True Crime argentino: los resonados casos policiales que llegarán a la pantalla grande en los próximos meses

La extraña fascinación que provoca el género de true crime (o “crímenes reales”, hablemos como corresponde) en películas y series, tiene dosis de morbo y placer culpable en partes iguales. Las plataformas lo saben, y por eso cada vez suman más a sus catálogos este tipo de contenido.
El fenómeno no deja de ser curioso, porque en su mayoría, por ser casos policiales localistas y lejanos, poco y nada sabe el espectador de ellos. ¿Quiénes eran los hermanos Lyle y Erik Menéndez? ¿Por qué sabríamos de los asesinos de Carolina del Norte o de Jeffrey Dahmer? Y a pesar de ello, uno se zambulle gustoso en perturbadores detalles y violencia gráfica, sin siquiera conocer a los protagonistas, o saber cuán real fue lo que se cuenta.
Por todo lo anterior, el género se ha convertido en terreno fértil para todo tipo de producciones. Era cuestión de tiempo para que se empezara a explotar a nivel local de manera sostenida. Y claro, si en la Argentina tenemos casos de sobra para conformar a los públicos más exigentes. Malvivientes, asesinos de buena familia, desquiciados, aprovechadores del dolor ajeno, víctimas y victimarios. La lista da para mucho, y así lo entendió la alicaída industria audiovisual, para apuntar sus cañones de manera certera, no errar el tiro, y sumarse a un fenómeno mundial de dividendos seguros.
La cumbia del odontólogo
“Voy a buscar un casco que estaba en el bajo escalera, y encuentro que afuera del bajo escalera, entre una biblioteca y la puerta, estaba la escopeta parada. Los cartuchos estaban al lado, en el suelo, en una caja, y así habían estado desde hacía mucho tiempo. Y ahí, bueno, fue extraño. Sentí como una fuerza que me impulsaba a tomarla. La tomo, voy hasta la cocina, donde estaba Adriana, y ahí disparo”. Así contaba Ricardo Barreda en el juicio oral, cómo había matado a quemarropa a su esposa Gladys, a su suegra Elena, y a sus hijas Cecilia y Adriana, el 15 de noviembre de 1992.
En un fenómeno -particularmente fuerte en la década del 90, hoy reavivado por las redes sociales-, el femicidio dividió a la opinión pública. La grieta entre detractores y defensores caló tan hondo que llegó a la cultura popular. Formaron parte biografías, una estampita de circulación masiva con la leyenda “San Barreda”, y hasta una sucesión de canciones inspiradas en la tragedia: “Barreda’s Way” (Attaque 77), “La cumbia del odontólogo” (Sometidos por Morgan), “Milonga para Barreda” (Horacio Fontova), fueron algunas de ellas.
En este 2025, dos proyectos recuperan el caso y a su protagonista. Barreda, el hombre que no amaba a las mujeres de Zeppelin Studio (responsable también de la ficción Nahir y del documental Bilardo, el doctor del fútbol) es una docuficción que se apoya en testimonios y archivo inédito para investigar ese constructo social por el cual Barreda llegó a ser un “ídolo” para parte de la sociedad.
El segundo, avalado por Prime Video para distribuir a todo el mundo a través de su plataforma es la ficción Barreda. Se trata de una coproducción entre About Entertainment (Cromañón), Infinity Hill (Argentina, 1985) y Amazon MGM Studios. La película, dirigida por Daniela Goggi, está protagonizada por Luis Machín, Carla Peterson y Mercedes Morán. Hay mucho hermetismo en torno al proyecto, pero se presenta como una de las grandes apuestas de la plataforma, después del éxito de Menem.
Locura y tiros en Mar del Plata
A la marplatense Margarita Di Tullio no le gustaba el apodo de “Pepita, la pistolera”, pero lo tenía muy bien ganado. El 20 de agosto de 1985, tres compañeros en sus andanzas delictivas irrumpieron en el departamento que compartía con su marido, buscando un dinero que ella les debía. Según su testimonio, estos hombres amenazaron con violar a ella y a sus hijos, así que Margarita sacó un arma que tenía bajo el colchón y los mató.
