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martes, julio 1, 2025
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Juan Monteverde, el joven que nació en la izquierda universitaria y se alió al peronismo para ganar en Rosario

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Horas después de la victoria en Rosario, Juan Monteverde, líder de Ciudad Futura, una agrupación de centroizquierda que se alió al peronismo en las últimas dos elecciones, recibió el llamado de Cristina Kirchner desde su departamento del barrio de Constitución, donde cumple la detención domiciliaria. Después del triunfo, Monteverde contó que habló con la expresidenta sobre “la crisis de representación” que asomó en esta elección, donde en Rosario sólo fue a votar el 48 por ciento de los ciudadanos. “Coincidimos en discutir desde la política lo que se hizo mal. Fue una discusión más profunda que coyuntural”, explicó Monteverde este lunes.

En el último tramo de la etapa proselitista, el fallo de la Corte Suprema de la Nación contra Cristina Kirchner se metió en la campaña electoral rosarina. Tanto los candidatos de La Libertad Avanza como del oficialismo provincial, de Unidos para Cambiar Santa Fe, salieron a arrinconar a Monteverde y a ligarlo con la figura de la expresidenta y del kirchnerismo.

Javier Milei responsabilizó a Axel Kicillof por el juicio de YPF y dijo que apelará

El postulante del frente “Más para Santa Fe” bajó el perfil proselitista para evitar hablar de Cristina Kirchner, algo que en los medios le iban a preguntar, y no responder a las acusaciones, que muchas de ellas, eran falsas, según él.

Como Monteverde no es un nacido y criado en el peronismo, sino un aliado, esa postura, de no hablar todo el tiempo de la detención de la expresidenta, molestó a algunos integrantes del núcleo duro kirchnerista, que pedían un mayor alineamiento y compromiso del líder de Ciudad Futura. Algo similar había sucedido en 2023 con Juan Grabois, al que le pidieron en plena campaña electoral que bajara un acto en Rosario para que no se mezclara con la campaña de Monteverde, que peleaba la intendencia con Pablo Javkin, que le ganó por menos de dos puntos. En ese momento, desde el oficialismo ligaban a Monteverde con Grabois y la toma de tierras.

Desde aquel episodio, Grabois se alejó de Ciudad Futura, un espacio político con el que había mucha afinidad y trabajos en conjunto. Gente del entorno del líder de UTEP, que estaba en el gobierno de Alberto Fernández, le había otorgado fondos para un proyecto social de alto impacto en Nuevo Alberdi, que tras la gestión del Frente de Todos quedó a medio camino. En la presentación de su libro en Rosario, Grabois fue punzante para describir la relación que se había quebrado con Monteverde: “Yo no estuve acá durante la campaña del frente del que nosotros participamos por la intendencia porque me lo pidieron, aquellos que yo creía que eran mis amigos”.

Los rivales intentaron durante esta última campaña pegar a Monteverde al kirchnerismo. Pero el actual concejal de Ciudad Futura tiene una biografía y una carrera política propia, que nació por fuera de ese espacio. Y más que con el kirchnerismo, Monteverde se alió con el ala más conservadora del peronismo en Santa Fe, que la encarnan el senador Armando Traferri, imputado como jefe de una asociación ilícita en la que habría pagado sobornos a dos fiscales, y la exjueza Alejandra Rodenas, exvicegobernadora de Omar Perotti. También selló una alianza con dirigentes del Movimiento Evita.

Monteverde, de 40 años, es diseñador gráfico y comunicador social, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Hace casi dos décadas comenzó con un grupo de estudiantes a involucrarse en los problemas urbanos de la ciudad, a través de la agrupación Giros, donde militaban en su mayoría jóvenes universitarios. Ese grupo político tomó notoriedad por fuera del espacio universitario cuando tomaron un tambo en Nuevo Alberdi, en un predio que estaba en riesgo de desalojo para una urbanización. En ese lugar, conformaron la Cooperativa de Trabajadores Rurales Unidos (más conocida como “Cooperativa La Resistencia”) y a partir del tambo montaron una pequeña fábrica láctea, instalada a menos de cien metros del sector de ordeñe, que industrializa 700 kilos de queso por semana y otros 400 de dulce de leche. El extenso conflicto por las tierras se solucionó en 2021, y los militantes de Giros salieron victoriosos al quedarse con las tierras.

Con esa base que habían construido con Giros, con campañas de comunicación políticas muy novedosas y moderadas para la época, Monteverde saltó a la política tradicional, con la construcción de un frente llamado Ciudad Futura. En 2015 fue elegido concejal de Rosario y renovó su banca en 2019. Cuando llegaron a ese lugar institucional desde la militancia de base, los dirigentes de ese espacio decidieron que todo aquel que llegara a ser electo concejal o en cualquier cargo tenía que donar el 50 por ciento del sueldo.

“Estos fondos se utilizan para financiar proyectos territoriales y actividades sociales. Durante la pandemia, por ejemplo, este fondo se utilizó para reforzar la asistencia alimentaria en comedores”, señalaron en ese espacio político.

