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sábado, junio 7, 2025
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“Nadie podría igualarlo”. Priscilla Presley: su amor con Elvis, la muerte de su hija, la pelea con su nieta y cómo se reinventó

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Unida para siempre a la leyenda de Elvis, Priscilla Presley –nacida Priscilla Ann Wagner– cumplió 80 años el 24 de mayo. Convertida en actriz, modelo, empresaria y productora tras la muerte del Rey del Rock, su vida estuvo marcada a fuego por haber sido la mujer de una de las figuras más célebres de la música de todos los tiempos: la fama descomunal de él no sólo atravesó el amor de la pareja, sino que también condicionó la existencia de la única hija del matrimonio, Lisa Marie. Pero Priscilla también es una self-made woman que logró alcanzar status e ícono por mérito propio y, sobre todo, una sobreviviente que pudo reponerse al inconmensurable dolor de haber perdido a su hija y a uno de sus nietos a los 54 y 27 años, respectivamente.

ENAMORARSE DEL ÍDOLO

Cuando conoció al hombre con el movimiento de pelvis más electrizante del mundo, en 1959, ella tenía 14 años y él, 24. El flechazo ocurrió en una fiesta en Alemania, país en el que Priscilla vivía desde que su padrastro, Paul Beaulieu, oficial de la Fuerza Aérea, fue destinado a la base militar de Estados Unidos en Friedberg, y donde Elvis cumplía con el servicio militar. “Fue impactante”, recordó ella años después. “Dios mío, estaba hablando con uno de los artistas más famosos del mundo, y me pareció uno de los hombres más guapos que había visto. Pero también era amable, generoso y carismático. Cuando entraba en una habitación la energía que irradiaba era formidable”, contó. A pesar de la diferencia de edad y de la oposición de los padres de Priscilla, el noviazgo siguió adelante y, en 1963, esa adolescente enamorada se mudó con los padres de Elvis a Memphis, para terminar el colegio y estar cerca de su amor.

Tiempo después, se instaló con el cantante en Graceland, la emblemática mansión de él, con la promesa de que iban a casarse. “Mi adolescencia no fue la de una chica normal. Tuve que adaptarme. Simplemente seguí lo que hizo Elvis. Viví su vida. Veía las películas que él quería ver, escuchaba la música que él quería escuchar, iba a los lugares a los que él iba…”, explicó. Y agregó que salían muy poco, para que los fans no agobiaran a la estrella, y que Graceland funcionaba como una especie de burbuja.

La boda recién llegó –por la presión de la prensa y el público– el 1 de mayo de 1967: la que sería una de las parejas más admiradas, legendarias y tóxicas de la industria del entretenimiento dio el “sí, quiero” en una ceremonia de ocho minutos celebrada en Las Vegas. Nueve meses más tarde, Priscilla dio a luz a Lisa Marie, la única hija que tuvo el artista. Así empezó una breve etapa de vida matrimonial, dominada por las múltiples infidelidades y los maltratos de parte de Elvis que, sumados a las adicciones del músico, le hicieron la vida muy difícil a Priscilla. Finalmente, se divorciaron en 1973 (romper su matrimonio le costó al artista 725 mil dólares), pero siguieron siendo buenos amigos: salieron de la mano del juzgado en el que firmaron el divorcio, juntos se ocuparon de la educación de Lisa Marie y Priscilla estuvo cerca del cantante hasta su muerte prematura, en 1977, a los 42 años.

VOLVER A EMPEZAR

Tras la muerte de Elvis, Priscilla se animó a empezar una carrera en cine y televisión: fue presentadora del programa Those Amazing Animals, a comienzos de los años 80, participó en famosísimas series, como Dallas y Melrose Place, y protagonizó tres películas de la saga La pistola desnuda junto a Leslie Nielsen. Pero, a pesar de sus intentos y del peso del apellido Presley, nunca llegó a ser una actriz taquillera o de prestigio. En cambio, tuvo mucho éxito como empresaria: convertida en albacea de la herencia de Elvis después de la muerte del padre del músico, en 1979, logró administrar el legado del Rey del Rock and Roll –esto incluye Graceland, la famosa casona que Priscilla convirtió en museo en 1982 y que es la segunda propiedad más visitada de Estados Unidos, después de la Casa Blanca– con buena muñeca: hacia fines de esa misma década, la compañía había extendido sus negocios a centros comerciales y al Museo del Automóvil de Elvis Presley y, sólo el último año, Elvis Presley Enterprises generó ganancias por 50 millones de dólares, según la revista Forbes. En 1985, Priscila publicó la autobiografía Elvis and Me, un descarnado relato de su tormentosa vida con el cantante. “Me enseñó todo. Cómo vestir, cómo caminar, cómo maquillarme y peinarme, cómo comportarme, cómo devolver el amor a su manera. A lo largo de los años se convirtió en mi padre, esposo y casi Dios”, escribió. En los años que siguieron al divorcio, mantuvo romances con hombres conocidos, como el actor Mike Edwards o el abogado Robert Kardashian, padre de las hermanas Kim, Khloé y Kourtney. Aunque la segunda relación más importante fue la que la unió al productor Marco Garibaldi, el padre de su segundo hijo, Navarone, que nació en 1987. El amor duró dos décadas, pero nunca se casaron. “Para ser honesta, nunca quise casarme después de Elvis. Nunca tuve ningún deseo. Nadie podría igualarlo”, admitió Priscilla.