Hasta hace dos meses, la ciudad costera fue escenario del rodaje de la película La pistolera, la leyenda de Pepita, que intentará poner luz sobre una vida lo suficientemente compleja como para pasar de victimaria a víctima. El film, dirigido por Lucía Puenzo (XXY, El niño pez, Wakolda), y actualmente en pos producción está protagonizado por Luisana Lopilato quien, entusiasmada por el desafío, suspendió el resto de sus proyectos y se instaló en Argentina. Primero en Mar del Plata y luego en Buenos Aires.
En una charla con LA NACIÓN la actriz señaló: “Estoy muy contenta. Creo que es como un hijito para mí, porque hace muchos años que vengo atrás de este proyecto, de querer hacerlo, de poder producirlo. Pero alguien ya me había ganado de mano, Lucas Jinkis; él ya tenía los derechos para contar la historia de Pepita. Y bueno, me junté con él y le dije todas las ganas que tenía de hacer este proyecto, de llevarlo a cabo sea como fuera”.
¿Pero por qué la entusiasmaba tanto más allá del desafío actoral y de la oportunidad de subirse a la ola del “true crime argento”?, “Me encantan los proyectos que involucran historias reales y tenía ganas de contar la historia de una mujer fuerte. No era normal ver una mujer en los 80 rodeada de hombres y siendo la jefa. Y es un poco lo que se está viviendo hoy en día. Como que todo el tiempo estamos peleando otra vez. Ahora, a mí no me baja nadie, Margarita de Tullio se la banca. Entonces, quería contar esa historia y así empecé a juntar todas las piezas: qué se necesitaba para llevarla a cabo, quién tenía los derechos, cómo se podía hacer, si se podía lograr. Después, pensamos en Lucía Puenzo. Para mí, esta película tenía que ser dirigida por una mujer”.
Completan el elenco de La pistolera, la leyenda de Pepita, Claudio Tolcachir, Alberto Ajaka, Charo López, Marcelo Subiotto y Camila Peralta.
Una mujer real
Belén no se llama Belén, pero su historia se impuso fuerte y claro, en tiempos donde “el aborto legal, seguro y gratuito” era parte del debate diario en la sociedad argentina. En 2014, con 25 años, la joven se fue a atender a un hospital y sufrió un aborto espontáneo; la consecuencia fueron casi tres años de cárcel y una acusación por homicidio. La periodista Ana Correa decidió contar la historia en el libro Somos Belén, investigación que tuvo tanta repercusión que fortaleció el debate sobre la legalización de la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), que finalmente se convirtió en ley en diciembre de 2020.
Con producción de K&S Films para Prime Video, la película Belén desanda ese camino doloroso e injusto. En diálogo con LA NACIÓN, Dolores Fonzi, directora y protagonista, explica: “Belén es una película que me atraviesa. Habla de una herida real, de una mujer real, pero también de tantas otras. Aunque su historia sea del pasado, su eco sigue latiendo hoy. Participar en esta película fue una manera de alzar la voz, de ponerle cuerpo a una lucha que es colectiva: por la justicia, por la igualdad, por la libertad de ser y decidir”.
La productora Leticia Cristi completó: “En K&S Films estamos felices de poder llevar a cabo esta película luego de varios años en desarrollo junto a Amazon Studios y creemos que Dolores Fonzi, con su visión y talento, es la cineasta perfecta para contar esta historia épica, la historia real de un grupo de mujeres que se unen en torno a una causa urgente, para luchar por justicia. Belén será una película conmovedora, de alguna manera un homenaje a héroes contemporáneos que desafían la opresión con determinación y resiliencia”.
La envenenadora de Montserrat
María Bernardina de las Mercedes Bolla Aponte de Murano. Tan largo era el nombre que pasó a la historia como Yiya, Yiya Murano. Parecía una mujer tranquila, amable aunque con carácter que podía tener los “devaneos” de muchas otras en su misma situación. Se hablaba de relaciones extramatrimoniales, de su trabajo como prestamista, pero nadie la podía imaginar como una asesina.