Desde 2009 no se elegía exclusivamente concejales, y sin embargo, Monteverde logró instalar la idea de que lo que estaba en juego era quién gobernaría Rosario. Su campaña apeló a un discurso de cambio profundo, con eje en la cercanía con los problemas cotidianos y en la necesidad de romper con el “ciclo de gestiones fallidas”, que, a su juicio, representa el oficialismo municipal.

Su irrupción obligó al resto del tablero político a repensar estrategias. Ni la campaña de Javkin, con respaldo del gobernador Pullaro, ni el discurso rupturista de los libertarios lograron opacar su ascenso. En parte, esto se debe a que Monteverde no sólo habló de lo nacional sino que se enfocó en problemas concretos de la ciudad: la basura, el transporte y el caos urbano por las obras.

Monteverde y su amigo Grabois comparten el mismo amor por usurpar y vulnerar los derechos de propiedad de los demás. Son lo mismo.

A los rosarinos les digo: este es el modelo de país de Grabois y Cristina, y es el que Monteverde quiere traer a Rosario. Un modelo de país en el… pic.twitter.com/ykRdJVDyFB

— Juan Pedro Aleart (@JAleart) June 7, 2025

En las últimas dos campañas electorales Monteverde cambió su imagen personal ante la escena pública. Abandonó la campera de jean y las remeras para vestirse con saco y camisa, y empezó a visitar lugares que jamás había pisado, como la Bolsa de Comercio o a reunirse con empresarios que estaban en las antípodas de sus proclamas políticas. Ese cambio también se dio en las alianzas, por ejemplo, con el peronismo. Porque en ese sector político están seguros que sin una alianza, como hizo Hermes Binner en los 90 con radicales y demoprogresistas, es casi imposible ganar la intendencia de la ciudad de Rosario.

Esa búsqueda de ampliar su radio político se cristalizó en su discurso después de obtener el triunfo en las elecciones del domingo pasado. “Militamos, estuvimos en los barrios, nos acercamos después a partidos políticos. En Rosario hace mucho que gobierna el mismo frente, llego el tiempo de un cambio. Si gobiernan las minorías es porque las mayorías están divididas. La gente cada vez trabaja más y siente que cada vez tiene menos. Esa mayoría no es de un solo partido e ideología. Por eso buscamos un espacio donde hay de todo, que es lo más parecido a nuestra gente. Por eso todos mis adversarios se pusieron de acuerdo de que los problemas de Rosario son por nuestra culpa, y nosotros jamás gobernamos. Nos etiquetan de kirchneristas”, aseguró.

Horas después de la victoria en Rosario, Juan Monteverde, líder de Ciudad Futura, una agrupación de centroizquierda que se alió al peronismo en las últimas dos elecciones, recibió el llamado de Cristina Kirchner desde su departamento del barrio de Constitución, donde cumple la detención domiciliaria. Después del triunfo, Monteverde contó que habló con la expresidenta sobre “la crisis de representación” que asomó en esta elección, donde en Rosario sólo fue a votar el 48 por ciento de los ciudadanos. “Coincidimos en discutir desde la política lo que se hizo mal. Fue una discusión más profunda que coyuntural”, explicó Monteverde este lunes.

En el último tramo de la etapa proselitista, el fallo de la Corte Suprema de la Nación contra Cristina Kirchner se metió en la campaña electoral rosarina. Tanto los candidatos de La Libertad Avanza como del oficialismo provincial, de Unidos para Cambiar Santa Fe, salieron a arrinconar a Monteverde y a ligarlo con la figura de la expresidenta y del kirchnerismo.

Javier Milei responsabilizó a Axel Kicillof por el juicio de YPF y dijo que apelará

El postulante del frente “Más para Santa Fe” bajó el perfil proselitista para evitar hablar de Cristina Kirchner, algo que en los medios le iban a preguntar, y no responder a las acusaciones, que muchas de ellas, eran falsas, según él.

Como Monteverde no es un nacido y criado en el peronismo, sino un aliado, esa postura, de no hablar todo el tiempo de la detención de la expresidenta, molestó a algunos integrantes del núcleo duro kirchnerista, que pedían un mayor alineamiento y compromiso del líder de Ciudad Futura. Algo similar había sucedido en 2023 con Juan Grabois, al que le pidieron en plena campaña electoral que bajara un acto en Rosario para que no se mezclara con la campaña de Monteverde, que peleaba la intendencia con Pablo Javkin, que le ganó por menos de dos puntos. En ese momento, desde el oficialismo ligaban a Monteverde con Grabois y la toma de tierras.

Desde aquel episodio, Grabois se alejó de Ciudad Futura, un espacio político con el que había mucha afinidad y trabajos en conjunto. Gente del entorno del líder de UTEP, que estaba en el gobierno de Alberto Fernández, le había otorgado fondos para un proyecto social de alto impacto en Nuevo Alberdi, que tras la gestión del Frente de Todos quedó a medio camino. En la presentación de su libro en Rosario, Grabois fue punzante para describir la relación que se había quebrado con Monteverde: “Yo no estuve acá durante la campaña del frente del que nosotros participamos por la intendencia porque me lo pidieron, aquellos que yo creía que eran mis amigos”.

