Paulinho, el ‘10′ de Palmeiras que diagramó su gol a Botafogo dos minutos antes y cambió desconfianzas por alabanzas

La sonrisa de Paulinho sintetiza su momento. Porque se conoce que los brasileños se muestran al mundo como seres alegres, casi por naturaleza u obligación de no traicionar esa cultura festiva, pero -en este caso en particular- mostrar la brillantez de sus dientes se explica desde el suspiro de la tranquilidad, el deber cumplido contra todo pronóstico y la felicidad de mostrar la jerarquía aun sin sentirse pleno. Palmeiras hoy abraza a su ‘10′ y empieza a proyectar grandes triunfos desde su figura, pero también supo creer que su incorporación, a un gran costo, era fallida: calla bocas y rompe los huesos de los señalamientos, generando una marea repentina de excitación unánime que ahora lo ubica como el mejor de todos.
Su rostro habla de experiencia, de años de batallas en la espalda y el vistazo sobre su carrera parece justificarlo. Todo se derrumba cuando la curiosidad pasa por el documento, que revela apenas unos 24 años que, en unas pocas semanas, subirán un escalón. Le sobra. Tiempo en el fútbol, pero también condición para jugar. Para crecer. Para soñar.
Por ejemplo, con ayudar al seleccionado brasileño a refundarse, en medio de esta desesperación que los llevó hasta Carlo Ancelotti como el intento de comando salvador. Sin embargo, jornadas como las de este sábado, en la que le puso autoría absoluta al lindo gol que clasificó al “Verdão” a los cuartos de final del Mundial de Clubes -obteniendo una mínima revancha a la vez-, lo fortalecen para sentirse más útil, poner en positivo una cabeza preocupada y, en efecto, convertir las críticas en creencia.
Es que arribó al conjunto paulista a comienzos de año. La directiva de Palmeiras se desesperó por él. Venía de ser uno de los pilares para Gabriel Milito, técnico del Atlético Mineiro finalista de la Copa Libertadores 2024 que perdió (3-1) en el Monumental contra… Botafogo: el primer título continental de su historia frustró el sueño de Paulinho, que hoy los eliminó de la competición a la que llegaron gracias a aquella alegría.
Mineiro tenía el 70 por ciento de su pase, ya que el restante quedó en poder del futbolista, a cambio de haber llegado en libertad de acciones a mediados de 2023. El pedido inicial era que abonaran 25.000.000 de euros, pero Palmeiras encontró otro camino en medio de su obsesión: 18 millones y dos volantes, uno de experiencia como Gabriel Menino y Patrick, una promesa del sub-21.
Trato hecho, puño apretado en San Pablo y un cambio de aires para Paulinho. Sin embargo, así como llegó, debió frenar. Se sometió a una cirugía debido a una fractura por estrés padecida en la tibia de su pierna derecha. Paulinho ya sabía que, en el mejor de los casos, se perdería los primeros cuatro meses de este año y así ocurrió, ya que a partir del 12 de abril pudo ponerse la camiseta verde para entrar en acción. Aunque sólo unos pocos minutos: con los 39 que sumó esta tarde, son apenas 412 desde que llegó, repartidos en 15 encuentros y una sola titularidad.
Toda una presión la que sostiene y de la que aún no se puede liberar, por más que se vayan viendo sus frutos y que Botafogo haya sido su perfecta revancha e inyección anímica personal. ¿Qué pasa? Él mismo lo contó tras la clasificación que le dio a su equipo: “Estoy muy feliz. Es un momento muy difícil para mí ya que no puedo jugar al cien por ciento. El entrenador está haciendo todo lo posible para que me sienta parte del grupo. Vengo de una lesión grave que todavía me molesta, me duele mucho”, explicó el ágil volante.
“En un Mundial así no hay tiempo para lamentarse. Hay que aprovecharlo. Es lo que estoy intentando hacer: disfrutar y aprovecharlo al máximo”. De hecho, Abel Ferreira advirtió en la conferencia de prensa que, una vez terminado el certamen, Paulinho se someterá a una nueva operación. Quizás, haya existido una especie de negociación semanas atrás: jugar con dolor, pero con una nueva cirugía posterior.
Es que su talento siempre está a la vista. Ferreira visualizó su ingreso a los 18 minutos del segundo tiempo para reemplazar al centro delantero Vitor Roque, por lo que su ubicación entre los centrales de Botafogo lo limitó. Sin embargo, cuando comenzó el tiempo suplementario, el técnico lo ubicó suelto y ahí empezó a jugar: movimientos ágiles y siempre con sentido, de esos en los que se exhibe la jerarquía. Incluso, así convirtió: tomó la pelota sobre el sector derecho, amagó un remate desde el costado, recortó hacia dentro para dejar un rival en el camino y meterse en el área y metió un zurdazo bajo que ingresó pegado al segundo palo. Talento, pero también inteligencia.
