, dijo que la decisión comprueba que la “redención es posible”. “Lo cierto es que los Menéndez han hecho un trabajo notable y hoy es un gran día tras 35 años”, remarcó.
Los hermanos cometieron el crimen cuando tenían 21 (Lyle) y 18 (Erik). Ambos abrieron fuego a sangre fría contra sus padres mientras estos veían televisión, e intentaron hacerlo pasar por un ataque presuntamente de la mafia, según relataron inicialmente. Sin embargo, tras una confesión de Erik a su terapeuta, las autoridades no demoraron en ponerlos tras las rejas.
Los hermanos enfrentaron un juicio muy mediático en el que su defensa afirmó que cometieron el parricidio como consecuencia de años de abuso psicológico y sexual a manos de un padre violento y una madre negligente, pero la Fiscalía los acusó de planear el crimen para recibir una millonaria herencia. Un primer jurado no alcanzó un veredicto unánime, aunque el segundo juicio terminó con la condena a cadena perpetua.
Con información de AFP.
Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, quienes se encuentran en prisión desde hace más de 30 años por asesinar a sus padres, recibieron un alivio judicial este martes: la Justicia de los Estados Unidos modificó su sentencia y abrió una nueva oportunidad de que accedan a libertad condicional. El caso cobró popularidad en el último tiempo por una serie lanzada en Netflix.
A raíz del parricidio que estremeció a Estados Unidos en 1989, los hermanos fueron sentenciados a prisión perpetua sin derecho a libertad condicional, sin embargo, el juez Michael Jesic alteró la condena -de prisión perpetua a 50 años-, por lo que los imputados podrían introducir un pedido de libertad condicional. El fallo le permitirá a Lyle y a Erik continuar su cruzada legal ante una junta, mientras que una audiencia está prevista para el próximo mes.
Los Menéndez tuvieron una audiencia este martes a través de una videollamada desde la prisión de San Diego, donde se encuentran cumpliendo su condena. Lyle, de 57 años -el mayor de los dos-, expresó ante la corte: “Maté a mi mamá y a mi papá. No tengo excusas. Asumo toda la responsabilidad”. Erik, de 54, también dijo que es consciente de sus acciones y sumó: “Disparé cinco veces a mis padres, y fui por más munición. Le mentí a la policía, a mi familia. Lo siento mucho”.
El fiscal de Los Ángeles, Nathan Hochman, litiga contra su liberación bajo el argumento de que los hermanos no han hecho acto de contrición por el crimen, y de que no hay elementos legales que sustenten un nuevo juicio o un cambio en la sentencia.
Antes de la audiencia, familiares de los Menéndez pidieron al juez que los libere y sostuvieron que los hermanos no son las mismas personas que mataron al empresario musical de origen cubano José Menéndez y a su esposa Kitty en su lujosa mansión en Beverly Hills en 1989.
“Creemos que 35 años son suficientes. Nuestra familia los ha perdonado de forma universal. Ellos merecen una segunda oportunidad”, dijo Anamaria Baralt, prima de los hermanos, mientras que Diane Hernández, sobrina de Kitty Menéndez, manifestó: “Son seres humanos extraordinarios. No hay posibilidad alguna de que rompan la ley (si fuesen liberados). Su único deseo es hacer el bien”.
El fallo llevó las emociones afuera del juzgado .“Quiero agradecer al juez Jesic por ser justo”, dijo Baralt a la prensa y agregó: “Estoy tan feliz de que me puse rímel a prueba de agua porque he llorado todo el día, pero éstas son lágrimas de alegría”.
Además, el abogado de los hermanos, Mark Geragos, dijo que la decisión comprueba que la “redención es posible”. “Lo cierto es que los Menéndez han hecho un trabajo notable y hoy es un gran día tras 35 años”, remarcó.
Los hermanos cometieron el crimen cuando tenían 21 (Lyle) y 18 (Erik). Ambos abrieron fuego a sangre fría contra sus padres mientras estos veían televisión, e intentaron hacerlo pasar por un ataque presuntamente de la mafia, según relataron inicialmente. Sin embargo, tras una confesión de Erik a su terapeuta, las autoridades no demoraron en ponerlos tras las rejas.
Los hermanos enfrentaron un juicio muy mediático en el que su defensa afirmó que cometieron el parricidio como consecuencia de años de abuso psicológico y sexual a manos de un padre violento y una madre negligente, pero la Fiscalía los acusó de planear el crimen para recibir una millonaria herencia. Un primer jurado no alcanzó un veredicto unánime, aunque el segundo juicio terminó con la condena a cadena perpetua.
Con información de AFP.
El juez Michael Jesic cambió la condena de prisión perpetua a 50 años; la familia de los sentenciados celebró la decisión LA NACION