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jueves, mayo 15, 2025
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Adrián Martínez: una “Maravilla” de goleador para sostener el sueño copero de Racing

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Adrián Martínez se empecina en desafiar algunas máximas del fútbol y también de la vida. Para llegar a Primera y –aún más difícil- mantenerse, el camino recorrido en las divisiones juveniles resulta fundamental, ya que en esos años de formación los jugadores aprenden, corrigen errores y estimulan virtudes. Maravilla Martínez jamás pasó por las formativas de ningún club. Su génesis como futbolista estuvo en los campitos y en los torneos de Campana y aledaños, donde no imaginaba que haría sonar desde los cuatro puntos cardinales del Cilindro de Avellaneda ovaciones con su apellido y también con su apodo.

Hay muchos que sostienen, como si se tratara de una verdad absoluta, que el tren pasa una sola vez en la vida. Y que pasar por la cárcel es, tal vez, sinónimo de quedarse excluido del sistema. De no poder imaginar un cambio de vida. Maravilla Martínez, el jugador que hace retumbar su apodo y también su apellido en la noche del estadio de Racing, para el que convirtió otra vez un doblete determinante para ganar y clasificarse a los octavos de final de la Copa Libertadores, estuvo privado de su libertad durante siete meses. Durmió en los buzones, espacios cerrados y helados, mientras la Justicia esperaba con su burocracia determinar que el ahora goleador e ídolo académico no era culpable por el delito que se lo acusaba (quemar una casa).

Maravilla, que pasó de los espacios reducidos de la celda donde oraba para contar con una nueva chance en su vida, y que ese cambio rotundo se motorizara de la mano de la pelota, ahora se desenvuelve como pez en el agua en los metros que tenga adentro del área. Martínez es, después del golpazo que recibió Racing al quedarse sorpresivamente afuera del Apertura, el mejor exponente de que la vida (y también el deporte) da la chance de levantarse después de caer.

Y por eso, en una noche que hasta pasada la media hora del primer tiempo se presentaba compleja para el equipo de Gustavo Costas, Adrián fue clave para iniciar el camino a la victoria, la levantada, goleada y clasificación a la instancia de los mejores 16 de América.

Él, el 9 más determinante del continente, se encargó de destrabar un encuentro en el que el juego del equipo no fluía ante la disposición táctica del Colo Colo de Jorge Almirón, que se desmoronó luego del primer revés. El centrodelantero campeón de la última Sudamericana y de la Recopa piensa y elige bien dónde ubicarse y cuándo moverse, como si también presintiera el destino de la pelota, a la que empujó con un cabezazo –a los 36 minutos de la etapa inicial- para quebrar la paridad. El gol inicial de Racing, que hasta ese momento sólo había pateado una vez al arco de Brayan Cortés (un minuto antes, justamente por intermedio de Martínez), tuvo un artífice que juega de lateral-mediocampista por la izquierda pero que parece un viejo número 10: Gabriel Rojas.

Recuperado de una lesión por la que el equipo lo extrañó en la derrota y eliminación del certamen doméstico ante Platense, el ex San Lorenzo recibió por la izquierda, afuera del área, amagó a enviar un centro y recortó con una gambeta corta para internarse en el área, donde pinchó la pelota para habilitar a Santiago Solari, cuyo remate mordido fue corregido por la testa de Maravilla.

Así, el artillero abrió la cuenta de un partido del equipo de Gustavo Costas por decimosexta vez. El número, un reflejo más de la calidad de los goles de este jugador insaciable, calmó al equipo y desnudó las falencias del Cacique. Con el ánimo renovado por la conquista, Racing encontró en un pase profundo de Juan Ignacio Nardoni, el mediocampista que le da otro empuje a ese sector, a Solari, quien puso la pelota adentro del área chica para que Maravilla hiciera lo que más sabe y disfruta: convertir.

El 5-2-3 que mutaba a 5-4-1 del elenco visitante se desmoronó por completo en esos 10 minutos finales del primer tiempo, en los que la Academia encaminó una victoria que le permitió asegurarse el boleto en la próxima ronda y, además, saber que con un empate en la última fecha (ante Fortaleza, en Avellaneda), cerrará la ronda como líder. Solari, quien se había mostrado muy activo en la primera parte, tuvo también su recompensa: Maravilla, además de hacer sacudir las redes, asistió al ex Defensa y Justicia para el tercero. Arturo Vidal, que en el primer tiempo había estado cerca de anotar tras una atajada de Gabriel Arias a Javier Correa, luego se dedicó a pelear y vio la expulsión.

Con el 3-0 y un rival aún más disminuido por quedarse con 10, Racing apostó a los cambios, cuidó a algunos jugadores (en la previa, perdió a Maximiliano Salas por un desgarro) y hasta se dio un gusto extra: Adrián Balboa, sobre quien recaía una sequía en el arco rival, pudo anotar el cuarto tanto de la noche y reencontrarse con el gol. Sin ser una maravilla desde el funcionamiento, Racing se respalda en Maravilla Martínez para ilusionarse con conquistar América y cumplir más sueños.