Carmen “Mema” del Giorgio, Nilda Gamba y Lelia “Chicha” Formisano, las tres murieron luego de tomar el té con Yiya, envenenadas. Eran amigas, e incluso le habían dado parte de sus ahorros a Murano para que los invirtiera. Y nunca se habría descubierto el triple crimen si no hubiera sido por la hija de Mema, que ordenando las cosas de su madre vio que faltaban los pagarés que le había dado Yiya. La investigación descubrió que en el cuerpo de Carmen del Gregorio había rastros de cianuro.
Murano siempre declaró que era inocente, y su imagen se convirtió en símbolo, casi bizarro (como sucedió también con Barreda). Su hijo escribió una biografía, su caso llegó a la ficción televisiva Mujeres Asesinas (interpretada por Nacha Guevara), y en 2016 se estrenó Yiya, el musical, con libro de Osvaldo Bazán, música de Ale Sergi y dirección de Ricky Pashkus. Aunque tal vez, el momento más bizarro relacionado al caso sea cuando, invitada a los almuerzos de Mirtha Legrand, Murano llegó con un paquete de masas. Y la conductora comió una al aire, mientras hacía chistes sobre su inminente muerte.
El 2025 promete ofrecer la biografía definitiva de la envenenadora de Montserrat. La serie Yiya está protagonizada por Julieta Zylberberg, a la que se suman Cristina Banegas, Diego Cremonesi, Pablo Rago, Mónica Antonópulos, Cecilia Dopazo y Boy Olmi, entre otros. Con producción de Kuarzo e Idealismo Contenidos, y distribución a través de Flow, el proyecto de cinco episodios, intentará encontrar una mirada diferente al relato policial, bucear en la psicología de la protagonista, en sus motivaciones, y en su compleja personalidad.
Diego Cremonesi -que en la serie interpreta a Carlos, el marido de Murano, y padre de crianza de su hijo, a quien quiso como propio- ha participado de biopics tan importantes como Monzón, Diciembre, 2001 y Santa Evita, entre otras. Sin embargo, en charla con LA NACION, reafirma su compromiso con el género: “Siempre me seducen este tipo de ficciones, por la responsabilidad que implica acercarse a personajes reales. Deje que me atravesara la historia real, la relación con ese niño que tuvo que padecer a una madre terrible, una asesina, una persona monstruosa que a la vez tenía una cosa seductora y atractiva, mientras era increíblemente destructiva y muy oscura. El chico la padeció, por lo que fue muy importante la conexión de ese padre con él. Incluso cuando se entera que no es su hijo biológico pero lo sigue acompañando, algo muy hermoso. Me divierte mucho ser parte de esos elencos corales repletos de grandes actores y actrices. Valoro mucho que se haga ficción con los pocos recursos que hay hoy con todo lo que está pasando. Me seduce no solo como profesional sino también como espectador”.
Paradójicamente, los casos policiales nacionales (cuanto más truculentos mejor) están a la orden del día, en lo que a entretenimiento se refiere. Basta mirar los números de audiencia de proyectos documentales ya estrenados como Las mil muertes de Nora Dalmasso o Nisman, el fiscal, la presidenta y el espía (ambos de Netflix) para entender que no se trata de un proyecto particular o de un fenómeno pasajero.
La avidez por este tipo de producciones llevó incluso a que la jueza del caso Maradona, Julieta Makintach, imaginara que podía tocar el cielo con las manos merced a protagonizar un documental llamado Justicia divina. Nada de eso sucedió: ella fue recusada y el juicio suspendido. ¿Fue un límite para el morbo que rodea al catálogo local? Para nada. Hace algunos días, se estrenó en DirecTV Maradona, el juicio que no fue, un documental sobre… el proceso en sí mismo.
En el todo vale de la captación de audiencias, el “true crime local” está a la orden del día. Casos sobran, y público también.
