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lunes, junio 16, 2025
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Murió Arturo Rodríguez Jurado, una gloria del rugby argentino y con el impulso de un padre campeón olímpico

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Se fue el Trompa: Arturo Rodríguez Jurado. Con su pinta y su estampa. Uno de los mejores jugadores de rugby de todos los tiempos y con aptitudes para destacarse en cuanto deporte practicara. Hijo de otro gran atleta de la primera parte del siglo XX: el Mono, campeón olímpico de boxeo en los peso pesados en los Juegos de Amsterdam 1928 e internacional con la pelota ovalada.

Un zanjero de ley. “Salvo mi padre, ningún Rodríguez Jurado jugó al rugby en el CASI. Jamás”, afirmó con énfasis hace unos años, en una charla con el también integrante de los Pumas, Perica Courreges. “En el CASI he jugado a las bochas sobre pasto, al fútbol, pero al rugby, nunca”, amplió con una sonrisa en aquella ocasión, marcando bien las diferencias con “los bosteros”. Y en la cara se le dibujaba una mueca socarrona a Arturo.

Se le estiraba el fino bigote, se le alargaban los ojos rasgados y la semejanza con el legendario Charles Bronson causaba impresión. El actor era el héroe rudo de los westerns norteamericanos y de las películas policiales. Y Arturo también era un héroe. Héroe y líder, dentro y fuera de la cancha. Referente. Capitán. Idolo de toda una generación de fanáticos del rugby. Un ganador de mil batallas con la camiseta del SIC o el manto sagrado del seleccionado, que a los 81 años pasó a la inmortalidad. Ciento por ciento del SIC, aunque su padre haya sido figura y varias veces campeón con el equipo de la contra. Y que un buen día de 1935, tras una sanción por incidentes en un tercer tiempo, el Mono, junto a un grupo de amigos e integrantes de la primera división del Atlético de San Isidro, decidiera irse y fundar otro club: el San Isidro Club. Desde ese momento, la casa de don Arturo y la de sus hijos: Arturo, Jaime, Marcelo (murió muy joven en una accidente), Arnalda y Silvina.

¡Hasta siempre Arturo!
Amigo bueno, fuerte y temperamental. Supiste representar a nuestro querido San Isidro Club en todas partes. Te vamos a extrañar, Trompa!

Lo vamos a despedir hoy domingo 15/06 de 13 a 18 hs en el SIC. pic.twitter.com/zlKRd0E4PO

— San Isidro Club (@SanIsidroClub) June 15, 2025

Arturo, o el Trompa, nacido el 4 de mayo de 1944, se identificó toda la vida con el SIC. No obstante, a la hora de nombrar a un amigo de este juego, no dudó en mencionar a Alejandro Travaglini, “y eso que con el Chiquito, centro del CASI, éramos rivales acérrimos”. Quienes lo vieron jugar hacen referencia a la dupla que integraba en el centro de la cancha de los Pumas, con el Chiquito, como una de las mejores que vistieron de celeste y blanco.

Se destacó a poco de empezar a jugar en el SIC y rápidamente llegó al seleccionado. Lo convocaron para la mítica gira del 65 por Sudáfrica y así emprezó a construir su enorme trayectoria internacional. Jugó varios partidos del tour e incluso estuvo en la cancha el 19 de junio, cuando los Pumas vencieron a los Junior Springboks, por 11-6, llamando la atención del mundo entero. Ante unas 40.000 personas, el Trompa ewtuvo mezclado con Cazenave, Pascual, Silva, Otaño, González del Solar, García Yáñez y unos cuantos próceres más. Sin embargo, una crónica lesión en un hombro le quitó continuidad en aquella época y en sucesivas giras.

“El viaje a Sudáfrica me causó una gran emoción, ya estar nominado me pareció increíble. Con nuestro juego humilde fuimos allá y le ganamos a una potencia, y sin tener competencia internacional. Ese fue un paso gigantesco en el desarrollo de nuestro juego”, confesó tiempo después.

En 1976 formó parte de la expedición al Reino Unido que abarcó la derrota por 19-17, en tiempo agregado, frente al poderoso Gales de Gareth Edwards, Phil Bennet, Gerald Davies y el patilludo J.P.R. Williams. Un penal con el tiempo ya cumplido, ejecutado por Bennet, le quitó el triunfo a nuestro equipo. Arturo no pudo estar presente en la tarde de Gales porque un desgarro lo marginó del test-match.