Porque lo ideó. Mayke, lateral derecho, es el testigo que se acercó a su entrevista y lo reveló: “Él me lo dijo, me habló: ‘sólo necesito una bola’. Se lo merece”, expresó su compañero y Paulinho se encargó de completar qué había visto para pedir sólo una pelota: “Unos dos minutos antes me acerqué a Mayke y le dije que necesitaba hacer un tiro raso. Su arquero estaba atrapando todo lo que se le metía por arriba: había que probarlo por abajo”.
El golazo de Paulinho
Es el talento que vio Vasco Da Gama cuando un 12 de julio de 2017, cuando todavía estaba a días de dejar de tener 16 años, decidió su debut durante el Brasileirao, ante Vitória. El mismo que, 34 partidos después, a mediados de 2018, tentó a Bayer Leverkusen, de Alemania, para abonar también unos 18.000.000 de euros. El que vio Mineiro para sacarlo de Europa y armar un equipo que estuvo al borde de tocar la gloria.
Y el que empieza a potenciar la ilusión en Palmeiras, por más operación que haya: ingresó en los cuatro partidos del Mundial de Clubes, convirtiéndole también a Inter Miami cuando el equipo de Lionel Messi ganaba 2-0: su descuento valió un empate final para sostener el primer puesto del grupo A y hoy haberse topado a un Botafogo que lo sufrió.
Uno sí que decidió no apostar por él, por ahora: tiene tan solo un encuentro jugado para la selección brasileña, durante la presente Eliminatoria rumbo al Mundial de Norteamérica, ingresando apenas 21 minutos en lugar de Rodrygo, jugador de Real Madrid, cuando cayeron en Paraguay (2-1) ante el equipo de Gustavo Alfaro, en 2023.
El Mundial dirá qué y hasta cuándo. Ya Paulinho cambió la perspectiva a futuro: de desilusión, el ‘10′ pasó a ser la figura a la que todos se aferran para ser reyes del mundo o, al menos, volver a dominar la Libertadores.
La sonrisa de Paulinho sintetiza su momento. Porque se conoce que los brasileños se muestran al mundo como seres alegres, casi por naturaleza u obligación de no traicionar esa cultura festiva, pero -en este caso en particular- mostrar la brillantez de sus dientes se explica desde el suspiro de la tranquilidad, el deber cumplido contra todo pronóstico y la felicidad de mostrar la jerarquía aun sin sentirse pleno. Palmeiras hoy abraza a su ‘10′ y empieza a proyectar grandes triunfos desde su figura, pero también supo creer que su incorporación, a un gran costo, era fallida: calla bocas y rompe los huesos de los señalamientos, generando una marea repentina de excitación unánime que ahora lo ubica como el mejor de todos.
Su rostro habla de experiencia, de años de batallas en la espalda y el vistazo sobre su carrera parece justificarlo. Todo se derrumba cuando la curiosidad pasa por el documento, que revela apenas unos 24 años que, en unas pocas semanas, subirán un escalón. Le sobra. Tiempo en el fútbol, pero también condición para jugar. Para crecer. Para soñar.
Por ejemplo, con ayudar al seleccionado brasileño a refundarse, en medio de esta desesperación que los llevó hasta Carlo Ancelotti como el intento de comando salvador. Sin embargo, jornadas como las de este sábado, en la que le puso autoría absoluta al lindo gol que clasificó al “Verdão” a los cuartos de final del Mundial de Clubes -obteniendo una mínima revancha a la vez-, lo fortalecen para sentirse más útil, poner en positivo una cabeza preocupada y, en efecto, convertir las críticas en creencia.
Es que arribó al conjunto paulista a comienzos de año. La directiva de Palmeiras se desesperó por él. Venía de ser uno de los pilares para Gabriel Milito, técnico del Atlético Mineiro finalista de la Copa Libertadores 2024 que perdió (3-1) en el Monumental contra… Botafogo: el primer título continental de su historia frustró el sueño de Paulinho, que hoy los eliminó de la competición a la que llegaron gracias a aquella alegría.
Mineiro tenía el 70 por ciento de su pase, ya que el restante quedó en poder del futbolista, a cambio de haber llegado en libertad de acciones a mediados de 2023. El pedido inicial era que abonaran 25.000.000 de euros, pero Palmeiras encontró otro camino en medio de su obsesión: 18 millones y dos volantes, uno de experiencia como Gabriel Menino y Patrick, una promesa del sub-21.