La extraña fascinación que provoca el género de true crime (o “crímenes reales”, hablemos como corresponde) en películas y series, tiene dosis de morbo y placer culpable en partes iguales. Las plataformas lo saben, y por eso cada vez suman más a sus catálogos este tipo de contenido.
El fenómeno no deja de ser curioso, porque en su mayoría, por ser casos policiales localistas y lejanos, poco y nada sabe el espectador de ellos. ¿Quiénes eran los hermanos Lyle y Erik Menéndez? ¿Por qué sabríamos de los asesinos de Carolina del Norte o de Jeffrey Dahmer? Y a pesar de ello, uno se zambulle gustoso en perturbadores detalles y violencia gráfica, sin siquiera conocer a los protagonistas, o saber cuán real fue lo que se cuenta.
Por todo lo anterior, el género se ha convertido en terreno fértil para todo tipo de producciones. Era cuestión de tiempo para que se empezara a explotar a nivel local de manera sostenida. Y claro, si en la Argentina tenemos casos de sobra para conformar a los públicos más exigentes. Malvivientes, asesinos de buena familia, desquiciados, aprovechadores del dolor ajeno, víctimas y victimarios. La lista da para mucho, y así lo entendió la alicaída industria audiovisual, para apuntar sus cañones de manera certera, no errar el tiro, y sumarse a un fenómeno mundial de dividendos seguros.
La cumbia del odontólogo
“Voy a buscar un casco que estaba en el bajo escalera, y encuentro que afuera del bajo escalera, entre una biblioteca y la puerta, estaba la escopeta parada. Los cartuchos estaban al lado, en el suelo, en una caja, y así habían estado desde hacía mucho tiempo. Y ahí, bueno, fue extraño. Sentí como una fuerza que me impulsaba a tomarla. La tomo, voy hasta la cocina, donde estaba Adriana, y ahí disparo”. Así contaba Ricardo Barreda en el juicio oral, cómo había matado a quemarropa a su esposa Gladys, a su suegra Elena, y a sus hijas Cecilia y Adriana, el 15 de noviembre de 1992.
En un fenómeno -particularmente fuerte en la década del 90, hoy reavivado por las redes sociales-, el femicidio dividió a la opinión pública. La grieta entre detractores y defensores caló tan hondo que llegó a la cultura popular. Formaron parte biografías, una estampita de circulación masiva con la leyenda “San Barreda”, y hasta una sucesión de canciones inspiradas en la tragedia: “Barreda’s Way” (Attaque 77), “La cumbia del odontólogo” (Sometidos por Morgan), “Milonga para Barreda” (Horacio Fontova), fueron algunas de ellas.
En este 2025, dos proyectos recuperan el caso y a su protagonista. Barreda, el hombre que no amaba a las mujeres de Zeppelin Studio (responsable también de la ficción Nahir y del documental Bilardo, el doctor del fútbol) es una docuficción que se apoya en testimonios y archivo inédito para investigar ese constructo social por el cual Barreda llegó a ser un “ídolo” para parte de la sociedad.
El segundo, avalado por Prime Video para distribuir a todo el mundo a través de su plataforma es la ficción Barreda. Se trata de una coproducción entre About Entertainment (Cromañón), Infinity Hill (Argentina, 1985) y Amazon MGM Studios. La película, dirigida por Daniela Goggi, está protagonizada por Luis Machín, Carla Peterson y Mercedes Morán. Hay mucho hermetismo en torno al proyecto, pero se presenta como una de las grandes apuestas de la plataforma, después del éxito de Menem.
Locura y tiros en Mar del Plata
A la marplatense Margarita Di Tullio no le gustaba el apodo de “Pepita, la pistolera”, pero lo tenía muy bien ganado. El 20 de agosto de 1985, tres compañeros en sus andanzas delictivas irrumpieron en el departamento que compartía con su marido, buscando un dinero que ella les debía. Según su testimonio, estos hombres amenazaron con violar a ella y a sus hijos, así que Margarita sacó un arma que tenía bajo el colchón y los mató.