UNA VIDA SIGNADA POR LA TRAGEDIA

De los dos herederos de Priscilla, Lisa Marie fue la de más alto perfil y la más buscada por la prensa. No sólo porque era la hija de Elvis, sino también porque de sus cuatro matrimonios, dos fueron tan efímeros como resonantes: con Michael Jackson primero, y con Nicholas Cage después (los otros dos fueron con el músico Danny Keough, padre de sus hijos Riley y Benjamin, y con el guitarrista y productor musical Michael Lockwood, padre de las gemelas Finley y Harper). Consentida, caprichosa y con la sombra de su padre a cuestas, Lisa Marie atravesó momentos muy complicados, como el suicidio de su hijo Benjamin en julio de 2020, que la hundió en una profunda depresión y agudizó sus problemas de adicción (según se supo recientemente, conservó el cuerpo de su hijo durante dos meses en su propia casa). Por supuesto que la muerte de su nieto destrozó a Priscilla: “La conmoción por la pérdida de Ben ha sido devastadora. Intentar comprender todas las posibles razones me ha conmovido profundamente. Cada día que me despierto rezo para que todo mejore”. Desolada, aún no se había repuesto de semejante pérdida, cuando tuvo que hacer frente a la muerte de la propia Lisa Marie, en enero de 2023. Según ella misma reveló, fue uno de los episodios más duros de su vida: “Ha sido insoportable –le dijo a Piers Morgan en una entrevista con la televisión británica–. He perdido a mi madre, a mi nieto y a mi hija”. Por decisión suya, la princesa del rock fue enterrada en Graceland junto a su padre y su hijo Benjamin. Su segundo hijo, Navarone, de 38 años, es líder de la banda Them Guns y tiene una pasión exótica: colecciona pitones. Más reservado que el resto de la familia, desde la adolescencia padeció las consecuencias de sus adicciones –logró superarlas con la ayuda de su mujer y su madre–, y más de una vez se explayó sobre lo que significó ser hijo de alguien tan famoso. “Me metí en problemas más que los demás, porque los padres de los niños descubrían quién era mi mamá y querían una razón para hablar con ella. No me sentía muy cómodo con eso”. De sus nietos, la actriz Riley Keough –hija mayor de Lisa Marie– es la más mediática: como actriz, brilló en papeles destacados tanto en cine como en televisión (Mad Max: Fury Road, The Girlfriend Experience o Todos quieren a Daisy Jones). Pese a que abuela y nieta siempre fueron muy unidas, se distanciaron durante un tiempo por el conflicto legal que surgió tras la muerte de Lisa Marie. Es que, en su testamento, Lisa nombró a Riley como única heredera, y Priscilla impugnó la validez del documento, argumentando que había sido modificado sin su conocimiento. El litigio duró varios meses, pero lograron llegar a un acuerdo y ambas hicieron declaraciones argumentando que estaban dispuestas a reconciliarse.

EN PANTALLA GRANDE

Cuando la película Priscilla, de Sofia Coppola –basada en su vida y su relación con Elvis– se presentó en el Festival de Cine de Venecia de 2023, recibió una ovación que duró ocho minutos. Emocionada, Priscilla Presley, que también fue productora ejecutiva de la biopic, no pudo contener las lágrimas y, al salir del cine, se sinceró sobre el final de su matrimonio con el intérprete de éxitos como “Suspicious Minds”: “Sí, yo lo dejé, pero no fue porque no lo amara. Fue el amor de mi vida, pero rompimos porque su estilo de vida era muy diferente al mío”. Actualmente prepara el libro Softly, As I Leave You: Life After Elvis, una segunda biografía en la que repasa los años posteriores a su separación del cantante y en el que esta mujer nacida en Nueva York el 24 de mayo de 1945 deja en claro que fue y es mucho más que “la muñeca viviente de Elvis”.