Al regreso de aquel viaje, Arturo vivió un episodio desagradable que generó un conflicto con la UAR y una división entre los jugadores. El problema surgió en la segunda mitad de 1976. El grupo del seleccionado era entrenado por la dupla del SIC, Carlos “Veco” Villegas y Emilio “Gringo” Perasso. En Gales, el capitán había sido Adolfo Etchegaray y en la posterior serie ante Francia, Hugo Porta, pero el líder natural del grupo y el elegido por los entrenadores para la capitanía era Arturo Rodríguez Jurado, que no había participado de esos partidos por distintas lesiones. En octubre se realizaba el Campeonato Sudamericano, en Tucumán, y cuando los entrenadores dieron la lista para ese torneo, informaron que el capitán sería Arturo, quien volvía al equipo.

La designación fue revocada por el Consejo de la UAR, medida que provocó una gran resistencia en el grupo de jugadores. La mayoría se negó a viajar a Tucumán, en solidaridad con Rodríguez Jurado, y renunciaron los entrenadores. El rumor que corrió fuerte decía que en la Unión no aceptaban la fama adquirida por Arturo más allá del rugby, por su parecido físico con el actor Charles Bronson y por el interés que despertaban en el las mujeres y las revistas del corazón. Al quedar al margen, él y quienes se negaron a jugar en Tucumán, hombres suspendidos por la UAR, formaron un seleccionado paralelo: Los Cimarrones, que jugó por todo el país, cosechando muy buenos resultados y un sorprendente respaldo popular, cosa que también cayó mal en el seno de la Unión Argentina de Rugby.

Con el correr del tiempo, el Trompa expresó: “Tanto Perasso como Villegas fueron importantísimos en el desarrollo del juego en el SIC y en determinado momento pusieron el nivel del club en un lugar muy importante. Siguieron la doctrina de Catamarca Ocampo, en cuanto al juego y al darlo todo por el club. Eso hizo que el SIC prevaleciera sobre el resto durante mucho tiempo: el scrum, el juego coordinado…”

Partió el hijo de Arturo, el nieto de Benigno, gobernador de San Juan. Se le tributará una sentida despedida este domingo, de 13 a 18, en el SIC. Un deportista extraordinario, un inside talentoso, fuerte y veloz. Un zanjero de ley.

Se fue el Trompa: Arturo Rodríguez Jurado. Con su pinta y su estampa. Uno de los mejores jugadores de rugby de todos los tiempos y con aptitudes para destacarse en cuanto deporte practicara. Hijo de otro gran atleta de la primera parte del siglo XX: el Mono, campeón olímpico de boxeo en los peso pesados en los Juegos de Amsterdam 1928 e internacional con la pelota ovalada.

Un zanjero de ley. “Salvo mi padre, ningún Rodríguez Jurado jugó al rugby en el CASI. Jamás”, afirmó con énfasis hace unos años, en una charla con el también integrante de los Pumas, Perica Courreges. “En el CASI he jugado a las bochas sobre pasto, al fútbol, pero al rugby, nunca”, amplió con una sonrisa en aquella ocasión, marcando bien las diferencias con “los bosteros”. Y en la cara se le dibujaba una mueca socarrona a Arturo.

Se le estiraba el fino bigote, se le alargaban los ojos rasgados y la semejanza con el legendario Charles Bronson causaba impresión. El actor era el héroe rudo de los westerns norteamericanos y de las películas policiales. Y Arturo también era un héroe. Héroe y líder, dentro y fuera de la cancha. Referente. Capitán. Idolo de toda una generación de fanáticos del rugby. Un ganador de mil batallas con la camiseta del SIC o el manto sagrado del seleccionado, que a los 81 años pasó a la inmortalidad. Ciento por ciento del SIC, aunque su padre haya sido figura y varias veces campeón con el equipo de la contra. Y que un buen día de 1935, tras una sanción por incidentes en un tercer tiempo, el Mono, junto a un grupo de amigos e integrantes de la primera división del Atlético de San Isidro, decidiera irse y fundar otro club: el San Isidro Club. Desde ese momento, la casa de don Arturo y la de sus hijos: Arturo, Jaime, Marcelo (murió muy joven en una accidente), Arnalda y Silvina.

¡Hasta siempre Arturo!
Amigo bueno, fuerte y temperamental. Supiste representar a nuestro querido San Isidro Club en todas partes. Te vamos a extrañar, Trompa!

