Más Lady Di que nunca. La princesa Kate deslumbró en un acto muy significativo en la abadía de Westminster

Ni bien entró a la abadía de Westminster para participar de la misa celebrada por el 80° aniversario del Día de la Victoria, todos los flashes se posaron sobre ella. Espléndida, con la piel luminosa, su brillante melena larga recogida perfectamente y ningún signo que pudiera revelar que hace apenas cuatro meses confirmó que su cáncer está en remisión, la princesa de Gales volvió a dar cátedra de estilo con un look de inspiración retro que la mostró “más Diana que nunca”. Para la ocasión, la mujer del príncipe William recuperó un vestido a lunares con manga larga y cintura drapeada que ya le habíamos visto estrenar en 2023 durante las celebraciones del Día de la Jarretera, y que es casi idéntico al que su suegra llevó en las carreras de Royal Ascot, en 1988.
Este evidente homenaje a la inolvidable Reina de Corazones no es el primero que le dedica su nuera quien, con la ayuda desde hace casi dieciocho años de la estilista Natasha Archer, se posicionó como la gran heredera de su legado fashion y todo un referente entre las ladies de la realeza. En esta oportunidad, además, Kate sumó los pendientes de diamantes y perlas con forma de lágrima de Collingwood que William heredó de su madre (la reconocida joyería se los regaló antes de su boda con el entonces príncipe Carlos), y que le encantan.
Esta fue una de las tres celebraciones que se sucedieron en la semana para conmemorar el final de la Segunda Guerra Mundial y, en todos los casos, Kate y William acompañaron a Carlos III y a la reina Camilla. Tras un minuto de silencio, el Rey, que también tiene cáncer pero no hay información de qué tipo es, cuán avanzado está ni qué tratamiento está haciendo (sólo trascendió en marzo una internación por unas horas por efectos secundarios) dejó flores en la tumba del Soldado Desconocido, que se encuentra en el suelo del interior de la abadía, y en el monumento a las víctimas inocentes (en el exterior), un gesto que repitieron el resto de los integrantes de la familia real.
Ni bien entró a la abadía de Westminster para participar de la misa celebrada por el 80° aniversario del Día de la Victoria, todos los flashes se posaron sobre ella. Espléndida, con la piel luminosa, su brillante melena larga recogida perfectamente y ningún signo que pudiera revelar que hace apenas cuatro meses confirmó que su cáncer está en remisión, la princesa de Gales volvió a dar cátedra de estilo con un look de inspiración retro que la mostró “más Diana que nunca”. Para la ocasión, la mujer del príncipe William recuperó un vestido a lunares con manga larga y cintura drapeada que ya le habíamos visto estrenar en 2023 durante las celebraciones del Día de la Jarretera, y que es casi idéntico al que su suegra llevó en las carreras de Royal Ascot, en 1988.
Este evidente homenaje a la inolvidable Reina de Corazones no es el primero que le dedica su nuera quien, con la ayuda desde hace casi dieciocho años de la estilista Natasha Archer, se posicionó como la gran heredera de su legado fashion y todo un referente entre las ladies de la realeza. En esta oportunidad, además, Kate sumó los pendientes de diamantes y perlas con forma de lágrima de Collingwood que William heredó de su madre (la reconocida joyería se los regaló antes de su boda con el entonces príncipe Carlos), y que le encantan.
Esta fue una de las tres celebraciones que se sucedieron en la semana para conmemorar el final de la Segunda Guerra Mundial y, en todos los casos, Kate y William acompañaron a Carlos III y a la reina Camilla. Tras un minuto de silencio, el Rey, que también tiene cáncer pero no hay información de qué tipo es, cuán avanzado está ni qué tratamiento está haciendo (sólo trascendió en marzo una internación por unas horas por efectos secundarios) dejó flores en la tumba del Soldado Desconocido, que se encuentra en el suelo del interior de la abadía, y en el monumento a las víctimas inocentes (en el exterior), un gesto que repitieron el resto de los integrantes de la familia real.
Fue en la misa por el 80° aniversario del Día de la Victoria LA NACION