Trato hecho, puño apretado en San Pablo y un cambio de aires para Paulinho. Sin embargo, así como llegó, debió frenar. Se sometió a una cirugía debido a una fractura por estrés padecida en la tibia de su pierna derecha. Paulinho ya sabía que, en el mejor de los casos, se perdería los primeros cuatro meses de este año y así ocurrió, ya que a partir del 12 de abril pudo ponerse la camiseta verde para entrar en acción. Aunque sólo unos pocos minutos: con los 39 que sumó esta tarde, son apenas 412 desde que llegó, repartidos en 15 encuentros y una sola titularidad.
Toda una presión la que sostiene y de la que aún no se puede liberar, por más que se vayan viendo sus frutos y que Botafogo haya sido su perfecta revancha e inyección anímica personal. ¿Qué pasa? Él mismo lo contó tras la clasificación que le dio a su equipo: “Estoy muy feliz. Es un momento muy difícil para mí ya que no puedo jugar al cien por ciento. El entrenador está haciendo todo lo posible para que me sienta parte del grupo. Vengo de una lesión grave que todavía me molesta, me duele mucho”, explicó el ágil volante.
“En un Mundial así no hay tiempo para lamentarse. Hay que aprovecharlo. Es lo que estoy intentando hacer: disfrutar y aprovecharlo al máximo”. De hecho, Abel Ferreira advirtió en la conferencia de prensa que, una vez terminado el certamen, Paulinho se someterá a una nueva operación. Quizás, haya existido una especie de negociación semanas atrás: jugar con dolor, pero con una nueva cirugía posterior.
Es que su talento siempre está a la vista. Ferreira visualizó su ingreso a los 18 minutos del segundo tiempo para reemplazar al centro delantero Vitor Roque, por lo que su ubicación entre los centrales de Botafogo lo limitó. Sin embargo, cuando comenzó el tiempo suplementario, el técnico lo ubicó suelto y ahí empezó a jugar: movimientos ágiles y siempre con sentido, de esos en los que se exhibe la jerarquía. Incluso, así convirtió: tomó la pelota sobre el sector derecho, amagó un remate desde el costado, recortó hacia dentro para dejar un rival en el camino y meterse en el área y metió un zurdazo bajo que ingresó pegado al segundo palo. Talento, pero también inteligencia.
Porque lo ideó. Mayke, lateral derecho, es el testigo que se acercó a su entrevista y lo reveló: “Él me lo dijo, me habló: ‘sólo necesito una bola’. Se lo merece”, expresó su compañero y Paulinho se encargó de completar qué había visto para pedir sólo una pelota: “Unos dos minutos antes me acerqué a Mayke y le dije que necesitaba hacer un tiro raso. Su arquero estaba atrapando todo lo que se le metía por arriba: había que probarlo por abajo”.
El golazo de Paulinho
Es el talento que vio Vasco Da Gama cuando un 12 de julio de 2017, cuando todavía estaba a días de dejar de tener 16 años, decidió su debut durante el Brasileirao, ante Vitória. El mismo que, 34 partidos después, a mediados de 2018, tentó a Bayer Leverkusen, de Alemania, para abonar también unos 18.000.000 de euros. El que vio Mineiro para sacarlo de Europa y armar un equipo que estuvo al borde de tocar la gloria.
Y el que empieza a potenciar la ilusión en Palmeiras, por más operación que haya: ingresó en los cuatro partidos del Mundial de Clubes, convirtiéndole también a Inter Miami cuando el equipo de Lionel Messi ganaba 2-0: su descuento valió un empate final para sostener el primer puesto del grupo A y hoy haberse topado a un Botafogo que lo sufrió.
Uno sí que decidió no apostar por él, por ahora: tiene tan solo un encuentro jugado para la selección brasileña, durante la presente Eliminatoria rumbo al Mundial de Norteamérica, ingresando apenas 21 minutos en lugar de Rodrygo, jugador de Real Madrid, cuando cayeron en Paraguay (2-1) ante el equipo de Gustavo Alfaro, en 2023.
El Mundial dirá qué y hasta cuándo. Ya Paulinho cambió la perspectiva a futuro: de desilusión, el ‘10′ pasó a ser la figura a la que todos se aferran para ser reyes del mundo o, al menos, volver a dominar la Libertadores.
El volante ofensivo fue comprado por los paulistas a comienzos de año, pero recién ahora está jugando sus primeros minutos LA NACION