Lo vamos a despedir hoy domingo 15/06 de 13 a 18 hs en el SIC. pic.twitter.com/zlKRd0E4PO

— San Isidro Club (@SanIsidroClub) June 15, 2025

Arturo, o el Trompa, nacido el 4 de mayo de 1944, se identificó toda la vida con el SIC. No obstante, a la hora de nombrar a un amigo de este juego, no dudó en mencionar a Alejandro Travaglini, “y eso que con el Chiquito, centro del CASI, éramos rivales acérrimos”. Quienes lo vieron jugar hacen referencia a la dupla que integraba en el centro de la cancha de los Pumas, con el Chiquito, como una de las mejores que vistieron de celeste y blanco.

Se destacó a poco de empezar a jugar en el SIC y rápidamente llegó al seleccionado. Lo convocaron para la mítica gira del 65 por Sudáfrica y así emprezó a construir su enorme trayectoria internacional. Jugó varios partidos del tour e incluso estuvo en la cancha el 19 de junio, cuando los Pumas vencieron a los Junior Springboks, por 11-6, llamando la atención del mundo entero. Ante unas 40.000 personas, el Trompa ewtuvo mezclado con Cazenave, Pascual, Silva, Otaño, González del Solar, García Yáñez y unos cuantos próceres más. Sin embargo, una crónica lesión en un hombro le quitó continuidad en aquella época y en sucesivas giras.

“El viaje a Sudáfrica me causó una gran emoción, ya estar nominado me pareció increíble. Con nuestro juego humilde fuimos allá y le ganamos a una potencia, y sin tener competencia internacional. Ese fue un paso gigantesco en el desarrollo de nuestro juego”, confesó tiempo después.

En 1976 formó parte de la expedición al Reino Unido que abarcó la derrota por 19-17, en tiempo agregado, frente al poderoso Gales de Gareth Edwards, Phil Bennet, Gerald Davies y el patilludo J.P.R. Williams. Un penal con el tiempo ya cumplido, ejecutado por Bennet, le quitó el triunfo a nuestro equipo. Arturo no pudo estar presente en la tarde de Gales porque un desgarro lo marginó del test-match.

Al regreso de aquel viaje, Arturo vivió un episodio desagradable que generó un conflicto con la UAR y una división entre los jugadores. El problema surgió en la segunda mitad de 1976. El grupo del seleccionado era entrenado por la dupla del SIC, Carlos “Veco” Villegas y Emilio “Gringo” Perasso. En Gales, el capitán había sido Adolfo Etchegaray y en la posterior serie ante Francia, Hugo Porta, pero el líder natural del grupo y el elegido por los entrenadores para la capitanía era Arturo Rodríguez Jurado, que no había participado de esos partidos por distintas lesiones. En octubre se realizaba el Campeonato Sudamericano, en Tucumán, y cuando los entrenadores dieron la lista para ese torneo, informaron que el capitán sería Arturo, quien volvía al equipo.

La designación fue revocada por el Consejo de la UAR, medida que provocó una gran resistencia en el grupo de jugadores. La mayoría se negó a viajar a Tucumán, en solidaridad con Rodríguez Jurado, y renunciaron los entrenadores. El rumor que corrió fuerte decía que en la Unión no aceptaban la fama adquirida por Arturo más allá del rugby, por su parecido físico con el actor Charles Bronson y por el interés que despertaban en el las mujeres y las revistas del corazón. Al quedar al margen, él y quienes se negaron a jugar en Tucumán, hombres suspendidos por la UAR, formaron un seleccionado paralelo: Los Cimarrones, que jugó por todo el país, cosechando muy buenos resultados y un sorprendente respaldo popular, cosa que también cayó mal en el seno de la Unión Argentina de Rugby.

Con el correr del tiempo, el Trompa expresó: “Tanto Perasso como Villegas fueron importantísimos en el desarrollo del juego en el SIC y en determinado momento pusieron el nivel del club en un lugar muy importante. Siguieron la doctrina de Catamarca Ocampo, en cuanto al juego y al darlo todo por el club. Eso hizo que el SIC prevaleciera sobre el resto durante mucho tiempo: el scrum, el juego coordinado…”

Partió el hijo de Arturo, el nieto de Benigno, gobernador de San Juan. Se le tributará una sentida despedida este domingo, de 13 a 18, en el SIC. Un deportista extraordinario, un inside talentoso, fuerte y veloz. Un zanjero de ley.

 Dejó su impronta en el SIC y con los Pumas y fue eje de un acto de solidaridad de sus compañeros que marcó a este deporte. Formó una dupla de centros inolvidable con Chiquito Travaglini  LA NACION