Adrián Martínez se empecina en desafiar algunas máximas del fútbol y también de la vida. Para llegar a Primera y –aún más difícil- mantenerse, el camino recorrido en las divisiones juveniles resulta fundamental, ya que en esos años de formación los jugadores aprenden, corrigen errores y estimulan virtudes. Maravilla Martínez jamás pasó por las formativas de ningún club. Su génesis como futbolista estuvo en los campitos y en los torneos de Campana y aledaños, donde no imaginaba que haría sonar desde los cuatro puntos cardinales del Cilindro de Avellaneda ovaciones con su apellido y también con su apodo.

Hay muchos que sostienen, como si se tratara de una verdad absoluta, que el tren pasa una sola vez en la vida. Y que pasar por la cárcel es, tal vez, sinónimo de quedarse excluido del sistema. De no poder imaginar un cambio de vida. Maravilla Martínez, el jugador que hace retumbar su apodo y también su apellido en la noche del estadio de Racing, para el que convirtió otra vez un doblete determinante para ganar y clasificarse a los octavos de final de la Copa Libertadores, estuvo privado de su libertad durante siete meses. Durmió en los buzones, espacios cerrados y helados, mientras la Justicia esperaba con su burocracia determinar que el ahora goleador e ídolo académico no era culpable por el delito que se lo acusaba (quemar una casa).

Maravilla, que pasó de los espacios reducidos de la celda donde oraba para contar con una nueva chance en su vida, y que ese cambio rotundo se motorizara de la mano de la pelota, ahora se desenvuelve como pez en el agua en los metros que tenga adentro del área. Martínez es, después del golpazo que recibió Racing al quedarse sorpresivamente afuera del Apertura, el mejor exponente de que la vida (y también el deporte) da la chance de levantarse después de caer.

Y por eso, en una noche que hasta pasada la media hora del primer tiempo se presentaba compleja para el equipo de Gustavo Costas, Adrián fue clave para iniciar el camino a la victoria, la levantada, goleada y clasificación a la instancia de los mejores 16 de América.

Él, el 9 más determinante del continente, se encargó de destrabar un encuentro en el que el juego del equipo no fluía ante la disposición táctica del Colo Colo de Jorge Almirón, que se desmoronó luego del primer revés. El centrodelantero campeón de la última Sudamericana y de la Recopa piensa y elige bien dónde ubicarse y cuándo moverse, como si también presintiera el destino de la pelota, a la que empujó con un cabezazo –a los 36 minutos de la etapa inicial- para quebrar la paridad. El gol inicial de Racing, que hasta ese momento sólo había pateado una vez al arco de Brayan Cortés (un minuto antes, justamente por intermedio de Martínez), tuvo un artífice que juega de lateral-mediocampista por la izquierda pero que parece un viejo número 10: Gabriel Rojas.

Recuperado de una lesión por la que el equipo lo extrañó en la derrota y eliminación del certamen doméstico ante Platense, el ex San Lorenzo recibió por la izquierda, afuera del área, amagó a enviar un centro y recortó con una gambeta corta para internarse en el área, donde pinchó la pelota para habilitar a Santiago Solari, cuyo remate mordido fue corregido por la testa de Maravilla.

Así, el artillero abrió la cuenta de un partido del equipo de Gustavo Costas por decimosexta vez. El número, un reflejo más de la calidad de los goles de este jugador insaciable, calmó al equipo y desnudó las falencias del Cacique. Con el ánimo renovado por la conquista, Racing encontró en un pase profundo de Juan Ignacio Nardoni, el mediocampista que le da otro empuje a ese sector, a Solari, quien puso la pelota adentro del área chica para que Maravilla hiciera lo que más sabe y disfruta: convertir.

El 5-2-3 que mutaba a 5-4-1 del elenco visitante se desmoronó por completo en esos 10 minutos finales del primer tiempo, en los que la Academia encaminó una victoria que le permitió asegurarse el boleto en la próxima ronda y, además, saber que con un empate en la última fecha (ante Fortaleza, en Avellaneda), cerrará la ronda como líder. Solari, quien se había mostrado muy activo en la primera parte, tuvo también su recompensa: Maravilla, además de hacer sacudir las redes, asistió al ex Defensa y Justicia para el tercero. Arturo Vidal, que en el primer tiempo había estado cerca de anotar tras una atajada de Gabriel Arias a Javier Correa, luego se dedicó a pelear y vio la expulsión.

Con el 3-0 y un rival aún más disminuido por quedarse con 10, Racing apostó a los cambios, cuidó a algunos jugadores (en la previa, perdió a Maximiliano Salas por un desgarro) y hasta se dio un gusto extra: Adrián Balboa, sobre quien recaía una sequía en el arco rival, pudo anotar el cuarto tanto de la noche y reencontrarse con el gol. Sin ser una maravilla desde el funcionamiento, Racing se respalda en Maravilla Martínez para ilusionarse con conquistar América y cumplir más sueños.

 Dos goles y una asistencia en el 4-0 sobre Colo Colo, con el pase a los octavos de final de la Libertadores en el bolsillo  LA NACION