Hasta hace dos meses, la ciudad costera fue escenario del rodaje de la película La pistolera, la leyenda de Pepita, que intentará poner luz sobre una vida lo suficientemente compleja como para pasar de victimaria a víctima. El film, dirigido por Lucía Puenzo (XXY, El niño pez, Wakolda), y actualmente en pos producción está protagonizado por Luisana Lopilato quien, entusiasmada por el desafío, suspendió el resto de sus proyectos y se instaló en Argentina. Primero en Mar del Plata y luego en Buenos Aires.
En una charla con LA NACIÓN la actriz señaló: “Estoy muy contenta. Creo que es como un hijito para mí, porque hace muchos años que vengo atrás de este proyecto, de querer hacerlo, de poder producirlo. Pero alguien ya me había ganado de mano, Lucas Jinkis; él ya tenía los derechos para contar la historia de Pepita. Y bueno, me junté con él y le dije todas las ganas que tenía de hacer este proyecto, de llevarlo a cabo sea como fuera”.
¿Pero por qué la entusiasmaba tanto más allá del desafío actoral y de la oportunidad de subirse a la ola del “true crime argento”?, “Me encantan los proyectos que involucran historias reales y tenía ganas de contar la historia de una mujer fuerte. No era normal ver una mujer en los 80 rodeada de hombres y siendo la jefa. Y es un poco lo que se está viviendo hoy en día. Como que todo el tiempo estamos peleando otra vez. Ahora, a mí no me baja nadie, Margarita de Tullio se la banca. Entonces, quería contar esa historia y así empecé a juntar todas las piezas: qué se necesitaba para llevarla a cabo, quién tenía los derechos, cómo se podía hacer, si se podía lograr. Después, pensamos en Lucía Puenzo. Para mí, esta película tenía que ser dirigida por una mujer”.
Completan el elenco de La pistolera, la leyenda de Pepita, Claudio Tolcachir, Alberto Ajaka, Charo López, Marcelo Subiotto y Camila Peralta.
Una mujer real
Belén no se llama Belén, pero su historia se impuso fuerte y claro, en tiempos donde “el aborto legal, seguro y gratuito” era parte del debate diario en la sociedad argentina. En 2014, con 25 años, la joven se fue a atender a un hospital y sufrió un aborto espontáneo; la consecuencia fueron casi tres años de cárcel y una acusación por homicidio. La periodista Ana Correa decidió contar la historia en el libro Somos Belén, investigación que tuvo tanta repercusión que fortaleció el debate sobre la legalización de la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo), que finalmente se convirtió en ley en diciembre de 2020.
Con producción de K&S Films para Prime Video, la película Belén desanda ese camino doloroso e injusto. En diálogo con LA NACIÓN, Dolores Fonzi, directora y protagonista, explica: “Belén es una película que me atraviesa. Habla de una herida real, de una mujer real, pero también de tantas otras. Aunque su historia sea del pasado, su eco sigue latiendo hoy. Participar en esta película fue una manera de alzar la voz, de ponerle cuerpo a una lucha que es colectiva: por la justicia, por la igualdad, por la libertad de ser y decidir”.
La productora Leticia Cristi completó: “En K&S Films estamos felices de poder llevar a cabo esta película luego de varios años en desarrollo junto a Amazon Studios y creemos que Dolores Fonzi, con su visión y talento, es la cineasta perfecta para contar esta historia épica, la historia real de un grupo de mujeres que se unen en torno a una causa urgente, para luchar por justicia. Belén será una película conmovedora, de alguna manera un homenaje a héroes contemporáneos que desafían la opresión con determinación y resiliencia”.
La envenenadora de Montserrat
María Bernardina de las Mercedes Bolla Aponte de Murano. Tan largo era el nombre que pasó a la historia como Yiya, Yiya Murano. Parecía una mujer tranquila, amable aunque con carácter que podía tener los “devaneos” de muchas otras en su misma situación. Se hablaba de relaciones extramatrimoniales, de su trabajo como prestamista, pero nadie la podía imaginar como una asesina.