Unida para siempre a la leyenda de Elvis, Priscilla Presley –nacida Priscilla Ann Wagner– cumplió 80 años el 24 de mayo. Convertida en actriz, modelo, empresaria y productora tras la muerte del Rey del Rock, su vida estuvo marcada a fuego por haber sido la mujer de una de las figuras más célebres de la música de todos los tiempos: la fama descomunal de él no sólo atravesó el amor de la pareja, sino que también condicionó la existencia de la única hija del matrimonio, Lisa Marie. Pero Priscilla también es una self-made woman que logró alcanzar status e ícono por mérito propio y, sobre todo, una sobreviviente que pudo reponerse al inconmensurable dolor de haber perdido a su hija y a uno de sus nietos a los 54 y 27 años, respectivamente.

ENAMORARSE DEL ÍDOLO

Cuando conoció al hombre con el movimiento de pelvis más electrizante del mundo, en 1959, ella tenía 14 años y él, 24. El flechazo ocurrió en una fiesta en Alemania, país en el que Priscilla vivía desde que su padrastro, Paul Beaulieu, oficial de la Fuerza Aérea, fue destinado a la base militar de Estados Unidos en Friedberg, y donde Elvis cumplía con el servicio militar. “Fue impactante”, recordó ella años después. “Dios mío, estaba hablando con uno de los artistas más famosos del mundo, y me pareció uno de los hombres más guapos que había visto. Pero también era amable, generoso y carismático. Cuando entraba en una habitación la energía que irradiaba era formidable”, contó. A pesar de la diferencia de edad y de la oposición de los padres de Priscilla, el noviazgo siguió adelante y, en 1963, esa adolescente enamorada se mudó con los padres de Elvis a Memphis, para terminar el colegio y estar cerca de su amor.

Tiempo después, se instaló con el cantante en Graceland, la emblemática mansión de él, con la promesa de que iban a casarse. “Mi adolescencia no fue la de una chica normal. Tuve que adaptarme. Simplemente seguí lo que hizo Elvis. Viví su vida. Veía las películas que él quería ver, escuchaba la música que él quería escuchar, iba a los lugares a los que él iba…”, explicó. Y agregó que salían muy poco, para que los fans no agobiaran a la estrella, y que Graceland funcionaba como una especie de burbuja.

La boda recién llegó –por la presión de la prensa y el público– el 1 de mayo de 1967: la que sería una de las parejas más admiradas, legendarias y tóxicas de la industria del entretenimiento dio el “sí, quiero” en una ceremonia de ocho minutos celebrada en Las Vegas. Nueve meses más tarde, Priscilla dio a luz a Lisa Marie, la única hija que tuvo el artista. Así empezó una breve etapa de vida matrimonial, dominada por las múltiples infidelidades y los maltratos de parte de Elvis que, sumados a las adicciones del músico, le hicieron la vida muy difícil a Priscilla. Finalmente, se divorciaron en 1973 (romper su matrimonio le costó al artista 725 mil dólares), pero siguieron siendo buenos amigos: salieron de la mano del juzgado en el que firmaron el divorcio, juntos se ocuparon de la educación de Lisa Marie y Priscilla estuvo cerca del cantante hasta su muerte prematura, en 1977, a los 42 años.

VOLVER A EMPEZAR

Tras la muerte de Elvis, Priscilla se animó a empezar una carrera en cine y televisión: fue presentadora del programa Those Amazing Animals, a comienzos de los años 80, participó en famosísimas series, como Dallas y Melrose Place, y protagonizó tres películas de la saga La pistola desnuda junto a Leslie Nielsen. Pero, a pesar de sus intentos y del peso del apellido Presley, nunca llegó a ser una actriz taquillera o de prestigio. En cambio, tuvo mucho éxito como empresaria: convertida en albacea de la herencia de Elvis después de la muerte del padre del músico, en 1979, logró administrar el legado del Rey del Rock and Roll –esto incluye Graceland, la famosa casona que Priscilla convirtió en museo en 1982 y que es la segunda propiedad más visitada de Estados Unidos, después de la Casa Blanca– con buena muñeca: hacia fines de esa misma década, la compañía había extendido sus negocios a centros comerciales y al Museo del Automóvil de Elvis Presley y, sólo el último año, Elvis Presley Enterprises generó ganancias por 50 millones de dólares, según la revista Forbes. En 1985, Priscila publicó la autobiografía Elvis and Me, un descarnado relato de su tormentosa vida con el cantante. “Me enseñó todo. Cómo vestir, cómo caminar, cómo maquillarme y peinarme, cómo comportarme, cómo devolver el amor a su manera. A lo largo de los años se convirtió en mi padre, esposo y casi Dios”, escribió. En los años que siguieron al divorcio, mantuvo romances con hombres conocidos, como el actor Mike Edwards o el abogado Robert Kardashian, padre de las hermanas Kim, Khloé y Kourtney. Aunque la segunda relación más importante fue la que la unió al productor Marco Garibaldi, el padre de su segundo hijo, Navarone, que nació en 1987. El amor duró dos décadas, pero nunca se casaron. “Para ser honesta, nunca quise casarme después de Elvis. Nunca tuve ningún deseo. Nadie podría igualarlo”, admitió Priscilla.