Los rivales intentaron durante esta última campaña pegar a Monteverde al kirchnerismo. Pero el actual concejal de Ciudad Futura tiene una biografía y una carrera política propia, que nació por fuera de ese espacio. Y más que con el kirchnerismo, Monteverde se alió con el ala más conservadora del peronismo en Santa Fe, que la encarnan el senador Armando Traferri, imputado como jefe de una asociación ilícita en la que habría pagado sobornos a dos fiscales, y la exjueza Alejandra Rodenas, exvicegobernadora de Omar Perotti. También selló una alianza con dirigentes del Movimiento Evita.

Monteverde, de 40 años, es diseñador gráfico y comunicador social, egresado de la Universidad Nacional de Rosario. Hace casi dos décadas comenzó con un grupo de estudiantes a involucrarse en los problemas urbanos de la ciudad, a través de la agrupación Giros, donde militaban en su mayoría jóvenes universitarios. Ese grupo político tomó notoriedad por fuera del espacio universitario cuando tomaron un tambo en Nuevo Alberdi, en un predio que estaba en riesgo de desalojo para una urbanización. En ese lugar, conformaron la Cooperativa de Trabajadores Rurales Unidos (más conocida como “Cooperativa La Resistencia”) y a partir del tambo montaron una pequeña fábrica láctea, instalada a menos de cien metros del sector de ordeñe, que industrializa 700 kilos de queso por semana y otros 400 de dulce de leche. El extenso conflicto por las tierras se solucionó en 2021, y los militantes de Giros salieron victoriosos al quedarse con las tierras.

Con esa base que habían construido con Giros, con campañas de comunicación políticas muy novedosas y moderadas para la época, Monteverde saltó a la política tradicional, con la construcción de un frente llamado Ciudad Futura. En 2015 fue elegido concejal de Rosario y renovó su banca en 2019. Cuando llegaron a ese lugar institucional desde la militancia de base, los dirigentes de ese espacio decidieron que todo aquel que llegara a ser electo concejal o en cualquier cargo tenía que donar el 50 por ciento del sueldo.

“Estos fondos se utilizan para financiar proyectos territoriales y actividades sociales. Durante la pandemia, por ejemplo, este fondo se utilizó para reforzar la asistencia alimentaria en comedores”, señalaron en ese espacio político.

Desde 2009 no se elegía exclusivamente concejales, y sin embargo, Monteverde logró instalar la idea de que lo que estaba en juego era quién gobernaría Rosario. Su campaña apeló a un discurso de cambio profundo, con eje en la cercanía con los problemas cotidianos y en la necesidad de romper con el “ciclo de gestiones fallidas”, que, a su juicio, representa el oficialismo municipal.

Su irrupción obligó al resto del tablero político a repensar estrategias. Ni la campaña de Javkin, con respaldo del gobernador Pullaro, ni el discurso rupturista de los libertarios lograron opacar su ascenso. En parte, esto se debe a que Monteverde no sólo habló de lo nacional sino que se enfocó en problemas concretos de la ciudad: la basura, el transporte y el caos urbano por las obras.

Monteverde y su amigo Grabois comparten el mismo amor por usurpar y vulnerar los derechos de propiedad de los demás. Son lo mismo.

A los rosarinos les digo: este es el modelo de país de Grabois y Cristina, y es el que Monteverde quiere traer a Rosario. Un modelo de país en el… pic.twitter.com/ykRdJVDyFB

— Juan Pedro Aleart (@JAleart) June 7, 2025

En las últimas dos campañas electorales Monteverde cambió su imagen personal ante la escena pública. Abandonó la campera de jean y las remeras para vestirse con saco y camisa, y empezó a visitar lugares que jamás había pisado, como la Bolsa de Comercio o a reunirse con empresarios que estaban en las antípodas de sus proclamas políticas. Ese cambio también se dio en las alianzas, por ejemplo, con el peronismo. Porque en ese sector político están seguros que sin una alianza, como hizo Hermes Binner en los 90 con radicales y demoprogresistas, es casi imposible ganar la intendencia de la ciudad de Rosario.

Esa búsqueda de ampliar su radio político se cristalizó en su discurso después de obtener el triunfo en las elecciones del domingo pasado. “Militamos, estuvimos en los barrios, nos acercamos después a partidos políticos. En Rosario hace mucho que gobierna el mismo frente, llego el tiempo de un cambio. Si gobiernan las minorías es porque las mayorías están divididas. La gente cada vez trabaja más y siente que cada vez tiene menos. Esa mayoría no es de un solo partido e ideología. Por eso buscamos un espacio donde hay de todo, que es lo más parecido a nuestra gente. Por eso todos mis adversarios se pusieron de acuerdo de que los problemas de Rosario son por nuestra culpa, y nosotros jamás gobernamos. Nos etiquetan de kirchneristas”, aseguró.

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