Carmen “Mema” del Giorgio, Nilda Gamba y Lelia “Chicha” Formisano, las tres murieron luego de tomar el té con Yiya, envenenadas. Eran amigas, e incluso le habían dado parte de sus ahorros a Murano para que los invirtiera. Y nunca se habría descubierto el triple crimen si no hubiera sido por la hija de Mema, que ordenando las cosas de su madre vio que faltaban los pagarés que le había dado Yiya. La investigación descubrió que en el cuerpo de Carmen del Gregorio había rastros de cianuro.
Murano siempre declaró que era inocente, y su imagen se convirtió en símbolo, casi bizarro (como sucedió también con Barreda). Su hijo escribió una biografía, su caso llegó a la ficción televisiva Mujeres Asesinas (interpretada por Nacha Guevara), y en 2016 se estrenó Yiya, el musical, con libro de Osvaldo Bazán, música de Ale Sergi y dirección de Ricky Pashkus. Aunque tal vez, el momento más bizarro relacionado al caso sea cuando, invitada a los almuerzos de Mirtha Legrand, Murano llegó con un paquete de masas. Y la conductora comió una al aire, mientras hacía chistes sobre su inminente muerte.
El 2025 promete ofrecer la biografía definitiva de la envenenadora de Montserrat. La serie Yiya está protagonizada por Julieta Zylberberg, a la que se suman Cristina Banegas, Diego Cremonesi, Pablo Rago, Mónica Antonópulos, Cecilia Dopazo y Boy Olmi, entre otros. Con producción de Kuarzo e Idealismo Contenidos, y distribución a través de Flow, el proyecto de cinco episodios, intentará encontrar una mirada diferente al relato policial, bucear en la psicología de la protagonista, en sus motivaciones, y en su compleja personalidad.
Diego Cremonesi -que en la serie interpreta a Carlos, el marido de Murano, y padre de crianza de su hijo, a quien quiso como propio- ha participado de biopics tan importantes como Monzón, Diciembre, 2001 y Santa Evita, entre otras. Sin embargo, en charla con LA NACION, reafirma su compromiso con el género: “Siempre me seducen este tipo de ficciones, por la responsabilidad que implica acercarse a personajes reales. Deje que me atravesara la historia real, la relación con ese niño que tuvo que padecer a una madre terrible, una asesina, una persona monstruosa que a la vez tenía una cosa seductora y atractiva, mientras era increíblemente destructiva y muy oscura. El chico la padeció, por lo que fue muy importante la conexión de ese padre con él. Incluso cuando se entera que no es su hijo biológico pero lo sigue acompañando, algo muy hermoso. Me divierte mucho ser parte de esos elencos corales repletos de grandes actores y actrices. Valoro mucho que se haga ficción con los pocos recursos que hay hoy con todo lo que está pasando. Me seduce no solo como profesional sino también como espectador”.
Paradójicamente, los casos policiales nacionales (cuanto más truculentos mejor) están a la orden del día, en lo que a entretenimiento se refiere. Basta mirar los números de audiencia de proyectos documentales ya estrenados como Las mil muertes de Nora Dalmasso o Nisman, el fiscal, la presidenta y el espía (ambos de Netflix) para entender que no se trata de un proyecto particular o de un fenómeno pasajero.
La avidez por este tipo de producciones llevó incluso a que la jueza del caso Maradona, Julieta Makintach, imaginara que podía tocar el cielo con las manos merced a protagonizar un documental llamado Justicia divina. Nada de eso sucedió: ella fue recusada y el juicio suspendido. ¿Fue un límite para el morbo que rodea al catálogo local? Para nada. Hace algunos días, se estrenó en DirecTV Maradona, el juicio que no fue, un documental sobre… el proceso en sí mismo.
En el todo vale de la captación de audiencias, el “true crime local” está a la orden del día. Casos sobran, y público también.
Margarita Di Tullio, Yiya Murano y Ricardo Barreda serán protagonistas de importantes producciones que llegarán próximamente a distintas plataformas de streaming LA NACION