UNA VIDA SIGNADA POR LA TRAGEDIA

De los dos herederos de Priscilla, Lisa Marie fue la de más alto perfil y la más buscada por la prensa. No sólo porque era la hija de Elvis, sino también porque de sus cuatro matrimonios, dos fueron tan efímeros como resonantes: con Michael Jackson primero, y con Nicholas Cage después (los otros dos fueron con el músico Danny Keough, padre de sus hijos Riley y Benjamin, y con el guitarrista y productor musical Michael Lockwood, padre de las gemelas Finley y Harper). Consentida, caprichosa y con la sombra de su padre a cuestas, Lisa Marie atravesó momentos muy complicados, como el suicidio de su hijo Benjamin en julio de 2020, que la hundió en una profunda depresión y agudizó sus problemas de adicción (según se supo recientemente, conservó el cuerpo de su hijo durante dos meses en su propia casa). Por supuesto que la muerte de su nieto destrozó a Priscilla: “La conmoción por la pérdida de Ben ha sido devastadora. Intentar comprender todas las posibles razones me ha conmovido profundamente. Cada día que me despierto rezo para que todo mejore”. Desolada, aún no se había repuesto de semejante pérdida, cuando tuvo que hacer frente a la muerte de la propia Lisa Marie, en enero de 2023. Según ella misma reveló, fue uno de los episodios más duros de su vida: “Ha sido insoportable –le dijo a Piers Morgan en una entrevista con la televisión británica–. He perdido a mi madre, a mi nieto y a mi hija”. Por decisión suya, la princesa del rock fue enterrada en Graceland junto a su padre y su hijo Benjamin. Su segundo hijo, Navarone, de 38 años, es líder de la banda Them Guns y tiene una pasión exótica: colecciona pitones. Más reservado que el resto de la familia, desde la adolescencia padeció las consecuencias de sus adicciones –logró superarlas con la ayuda de su mujer y su madre–, y más de una vez se explayó sobre lo que significó ser hijo de alguien tan famoso. “Me metí en problemas más que los demás, porque los padres de los niños descubrían quién era mi mamá y querían una razón para hablar con ella. No me sentía muy cómodo con eso”. De sus nietos, la actriz Riley Keough –hija mayor de Lisa Marie– es la más mediática: como actriz, brilló en papeles destacados tanto en cine como en televisión (Mad Max: Fury Road, The Girlfriend Experience o Todos quieren a Daisy Jones). Pese a que abuela y nieta siempre fueron muy unidas, se distanciaron durante un tiempo por el conflicto legal que surgió tras la muerte de Lisa Marie. Es que, en su testamento, Lisa nombró a Riley como única heredera, y Priscilla impugnó la validez del documento, argumentando que había sido modificado sin su conocimiento. El litigio duró varios meses, pero lograron llegar a un acuerdo y ambas hicieron declaraciones argumentando que estaban dispuestas a reconciliarse.

EN PANTALLA GRANDE

Cuando la película Priscilla, de Sofia Coppola –basada en su vida y su relación con Elvis– se presentó en el Festival de Cine de Venecia de 2023, recibió una ovación que duró ocho minutos. Emocionada, Priscilla Presley, que también fue productora ejecutiva de la biopic, no pudo contener las lágrimas y, al salir del cine, se sinceró sobre el final de su matrimonio con el intérprete de éxitos como “Suspicious Minds”: “Sí, yo lo dejé, pero no fue porque no lo amara. Fue el amor de mi vida, pero rompimos porque su estilo de vida era muy diferente al mío”. Actualmente prepara el libro Softly, As I Leave You: Life After Elvis, una segunda biografía en la que repasa los años posteriores a su separación del cantante y en el que esta mujer nacida en Nueva York el 24 de mayo de 1945 deja en claro que fue y es mucho más que “la muñeca viviente de Elvis”.

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trágica como lo fue su relación con el ídolo  LA NACION